Literatura Española de Posguerra: Novela y Teatro en los Años 40

La Novela Española en los Años 40

Las dramáticas consecuencias de la Guerra Civil se dejan sentir no solo en los aspectos social, político, económico y humano, sino también, y muy intensamente, en el ámbito de la cultura. Con el fin de la guerra vino el exilio para los mejores escritores, sobre todo hacia América Latina, pero mantuvieron el contacto con los escritores que permanecieron en España y sus libros circularon, pese a la censura, ampliamente.

El tema social se encuentra presente en toda la literatura española del siglo XX. Tras la guerra, un grupo de autores jóvenes (que tomaban como modelo y maestro a Baroja) comenzarán una producción literaria en la que predominan los intereses sociales. Los temas de estas novelas y sus personajes, desarraigados, revelan un malestar social; la censura no lo permite, pero se deja traslucir una pintura social con tonos grises y sombríos. La novela de los 40 no es totalmente “social”, sino que traspone el malestar social a la esfera de lo personal.

Dos fechas señalan el nuevo arranque el género: 1942 con La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela; y 1945 con Nada de Carmen Laforet.

Camilo José Cela y el Tremendismo

La familia de Pascual Duarte de Cela presenta una visión agria de realidades míseras y brutales e inaugura la corriente del tremendismo dentro del realismo social que consiste en representar los aspectos más duros de la vida. Sin embargo, La Colmena es quizá la mejor obra de Cela. En ella se advierte una característica de toda su trayectoria novelística: su constante deseo de experimentar con nuevas fórmulas y moldes narrativos. Otra vez utiliza un protagonista colectivo, como en Pabellón de reposo.

Carmen Laforet y la Cotidianidad

Nada de Carmen Laforet (primer premio Nadal en 1944), exenta de tremendismo, nos presenta la vida de una estudiante que llega a Barcelona donde vive en un ambiente mezquino, de ilusiones fracasadas; por primera vez, tras la guerra, una parcela de la realidad contemporánea, la de lo cotidiano, aparece en la novela.

Miguel Delibes y el Retrato Social

Además de Cela y Carmen Laforet, apreciamos las novelas de Miguel Delibes. Sus primeras novelas, La sombra del ciprés es alargada y Aún es de día, muestran todavía a un narrador inexperto seguidor del realismo tradicional, pero, tras Diario de un emigrante y La hoja roja, Delibes escribe una de sus obras más importantes, Las ratas. En esta obra, desolado cuadro de la vida de un pueblo castellano, la acción es inexistente y el desarrollo argumental mínimo. Sin un claro protagonista, se estructura la obra en torno a una pluralidad de personajes.

La siguiente obra de Delibes, Cinco horas con Mario, es otra gran novela. Se trata en su mayor parte del largo soliloquio de una mujer que habla en su imaginación con su marido la noche en que vela su cadáver. La obra es un retrato de la mediocridad y convencionalismo de la vida burguesa durante los primeros veinticinco años de franquismo.

El Teatro Español en los Años 40

Las dramáticas consecuencias de la Guerra Civil se dejan sentir no solo en los aspectos social, político, económico y humano, sino también, y muy intensamente, en el ámbito de la cultura. Con el fin de la guerra vino el exilio para los mejores escritores, sobre todo hacia América Latina, pero mantuvieron el contacto con los escritores que permanecieron en España y sus libros circularon, pese a la censura, ampliamente.

De todos los géneros literarios, el teatro ha sido el más desfavorecido, ya que está sujeto a condicionamientos comerciales e ideológicos. Esta situación persiste tras la guerra y aún más por las limitaciones ideológicas, que provocarán la imposibilidad de renovar. La censura marcará especialmente al teatro, ya que no solo afecta al texto, sino a la representación.

La Alta Comedia y el Teatro de Tesis

En los años 40 se da un tipo de alta comedia en la línea del teatro de Benavente. En este sector, se sitúan nombres como José María Pemán, Juan Ignacio Luca de Tena, Edgar Neville o el propio Benavente hasta su fallecimiento. Se caracteriza por el predominio de las comedias de salón o de los dramas de tesis, donde se hace una amable crítica de costumbres unida a la defensa de valores tradicionales. Se observa, además, la preocupación por la obra «bien hecha», con un diálogo cuidado y estructuras escénicas consagradas.

El Teatro Cómico y el Teatro del Absurdo

Por otro lado, se desarrolla un teatro cómico, una de las facetas más interesantes de aquellos años. Destacan Jardiel Poncela (Un marido de ida y vuelta, Eloísa está bajo un almendro) y Miguel Mihura (Maribel y la extraña familia), ambos procedentes del Teatro del Absurdo. De los dos, será el segundo el que tenga más éxito, sobre todo, con su obra Tres sombreros de copa, que escribe en 1932, pero que no podrá ser representada hasta 1952. Todas sus obras constituyen la base de su concepción de la vida: el choque entre individuo y sociedad, motivo de un radical descontento ante un mundo de convenciones que atenazan al hombre y le impiden ser feliz.

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