La Novela Española Post-Transición: Evolución y Tendencias Literarias

La Novela Española de Posguerra: De 1975 a Finales del Siglo XX

1. Introducción

Con la muerte de Franco y la llegada de la democracia, la vida cambió sustancialmente en nuestro país. A esta transformación contribuyeron la generalización de las libertades, el acercamiento cultural y económico al resto de Europa y el poder que adquieren los grandes grupos de comunicación de masas. La entrada en la OTAN y en la Unión Europea, terminaron por hacer de España un estado moderno que acabó con su tradicional aislamiento.

El ambiente de libertad en el que comenzó a desarrollarse la cultura española tras la muerte del general Franco (20 de noviembre de 1975), permitió un mejor conocimiento de la literatura española en Europa y de la literatura occidental en España. A ello contribuyó significativamente la desaparición de la censura (lo que supuso la publicación de novelas españolas prohibidas en nuestro país y editadas en el extranjero, expurgadas o inéditas), la recuperación de la obra de los escritores exiliados y un mayor conocimiento de la narrativa de otros países.

En este contexto, la novela española de la época prosigue su evolución sin que los acontecimientos políticos la influyan de una manera inmediata, de modo que se abandona la experimentación y se retoma el relato tradicional.

2. Evolución y Tendencias

Entre finales de los sesenta y la primera mitad de los setenta, una serie de escritores educados y formados durante el franquismo, comienzan a escribir al final de la dictadura. Vuelven, en general, a cierto realismo, con un nuevo interés por la historia. La influencia de los medios de comunicación (como en la poesía de los novísimos) se puede rastrear en su obra. La variedad en estos autores va desde la temática, hasta el estilo y los géneros que cultivan. Los principales autores son: Francisco Umbral con lenguaje ágil, variado y expresivo; Manuel Vázquez Montalbán que reavivó el género policiaco al estilo americano con la serie del detective Pepe Carvalho; Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta (1975) continúa con el experimentalismo para dedicarse después a obras paródicas y humorísticas del género policiaco en El misterio de la cripta embrujada (1978).

A partir de los años 80, aparecen novelistas intelectualmente formados en los últimos años del franquismo y en las libertades de la España democrática que acentúan el abandono del experimentalismo e inician una novela interesada por incluir preocupaciones culturales así como una reivindicación de la intriga, la historia, lo fantástico y lo psicológico.

La mezcla de varias generaciones ha propiciado tal variedad de formas narrativas y de tendencias que es difícil establecer cuáles son las predominantes.

En un intento de sistematizarlas, la crítica ha reconocido algunos de los siguientes modelos, teniendo en cuenta que algunos de los títulos citados, podrían clasificarse en varias tendencias simultáneamente:

  • Novela especular o metanovela: La narración misma es el centro de atención del relato. La novela se vuelve sobre sí misma y el texto narrativo trata sobre la misma creación literaria. Algunos representantes: Luis Landero, Juegos de la edad tardía (1989), Juan José Millás, El desorden de tu nombre (1988).
  • Novela de intriga o policiaca: Tendencia iniciada por Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta continuada por Antonio Muñoz Molina con Beatus Ille (1986), Arturo Pérez-Reverte con El maestro de esgrima (1988) y La tabla de Flandes (1990), Juan Madrid, Lorenzo Silva y Andrés Trapiello entre otros.
  • Novela histórica: Difiere de la novela histórica del siglo XIX tanto en sus rasgos estructurales y formales, como el uso de los monólogos interiores y la multiplicidad de los puntos de vista, como en la percepción de que la historia es una realidad compleja y ambigua. Se puede citar a Arturo Pérez-Reverte, Juan Eslava Galán y Lourdes Ortiz.
  • Novela de autoficción: Se caracteriza por utilizar la vida real del escritor como materia novelable. En estos relatos autobiográficos se difumina la frontera entre realidad y ficción. Autores importantes: Javier Cercas, Javier Marías y Enrique Vila-Matas.
  • Novela psicológica e intimista: Manifiesta la preocupación por la introspección y estudio de los caracteres. Destacan Adelaida Gª Morales y José Luís Sampedro con La sonrisa etrusca.
  • Novela lírica: Se preocupa por la forma y el lenguaje sugerente. Julio Llamazares con La lluvia amarilla (1988), Javier Marías y Mateo Díez.
  • Novela culturalista: Evoca ambientes de épocas pasadas o presentes, recrean motivos literarios, legendarios, mitológicos, el mundo del cómic, técnicas cinematográficas. En esta tendencia encontramos a Lorenzo Silva o Juan Manuel de Prada.

A finales del siglo XX, están en activo cinco generaciones de escritores, cada uno con sus propias formas de narrar. Aparece una nueva generación de narradores agrupados bajo el nombre de Generación X.

Representantes de esta Generación serían entre otros: Almudena Grandes, Martín Casariego, Lucía Etxebarría, Daniel Múgica, Marta Rivera de la Cruz y Juan Manuel de Prada.

Los rasgos comunes de esta tendencia podrían ser los siguientes:

  • Son seguidores de los escritores anglosajones y su cultura: cine negro, cómic, rock and roll…
  • Sus lectores están alejados de la Guerra Civil y de la posguerra franquista por edad y falta de referentes históricos.
  • Parodia de los productos de los medios de comunicación: anuncios, culebrones…
  • Entre sus temas más importantes se encuentran el problema del paro y sus consecuencias en una sociedad en la que el consumismo parece legitimar al propio sistema.
  • Conjugan la calidad de sus obras con la comercialidad de las mismas con el objetivo de llegar a un público más amplio.

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