La Novela Realista y Naturalista del Siglo XIX
A mediados del siglo XIX, el Romanticismo se ve desplazado por el Realismo, corriente que se caracteriza por la observación y descripción precisa de la realidad, la ubicación cercana a los hechos descritos, la intención de realizar una crítica social y la sencillez estilística. El género predilecto del Realismo es la novela, cuyos rasgos fundamentales son:
- Desarrollo de historias verosímiles encarnadas por personajes extraídos de la realidad.
- Empleo del narrador omnisciente, que conoce todos los aspectos del relato.
- Estructura lineal y descripciones minuciosas.
- Caracterización lingüística de los personajes, que revelan su condición social y su personalidad a través de los diálogos.
Impulsado por Émile Zola, se desarrolló el Naturalismo. Algunos de sus rasgos son:
- Aplicación al medio social del método de observación y análisis de las ciencias naturales.
- Personajes determinados por condicionantes biológicos, sociales y materiales.
- Acentuación de los rasgos formales de la novela realista. El narrador, como el científico, se limita a describir la realidad y no emite juicios personales.
- Frecuente aparición de ambientes sórdidos y marginales.
En España el Realismo tuvo una implantación algo tardía y es en la década de 1870 cuando se produce su verdadero despegue. El Naturalismo, en cambio, penetró pronto de la mano de Emilia Pardo Bazán.
Evolución y principales autores
A mediados de siglo encontramos algunos autores prerrealistas como Fernán Caballero (La gaviota) y Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos). Entre los autores plenamente realistas cabe destacar a los siguientes:
- Juan Valera. Sus novelas, caracterizadas por su estilo poético, no se ajustan al Realismo convencional. Destacan Pepita Jiménez y Juanita la Larga.
- José María de Pereda, autor de novelas regionalistas (Peñas arriba, Sotileza…) que exaltan los valores tradicionales a través del mundo rural cántabro.
- Emilia Pardo Bazán, principal valedora del Naturalismo en España con novelas como Los Pazos de Ulloa o La madre Naturaleza. Sin embargo, su Naturalismo se limita a aspectos más bien superficiales, como la elección de ciertos personajes y ambientes sórdidos del contexto rural gallego.
Mención aparte merecen Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas, Clarín.
Benito Pérez Galdós (1843-1920)
En su dilatada producción novelística conviene distinguir dos grandes apartados:
Episodios Nacionales
Son cuarenta y seis novelas que abordan la historia reciente de España, para lo que combina recursos del novelista y del historiador. Se trata de un intento por comprender las tensiones y cambios vividos por la sociedad española a lo largo del XIX, contemplados bajo prisma liberal y republicano del autor.
Las novelas
En ellas se distinguen tres etapas:
Primeras novelas
Escritas en la década de los 70. Son, en su mayor parte, novelas de tesis que plantean el enfrentamiento entre la ideología conservadora y la liberal. Destacan títulos como Doña Perfecta o La Fontana de Oro.
Novelas españolas contemporáneas
Se inicia con La desheredada (1881), e incluye obras como Miau, La de Bringas o Fortunata y Jacinta. Se caracterizan por:
- Presencia de rasgos procedentes del Naturalismo.
- Gran atención a la caracterización psicológica de los personajes.
- Atención preferente a las clases medias urbanas.
En Fortunata y Jacinta, su obra culminante, se ofrece un panorama de la realidad de la época en el que se entrelazan la vida privada y los acontecimientos históricos, lo local y las pasiones universales. El arte de Galdós alcanza aquí su madurez y muestra sus rasgos fundamentales:
- Excelente captación psicológica de personajes bien individualizados y pertenecientes a diferentes estratos sociales.
- Manejo magistral de los diálogos, que completan la caracterización de los personajes reproduciendo los registros de las distintas clases sociales.
- Uso de un narrador omnisciente dotado de ironía y comprensión hacia los personajes.
- Empleo de un estilo sencillo, pero muy elaborado y versátil.
Últimas novelas
Desde la década de 1890 las novelas de Galdós se distancian de la estética realista y muestran un mayor interés por el espiritualismo y por la innovación formal (incorporación de elementos fantásticos, simbólicos y oníricos, novelas dialogadas, etc.). Destacan obras como Misericordia, Nazarín o Tristana.
Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901)
Clarín es autor de una importante narrativa breve en la que aparecen sus principales preocupaciones de su obra (visión crítica de la realidad, la hipocresía, el amor). Sin embargo, es conocido sobre todo como novelista. Es autor de Su único hijo (retrato crítico de la sociedad provinciana) y de una novela excepcional, La Regenta.
La Regenta se centra en dos personajes principales: uno es Ana Ozores, mujer bella, joven y profundamente insatisfecha a la que manipulan su confesor y, más tarde, su amante; el otro es D. Fermín de Pas, el Magistral de la catedral, personaje también insatisfecho y dominado por su ambición de poder.
Tan importante como los personajes individuales es el retrato de una capital provinciana (Vetusta), caracterizada por su hipocresía, el conservadurismo de las clases privilegiadas y por insatisfacción propiciada por la represión moral y religiosa. Todo ello crea un clima de tedio y de asfixia que ahoga las aspiraciones de quienes poseen una sensibilidad especial (Ana Ozores). Los condicionantes materiales y sociales marcan a los personajes, lo que revela la influencia del Naturalismo en la novela.
En cuanto a los aspectos formales de La Regenta hay que destacar dos aspectos: la caracterización lingüística de los personajes, que manifiestan sus rasgos individuales a través de los diálogos; el empleo del estilo indirecto libre, con el que el discurso de los personajes se introduce en el del narrador, de manera que éste puede presentar los pensamientos de aquéllos de forma distanciada.