Literatura Española Contemporánea: Del Modernismo a Nuestros Días

Modernismo y Generación del 98

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, España sufre una profunda crisis tras el Desastre del 98 y la pérdida de sus últimas colonias (Cuba, Puerto Rico, Filipinas). Esta crisis, junto con la mala gestión del Estado que provocó revueltas y malestar social, se plasma en las letras y artes hispánicas.

El Modernismo

El Modernismo es un movimiento literario y artístico que busca la renovación estética, influido por corrientes francesas como el Parnasianismo (búsqueda de la perfección formal) y el Simbolismo (énfasis en la sugerencia, el misterio y la musicalidad), además de tener raíces en el Romanticismo.

Entre sus temas más característicos encontramos:

  • La sensualidad y el erotismo.
  • El exotismo (evasión a mundos lejanos y refinados).
  • La melancolía, la angustia vital y el desamor.
  • El cosmopolitismo.

Se basa también en el cultivo de la forma poética, la musicalidad, lo brillante, la mitología, el triunfo de lo sensorial y el uso de un léxico rico y sugerente («palabras preciosas»).

El autor modernista más representativo fue Rubén Darío, poeta nicaragüense que introdujo decisivamente el Modernismo en España. En su obra se distinguen dos etapas:

  1. Etapa plenamente modernista: Caracterizada por la búsqueda de la belleza formal y la evasión. Destacan Azul… (1888) y Prosas Profanas (1896).
  2. Etapa de madurez: Se observa una mayor preocupación social y existencial, una reflexión sobre lo hispánico y una introspección más profunda. Destaca Cantos de vida y esperanza (1905).

Otros autores importantes vinculados inicialmente al Modernismo fueron Manuel Machado, Juan Ramón Jiménez (en su primera etapa), Ramón del Valle-Inclán (con obras como Sonatas o La lámpara maravillosa) y Antonio Machado. La primera etapa del sevillano Antonio Machado se inicia en la estética modernista, destacando su obra Soledades, galerías y otros poemas (1907), donde predominan los simbolismos y las preocupaciones existenciales, aunque pronto evolucionará hacia una poesía más sobria y reflexiva.

La Generación del 98

Contemporáneamente al Modernismo, surge la Generación del 98, un grupo de autores unidos por la preocupación por la situación de España tras el Desastre del 98. Sus obras se basan en la reflexión sobre la identidad española, el paisaje castellano como símbolo del alma nacional, la historia y la literatura. Comparten un espíritu crítico, un estilo generalmente sobrio y antirretórico, y una profunda inquietud existencial.

En cuanto a sus autores, podemos distinguir varias etapas en su evolución, desde la juventud rebelde hasta la madurez reflexiva. Algunos de los más destacados son:

  • Azorín (José Martínez Ruiz): Caracterizado por su estilo impresionista, su prosa lírica y su obsesión por el tiempo y el detalle. Obras: La ruta de Don Quijote, Castilla.
  • Pío Baroja: Con un estilo sencillo, directo y antirretórico, próximo al realismo, pero con una visión pesimista y existencialista. Su obra refleja la lucha por la vida y la inadaptación del individuo. Obras: la trilogía La lucha por la vida (que incluye La busca), El árbol de la ciencia.
  • Miguel de Unamuno: Figura central y contradictoria, en constante lucha espiritual. Su literatura se basa en inquietudes existenciales (el sentido de la vida, la inmortalidad, la fe) y la «intrahistoria» de España. Innovó con sus «nivolas» (novelas experimentales), como Niebla. También escribió ensayos (Vida de Don Quijote y Sancho, En torno al casticismo) y teatro (Fedra).
  • Ramiro de Maeztu: Evolucionó desde posturas regeneracionistas hacia un pensamiento más conservador. Obra: Hacia otra España.
  • Antonio Machado: Aunque inicia su andadura con el Modernismo, su obra Campos de Castilla (1912) lo vincula plenamente al espíritu del 98 por su reflexión sobre España, el paisaje soriano y las preocupaciones sociales y morales.
  • Ramón del Valle-Inclán: Aunque más asociado al Modernismo y luego a la vanguardia con el esperpento, compartió con el 98 la crítica a la realidad española.

En definitiva, aunque con diferencias estéticas (el Modernismo más enfocado en la forma y la belleza, el 98 más en el contenido y la reflexión sobre España), ambos movimientos comparten un contexto histórico y una voluntad de renovación literaria frente al Realismo anterior, siendo a menudo considerados dos facetas de una misma renovación cultural.

Novecentismo y Vanguardias

Estos dos movimientos tienen lugar en España a principios del siglo XX, sucediendo al Modernismo y la Generación del 98. En estos años tienen lugar acontecimientos como la Primera Guerra Mundial (aunque España fue neutral, tuvo consecuencias económicas y sociales), la creciente conflictividad social, la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), y el surgimiento de una burguesía reformista y fuerzas obreras más organizadas. Esto supone la aparición de nuevos movimientos literarios: el Novecentismo (o Generación del 14), las Vanguardias y, posteriormente, la Generación del 27.

El Novecentismo (Generación del 14)

Los novecentistas son un grupo de intelectuales y escritores con una sólida formación universitaria y una mayor preocupación científica e intelectual que sus predecesores. En literatura, buscaban huir del sentimentalismo y del tono apasionado del Romanticismo y de parte del Modernismo. Se preocupan por la estética, la pulcritud del lenguaje, el rigor intelectual y la obra bien hecha («pulcra, clara, equilibrada»). Su literatura es a menudo considerada intelectualista y dirigida a una minoría selecta.

Principalmente escriben ensayos, novelas y poesía.

  • Ensayo: Es el género dominante. Destaca José Ortega y Gasset, filósofo y escritor, figura central del movimiento. Fundó la Revista de Occidente (no la Revista España, aunque colaboró en ella), fomentando la innovación del pensamiento y la creación. Se caracteriza por su estilo claro, elegante y su fantástico uso de metáforas y símiles. Sus principales temas son España (España invertebrada), la sociedad contemporánea (La rebelión de las masas) y sus ideas estéticas (La deshumanización del arte). Otros ensayistas importantes son Eugenio d’Ors (con sus «glosas» y su carácter innovador, Tres horas en el Museo del Prado), Gregorio Marañón (médico y humanista, famoso por sus estudios biográficos como el del personaje de Don Juan) y Manuel Azaña (político e intelectual, escribía con seriedad y transparencia, destaca su diálogo político La velada en Benicarló).
  • Novela: La novela novecentista trata de evitar el realismo decimonónico mediante la ironía, el intelectualismo, el lirismo y el humor. Destacan Ramón Pérez de Ayala, que aporta intelectualismo y experimentación (Belarmino y Apolonio, Tigre Juan), Gabriel Miró, por el lirismo, la sensorialidad (uso de la sinestesia) y sus descripciones detallistas (El obispo leproso, Nuestro Padre San Daniel, no El hijo santo ni El abuelo del rey que son de otros autores), y Wenceslao Fernández Flórez, con su humor irónico y lirismo (El bosque animado).
  • Poesía: El autor más destacado es Juan Ramón Jiménez en su segunda etapa (la «poesía pura» o intelectual). Su trayectoria se divide en: una primera etapa sensitiva (influencia modernista), una segunda intelectual (que se inicia con Diario de un poeta recién casado, 1917) y una tercera «suficiente» o «verdadera» (la más hermética y metafísica). Su poesía se caracteriza por la búsqueda de la belleza esencial, la depuración formal y la ansia de eternidad.

Las Vanguardias

Las Vanguardias son movimientos artísticos y literarios, principalmente europeos, de carácter innovador y actitud rupturista y revolucionaria, que se desarrollan aproximadamente entre 1908 y 1930 (aunque su influencia llega hasta después de la Segunda Guerra Mundial). En general, tienden al rechazo del sentimentalismo, de la anécdota y de la representación realista, y a la admiración por la creación pura, la originalidad y la experimentación.

Los movimientos europeos más importantes con influencia en España fueron:

  • Expresionismo: Origen alemán. Intención de revelar la angustia interior y deformar la realidad para expresar emociones. Destacan Edvard Munch (El grito), el cine expresionista alemán (La parada de los monstruos de Tod Browning es posterior y estadounidense, mejor citar El gabinete del doctor Caligari) y Franz Kafka (La metamorfosis).
  • Futurismo: Origen italiano (Marinetti). Exaltación del progreso, la máquina, la velocidad, la violencia y la guerra. Relacionado con Marinetti y, filosóficamente, con algunas ideas de Nietzsche.
  • Cubismo: Origen pictórico francés (Picasso, Braque). En literatura, se manifiesta en la descomposición de la realidad, la perspectiva múltiple y los caligramas (poemas visuales, Apollinaire).
  • Dadaísmo: Origen suizo (Tristan Tzara). Caracterizado por la rebelión contra la lógica, lo absurdo, lo ilógico, lo arbitrario y el azar como método creativo. Destacan las instrucciones para hacer un poema dadá de Tzara y obras provocadoras como La fuente de Marcel Duchamp.
  • Surrealismo: Origen francés (André Breton). Exploración del subconsciente, el mundo de los sueños (temas oníricos), la escritura automática, la conexión ilógica de ideas y el uso impactante de la metáfora e imágenes visionarias. Influyó enormemente en la Generación del 27 (Lorca, Alberti, Cernuda, Aleixandre). En pintura destaca Salvador Dalí y en cine Luis Buñuel (Un perro andaluz, La edad de oro).

En España se desarrollan movimientos propios o adaptaciones:

  • Ramonismo: Centrado en la figura de Ramón Gómez de la Serna, introductor de las vanguardias en España. Su creación más original son las greguerías, definidas como «metáfora + humor» (ejemplo: «La F es el grifo del abecedario»).
  • Creacionismo: Impulsado por el poeta chileno Vicente Huidobro y seguido en España por Gerardo Diego. Busca crear una realidad nueva en el poema, independiente del mundo exterior («Hacer un poema como la naturaleza hace un árbol»).
  • Ultraísmo: Movimiento español que sintetiza elementos de futurismo, cubismo y dadaísmo. Su intención es ir «más allá» de la estética anterior, reduciendo la lírica a la metáfora, eliminando nexos y adjetivos inútiles, y jugando con la tipografía. Destaca Guillermo de Torre.

El camino de la vanguardia no acaba aquí; su espíritu innovador y experimental influirá decisivamente en la Generación del 27 y en movimientos posteriores. Supusieron una ruptura radical y un avance fundamental en la historia del arte y la literatura.

La Generación del 27

Alrededor del año 1927 (fecha del homenaje a Luis de Góngora en Sevilla que se considera su acto fundacional), surge un grupo excepcional de poetas, en su mayoría andaluces, conocido como la Generación del 27. También se les ha denominado Generación de la Amistad (por los fuertes lazos personales entre ellos) o Generación de la República (por su identificación con el proyecto reformista republicano).

Los autores más destacados son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre (Premio Nobel de Literatura en 1977), Federico García Lorca, Rafael Alberti y Luis Cernuda. También forman parte del grupo, aunque a veces considerados en un segundo plano, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.

Junto a estos autores convivió y colaboró la primera generación significativa de mujeres escritoras y artistas del siglo XX, cuya obra ha sido recuperada y visibilizada gracias a iniciativas como el proyecto “Las Sinsombrero”. Entre ellas destacan las poetas y escritoras Concha Méndez, Ernestina de Champourcín, Josefina de la Torre, la escritora y activista política María Teresa León y la novelista Rosa Chacel.

Estos autores colaboran juntos en revistas (como Litoral o Carmen), antologías (la de Gerardo Diego de 1932 es clave) y mantienen estrechas relaciones personales y artísticas (como la amistad entre Lorca y Dalí, o entre Alberti y Picasso).

Rasgos Comunes

Los rasgos que tienen en común son:

  • Equilibrio entre tradición y vanguardia: Admiran y asumen la tradición literaria española (poesía popular, cancioneros, romancero, autores clásicos como Garcilaso, San Juan de la Cruz, Lope de Vega, Quevedo, Góngora, y también más recientes como Bécquer) y, al mismo tiempo, incorporan las innovaciones de las vanguardias europeas.
  • Influencias diversas: Reciben la influencia de Juan Ramón Jiménez (especialmente en la búsqueda de la poesía pura) y de Ortega y Gasset (con su idea de la «deshumanización del arte»). También les influye el Neopopularismo (interés por la lírica tradicional y el folclore) y, decisivamente, el Surrealismo.
  • Maestría técnica: Dominan tanto las formas métricas tradicionales (soneto, romance, villancico) como el verso libre.
  • Uso brillante de la metáfora: La metáfora y la imagen se convierten en el eje central del poema, siguiendo la estela de Góngora y las vanguardias.
  • Temática variada: Aunque con predominio de lo lírico, tratan temas como el amor, la muerte, el destino, la naturaleza, la ciudad moderna, las preocupaciones sociales y existenciales.

Autores y Obras Destacadas

  • Pedro Salinas: El poeta del amor. Su obra cumbre es la trilogía amorosa La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento. También representa la influencia futurista en poemas sobre la modernidad (el automóvil, la bombilla).
  • Jorge Guillén: El máximo exponente de la poesía pura, influido por Juan Ramón Jiménez. Su gran obra es Cántico, una exaltación jubilosa del ser y la perfección del mundo.
  • Gerardo Diego: Representa la dualidad entre tradición y vanguardia. Cultivó el Creacionismo (Imagen, Manual de espumas) y formas tradicionales (Versos humanos, Alondra de verdad).
  • Dámaso Alonso: Más conocido por su labor como crítico y filólogo (sus estudios sobre Góngora fueron fundamentales), pero también autor de una obra poética importante, especialmente Hijos de la ira (1944), libro clave en la poesía de posguerra.
  • Vicente Aleixandre: Premio Nobel. Su poesía evoluciona desde un surrealismo inicial (Espadas como labios, La destrucción o el amor, donde fusiona amor y muerte en una visión cósmica) hacia una poesía más humanizada y solidaria (Sombra del paraíso, Historia del corazón).
  • Rafael Alberti: Muestra una gran variedad de registros. Desde el neopopularismo de Marinero en tierra (nostalgia del mar perdido) hasta el surrealismo angustiado de Sobre los ángeles y Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (influencia del cine mudo). También cultivó la poesía política y social (El poeta en la calle).
  • Luis Cernuda: Poeta de la rebeldía y el descontento romántico («realidad y deseo» es el título que dio a su obra completa). Expresa el choque entre el deseo individual y las convenciones sociales, la melancolía y la búsqueda de la autenticidad. Obras: Donde habite el olvido, Los placeres prohibidos, La realidad y el deseo. Utiliza imágenes visionarias de influencia surrealista.
  • Federico García Lorca: Quizás la figura más universalmente admirada. Fusiona magistralmente la tradición popular andaluza (el «cante jondo», el romancero) con la audacia vanguardista (especialmente surrealista). Destaca en poesía (Romancero Gitano, Poema del cante jondo, Poeta en Nueva York, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías) y en teatro (Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba, Así que pasen cinco años). Es célebre por su uso del simbolismo (la luna, el caballo, el agua estancada, los metales, el verde, asociados a menudo a la pasión, la frustración y la muerte).

El Impacto de la Guerra Civil

La Guerra Civil Española (1936-1939) marca trágicamente a la Generación del 27. Lorca muere fusilado al inicio de la contienda (su cuerpo aún no ha aparecido y los motivos exactos de su asesinato, aunque fundamentalmente ideológicos y por su homosexualidad, siguen siendo objeto de debate). La mayoría de los demás miembros parten al exilio (Salinas, Guillén, Alberti, Cernuda, Prados, Altolaguirre, Méndez, León, Chacel…), mientras que otros permanecen en España (Aleixandre, Alonso, Diego), iniciando la llamada «poesía desarraigada» y «arraigada» de posguerra.

En definitiva, podemos considerar a este grupo como uno de los conjuntos más brillantes de la literatura española del siglo XX, sobre todo por su capacidad única para lograr el equilibrio entre lo culto y lo popular, lo intelectual y lo sentimental, y lo tradicional y lo moderno. Marcaron indeleblemente la historia de la literatura española.

Teatro Anterior a la Guerra Civil

Desde finales del siglo XIX y durante las primeras décadas del XX, el teatro español experimenta una tensión entre las formas que triunfaban comercialmente y los intentos de renovación escénica.

El Teatro de Éxito (Teatro Comercial)

Por una parte, se da el teatro de éxito, el que triunfa entre el público burgués de la época. Había muchos teatros en Madrid y otras ciudades, y las obras más vistas eran las de autores como Jacinto Benavente, los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Pedro Muñoz Seca o Carlos Arniches. Este teatro buscaba principalmente la diversión y la evasión, y hoy lo denominaríamos teatro comercial.

  • Jacinto Benavente: Premio Nobel de Literatura en 1922. Escribió alta comedia, ambientada en círculos burgueses y aristocráticos, con diálogos ingeniosos y una crítica amable de las costumbres. Su obra más importante es Los intereses creados (1907), una farsa que mezcla personajes de la Commedia dell’Arte con una visión cínica de las relaciones humanas.
  • Hermanos Álvarez Quintero: Crearon un teatro costumbrista andaluz, amable y sentimental, con personajes pintorescos y diálogos graciosos (el llamado «sainete andaluz»).
  • Pedro Muñoz Seca: Creador del «astracán», un género cómico basado en el disparate, los juegos de palabras absurdos y las situaciones rocambolescas. Adquirió enorme popularidad gracias a La venganza de Don Mendo (1918), una parodia del drama histórico que triunfó enormemente y ha tenido múltiples adaptaciones.
  • Carlos Arniches: Maestro del sainete madrileño y la tragedia grotesca. Reflejó los ambientes populares de Madrid, utilizando un lenguaje castizo y exagerando sus rasgos cómicos o dramáticos. Destaca La señorita de Trevélez (1916), una crítica a la crueldad de las bromas provincianas.

El Teatro Renovador (Teatro para Minorías)

Por otro lado, surge un teatro para minorías, un teatro renovador que intenta romper con las convenciones del teatro comercial y buscar nuevas formas de expresión, a menudo con escaso éxito de público en su momento. En esta línea se sitúan autores como Miguel de Unamuno, Azorín, Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca. Estos autores tratan los textos de manera más profunda, a veces arriesgada y comprometida, y otras veces muy vanguardista. También se empiezan a impulsar otros métodos para llevar a cabo la interpretación teatral, gracias a las teorías de directores europeos como Constantin Stanislavski, que buscaban una mayor verdad psicológica en la actuación.

  • Miguel de Unamuno: Propugnaba un teatro «desnudo», esquemático, centrado en el conflicto interior de los personajes y las pasiones humanas, eliminando lo ornamental. Entre sus obras destaca Fedra o El otro.
  • Azorín: Desarrolla un teatro antirrealista, intelectual y simbólico, con diálogos sugerentes y un tempo lento, que no conectó con el público mayoritario.
  • Ramón María del Valle-Inclán: Figura clave en la renovación teatral. Viajó mucho y conoció las corrientes artísticas europeas, lo que influyó en su visión crítica y deformada de la realidad. Su vida fue peculiar y marcada por la bohemia y el enfrentamiento con el poder (incluida la Dictadura de Primo de Rivera). Escribió poesía, novela, ensayos y teatro. Podemos dividir su recorrido teatral en dos grandes etapas:
  1. Etapa mítica o modernista: Obras ambientadas en una Galicia arcaica y bárbara, con personajes dominados por pasiones elementales (lujuria, avaricia, violencia). Destacan las Comedias Bárbaras y Divinas Palabras (1919).
  2. El esperpento: Es el momento más brillante y original de su carrera. El esperpento es una estética basada en la deformación sistemática de la realidad, exagerando rasgos grotescos y absurdos para mostrar la degradación moral y social de España. Refleja una actitud crítica y amarga. Valle-Inclán busca distanciar al público, evitando la identificación sentimental. Su obra cumbre es Luces de Bohemia (1920), seguida de Martes de Carnaval. Durante mucho tiempo se pensó que los esperpentos eran irrepresentables por sus complejos cambios de escenario y su lenguaje, aunque hoy en día se representan con normalidad.
Federico García Lorca: El otro gran renovador del teatro. Se caracterizaba por la poetización del lenguaje dramático y la búsqueda de un teatro total que integrara palabra, música, danza y escenografía. Intentó difundir el teatro clásico y moderno por los pueblos con su compañía «La Barraca». Pensaba que se debía tener en cuenta absolutamente todo (música, maquillaje, atrezzo, etc.). Su primera obra fue El maleficio de la mariposa (1920). Más tarde escribe comedias vanguardistas y surrealistas, a las que a veces se conoce como «teatro imposible» o «irrepresentable» en su época, como El público o Así que pasen cinco años (esta última se iba a estrenar poco antes de que Lorca fuera fusilado). En sus últimos años, escribió sus grandes tragedias rurales: Bodas de Sangre (1933), Yerma (1934) y La casa de Bernarda Alba (1936), obras que combinan tradición y vanguardia, explorando temas como el deseo frustrado, la represión social y el destino trágico. Cabe destacar además su rico simbolismo (el caballo, el agua, la luna, el cuchillo, los colores), que adquiere una relevancia especial.

La muerte de Lorca y el estallido de la Guerra Civil no fueron los únicos factores, pero sí los decisivos, para detener por unas décadas el prometedor proceso de renovación teatral iniciado en las primeras décadas del siglo. La guerra y la posterior dictadura trajeron años de pobreza y aislamiento para el teatro español.

Teatro desde 1940 hasta la Actualidad

El periodo que abarca desde la posguerra hasta nuestros días muestra una evolución compleja del teatro español, marcada por la censura, el exilio, la lenta recuperación y la búsqueda de nuevos lenguajes.

La Posguerra y la Dictadura (Años 40-50)

Durante la Guerra Civil, ambos bandos usaron el teatro con fines ideológicos (teatro propagandístico). Tras la victoria franquista, el panorama teatral se divide entre el teatro del exilio y el que se desarrolla en el interior de España, fuertemente condicionado por la censura.

  • Teatro del Exilio: Debemos resaltar a autores como Alejandro Casona (que obtuvo gran éxito en Latinoamérica con un teatro poético y simbólico, como La dama del alba) y Max Aub. Este último, iniciado en la vanguardia, crea textos comprometidos durante la guerra y el exilio, como San Juan, una obra sobre un barco de refugiados judíos que refleja la tragedia del individuo sin patria.
  • Teatro en España: El teatro que se desarrolla en España durante los primeros años de posguerra es, en general, de baja calidad y evasivo. Intenta satisfacer la necesidad de evasión del público ante la dura realidad. Se mantiene el teatro de éxito comercial, con comedias intrascendentes. Podemos destacar a Enrique Jardiel Poncela, que se caracteriza por sus comedias de humor intelectual y absurdo, personajes atípicos y diálogos ingeniosos (Eloísa está debajo de un almendro). También cabe destacar a Miguel Mihura, que funda la revista humorística La Codorniz y escribe un teatro basado en lo absurdo y lo inverosímil (Tres sombreros de copa, escrita antes de la guerra pero estrenada en los 50).

El Teatro Realista y Social (Años 50-60)

En la década de los 50 y 60, surge una generación de dramaturgos que, aun dentro de las limitaciones de la censura, desarrollan un teatro que se va alejando del mero entretenimiento para entrar en lo simbólico y preocuparse por el compromiso social y existencial. Es el llamado «realismo social».

  • Antonio Buero Vallejo: Es la figura más importante de este periodo. Se caracteriza por el uso de personajes simbólicos, un estilo aún realista pero con profundas implicaciones éticas y sociales (el «posibilismo»), el conflicto entre seres activos y seres contemplativos, y la doble valoración del ser humano (individual y social). Obras clave son Historia de una escalera (1949), que retrata la frustración de varias generaciones en una comunidad de vecinos, y El tragaluz (1967), que muestra la historia de una familia marcada por la guerra, encarnando en dos hermanos el conflicto entre el activo-triunfador y el contemplativo-fracasado.
  • Alfonso Sastre: Representa la vertiente más radical y comprometida del teatro social (el «imposibilismo»). Escribe un teatro de denuncia y agitación. Destaca Escuadra hacia la muerte (1953), una obra antimilitarista que solo estuvo tres días en cartel, ya que criticaba las guerras y la censura la prohibió rápidamente.
  • Otros autores relevantes de esta corriente son Carlos Muñiz (El tintero), Lauro Olmo (La camisa) y José Martín Recuerda (Las salvajes en Puente San Gil).

Renovación y Experimentación (Años 60-Finales del Siglo XX)

Desde la década de los 60 hasta finales del siglo XX, es difícil concretar líneas dominantes debido a la diversidad y al individualismo de los autores. Sin embargo, se produce una importante renovación:

  • Grupos de Teatro Independiente: Surgen compañías que trabajan al margen de los circuitos comerciales, buscando nuevos lenguajes escénicos, la creación colectiva y un contacto más directo con el público. Destacan Tábano, Comediants, Els Joglars (dirigido por Albert Boadella) y La Fura dels Baus (conocidos por su lenguaje visual impactante y transgresor).
  • Autores Innovadores: Aparece un grupo de autores que rompen con el realismo anterior, utilizando el símbolo, las alegorías, la parodia, la desmitificación y un deseo de provocar y experimentar formalmente.
    • Francisco Nieva: Trata el teatro «furioso» y de «farsa y calamidad», con elementos absurdos y barrocos, abordando temas como la represión social. Destaca Pelo de tormenta.
    • Fernando Arrabal: Destaca por su originalidad vanguardista y simbolista, creador del «Teatro Pánico» junto a Jodorowsky y Topor. Suele combinar lo absurdo y lo provocador con un contenido profundo y filosófico, buscando perturbar al espectador. Destaca Pic-Nic, El triciclo o El arquitecto y el emperador de Asiria.
    • Otros autores como José María Rodríguez Méndez (teatro histórico crítico), José Luis Alonso de Santos (comedias costumbristas renovadas como Bajarse al moro), José Sanchis Sinisterra (experimentación formal y metateatro, creador de ¡Ay, Carmela!) y Antonio Martínez Mediero (estilo absurdo y crítico, El gallinero).

El Teatro Actual (Finales del Siglo XX – Actualidad)

En relación con el teatro actual, dada la proximidad temporal, es difícil hacer un balance definitivo. Conviven diversas tendencias:

  • Teatro Comercial: Sigue existiendo una gran producción de obras con el objetivo principal de entretener al público, incluyendo comedias, dramas convencionales y la adaptación de éxitos internacionales. Resurgen con fuerza los musicales (como El rey león).
  • Nuevas Formas Escénicas: Se desarrollan la performance (donde se mezcla música, danza, interpretación y artes visuales, destacando creadoras como Sonia Gómez o Angélica Liddell), el teatro de objetos, el teatro documental, etc.
  • Espacios Alternativos: Surgen teatros alternativos (como la Sala Cuarta Pared o el Teatro Pradillo en Madrid, no la Sala Triángulo que cerró) y espacios no convencionales como Microteatro por dinero, donde se representan microobras en espacios reducidos.
  • Crecimiento de Escuelas y Formación: Aumenta el número de escuelas de arte dramático y la formación de actores y dramaturgos.
  • Nuevos Dramaturgos: Un reportaje en El País Semanal en 2008 destacó el trabajo de una nueva generación de dramaturgos. Entre ellos:
    • Juan Mayorga: Uno de los dramaturgos españoles más reconocidos internacionalmente. Se caracteriza por sus diálogos inteligentes que exploran dilemas éticos y filosóficos, a menudo rompiendo con los elementos clásicos del teatro. Ha escrito obras propias (Himmelweg (Camino del cielo), Hamelin, La tortuga de Darwin, El chico de la última fila) y adaptaciones. Hamelin trata el tema de la pederastia y la mirada social. Himmelweg trata el engaño nazi en el campo de Theresienstadt. Su objetivo es mostrar la complejidad de los asuntos desde distintos puntos de vista para no caer en visiones simples.
    • Lola Blasco: Dramaturga y directora que ha obtenido distintos premios (Premio Nacional de Literatura Dramática). Entre sus obras podemos destacar Siglo mío, bestia mía o Canícula (esta última es una novela, no teatro).
    • Angélica Liddell: Dramaturga, directora y actriz con un lenguaje muy personal, provocador y visceral, que explora el dolor, la violencia y lo extremo. Destaca Perro muerto en tintorería: los fuertes o La casa de la fuerza.
    • Otros como Alberto Conejero, Alfredo Sanzol, Jordi Casanovas, Carolina África
  • Compañías Consolidadas y Nuevas: Continúan trabajando compañías históricas y surgen otras nuevas. Animalario (cuyos miembros como Alberto San Juan, Guillermo Toledo, Nathalie Poza, Roberto Álamo, Fernando Tejero, Blanca Portillo alcanzaron fama también en cine y TV) fue muy relevante, aunque ya disuelta. Sigue siendo fundamental la labor de centros de producción como el Teatro de la Abadía (fundado por José Luis Gómez, y por donde han pasado grandes actores como Carmen Machi).

En resumen, después de un comienzo de siglo XX tan potente, pero con un desarrollo posterior marcado por la guerra y la censura, el teatro español contemporáneo muestra un panorama diverso y esperanzador, con creadores de gran talento y una lenta pero progresiva recuperación de espectadores.

Novela desde 1975 hasta la Actualidad

El periodo que se inicia simbólicamente con la muerte del dictador Franco en 1975 marca una nueva etapa para la sociedad y la cultura españolas, y por ende, para la novela.

Contexto Histórico: La Transición y la Democracia

Tras la muerte de Franco, Juan Carlos I asume la jefatura del Estado e impulsa la transición hacia la democracia. Se convocan elecciones constituyentes que elaboran la Constitución de 1978. A continuación, se suceden gobiernos democráticos (UCD, PSOE con Felipe González, PP…). La Transición supone la apertura del país, la recuperación de derechos y libertades, y una efervescencia cultural. España entra en la Comunidad Económica Europea (actual Unión Europea) en 1986. Eventos como las Olimpiadas de Barcelona 92 y la Expo de Sevilla 92 marcan la modernización del país. Cabe destacar también fenómenos socioculturales como la “Movida Madrileña”, una explosión de creatividad y transgresión en la música, el cine, el arte y la literatura.

El Cambio en la Novela: El Regreso de la Narratividad

La publicación de La verdad sobre el caso Savolta (1975) de Eduardo Mendoza se considera un hito que marca simbólicamente el inicio de esta nueva etapa. En esta obra, Mendoza recupera el placer de contar historias y la trama intrigante, utilizando técnicas narrativas variadas (como el collage de documentos, la polifonía) pero subordinándolas a la narración, distanciándose del experimentalismo extremo de la década anterior.

Autores consagrados de la generación anterior, como Juan Benet, Juan Marsé y Juan Goytisolo, van a seguir publicando obras importantes durante este periodo, consolidando sus universos narrativos.

A partir de 1975, se observa en muchos autores un retorno al gusto por narrar historias bien construidas, con personajes definidos y tramas atractivas. Esto lleva a la revitalización de diversos subgéneros narrativos:

  • Novela Policiaca y Negra: Destaca especialmente Manuel Vázquez Montalbán con la popular saga del detective Pepe Carvalho, que combina la intriga con la crónica social y gastronómica de la España contemporánea. También son importantes Antonio Muñoz Molina (El invierno en Lisboa, Plenilunio), Juan Madrid (Días contados, Pies de plomo), Andreu Martín y Alicia Giménez Bartlett (con la inspectora Petra Delicado).
  • Novela Histórica: Se recupera con fuerza, a menudo influida por el éxito internacional de El nombre de la rosa de Umberto Eco. Destacan Miguel Delibes (El hereje), Arturo Pérez-Reverte (saga del Capitán Alatriste), Terenci Moix (orientado al Antiguo Egipto, como en No digas que fue un sueño), Jesús Ferrero (que usa el pasado para reflexionar sobre el presente, como en Belver Yin, no Opium), José Luis Sampedro (La vieja sirena) y, más recientemente, autores como Javier Cercas o Almudena Grandes.
  • Novela Erótica: Tras el fin de la censura, vive un auge. Destaca Almudena Grandes con el éxito de Las edades de Lulú (1989).
  • Novela de Introspección y Reflexión: Autores como Javier Marías (con un estilo muy personal, digresivo y reflexivo, Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí) y Luis Landero (Juegos de la edad tardía) desarrollan una narrativa más tradicional en apariencia, pero profunda y estilísticamente cuidada, próxima a la exploración de la memoria y la identidad.
  • Novela Culturalista y Metaficcional: Autores que reflexionan sobre la propia literatura y el acto de escribir. Destacan Juan José Millás (con su mezcla de realidad y fantasía, El orden alfabético, El mundo) y José María Merino (La orilla oscura, Beatus Ille es de Antonio Muñoz Molina).

Nuevas Generaciones y Temáticas (Años 90 – Actualidad)

  • Generación X / JASP (Años 90): Aparece un grupo de autores jóvenes (a veces etiquetados como «Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados» o Generación X) que publican desde muy jóvenes, obtienen éxito y a menudo escriben desde un realismo urbano y generacional, reflejando el desencanto o la vida de los jóvenes de la época. Destacan José Ángel Mañas (Historias del Kronen), Lucía Etxebarria (Beatriz y los cuerpos celestes, Amor, curiosidad, prozac y dudas), Ray Loriga (Lo peor de todo) y Belén Gopegui (con una narrativa más comprometida socialmente, La escala de los mapas).
  • Literatura de la Memoria: Con la distancia temporal y la libertad democrática, surgen numerosas novelas que abordan el análisis de la Guerra Civil y la dictadura franquista, recuperando historias silenciadas. Autores como Javier Cercas (Soldados de Salamina, que mezcla periodismo y ficción), Dulce Chacón (La voz dormida), Jesús Ferrero (Las trece rosas, basada en hechos reales sobre trece jóvenes fusiladas en la posguerra), Alberto Méndez (Los girasoles ciegos), Almudena Grandes (con sus Episodios de una Guerra Interminable) o José Ovejero (La comedia salvaje es una obra suya, aunque no directamente sobre la memoria histórica).
  • Generación Nocilla / Afterpop (Principios Siglo XXI): Surge un grupo heterogéneo (a veces denominado Generación Nocilla o Afterpop) que experimenta con la fragmentación, la mezcla de géneros, la cultura popular, internet y la influencia de lo audiovisual. Destaca Agustín Fernández Mallo con su trilogía Nocilla (Nocilla Dream, Nocilla Experience, Nocilla Lab). Lo interesante es su estructura descompuesta, presentando historias que parecen desconectadas pero que acaban interrelacionándose, buscando una mayor implicación del lector. La formación científica de Fernández Mallo (es físico) influye en sus obras, que a menudo tienen también un componente lírico. Otros autores asociados son Eloy Fernández Porta o Jorge Carrión.
  • Diversidad Actual: La novela española actual presenta una enorme diversidad de voces, estilos y temáticas, desde el realismo crítico hasta la ciencia ficción, pasando por la novela gráfica o la autoficción. Es difícil establecer tendencias dominantes.

La proximidad temporal a esta época no nos permite hacer un análisis exhaustivo y justo. La historia de la literatura necesita perspectiva para valorar adecuadamente las obras y autores más recientes.

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