Literatura española de posguerra
Tras la victoria del general Franco en 1939, se instauró en España una dictadura que se extendió hasta 1975. Este periodo se caracterizó por la supresión de las libertades políticas y civiles, incluyendo la libertad religiosa, de expresión y de asociación. El panorama cultural fue desolador: la mayoría de los intelectuales murieron, fueron encarcelados o se exiliaron. Quienes permanecieron en España sufrieron censura y represión.
Lírica
Década de 1940: Poesía arraigada y desarraigada
En esta época de dificultades, los poetas se alinearon con el franquismo, muchos pertenecientes a la Falange, dando lugar a la poesía arraigada. Sus poemas, con temas como el amor y la emoción, expresaban una visión optimista, con tintes nacionalistas y religiosos. Destacan Leopoldo Panero, Luis Rosales y José García Nieto.
En contraste, la poesía desarraigada expresó la disconformidad y el vacío existencial tras la guerra. Dámaso Alonso (Hijos de la ira) y Blas de Otero (Ángel fieramente humano) reflejaron la angustia ante la injusticia.
Década de 1950: Poesía social
Con el surgimiento de protestas sociales, la poesía adoptó un tono reivindicativo. Rechazando la poesía elitista, se convirtió en una herramienta para la concienciación social. El lenguaje sencillo y coloquial, con tendencia al prosaísmo y lo narrativo, caracterizó esta corriente. Blas de Otero (Pido la paz y la palabra) y Gabriel Celaya (Cantos Íberos) fueron sus principales exponentes.
Década de 1960
Poetas nacidos entre 1925 y 1935 recuperaron las vivencias íntimas y las inquietudes individuales: amor, infancia, paso del tiempo. El verso libre predominó en la métrica. Destacan Ángel González (Sin esperanza, con convencimiento), Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos) y Claudio Rodríguez (Alianza y condena).
Década de 1970
Una nueva generación adoptó una actitud provocadora, rompiendo con la literatura anterior. Se recuperaron procedimientos como las imágenes irracionales del surrealismo, el collage y el verso libre. Pere Gimferrer y Luis Alberto de Cuenca son algunos de sus representantes.
Teatro
Tras la Guerra Civil, el teatro español se enfrentó a la censura y a la búsqueda del éxito comercial. A partir de la década de 1950, surgió un teatro crítico y experimental.
Comedia burguesa
Siguiendo la tradición de Jacinto Benavente, este teatro conformista se centró en conflictos personales y cotidianos, como infidelidades, celos y problemas familiares.
Teatro de humor
Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura cultivaron este género. Jardiel Poncela, con obras como Cuatro corazones con freno y marcha atrás y Eloísa está debajo de un almendro, se caracterizó por el dinamismo y la abundancia de personajes burgueses. Miguel Mihura, con su obra maestra Tres sombreros de copa, ofreció un humor innovador con personajes ingenuos en situaciones tragicómicas.
Teatro realista
Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre iniciaron un teatro comprometido que denunciaba los problemas sociales. Buero Vallejo, en obras como Historia de una escalera y El tragaluz, exploró el deseo de realización del hombre y sus limitaciones.
Teatro experimental
Este teatro, con autores como Francisco Nieva (Pelo de tormenta) y Fernando Arrabal, denunció la falta de libertad y la opresión mediante el uso de símbolos, obligando al espectador a descifrar el mensaje.
Novela
Década de 1940: Realismo existencial
Las novelas de esta época presentan personajes desorientados y solitarios en busca de sentido en una vida absurda.
Década de 1950: Realismo social
Abandonando el pesimismo existencial, las novelas denunciaron la situación del país, la mediocridad de la clase media y la superficialidad de la burguesía. Se caracterizaron por el protagonista colectivo, el narrador observador, la abundancia de diálogos y un lenguaje sencillo.
Década de 1960: Novela experimental
El interés se centró en la técnica narrativa. Se experimentó con recursos novedosos, como la ruptura de la narración lineal, el punto de vista múltiple y la recuperación del narrador omnisciente.