La vida es sueño: análisis de la obra de Calderón de la Barca

La obra de Calderón y la llamada Comedia Nueva. La polimetría

En la comedia nueva se mezcla lo trágico con lo cómico. En La vida es sueño encontramos elementos trágicos (temas que se tratan, personajes nobles) y cómicos (desenlace, el gracioso, escenas ligeras). Además, se nos presenta una ruptura de las tres unidades: en la obra hay dos lugares (mazmorra y palacio), dos acciones (Segismundo y Rosaura) y se desarrolla durante varios días. El autor respeta la organización en actos de la obra y cada una de las partes corresponde a la división (planteamiento, nudo y desenlace). Los personajes son los siguientes: el rey (Basilio), el galán (Astolfo y Segismundo), la dama (Rosaura y Estrella), el barba (Clotaldo) y el gracioso (Clarín). En la trama de Astolfo, Rosaura y Estrella se siguen los papeles propios de la comedia nueva. En la trama de Segismundo, Calderón sobrepasa los estereotipos de la comedia nueva, ya que el protagonista, Segismundo, no es propiamente un galán porque su conflicto no es sentimental. Puesto que Basilio es la encarnación de un poder real basado en el error y la superstición, es su hijo Segismundo quien encarna al rey legítimo, el que ha de serlo por herencia y por derecho. Rosaura tampoco es la dama ‘ligera’ de muchas comedias nuevas, sino que, siguiendo el tópico de la mujer disfrazada de hombre, ha de defender su honor.

En cuanto al decoro, de acuerdo con la Comedia Nueva, cada personaje debe expresarse según su condición, y en La vida es sueño los temas tratados y los personajes exigen un estilo complejo y lleno de recursos literarios, por lo que no podemos hablar en ningún caso de un estilo sencillo para algunos personajes: incluso Clarín se manifiesta de una forma culta. Tampoco aparecen cancioncillas tradicionales. Calderón utiliza la polimétria para variedad y riqueza a su texto, tal y como aconseja Lope, y suele ajustarse al usar los romances para relatos y las décimas para las quejas, pero en otros usos es más libre.

Los diversos planos de la obra: metafísico, teológico, moral

Plano metafísico

La principal cuestión tratada en la obra La vida es sueño es el poder de las estrellas a la hora de decidir la libertad de las personas. Esta situación no puede ser controlada por nadie, ni por el mismo Calderón, que permanece pasivo ante la influencia del cosmos en la humanidad. Ya no solo él, sino que los escolásticos también creían en un impacto indirecto de las estrellas sobre la conducta del hombre. Mediante dicho suceso, el literato apela directamente a la tradición griega, caracterizada en sus tragedias por el fuerte impacto del destino sobre las personas. Este es invencible, y de mismo modo actúa sobre Segismundo, que no parece ser uno más de todas las víctimas de los dioses.

Cabe añadir, pues, que el carácter de los dioses es conocido por su severidad y tendencia al castigo mortal. De este modo, y como todo héroe de la historia occidental, para levantarse primero se tiene que haber caído. Personificando este pensamiento, el protagonista de La vida es sueño decide sobrepasar lo escrito, no caer en el mismo error que todos sus antepasados y adoptar la característica impulsada por Platón (aprovechando que se hablará del Mito de la caverna) de la templanza. Una vez controlados los impulsos, queda bien claro que el hombre es capaz de vencer a lo estipulado (las estrellas) si hace uso de su razonamiento característico. Segismundo realiza todo un proceso de gradación ascendente, convirtiéndose de un humano que vive en características animales, al claro ejemplo del humanismo.

Plano teológico

Calderón es católico y cree que hay vida después de la muerte. Pero el hombre puede llegar al concepto de la vida ultraterrena solo porque sabe que hay dos vidas ya en esta de la tierra: la religiosa y la profana (ejemplificadas por los distintos personajes de su obra). Así pues, la vida para Calderón es, a su vez, sueño y muerte.

El interés que tiene por este ámbito nace durante su proceso educativo, el cual tuvo una gran influencia religiosa, así que decide plantear los problemas que surgieron en su época, los más observables son el libre albedrío y la predestinación.

El libre albedrío está basado en la creencia por parte de la iglesia que sostiene que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. Esta acepción tiene distintas consideraciones dependiendo de los campos que la trabajen, pero principalmente desde las perspectivas filosóficas sobre la libertad, podemos hablar del fenómeno del determinismo, que afirma que todos los eventos son resultados inevitables de causas previas, de que todo lo que pasa tiene una razón de ser.

Asimismo, Segismundo revoca esta concepción mediante el desarrollo psicológico y el crecimiento como personaje, que le transforma en alguien que vence lo determinado para convertirse en un ser totalmente libre (encarna totalmente el libre albedrío). Cabe añadir, pues, que esta es una de las razones por las cuales se asocia fuertemente el pensamiento psicoanalista de Freud con las concepciones filosóficas del sueño de Calderón, para ambos eran una forma de explicar el mundo.

De modo totalmente contrastado, la predestinación es sustentada por los protestantes y se trata de una doctrina religiosa bajo la cual se discute el destino de las cosas. Se distingue fuertemente de los conceptos de libre albedrío, determinismo y demás variantes por su faceta religiosa, ya que el hecho de la predestinación concierne de forma directa a la decisión de Dios para gobernar la creación y su evolución. Así pues, de forma resumida, las decisiones de Dios determinan el destino de las personas.

La resolución de la tragedia inicial indicaría, directamente, la posición que adopta Calderón a favor del contrarreformismo. Segismundo vence el destino impuesto por las estrellas (Dios) con su única capacidad moral y ética, ya que no dispone de estudios suficientes como para comprender la necesidad que tiene el ser humano de controlar sus reacciones y dar preponderancia a las ideas antes que los impulsos físicos (aquello que todos esperábamos después del planteamiento calderoniano que se nos ha realizado durante toda la obra). Se nos plantea sorprendente la manera como el protagonista entiende la situación y se utiliza para reivindicar el poder del ser humano.

Plano moral

Los planos morales pueden ser observados, principalmente, en el protagonista, Segismundo. Este, sin casi ningún tipo de estudio ni concepción sobre la moral, actúa como si se tratara del propio rey.

Se aprecian situaciones muy paradójicas en el desenlace de la obra, cuando el pueblo le aclama como verdadero rey aunque su padre siga vivo, por lo tanto, no hay justificación para que Segismundo ejerza de monarca todavía. Así pues, se podría afirmar que una de las observaciones que se puede extrapolar en la obra es la de la situación que se presenta cuando un rey actúa de forma despótica.

No es conveniente adentrarnos en ideales sociopolíticos, pero los ideales filosóficos de la época trataban este tipo de situaciones (fuertemente observado en grandes pensadores como Locke), es decir, entendían que no se podía vivir bajo un mandato absolutista y que si el rey actuaba con fines viles, debería ser castigado. Calderón, al ser religioso y posicionarse de forma propensa a la teoría del libre albedrío, decide dejar este pensamiento en el aire, no termina de profundizarlo (es decir, su hijo le perdona pero no se olvida del trato que le ha propiciado de manera totalmente gratuita, ya que no disponía de ningún principio lógico en el que basar sus creencias, las predicciones ya constituían un hecho del pasado).

Como hemos adentrado previamente, uno de los finales éticos que se nos deja es el de la lucha entre la pasión (Segismundo encadenado) y la prudencia (Segismundo heredero), con una moraleja bien establecida: la segunda siempre debe imponerse a la primera.

Por último, los ideales calderonianos también resiguen la moral barroca, caracterizada por su gran tendencia a la reflexión sobre la vida y las situaciones que se desprenden de ella, tratan de comprender su sentido. Calderón, pues, nos muestra que, más allá de si se trata de un sueño o de una realidad, la vida es efímera, el tiempo fluye y la vida huye, esas es la razón por la cual hay que actuar de forma adecuada según las situaciones, el ser humano debe ser bondadoso con los demás, sin importar el mal trato que nos hayan propiciado, incluso se podría hablar de las famosas segundas oportunidades cristianas.

Ambigüedad del concepto de “sueño”

El concepto de sueño en la obra no hace únicamente referencia a la brevedad de la vida, además, refleja la inconsciencia que tenemos de existir, es decir, la duda de distinguir lo real de lo que es una fantasía, un sueño. En La vida es sueño se plantea la predestinación del hombre por el destino, que se define por lo pagano, por las estrellas, y como alternativa a este determinismo, se plantea un segundo camino, el libre albedrío.

Educación y carácter de Segismundo

La vida es sueño, de Calderón de la Barca, es la obra más conocida de este. Frente al costumbrismo que nos presenta el autor en obras como El alcalde de Zalamea, aquí tratamos con una tragicomedia de filosofía política religiosa.

Así pues, la catalogamos como tragicomedia pues mezcla dos tramas: la primera trama es la tragedia (incluso drama) de Segismundo y la comedia es la trama de líos amorosos de Rosaura. El fin de la obra es apoyar a la Iglesia católica en contra de la protestante. Dicho esto, debemos destacar que en 1635 (año de creación de la obra) existía una dualidad entre estas dos religiones y mientras la religión católica defendía una preeminencia del libre albedrío sobre el destino, la iglesia protestante indicaba lo contrario. Así pues, siempre de buen humor con la corte, Calderón apoya a la Iglesia que tan bien le había inculcado su fallecida madre bajo una majestuosa trama que combina lo trágico con lo cómico para llegar a todos los públicos, a corte y a populacho.

También debemos destacar que esta obra tan cristiana debía tener un héroe protagonista también cristiano, ejemplo para cualquiera. Y así fue, creó a Segismundo, el hijo encadenado del rey por temor a que le mate y destrone, cumpliéndose así la profecía. Segismundo se nos presenta al principio como el origen del hombre (con el pecado original), como una bestia más que como un hombre, rudimentario, animalizado. Posteriormente, este carácter de Segismundo padece una evolución, sale de su prisión. Basándose aquí Calderón en Platón, si Segismundo era el símbolo del hombre, la torre donde se encontraba era el símbolo de la caverna de Platón que esta a su misma vez era símbolo de la ignorancia. Salido de esta, Segismundo combina estados de mejora con su peor versión, se comporta como un bruto fuera de razón que debe volver a ser encerrado. Después del engaño del sueño vuelve a salir de la prisión y consigue alcanzar su meta, tener un cara a cara con el rey, con su padre: haciendo así que haya una disputa por su trono legítimo y desheredado que reclama. Después de haber vencido Segismundo, teniendo la oportunidad de cumplir la profecía, decide romper con el destino, usar su libre albedrío y perdonar y honrar al rey.

Con toda esta trama, vemos que la educación de Segismundo también pasa por varias etapas: primero tiene una cultura híbrida ya que Clotaldo es su maestro y mentor –así pues su madre muerta no puede educarle y su padre pasa olímpicamente de él– pero no perfecciona su persona. Esto se ve reflejado en que se comporta como un animal dentro de la torre y da la sensación de tratar con un animal pero, en cambio, cuando nos hace su monólogo propio hace referencias al volcán Etna, al Minotauro, tiene un pensamiento racional y justifica su desesperación. Al salir de esta cueva, aunque tiene el refuerzo del conocimiento práctico de la vida, que nunca antes lo había tenido, no hace uso de esta ventaja y como si se tratase de un toro ante el peligro va con los cuernos siempre adelante para arrollar todo aquello que se le pone en el camino con una bestialidad suprema –incluso llega a tirar a gente por el balcón– denotando así que se guía por el instinto (animal, humano) y no por lo racional. En la parte final, la educación ya es autodidacta y bajo la reflexión de un buen cristiano y bajo su madurez personal actúa como una persona que demuestra ser mucho más hombre que otros personajes de la obra, como su mismo padre Basilio.

En definitiva, Calderón de la Barca pretendía “cristianizar” la bestia de Segismundo mediante la custodia de la educación de Clotaldo haciendo que dé el paso de bestia a cristiano puro donde su carácter arrogante, prepotente, agresivo y amenazador quede en un insulso pero sincero, racional y comprensible personaje que perdona a su agraviador, tal y como propone la biblia, y rompe con su destino, tal y como lo dice la contrarreforma.

Coincidencias y divergencias de las respectivas peripecias de Segismundo y Rosaura

Segismundo y Rosaura comparten un inicio semejante debido al abandono de sus padres. Además, los dos progenitores de los personajes, tras el abandono, intentan recuperar el honor de sus hijos y los introducen en la corte, fracasando. Por todo ello, Rosaura y Segismundo deben restaurar individualmente su honor sin ayuda alguna, y finalmente lo consiguen.

Las divergencias entre los dos personajes son escasas. Segismundo al inicio de la obra estaba encarcelado y Rosaura es libre a pesar de que en el Barroco no se puede considerar libre a la mujer. Las razones de su deshonor también son distintas: las de Rosaura están más vinculadas al matrimonio, en cambio el deshonor de Segismundo se debe a una razón paternal.

El ideario político calderoniano y su reflejo en la obra

Mediante la obra podemos observar la ideología de Calderón. El autor se muestra claramente partidario de la contrarreforma, ya que da a entender que el camino correcto es el de Dios. Además, Calderón de la Barca simpatiza con el ideal monárquico ya que se percibe una admiración por el cargo de Basilio, por lo tanto, la ideología calderoniana es conservadora.

Caracterización de los dos principales espacios: la cárcel y el palacio

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Las características más relevantes de los dos principales escenarios que se dan en la obra (el palacio y la cárcel) son las siguientes. En la cárcel el ambiente es siniestro y claustrofóbico, dado a la falta de iluminación y a la escasez de higiene y comodidades. Además carece de un entorno social y cultural. Por lo tanto nos encontramos con un escenario pobre y reducido que simboliza la crueldad y la fiereza.
El palacio en cambio goza de lujos y comodidades, presenta luminosidad y espacios amplios y armónicos. Al contrario que la cárcel, el palacio es un lugar social y cultural.

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