Lenguaje de werther

Werther es un joven apasionado y sentimental que abandona su ciudad para retirarse a la soledad de Wahlheim, una tranquila e idílica aldea donde se dedica a la pintura y a la lectura. En esta aldea conoce a Carlota, una hermosa muchacha de la que queda absolutamente prendado. Pero Carlota está prometida con Alberto, un honrado lugareño. El amor brota del corazón del joven Werther. Se entrega a una rutina de visitas y anhelos amorosos. La vida del joven discurre, desde entonces, entre la esperanza de una posible relación con Carlota y la desesperanza ante la imposiblidad real de dicha relación. Werther intenta enderezar su vida, cambiar de rumbo, pero sus sentimientos serán más fuertes que su razón. La noticia de la inminente boda de Alberto y Carlota  lo sume en un profundo desasosiego. Todo lo que antes era hermoso y tranquilizador se ha convertido en insoportable y extraño. | Toda la obra está estructurada en forma de cartas escritas por Werther a su amigo Wilhelm. De esta forma conocemos de primera mano los sentimientos del protagonista, la visión subjetiva que el personaje tiene de los acontecimientos. La acción transcurre en un período de año y medio, desde el 4 de mayo de 1771 al 20 de diciembre de 1772. Más allá de un mero drama amoroso, Las desventuras del joven Werther constituye el retrato de una actitud ante el dolor y la vida. Se dice a menudo que la realidad imita al arte. Así lo atestigua la gran oleada de suicidios acontecida en Alemania tras la aparición del texto de Goethe. Matarse se convirtió en una moda, en un gesto de pureza, de lógica y verdad social. Un personaje de novela, Werther, se convierte al fin en símbolo del romanticismo alemán.

El Werther de Goethe nace en un momento histórico alemán en el que se rompe de forma radical con el culto a las reglas y a la razón predominante hasta ese momento. Se estaba forjando toda una revolución en la lírica, el drama y la novela. Su aparición en otoño de 1774 supone la finalización en Alemania de una literatura dependiente de estilos y formas heredadas de regiones vecinas, de Inglaterra y Francia principalmente.

3.3. TEMAS DE WERTHER:El amor

El joven héroe – porque es un héroe del sentimiento- todavía llora la muerte de su amiga cuando conoce a Carlota y se enamora de ella. Así le sucedía a Romeo cuando conoció a Julieta, apenas convalecía de un amor perdido. Esto quiere decirnos que hay una especial predisposición al amor en algunas naturalezas humanas. Una gran capacidad de amar, una especie de estado permanente de enamoramiento que da lugar al nacimiento de una gran pasión. En el Romanticismo, tales naturalezas ardientes eran consideradas como seres superiores, como «almas bellas», ennoblecidas por el sentimiento. Cuando Werther exclama: «¡Ay, lo que yo sé, todos pueden saberlo!… ¡Sólo mi corazón es mío!» está proclamando un individualismo desde los sentimientos: frente al ser que piensa, el ser que ama.

La teoría de la superioridad del hombre apasionado es puramente romántica. El que ama, nos dirá Goethe, se siente casi un dios en su influyente plenitud, y todo cobra sentido a través del amor. La infinita pasión, la vehemencia del temperamento, enriquece al ser humano. «¿Qué es para nuestro corazón el mundo sin amor?», escribe Werther en su diario; y vuelve a repetir al amigo confidente: » Es cierto, sin embargo, que no hay en el mundo cosa que más necesite el hombre que el amor«. De ahí que Werther sea una figura desmesurada, que ha estado muy próxima a la felicidad y que se encuentra, de pronto, criatura solitaria, sumergida en el dolor. Werther no es el único amador. Su caso se repite, pues la pasión no es, en modo alguno, invención poética; es propia de los cultos y de los incultos, y se enseñorea de todos. La historia sencilla de un mozo enamorado de una señora viuda es como una modesta vida paralela del propio Werther, que le sirve de espejo y dice a los lectores que tanto entre los humildes como entre los altos la pasión es poderosa. Los tristes presagios del mozo campesino anuncian el final catastrófico de Werther. Porque el amor romántico ha de ser desgraciado: cuando Werther y Carlota, en aquella maravillosa entrevista final, se confiesan sin palabras su pasión, es ya demasiado tarde.


El ideal femenino:


Carlota, desde aquella primera aparición con su sencillo traje blanco con lazos de un rojo pálido, es el bello ideal femeninoo del Romanticismo. Es la mujer natural, espontánea, sencilla. Hay un simbolismo inconsciente. Werther y Carlota, rodeada de sus hermanitos, que podrían ser sus hijos, son la imagen anticipada e una felicidad que se hace imposible. Werther y Carlota forman esa pareja prefecta que por muy poco no se puede realizar, sólo por una promesa hecha a destiempo, por una indecisión inoportuna, pero que marca toda una vida.

El “mal del siglo”:


El joven romántico que es Werther no sólo padece de amor: es un alma solitaria en una sociedad que no le gusta. Le molestan las relaciones burguesas, la burocracia, el ceremonial, y, rebelde, libre y orgulloso, se opone al servilismo y al envilecimiento, lo que le cuesta la destitución de su cargo. A las penas del joven Werther se añade un descontento hacia el ambiente que le rodea, donde hombres cautos y falsos tienen la mayor preponderancia.  Werther es feliz en el retiro de su cabaña; muy roussoniano, suele esconderse para gozar de la soledad elegida libremente y confundirse con la naturaleza. El individuo descontento de la sociedad, el joven sensible, anhela más que nunca ser comprendido por alguien; de ahí la fuerza con que se entrega a la pasión del amor. El éxito fulminante de Werther (1776) se debe precisamente a que Goethe reflejaba en este intenso librito las preocupaciones y sentimientos de muchos de sus contemporáneos. El hastío de la vida, el tedio vital, la desesperación que ahonda en el alma de Werther no sólo provienen de un amor desgraciado, sino de un descontento general que sentía la juventud alemana por entonces. . Goethe labró con esta novela un modelo de oposición ante el mundo que muy pronto caló con profunda huella entre sus contemporáneos jóvenes, quienes se aprestaron a imitar al héroe novelesco en su modo heterodoxo y vehemente de enfrentarse a la sociedad y a la vida.

Razón frente a pasión:


En la novela se perfilan diferentes rasgos del carácter del joven romántico, dibujando el mapa de una personalidad que puede definirse genéricamente como «pasional» frente a lo «racional». El hombre razonable y el hombre apasionado están en los dos polos opuestos. En este librito, Alberto, el prometido y esposo de Carlota, es el hombre razonable, moderado, reflexivo, que a veces adolece de falta de sensibilidad.Desde el punto de vista de Alberto, Werther aparece como un insensato, embriagado por el delirio de sus pasiones, como un loco dominado por una furiosa e infinita pasión. Werther es el joven impulsivo que habla con ardor y cuya sangre corre más rápida por sus venas que la del hombre reflexivo. Si el lector adopta el punto de vista del hombre razonable, se asustará con los gestos wertherianos; pero si comprende a Werther encontrará vulgar y fría la figura de Alberto.

Arte y naturaleza:


Al atractivo de la historia personal que encierran Las penas del joven Werther se une el encanto de la poesía, de la música y de la naturaleza. Werther y Carlota comienzan a amarse con el recuerdo de un gran poeta, Klopstock, en una tarde irisada de lluvia, y terminan exaltados con la lectura de los acantos de Ossian, iluminados por la nocturna luz lunar. Las melodías preferidas embellecen los momentos más líricos del sentimiento. Carlota al piano, tocando aquella música perturbadora, hace resonar las más íntimas vibraciones musicales del alma de Werther. La Música y la Literatura, en correspondencia con el sentimiento, dan a la pasión amorosa una fascinación difícilmente superable. Cuánto más hermoso todo, si el protagonista dice, al ver amarillear el otoño, que el otoño está en él, y que el torrente de las montañas, y el Sol, la Luna y las estrellas se ciernen sobre su cabeza mientras nubes apresuradas pasan por el cielo, igual que los veloces pensamientos sobre su frente.

El caso es que Arte y Naturaleza cobran sentido para el romántico en la medida en que se encuentran en consonancia con el alma del poeta, del genio, del artista, del hombre. El hombre romántico, apenado, busca ecos a su propio espíritu en la soledad de los bosques, en la belleza de los paisajes idílicos  y en los paisajes tempestuosos y embravecidos , identificando el entorno con sus propios sentimientos. Además de en la naturaleza, el romántico también encuentra sintonías de su propio espíritu en la Literatura y en las otras artes, siempre y cuando se trate de obras de verdaderos artistas por los que fluye el genio


El suicidio :


Wertherrepresenta a la perfección la angustia vital que, al hundirse la antigua armonía, sin que aparezcan otras soluciones, devora al hombre romántico. Werther encarna el profundo desengaño y el vacío existencial propios de su época y, como tantos jóvenes, se deja llevar por el sufrimiento y la desolación. Acuden con frecuencia al personaje pensamientos desesperados, pesimistas, asesinos y suicidas que anuncian la desgracia final: no hay otra salida para la desesperación del hombre romántico.

La religión :


Werther, a diferencia de otros personajes románticos no llega a enfrentarse con la religión y con Dios: él, aunque con ciertas reticencias que le hacen ser crítico con las creencias, aún respeta la Biblia. Hay que recordar que no todos los románticos fueron exaltados y, aún, que muchos de ellos vieron en la ortodoxia y el conservadurismo otra posible vía de escape al «mal del siglo».

3. 4. ASPECTOS FORMALES Y ESTILÍSTICOS DE WERTHER: 1. ASPECTOS FORMALES

La estructura :


La novela está dividida en tres partes que se mencionan como Libro primero, Libro segundo y El editor al lector. El Libro Primero comprende las cartas escritas entre el 4 de mayo 1771 y el 10 de septiembre de 1771. El Libro segundo comprende las cartas escritas entre el 20 de octubre de 1771 y el 6 de diciembre de 1772. El Editor al Lector   incluye el relato del final de la relación entre Werther y Carlota, además de sus últimas cartas, escritas en diciembre de 1772, así como la traducción del poema del supuesto autor Ossián, titulado Songs of Selma.

El punto de vista:


Los dos primeros libros y parte del tercero están escritos en forma de cartas. El narrador es, por tanto, un narrador primera persona central: el propio protagonista, que cuenta en sus cartas sus sentimientos y lo que estos le provocan. Esta primera persona se expresa con intimidad, y con un tono muy subjetivo, lo que cuenta es para él una experiencia emotiva, esto hace aumentar la sensación de autenticidad y refuerza la verosimilitud, dándole mayor credibilidad y acercándole más al lector. Como tal, solo cuenta sus sentimientos y sus emociones, al contrario que haría un narrador omnisciente que sabe lo que piensan todos los personajes, no conoce lo que pasa por la mente de los otros personajes que participan en la novela, aunque a veces por sus gestos o sus reacciones intuye alguna cosa.  En la tercera parte el narrador pasa a ser el “editor” que narra la historia en tercera persona a partir de los testimonios de trozos de cartas de Werther o de relatos de otros personajes. Se trata, pues, de una narrador tercera persona omnisciente con respecto a la historia de Werther, aunque se identifica en primera persona (sería el mismo caso de los jóvenes que narran los distintos cuentos del Decamerón: aparecen al principio en primera persona, pero luego desaparecen del relato y se convierten en terceras personas). En esta parte final se dejan de mostrar los sentimientos y la narración está contada de forma más objetiva, con predominio de verbos de acción.

La técnica narrativa:


Goethe construye el Werther como una novela epistolar: simula ser una colección de cartas escritas a un tal Guillermo,  a quien Werther comunica sus decisiones y pide consejo, expresando sus sentimientos con intimidad y un tono muy subjetivo. Este recurso permite al autor destapar libremente y con verosimilitud el alma del protagonista, además de dar mayor verosimilitud a los cambios en el personaje y a las variaciones en el ritmo narrativo, para subrayar la evolución psicológica del protagonista.| Werther recoge en algunas cartas las respuestas de su amigo Wilhelm, por ejemplo, la carta del 3 de septiembre, lo que produce en ocasiones un efecto de perspectivismo. |Al final de la obra, Goethe emplea la técnica del narrador-editor, que cuenta la historia en tercera persona a partir de los testimonios de trozos de cartas de Werther o de los relatos de otros personajes: se trata de un nuevo recurso narrativo que refuerza la verosimilitud del texto, salvando el obstáculo que supondría el que Werther fuese narrador de su propio suicidio y de  su entierro.


El marco escénico:


El tiempo narrativo es lineal y la acción se desarrolla gradualmente, captando desde el principio la atención del lector. Los hechos arrancan del 4 de mayo de 1771 y acaban con el entierro de Werther el 26 de diciembre de 1772. | El tiempo en Werther se presenta de forma discontinua, y los períodos de tiempo transcurridos entre las cartas no son siempre semejantes; lo que podría ser fruto del cambiante estado de ánimo de Werther. En la tercera parte las referencias temporales iniciales precisas desaparecen, cosa lógica porque ya no es el protagonista sino el editor quien refiere los acontecimientos. Éste alude en el curso de su relato a la progresión temporal de dichos acontecimientos.| En cuanto al ritmo,  se relatan  detalladamente los acontecimientos de unos pocos días (ritmo lento) en la primera y la tercera parte, mientras que en la segunda apenas se citan algunos hechos dentro de  un período largo (ritmo rápido), probablemente porque esta parte es menos significativa para el desarrollo de la historia sentimental.| El lugar donde tiene lugar la mayor parte de la acción no tiene nombre, aunque Werther dice, en la carta del día 26 de mayo, que ha construido su cabaña a una legua de la aldea de Wahlheim, un pueblo idealizado por Werther, cuyo entorno natural parece proporcionarle una gran paz espiritual y motivar sus inquietudes artísticas. En general, las localizaciones espaciales concretas son escasísimas, debido a que se da más importancia al desarrollo de la acción que al lugar donde se da la misma.  | También se alude a varios espacios interiores como la casa de Werther, donde se produce su trágica muerte, y en la cual le gustaba tanto dedicarse a la pintura y la lectura tras su mudanza, y la de Carlota,  en la cual Werther pasa mucho tiempo debido a su amor por ella, pese a  la  presencia del marido de Carlota, Alberto. Previamente se alude también a la casa familiar de su enamorada. No tenemos descripciones de estos espacios burgueses, que sirven de lugar de encuentro entre los personajes, pero sí que resulta significativa la tertulia en casa del Conde C., pues se alude al hecho de que Werther, tras asistir a ella,  se retrasa en su marcha por la presencia de una bella dama, llamada B., entre los nuevos invitados que van llegando a la casa del Conde; éstos, de clase social superior a los participantes en la tertulia, empiezan a cuchichear hasta que su descontento llega a oídos del Conde C., el cual habla con Werther, y le dice amablemente que los presentes en la reunión no están a gusto con su presencia, con lo que Werther se retira apresuradamente. Este incidente  demuestra que se trata de una sociedad donde cada clase social comparte los espacios separadamente.| Sin embargo, sí cobra gran importancia el tratamiento de la naturaleza, que frecuentemente conecta con el estado de ánimo del protagonista, ya que las emociones acentúan la percepción de estímulos externos.  Así, cuando Werther se siente enamorado y mantiene cierta esperanza, admira, por ejemplo,  lo refrescantes que parecen los campos después de llover o la belleza de los árboles. Sin embargo, en la carta del 12 de Diciembre, desesperado ya por su situación amorosa,  siente la llamada de la muerte ante una naturaleza tempestuosa: el deshielo que provoca una inundación, el violento viento que mece las aguas, la desaparición momentánea de la luna… son algunos acontecimientos que narra Werther debido a ese cambio emocional.

 

Los personajes:


Los personajes principales que participan en el libro son el triángulo amoroso formado por Werther, Carlota y Alberto; pero, además de ellos, intervienen en el libro más personajes, como los hijos de Carlota, distintos administradores y condes a los que Goethe no da nombre, etc. Como los nombres de los lugares, también los de las personas son ostensiblemente ocultados tras iniciales o apodos. Probablemente se trata de un recurso más para producir sensación de verosimilitud: si jugamos con la ficción de que el personaje existió realmente y los lectores conocemos su historia por la correspondencia que dejó, es lícito pensar que un joven tan exquisito, o su editor, quisieran proteger el anonimato de las personas mencionadas en el libro. WERTHER: es un joven artista, dotado de una gran cultura, sensible y apasionado, amante de la naturaleza. Además de esto, es una persona solitaria que vive en una sociedad que aborrece: no le gusta la burocracia, las distinciones entre clases y el tener que mostrarse de una manera “políticamente correcta”. CARLOTA: representa el ideal femenino del romanticismo. Es una mujer bella, culta, espontánea, natural y sencilla, que personifica el papel de mujer-madre, responsable y atenta a todo y todos los que la rodean.  ALBERTO: el futuro marido de Carlota es el contrapunto a la figura de Werther: es un hombre razonable, moderado y reflexivo. A veces se muestra falto de sensibilidad y por eso no entiende ciertas cosas de la manera de pensar y actuar de Werther.

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