Literatura Española de Posguerra (1939-1974): Narrativa y Teatro

La Novela Española de 1939 a 1974: Tendencias, Autores y Obras Principales

La narrativa en el exilio se nutrió de la nostalgia de la patria perdida. Autores que destacan son Max Aub, Francisco Ayala y Ramón J. Sender.

En España, la censura directa y el miedo a editar impidieron un desarrollo normal de la narrativa. Dominaban el panorama autores realistas de ideología muy tradicional. Por ello, fue un acontecimiento Nada de Carmen Laforet, que plantea el conflicto existencial de una universitaria en un ambiente asfixiante de la Barcelona de posguerra.

Hubo tres grandes autores:

  • Camilo José Cela con su obra titulada La familia de Pascual Duarte, obra de muy profundo calado sobre la violencia y la deshumanización de la sociedad española rural, a esta obra le sigue La colmena, obra en donde recreó el duro Madrid de la posguerra.
  • Gonzalo Torrente Ballester, con obras como Los gozos y las sombras y la experimental La saga/fuga de J.B.
  • Miguel Delibes, quien escribió obras como Cinco horas con Mario, que destaca por la técnica del monólogo, y El camino o Los santos inocentes.

A partir de los años 50, surge una nueva generación de narradores, denominada “generación de medio siglo” o “los niños de la guerra”, que son más libres para expresar cierta crítica sobre la realidad social. Dan lugar al “realismo social”. Se suele hablar de dos corrientes dentro de esta:

  • El objetivismo, del que El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, es un ejemplo, en la que se introduce una técnica radiofónica, que consiste en reproducir conversaciones como si hubiesen instalado una serie de cámaras en la novela. Otros títulos importantes son Tormenta de verano de Juan García Hortelano y Entre visillos de Carmen Martín Gaite; todos estos reflejan diferentes aspectos de la sociedad de su tiempo.
  • El llamado “realismo crítico”, que ofrece una expresión más cruda de la realidad: los conflictos sociales pasan a un primer plano. Ahora los protagonistas son campesinos o obreros.

A principios de los años 60, domina el panorama de la novela social. La publicación en 1962 de Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, cambia abruptamente el curso de nuestra literatura. Lo fundamental de la obra es la incorporación de técnicas contemporáneas como el narrador en segunda persona, el perspectivismo, el flujo de conciencia o la fragmentación en secuencias, aprendidas de autores como Joyce y Faulkner. Martín-Santos muere de forma trágica al poco de su publicación, pero el impacto de su obra es enorme. En 1966 se publica Señas de identidad de Juan Goytisolo, quien recoge el testigo de la novela innovadora. España, como tema de reflexión, será el centro de estas novelas innovadoras, a las que se sumarán no solo los autores de medio siglo, sino también los grandes autores de los 40.

En la primera mitad de los años 70, puede hablarse sin error de experimentalismo. Los autores van dejando de lado el tema de España y se centran en el lenguaje. Parecen buscar la destrucción del género “novela” en una exploración de sus límites. Algunas obras son Reivindicación del conde don Julián, de Juan Goytisolo, Si te dicen que caí, de Marsé, o La saga/fuga de J.B. de Ballester.

Los años han dejado para la historia de la literatura grandes mujeres.

El Teatro de 1939 a la Actualidad: Tendencias, Autores y Obras Principales

Existe un teatro en el exilio con autores como Max Aub y Alejandro Casona, autor de una importante y extensa obra (La sirena varada). El panorama de los años 40 está protagonizado por dos formas de teatro distintas:

  • La “alta comedia” de influencia benaventina. Además, cultivaron este teatro autores como Calvo Sotelo o José María Pemán.
  • El “teatro del humor”, cuyos autores fundamentales son Jardiel Poncela y Miguel Mihura. El primero encuentra en las situaciones disparatadas y cómicas un cauce de expresión moderna en obras como Eloísa está debajo de un almendro o Los ladrones somos gente honrada. Pero quizás es Mihura el mejor representante del humor absurdo con su mejor obra, Tres sombreros de copa, que plantea el conflicto universal del hombre.

En los años 50, surge una generación que extenderá su influencia hasta casi los 70; es la denominada “generación realista”. Son autores que entienden que el teatro debe hablar de la circunstancia actual del hombre, que en España era la dictadura franquista. Se les plantea el dilema entre escribir con libertad, condenando así sus estrenos sin remedio, o presentar su crítica de modo sutil para sortear la censura. Algunos, como Antonio Buero Vallejo, optaron por la segunda opción, a la que se llamó “posibilismo”. Buero aparece con obras como Historia de una escalera, que plantea con pesimismo la imposibilidad del hombre llano de prosperar y salir de su pobreza, y será autor de un teatro ético de mucha calidad, que tocará temas delicados como la pena de muerte o la tortura policial; sus ambientaciones simbólicas le permitieron estrenar sin problemas. Alfonso Sastre reivindicó la otra forma de hacer teatro, con total libertad, de preocupación social y abiertamente crítico. Obras de interés son Escuadra hacia la muerte o La taberna fantástica, pero ninguna de ellas pudo estrenarse de forma pacífica hasta la muerte del dictador. Otros autores importantes son José Martín o Lauro Olmo.

Desde los años 50, se desarrollará otro teatro denominado “experimental”, donde el texto es solo un elemento más. La temática es la denuncia al franquismo y de la opresión, lo que les impidió estrenar en condiciones hasta la muerte de Franco. Hacen uso de técnicas novedosas como el fragmentarismo, el absurdo, la ruptura de la cuarta pared, la improvisación, etc. Los más conocidos son Fernando Arrabal o Francisco Nieva.

A partir de los años 70, surge un fuerte movimiento denominado “teatro independiente”, al margen de la infraestructura comercial. Otro movimiento es el “teatro colectivo”; sus obras no pertenecían a un autor, sino que se gestaban con la participación de toda la compañía. Algunas de estas son Els Joglars, Comediants, etc.

El panorama actual del teatro es bastante heterogéneo. Además de un teatro exclusivamente comercial, existe una sólida red de teatro institucional que lleva a cabo montajes de calidad.

Algunos autores que estrenan desde los años 80 regularmente y con éxito son José Luis Alonso de Santos, José Sanchis Sinisterra y Fermín Cabal. Y, más recientes, Juan Mayorga, y de los más jóvenes, Alberto Conejero y Miguel del Arco. Por último, hay que mencionar el círculo de teatro alternativo, heredero del independiente de los 70, muy variado e irreverente, con autoras como Angélica Liddell.

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