En el siglo VIII, se produce en España una revitalización cultural a la que contribuyeron las obras del llamado Mester de Clerecía. El nombre de Mester de Clerecía se aplica a un conjunto de poemas narrativos de intención didáctica y carácter culto, compuestos en los siglos VIII y IX en cuaderna vía, una estrofa formada por cuatro versos de 14 sílabas alejandrinos con una fuerte censura o pausa central. Las principales manifestaciones del Mester de Clerecía fueron en el siglo VIII las obras de Gonzalo de Berceo y los anónimos Libro de Apolonio, Libro de Alexandre y Poema de Fernán González, y en el siglo IX El Libro de buen amor del Arcipreste de Hita y el Rimado de palacio del Canciller Pedro López de Ayala.
Gonzalo de Berceo
Gonzalo de Berceo, primer autor castellano cuyo nombre conocemos. La obra de Berceo es de carácter religioso, la más destacada son Los milagros de Nuestra Señora, una colección de breves relatos protagonizados por diversos personajes devotos de la Virgen María que se salvan de las penas del infierno por una intervención sobrenatural. El estilo de Berceo, con su propósito de poner al alcance de la gente la materia que narra, el autor se presenta como un juglar y adopta un lenguaje sencillo, aunque se encuentren numerosos vocablos cultos procedentes del latín.
El Libro de buen amor
Del siglo IX, de su autor solo conocemos el nombre Juan Ruiz y su condición de Arcipreste de Hita. El asunto y la estructura, el hilo conductor de la obra es un conjunto de aventuras amorosas contadas en primera persona. Sobre ese relato autobiográfico se engarzan diversos episodios narrativos y líricos que componen un largo poema de casi dos mil estrofas. Destacan dos elementos: el enlace amoroso entre don Melón y doña Endrina y la batalla alegórica de Don Carnal y Doña Cuaresma. Intencionalidad y estilo: todos los elementos del libro están subordinados al tema central, el amor y sus engaños. De la superposición de asuntos religiosos y profanos, el vaivén entre un tono admonitorio y otro burlesco y el uso intensivo de la ironía y la parodia hacen difícil determinar si la obra tiene carácter didáctico o es un mero entretenimiento. Un lenguaje rico, a veces pintoresco, que va desde un registro culto hasta el estilo coloquial de la época.
La poesía culta en el siglo XV
Es una época de excepcional fertilidad poética de poemas llamados cancionero, una corriente de poesía culta. Los cancioneros más destacados son el Cancionero de Estúñiga, el Cancionero Musical de Palacio y el Cancionero General de Hernando del Castillo. La poesía de cancionero trata sobre todo de dos temas: el didáctico-moral y el amoroso. En esta última se inserta la tradición trovadoresca del amor cortés, en la que el amor es concebido como un servicio que el caballero rinde a una dama que ama. Es una poesía abstracta que alcanza un alto grado de conceptismo verbal.
El Marqués de Santillana
Íñigo López de Mendoza (1398-1458) fue uno de los nobles más poderosos de la primera mitad del siglo. El Marqués de Santillana fue autor de varios poemas alegóricos de temática amorosa. De sus obras destacamos Comedieta de Ponza, un poema de contenido histórico y moral, y Vías contra fortuna, una reflexión. Son muy conocidos también sus serranillas, breves composiciones de inspiración popular.
Juan Mena
Juan Mena (1411-1456) cultivó la poesía amatoria y la alegoría moral con un recargado lenguaje latinizante. Su composición, Laberinto de Fortuna, en ella se trata mediante alegoría el tópico medieval de la fortuna, entendida como una fuerza cambiante a la que está sometido el ser humano. La obra está escrita en coplas de arte mayor, cerca de trescientas, por lo que se la conoce también como las trescientas, formadas por ocho versos de 12 sílabas y rima consonante con una fuerte censura y rígido esquema conceptual.
Jorge Manrique
Caballero castellano. Autor de composiciones amorosas con fidelidad cancioneril. Las Coplas es una elegía, un poema dividido en tres partes: 1- se habla en abstracto sobre la muerte. 2- evocación de personajes históricos. 3- aborda el fallecimiento de su padre. Expresa con lucidez analítica la fugacidad de la vida y el poder irremisible de la muerte. Estilo sobrio, sencillez en el lenguaje y la métrica. Está formada por 40 estrofas denominadas coplas de pie quebrado, formadas por dos sextillas cada una.
Prosa literaria
Hasta el siglo XIII no hubo prosa literaria. La prosa vernácula se utilizaba como lengua intermedia en las traducciones del árabe al latín. Alfonso X hace del castellano una cultura. Enriquecimiento léxico y sintáctico mediante las traducciones del latín y árabe. Utilización del castellano en documentos reales y leyes. Escribió diferentes obras: históricas, jurídicas y científicas.