La vida de Andrea en la Barcelona de la postguerra

PRIMERA PARTE: En la postguerra

Andrea llegaba sola a Barcelona (estación de Francia) a medianoche, en octubre. Cogió un coche de caballos hasta la calle de Aribau, donde vivían sus parientes, desconocidos. Le abrió su abuela, con una toquilla, en una casa oscura, y la confundió con el nombre Gloria. Salió su tío Juan al recibidor. Andrea se asustó por varias mujeres fantasmales: la criada de negro, Antonia, y su perro negro detrás, Trueno; Angustias, su tía, con un camisón blanco y bata azul; y una flaca y joven de cabellos rojizos, Gloria, la mujer de Juan. Durmió en el salón. Su abuelo, guapo, con espesa barba castaña, ojos azules y cejas rectas, les vio en un cuadro de cuando llegaron a Barcelona hace 50 años. La casa tenía 8 balcones con cortinas de terciopelo y un piano. Cuando era la única nieta, pasó sus temporadas más excitantes de su vida infantil en esa casa. Su abuelo murió hace 3 años y su abuela no, sin embargo, ya no la reconocía. Se quedaron solo con la mitad del piso. Había un gato y un loro espeluznante. El cuarto de su tía Angustias extrañamente estaba limpio y ordenado.

Andrea hizo parte de su bachillerato en un colegio de monjas durante casi toda la guerra junto a su prima, Isabel. Le dio un discurso sobre lo duro que sería para la familia, por parte de madre, educarla y hacerla entender lo peligrosa que era la ciudad y andar sola por la noche, sobre todo siendo de buena familia, modesta, cristiana e inocente. Andrea ha ido para estudiar letras. Tiene una pensión de 200 pesetas al mes y matrículas gratuitas. Susurrando, le dijo que Juan se había casado con una mujer que le estaba destrozando la vida, Gloria, y que no le gustaría que se llevara bien con ella. Otro tío, Román, con pelo rizado y cara agradable e inteligente. Discutieron Juan y Román por un loro; Gloria se metió y empezó a llorar. Román se fue y llegó la abuela. Gloria tenía un hijo. Juan le tiró el plato de su hijo a su mujer, Gloria, pero falló. La criada cerró la discusión.

Relaciones familiares y tensiones

Angustias amonestaba a Andrea cuando estaba feliz y se volvía autoritaria cuando estaba triste o asustada. Román la entendía. Román le dijo a Juan: «Hasta la imbécil de tu mujer se burla ya de ti, ten cuidado». Andrea se fue a acostar al niño con Gloria; Angustias se murió de celos y Gloria le resultó muy graciosa. Andrea vio posar desnuda a Gloria para Juan en su estudio. Román vivía en la buhardilla. Román le dijo: «Tu madre evitó el peligro antes que nadie marchándose; dos de tus tías se casaron con el primero que llegó con tal de huir, y ahora solo quedamos, tu tía Angustias, Juan y yo». Empezó medicina, ingeniería, pinta y toca el violín. Para ir de la buhardilla a la casa, Andrea tenía que bajar 3 pisos, en los que un día vio a Gloria bajar fugazmente.

La vida de Andrea en Barcelona

Andrea vivía los días con tristeza; nada de Barcelona era como esperaba. La abuela tuvo 6 hijos. Román y Juan eran los favoritos de la abuela. Román está celoso de que la abuela quiera más a Gloria que a él. Román estuvo enamorado de Gloria y la trajo en plena guerra a la casa. Gloria le dijo a Andrea que también estuvo incómoda al llegar a esta casa porque nadie la quería, pero la abuela lo negó. Vivía con Don Jerónimo, el jefe de Angustias, al que buscaban para matar; él quería matar al gato. Román cambió cuando se fue a la checa. Gloria dijo que Román cambió al llegar a Barcelona por ser espía de los rojos.

Historia de Gloria

Estaba evacuada en Tarragona; entre enero y febrero conoció a Juan y a los dos días se casó con él. Juan le presentó a Román y ambos cuchicheaban a sus espaldas. Román quería volver a Barcelona y, a través de planos, se lo vendía a Juan. Gloria supo en ese momento que estaba embarazada. Juan quería llevar a Gloria y a su hija a la casa de Barcelona. Juan le dio mucho dinero a Román, quien más tarde se negó a devolvérselo. Hablaron de una tal Paquita. Román pidió a Gloria pintarla desnuda, pero se negó. A veces les visitaba la mujer de Don Jerónimo. Gloria le pidió a Román el dinero que Juan le había dado para irse de la casa y es por ello que Román se enteró de que la había espiado y la empezó a tratar fatal. Antonia, la criada, está enamorada de Román. Antonia declaró contra Gloria y se pegaron. La aguantan en casa porque, gracias a ella, no fusilaron a Román ese día. Don Jerónimo dijo a la abuela que no permitía que nadie creyera en Dios. Gloria tuvo al niño cuando llegaron los nacionales; lo pasó fatal. Román salió de la cárcel y se opuso a la boda. Ahora Román y Gloria no se pueden ni ver.

El sueño de Andrea

Esta historia finalizó porque Andrea se estaba quedando dormida por la fiebre. La visitaron Antonia y Román, que le tocó con el piano Xochipilli. Andrea, esa noche, soñó que en el que estaba apoyada en el hombro, Gloria no era Juan, sino Román, y no en una clínica, sino en un campo.

Cuando se le fue la fiebre, se encontraba muy bien. Angustias le dijo que no debía andar por las calles a escondidas de ella, que le podía pasar cualquier cosa, sobre todo en el barrio chino. Andrea tuvo un grupo de amigos en la universidad. Pons era el más joven. Ena decía que era ridícula; sin embargo, Andrea siempre había pensado que le caía bien. Ena conocía a Román, un violinista, y quería que Andrea se lo presentase. Pero no quería mezclar ambos «mundos». Andrea quería decirle a Román que aún había personas que le consideraban una celebridad, pero él se fue de viaje, como era frecuente, y ella fue a preguntarle a Antonia, la cocinera, dónde había ido, ya que era la única que lo sabía. Román regresó al atardecer, moreno. Dijo que había descubierto el sentido moral de su hermana, que había ido por el Pirineo, había parado unos días en Puigcerdá y había ido a visitar a la mujer de Don Jerónimo, el jefe de Angustias, la señora Sanz. Angustias dijo que ella se había vuelto loca, pero Román la defendió. Román comenzó a contar lo maravilloso que eran los Pirineos a Andrea y esta pensó que sería mejor no contarle lo de Ena, ya que no le importaría.

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