La prosa del Siglo XVIII

EL ENSAYO EN EL Siglo XVIII. JOVELLANOS
El siglo XVIII europeo comienza con la influencia de la Ilustración, movimiento
racionalista preocupado por las ideas y valores de la época.
También es conocido como Siglo
de la Luces, porque se recurre a la razón como medio de progreso. El término Neoclasicismo
con el que se denomina al movimiento cultural de la primera mitad del siglo responde a la
recuperación de los ideales y normas clásicas en el arte.
Sociedad y cultura en el Siglo XVIII
Época de gran transformación social y política, en que se produce el fin del Antiguo
Régimen y los inicios de la Edad Contemporánea. Dos hechos importantes marcan esta
etapa: la independencia de EEUU y la Revolución Francesa.
En el aspecto político predomina en Europa el régimen absolutista, excepto en
Inglaterra y Holanda donde se inicia el régimen parlamentario. La Iglesia sigue siendo
conservadora, quiere mantener su influencia y se opone a las reformas educativas y
económicas, lo que provoca un fuerte enfrentamiento con el Estado que apoya los cambios
propuestos por los ilustrados.
Por lo que se refiere a la sociedad, los hechos más significativos son el crecimiento
de la burguésía urbana, que animará las reformas y criticará los privilegios de los nobles y
eclesiásticos, y la aparición del proletariado como consecuencia de la revolución industrial.
El desarrollo del pensamiento en el Siglo XVIII está condicionado por la
Ilustración, corriente que se origina en el Racionalismo de Descartes y en el Empirismo de
F. Bacón y J. Locke: razón, observación y experiencia frente a tradición, autoridad y
creencias religiosas. El movimiento ilustrado era una corriente centrada, en sus comienzos,
en la investigación científica y en la filosofía, pero más tarde alcanzó todos los ámbitos del
saber. En la renovación de las ideas se ponen de manifiesto otros rasgos del pensamiento
que se reflejan en:
– El Enciclopedismo francés. Los principios renovadores triunfan en Francia y se difunden a
otros países: Los conocimientos de la época se reúnen en una obra, La Enciclopedia, dirigida
por Diderot y D´Alembert, y en cuya elaboración participan intelectuales como Voltaire,
Montesquieu y Rousseau.
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– El Despotismo Ilustrado. Desde el poder se deben imponer todas las reformas («Todo
para el pueblo pero sin el pueblo») en agricultura, industria, comunicaciones, educación…
– En el terreno cultural, el utilitarismo. La cultura debe contribuir a la mejora y
modernización de la sociedad; para ello se crean instituciones culturales como museos,
Academias…
– El humanitarismo o la filantropía, en el terreno social; preocupación por el bienestar social
desde un punto de vista laico.
– En el terreno religioso, los ilustrados critican el poder de la Iglesia y los dogmas. Unos,
desde una visión Cristina y otros desde el deísmo; los más radicales, desde una visión
materialista y atea. En conjunto, se difunde una actitud tolerante hacia todas las creencias.
La España del Siglo XVIII
En España la llegada del pensamiento ilustrado se da con retraso y de forma
atenuada. Se desarrolla en tres etapas:
– Primera mitad del siglo, reinados de Felipe V y Fernando VI. Se introducen las primeras
ideas ilustradas con cierta resistencia.
– Con Carlos III se difunden las ideas reformistas protegidas desde el poder.
– Con Carlos IV, la monarquía y la nobleza atacan estas ideas por temor al radicalismo
revolucionario.
Se produce un enfrentamiento entre la minoría ilustrada y los tradicionalistas
(clero y nobleza) largo y violento. Aun así, la propagación de las ideas ilustradas es posible
gracias a la aparición de periódicos, contactos con el extranjero, tertulias, instituciones,
academias,… Destaca la Real Academia de la Lengua, también la de la Historia, la de la
Medicina…
Lengua y Literatura en el Siglo XVIII
En lo que se refiere a la lengua, defensa de la claridad y la sencillez frente al
barroquismo del periodo anterior. Se produce la incorporación de numerosos galicismos, lo
que ocasiona fuertes polémicas entre los puristas de la lengua y los ilustrados.
Predomina la literatura didáctica y moralizante, con un escaso nivel creador, por lo
que los géneros con un mayor desarrollo son el ensayo y la narrativa filosófica.
Se suceden tres movimientos:
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– Posbarroco, bastante intenso en España en los primeros años del siglo.
– Neoclasicismo: uniformidad de estilos, no mezcla de géneros ni de verso y prosa,
sometimiento a las reglas… Domina lo racional y verosímil frente a lo fantástico, lo que
proporciona un aire academicista y frío, alejado de la imaginación y la creatividad.
– Prerromanticismo, ya en la segunda mitad del siglo. Surge en Inglaterra y Alemania este
movimiento que reivindica el sentimiento sobre la razón y defiende la libertad creadora
frente a las normas neoclásicas, anticipándose así al Romanticismo del Siglo XIX.
La prosa. El ensayo. Jovellanos
Los ensayos son escritos en prosa de extensión variable en los que el autor analiza,
de manera personal y con voluntad de estilo, un tema de interés (desde una cuestión
filosófica, política, literaria, histórica… A una anécdota, un viaje, etc.) Su finalidad es
convencer, llamar la atención del lector sobre tal cuestión. Por lo general, la estructura de
estos textos es expositiva-argumentativa (presentación de ideas, desarrollo o
argumentación, y conclusión), como suele ocurrir en los escritos de carácter humanístico.
Ya en la literatura clásica tenemos un precedente en los Diálogos de Platón, aunque
el término «ensayo» procede de Montaigne, autor francés del Siglo XVI que tituló así
(Essais) sus escritos sobre política, libros, viajes…
En España, este género -que ya fue cultivado en el Siglo XVI por Juan de Valdés y
en el Siglo XVII por Quevedo y Gracián-, alcanzó mayor desarrollo en el Siglo XVIII: la
tendencia al didactismo de esta época y el hecho de que el ensayo es el género más
adecuado para transmitir las ideas de la Ilustración, favorecieron la labor de ensayistas
ilustres como Feijoo, Cadalso y Jovellanos.
Fr. Benito J. De Feijoo (1676-1764), benedictino que puso todo su empeño en
destruir los errores vigentes todavía por la ignorancia general de la época en aquellas
cuestiones que no podían resolverse en el ámbito científico. Con sus obras Teatro crítico
universal y Cartas eruditas y curiosas intentó modernizar la sociedad de su época,
eliminando las supersticiones y las falsas creencias de la gente común. Su estilo está
presidido por la sencillez y la claridad ya que su función no es estética sino
predominantemente docente.
José Cadalso (1741-1782). Con su obra Cartas marruecas realiza una sátira social,
criticando las costumbres, las ideas y la organización social de nuestro país. A lo largo de
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noventa cartas de un ficticio ciudadano marroquí, pone en evidencia los vicios que cree han
sido la causa de la decadencia de la nacíón.
Gaspar Melchor de JOVELLANOS es el escritor que mejor representa la
Ilustración española. Nacíó en Gijón (1744-1811) y desde muy joven desarrolló una intensa
actividad intelectual, cívica y política. Durante el reinado de Carlos III ocupó varios cargos
públicos, pero la subida al trono de Carlos IV y los sucesos revolucionarios de Francia le
llegaron a acarrear grandes sinsabores y su destierro en Asturias. Allí creó el Instituto de
Estudios Asturianos en el que llevó a la práctica sus ideas renovadoras sobre la educación.
Su producción es extensa, aunque la estrictamente literaria (algunos poemas
satíricos y dos obras teatrales, Pelayo y El delincuente honrado) sea escasa. En sus
abundantes y variadísimos ensayos trató asuntos de economía, derecho, agricultura,
educación, folklore, lengua, comunicaciones… Siempre encaminados a mejorar y modernizar
el país. Merecen mencionarse de forma especial:
– Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos, obra en la que reflexiona sobre las
formas de entretenimiento de la sociedad. Critica espectáculos sangrientos como las
corridas de toros, defiende la libertad en los bailes y las fiestas populares, y postula un
teatro ajustado a las reglas neoclásicas.
– Informe sobre la ley agraria, en el que analiza las causas del atraso de la agricultura
española y propone remedios para modernizarla: tipos de cultivo, regadíos, capacitación de
los campesinos, desamortización de las tierras poco productivas de la Iglesia y de la
nobleza, etc. La aplicación de estas medidas hubiera provocado la caída de los estamentos
por lo que Jovellanos se ganó la enemistad de los más poderosos.
– Memoria sobre la educación pública, obra representativa de su permanente preocupación
pedagógica. Para Jovellanos la educación es la base de la prosperidad de la nacíón por lo que
considera necesario extender la cultura a todo el pueblo, promover aquellas ciencias que
son útiles y dar prioridad a los métodos experimentales, combinando siempre la formación
teórica con la práctica. Defiende que la enseñanza se haga en castellano, que los centros
estén dotados de buenas bibliotecas, que se aprendan otras lenguas modernas… Y que los
profesores sean guías y orientadores de los alumnos.

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