La Literatura del Siglo XVIII: Ensayo y Teatro
Con la llegada de los Borbones a España y la Ilustración, un movimiento intelectual y filosófico centrado en la razón, se inicia una nueva era. En el llamado Siglo de las Luces, domina el espíritu científico y un reformismo basado en la educación. Se crean instituciones como la Biblioteca Nacional y la Real Academia Española, reflejo de esta nueva manera de pensar. Carlos III es el mejor ejemplo de monarca del despotismo ilustrado: «todo para el pueblo, pero sin el pueblo». Estos avances en el pensamiento se traducen en la literatura, fundamentalmente, en el desarrollo del ensayo. Se impone, además, la estética clasicista.
Etapas de la Literatura del Siglo XVIII
Podemos distinguir tres etapas en la literatura del siglo XVIII:
- Posbarroquismo: Continuación y degeneración del Barroco. Destaca Diego de Torres Villarroel. La actividad dominante es la crítica y el ensayo, y la sátira es lo que más interesa.
- Neoclasicismo: Los autores se someten a las reglas clásicas que marcan el buen gusto, sobre todo, a partir de la Poética de Luzán, que establece los principios del teatro neoclásico. En teatro, destacan Moratín y su hijo Fernández de Moratín, y los Sainetes de Ramón de la Cruz. El afán didáctico impregna la única novela importante del periodo: Fray Gerundio de Campazas del Padre Isla. El pensamiento y el ensayo alcanzan su mejor expresión con Feijoo y Jovellanos.
- Prerromanticismo: Tiene temas emotivos, nocturnos y lacrimosos. Como ensayistas destacan: Feijoo con su Teatro crítico universal, donde expone problemas filosóficos y literarios; y Jovellanos, autor de ensayos sobre política y economía. Fue un político reformista enfrentado con la Iglesia. Su prosa es elegante, sobria y fluida. José Cadalso destaca con sus Noches lúgubres, de ambiente tétrico y prerromántico, y Cartas marruecas, una visión crítica de la España de su tiempo, con un estilo satírico y serio.
El Teatro en el Siglo XVIII
En la primera mitad del siglo XVIII, triunfaban las «comedias de figurón», que imitaban el teatro barroco exagerando elementos populares. El gobierno las prohibió por no considerarlas moralizadoras. El teatro ilustrado triunfa en la segunda etapa del siglo XVIII, con carácter didáctico y moral. Las obras deben ser verosímiles, desterrando lo imaginativo y separando lo trágico y lo cómico. Se escriben tragedias como Raquel y comedias urbanas que critican vicios (La señorita malcriada de Iriarte) y sentimentales. El verdadero representante del teatro neoclásico es Leandro Fernández de Moratín. Sus obras tienen finalidad didáctica y moralizadora, critican el abuso de autoridad y defienden la libertad de la mujer para elegir marido, como en El sí de las niñas. También se da un teatro más tradicional, el de Ramón de la Cruz y sus sainetes (pieza corta de un solo acto que retrata la vida y costumbres de los españoles), como El rastro por la mañana.
La Novela y el Cuento Hispanoamericanos de la Segunda Mitad del Siglo XX
Es complejo resumir la literatura de medio continente en pocas líneas. Hasta la década de los 40, la narrativa fluye dentro del realismo y el costumbrismo: dramas rurales, personajes planos sin vida interior. Esta situación es superada por el llamado realismo mágico, que se caracteriza por:
- Interés por ambientes urbanos.
- Personajes con conflictos internos y profundidad psicológica.
- Preocupación por la construcción de novelas y cuentos.
- Fusión del realismo con elementos fantásticos.
- Incorporación de elementos irracionales y oníricos.
- Mezcla de realidad y fantasía, leyendas y alegorías.
Autores y Obras del Realismo Mágico
Autores y obras destacadas de este periodo:
- Miguel Ángel Asturias: El señor Presidente.
- Alejo Carpentier: Destaca por la riqueza de su estilo. Llama al realismo mágico «lo real maravilloso». En El reino de este mundo habla de las sublevaciones negras en Haití.
- Jorge Luis Borges: Elevó el cuento a sus más altas cotas literarias en libros como Historia universal de la infamia.
- Juan Rulfo: Narrador influyente con cuentos como El llano en llamas.
El Boom de la Novela Hispanoamericana
A partir de los años sesenta se da el llamado boom de la novela hispanoamericana. Mario Vargas Llosa con La ciudad y los perros y Gabriel García Márquez con Cien años de soledad, son claves de este fenómeno literario. Los autores de estos años son leídos con avidez al otro lado del Atlántico. Cultivan el «realismo mágico» o la experimentación. Prosigue la mezcla de realidad y fantasía. Se da una mayor renovación formal y experimentación.
Autores del Boom Latinoamericano
Entre los autores de esta época, destacan:
- Julio Cortázar: Renovador del cuento. Su obra más conocida es Rayuela, con capítulos intercambiables y varios niveles de lectura.
- Carlos Fuentes: Experimentalista que juega entrecruzando acciones en el tiempo en La muerte de Artemio Cruz o Cambio de piel.
- Mario Vargas Llosa: Alterna técnicas renovadoras con narraciones más tradicionales. La ciudad y los perros.
- Gabriel García Márquez: Premio Nobel en 1982. Cien años de soledad ha sido traducida en todos los países. En esta novela el «realismo mágico» llega a su madurez. A través de la historia de los Buendía en Macondo, construye una alegoría de la historia de Hispanoamérica. Otras novelas: El coronel no tiene quien le escriba, Crónica de una muerte anunciada.