hola mne llamo paco y no seLa Guerra Civil española paraliza bastante la actividad artística, aunque se siguen
Publicando novelas en uno y otro bando. En 1938, José Herrera Petere conseguirá el
Premio Nacional de Literatura con Acero de Madrid. En el bando nacional, destacan las
Novelas Retaguardia, de Concha Espina, Madrid de corte a checa, de Agustín de Foxá.
La guerra será recordada en novela posteriores según la posición ante el conflicto de sus
Autores, aunque según pase el tiempo será tratada con más distancia: José María Gironella
Con su trilogía Los cipreses creen en Dios, Un millón de muertos y Ha estallado la paz.
Aunque se puede abordar el estudio de la narrativa posterior de la Guerra Civil dividíéndola
Por décadas, la producción de muchos escritores Camilo José Cela, Miguel Delibes,
Gonzalo Torrente Ballester…, no se circunscriben a un periodo determinado. Francisco Ayala. La obra de este autor está comprometida con el ser humano y con la
Sociedad y tiene una profunda carga intelectual. Es autor de novelas como Muertes de
Perro o El fondo del vaso. Son muy interesantes sus colecciones de relatos breves como
Los usurpadores. Sus ensayos tratan temas relacionados con el proceso de la escritura, la
Literatura y la sociología: Ensayo sobre la libertad (1975), Contra el poder y otros ensayos
(1992).
Ramón J. Sender. Escritor comprometido y de gran fuerza creadora. Publicará entre
Otras Réquiem por un campesino español (1953), Crónica del alba (1942-1966), Tesis de
Nancy (1962).
Max Aub. Su narrativa es testimonial, crítica y comprometida con el ser humano y la
Sociedad. Su obra más interesante se titula El laberinto mágico (escrito entre 1943 y
1945) sobre la tragedia que supuso la guerra. Está formado por los llamados campos, que se
Refieren a los distintos aspectos de la guerra: Campo cerrado (sobre la situación del país en
1936), Campo de sangre (sobre la guerra), Campo del moro (sobre le final de la guerra),
Campo francés (sobre el exilio).
Rosa Chacel. Los temas de su obra son la razón, la soledad y la libertad. En su estilo se
Unen la ética y la estética y destaca el interés por el estudio psicológico de sus personajes.
Destacan en su producción las obras de Teresa (1941), biografía novelada de la amante de
Espronceda, Memorias de Leticia Valle (1946), con tintes autobiográficos y Barrio de
Maravillas (1976).
Arturo Barea. Su obra más importante es La forja de un rebelde (1951), una trilogía de
Novelas de contenido autobiográfico donde narra la niñez y adolescencia de un chico
Madrileño que intenta ganarse la vida, su experiencia en Marruecos y la Guerra Civil.
3. La década de los cuarenta: la novela existencialista
En la inmediata posguerra se hace evidente la ruptura de la natural evolución literaria. Así, La novela no puede enlazar con la narrativa social de los años 30, prohibida por el Franquismo, ni parece válida la estética deshumanizada de los años 20. El panorama cultural Es desolador: muchos autores se han exiliado y la literatura se encuentra determinada por La presión de la censura, que impide que se pueda expresar una denuncia explícita. En este Panorama algunas obras reflejan los aspectos más sórdidos y brutales de la realidad para Efectuar una reflexión sobre la condición humana: el tremendismo, cuyas principales Carácterísticas son: Los temas preferidos son el destino humano y la dificultad de comunicación Personal. La acción presenta situaciones de gran dureza. Los personajes son seres marginados, violentos u oprimidos. Se mueven en un espacio limitado, como la celda de una cárcel o un pabellón de un Hospital. En la narración de los hechos, predomina la primera persona: el personaje cuenta su Vida evocando el pasado. Se utiliza un lenguaje duro. En la década de 1940 sólo hay casos excepcionales y aislados, como Camilo José Cela (La Familia de Pascual Duarte, 1942, que entronca con el Naturalismo y con algunos aspectos De los esperpentos de Valle Inclán), Gonzalo Torrente Ballester (Javier Mariño, 1943), Carmen Laforet (Nada, 1945), Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada, 1947). La Importancia de algunos de estos autores rebasa los límites de los años cuarenta; así, Muchos protagonizarán el desarrollo de la narrativa en las siguientes décadas con nuevas Aportaciones. Estas novelas comparten el tono sombrío y existencial, que contrasta con el triunfalismo o La actitud evasiva, general en la novela de éxito de la inmediata posguerra. A estas nuevas Voces se les unen poco después otras como la de Ana María Matute. En general, estos Novelistas coinciden en reflejar el desolado mundo de la posguerra desde una perspectiva Pesimista y existencial; por eso abundan en sus narraciones los personajes desorientados, Tristes y frustrados. La familia de Pascual Duarte, de Cela, provoca una polémica en torno al tremendismo. Se Le acusaba de deformar la realidad al subrayar lo más desagradable. En 1942 supónía un Revulsivo, pues la visión desolada del mundo contrastaba con una narrativa triunfalista. La Novela narra un cúmulo de críMenes y de atrocidades que parecen verosímiles por el tipo de Protagonista y por el ambiente. Al estilo del pícaro, Pascual Duarte narra su biografía para Que entendamos cómo can varias obras de este tipo de Ana María
En la inmediata posguerra se hace evidente la ruptura de la natural evolución literaria. Así, La novela no puede enlazar con la narrativa social de los años 30, prohibida por el Franquismo, ni parece válida la estética deshumanizada de los años 20. El panorama cultural Es desolador: muchos autores se han exiliado y la literatura se encuentra determinada por La presión de la censura, que impide que se pueda expresar una denuncia explícita. En este Panorama algunas obras reflejan los aspectos más sórdidos y brutales de la realidad para Efectuar una reflexión sobre la condición humana: el tremendismo, cuyas principales Carácterísticas son: Los temas preferidos son el destino humano y la dificultad de comunicación Personal. La acción presenta situaciones de gran dureza. Los personajes son seres marginados, violentos u oprimidos. Se mueven en un espacio limitado, como la celda de una cárcel o un pabellón de un Hospital. En la narración de los hechos, predomina la primera persona: el personaje cuenta su Vida evocando el pasado. Se utiliza un lenguaje duro. En la década de 1940 sólo hay casos excepcionales y aislados, como Camilo José Cela (La Familia de Pascual Duarte, 1942, que entronca con el Naturalismo y con algunos aspectos De los esperpentos de Valle Inclán), Gonzalo Torrente Ballester (Javier Mariño, 1943), Carmen Laforet (Nada, 1945), Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada, 1947). La Importancia de algunos de estos autores rebasa los límites de los años cuarenta; así, Muchos protagonizarán el desarrollo de la narrativa en las siguientes décadas con nuevas Aportaciones. Estas novelas comparten el tono sombrío y existencial, que contrasta con el triunfalismo o La actitud evasiva, general en la novela de éxito de la inmediata posguerra. A estas nuevas Voces se les unen poco después otras como la de Ana María Matute. En general, estos Novelistas coinciden en reflejar el desolado mundo de la posguerra desde una perspectiva Pesimista y existencial; por eso abundan en sus narraciones los personajes desorientados, Tristes y frustrados. La familia de Pascual Duarte, de Cela, provoca una polémica en torno al tremendismo. Se Le acusaba de deformar la realidad al subrayar lo más desagradable. En 1942 supónía un Revulsivo, pues la visión desolada del mundo contrastaba con una narrativa triunfalista. La Novela narra un cúmulo de críMenes y de atrocidades que parecen verosímiles por el tipo de Protagonista y por el ambiente. Al estilo del pícaro, Pascual Duarte narra su biografía para Que entendamos cómo can varias obras de este tipo de Ana María