La Novela Española Después de 1939: Corrientes y Autores Clave

La novela posterior a 1939

La Guerra Civil tuvo un efecto devastador sobre la literatura española, especialmente sobre la novela, cuyo desarrollo se vio interrumpido. El género vivió un periodo de desorientación. Unamuno y Valle-Inclán habían muerto; otros autores como Ramón J. Sender o Francisco de Ayala marcharon al exilio. En las décadas de los cuarenta y cincuenta, el aislamiento internacional impidió la entrada fluida de las nuevas formas narrativas europeas y americanas. Tras la muerte de Franco en 1975 y el fin de la censura, la novela se convirtió en uno de los géneros más populares.

La novela de la inmediata posguerra (años 40)

Esta década estuvo marcada por la férrea censura ideológica y las dificultades económicas y sociales.

Novela ideológica

Fueron novelas escritas por jóvenes afines al régimen franquista que buscaban dejar constancia de la victoria en la Guerra Civil. Presentan un corte triunfalista y falangista. Utilizaban técnicas narrativas tradicionales, propias del realismo decimonónico. Los ejemplos más destacados son Javier Mariño de Gonzalo Torrente Ballester y Los cipreses creen en Dios de José María Gironella.

Novela existencial y tremendista

La publicación en 1942 de La familia de Pascual Duarte, primera novela de Camilo José Cela, abrió un nuevo camino. Con un tono pesimista y desgarrado, inició la llamada corriente tremendista, que se caracterizaba por presentar los aspectos más brutales y desagradables de una realidad violenta. En 1944, la novela Nada de Carmen Laforet inauguró la corriente existencialista. Estas novelas reflejaban la amargura y la angustia de la vida cotidiana en la posguerra. Trataban temas como la lucha del individuo con su destino, la vida gris y monótona, la dificultad de la subsistencia, la frustración vital o la falta de esperanza. Utilizaban principalmente la primera persona narrativa para expresar la subjetividad y el desasosiego de los personajes. Otro autor destacado en esta línea fue Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada.

Carmen Laforet

Su familia se vio afectada por la guerra. En Nada, la joven Andrea llega a Barcelona para iniciar sus estudios universitarios y se adentra en un ambiente familiar asfixiante, poblado por personajes desequilibrados y marcados por la derrota. La obra sirve como testimonio del estado de ánimo de la sociedad española de posguerra. Otras novelas suyas son La isla y los demonios y La insolación.

Camilo José Cela

Se dedicó por entero a la literatura tras unos inicios como funcionario. Obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1989. Aportó una visión del mundo tremendista, cercana a la de Pío Baroja por su escasa fe en la naturaleza humana. Sobresalió, ante todo, por su extraordinario dominio del lenguaje. En la línea de Francisco de Quevedo y Ramón María del Valle-Inclán, se decantó por el uso de la sátira y el humor negro. Utilizó una gran variedad de registros lingüísticos. Destacan también sus libros de viajes, como Viaje a la Alcarria y Del Miño al Bidasoa. Su evolución novelística refleja la de la novela española de la época:

  • Primera etapa (existencialista-tremendista): Marcada por La familia de Pascual Duarte, relato en primera persona de un condenado a muerte, en la línea de la picaresca como El Lazarillo de Tormes.
  • Segunda etapa (realismo social): Se inició con La Colmena (1951). En ella ofreció una visión despiadada y distanciada de la vida madrileña de posguerra, estructurada en secuencias breves. La acción se desarrolla durante unos pocos días del invierno madrileño, principalmente en un café. Se considera una novela de personaje colectivo. El narrador omnisciente a menudo adopta un tono irónico.
  • Tercera etapa (experimentalista): Pertenecen a ella obras como San Camilo, 1936 y Mazurca para dos muertos.
Miguel Delibes

Fue catedrático de Derecho Mercantil y director del periódico El Norte de Castilla. En su obra analizó la sociedad rural castellana y criticó la superficialidad de la burguesía urbana. Se inició en la novela existencial con La sombra del ciprés es alargada (Premio Nadal) y evolucionó hacia el realismo de ambiente rural con El camino, donde su protagonista, Daniel el Mochuelo, evoca sus vivencias en el pueblo antes de marchar a la ciudad a estudiar. De esta misma línea es Los santos inocentes, una denuncia de la injusticia social en el campo. También analizó los ambientes urbanos, a menudo para denunciar la superficialidad y la incomunicación, como en La hoja roja o El príncipe destronado. Dentro de la novela experimental destaca Cinco horas con Mario, un largo soliloquio de Carmen Sotillo ante el cadáver de su marido, Mario. La obra aborda temas como el fracaso matrimonial, las frustraciones personales, la mentalidad conservadora, la opresión y la discriminación de la mujer en la época. Otras novelas importantes son Señora de rojo sobre fondo gris y la novela histórica El hereje. Delibes fue también un importante autor de cuentos, entre los que destaca ‘La mortaja’.

Gonzalo Torrente Ballester

Novelista gallego y profesor de literatura. En su trayectoria se pueden distinguir varias etapas:

  • Una primera etapa con novelas como Javier Mariño, de corte ideológico y ambientada en la guerra.
  • Una segunda etapa más realista y tradicional, a la que pertenece la trilogía Los gozos y las sombras, ambientada en la Galicia rural.
  • Una tercera etapa que mezcla la renovación formal con la fantasía y el humor, cuya obra cumbre es La saga/fuga de J.B.
  • Una última etapa con obras como Crónica del rey pasmado.

La novela en el exilio

La producción novelística de los escritores españoles exiliados tras la Guerra Civil fue amplia y variada. Destacan los siguientes autores:

  • Ramón J. Sender: Su obra a menudo reflexiona sobre el pasado cercano y la violencia. Destaca Réquiem por un campesino español, novela corta en la que Mosén Millán, cura de un pueblo aragonés, mientras prepara la misa de réquiem por el joven campesino Paco el del Molino, recuerda la vida y trágica muerte de este durante la Guerra Civil.
  • Francisco de Ayala: Es especialmente conocido por sus narraciones cortas y novelas que reflexionan sobre el poder y la condición humana. Destaca su novela Muertes de perro.
  • Arturo Barea: Su obra más conocida es La forja de un rebelde, una trilogía de novelas de contenido autobiográfico.
  • Max Aub: Novelista y dramaturgo. Su obra novelística se centra, sobre todo, en la Guerra Civil española, como en su monumental ciclo narrativo El laberinto mágico.
  • Rosa Chacel: Autora de novelas de denso contenido intelectual y carácter introspectivo, como Barrio de Maravillas, basada en recuerdos personales.

La novela del realismo social (años 50)

En la década de los cincuenta, los novelistas intentaron reflejar con objetividad la vida cotidiana española, marcada aún por las secuelas de la guerra y las dificultades de la posguerra. Abordaron temas como la dureza de la vida, la monotonía, la soledad, la injusticia y la desigualdad social. Les movía una intención ético-social: pretendían que sus novelas tuvieran un carácter útil y compartían la idea de que el escritor debía comprometerse y denunciar la injusticia social.

Características

La novela del realismo social planteó ciertas innovaciones técnicas, aunque predominó un enfoque objetivista. Se dejaron influir por las técnicas del cine (neorrealismo italiano) y la novela norteamericana (Generación Perdida). Entre las técnicas empleadas destacan:

  • El punto de vista objetivista: el narrador muestra los hechos y diálogos sin apenas intervenir ni interpretar, como una cámara cinematográfica.
  • El montaje de la trama en secuencias.
  • La ambientación en la época contemporánea.
  • El uso del personaje tipo (representante de una clase o grupo social) o del personaje colectivo.
  • Una narración predominantemente lineal.

Autores (Generación del 50)

Junto a autores consagrados como Cela o Delibes, que también cultivaron esta corriente, surgió un grupo de nuevos novelistas conocidos como la Generación del 50 o Generación de los niños de la guerra.

  • Jesús Fernández Santos: Inauguró el realismo social con su novela Los bravos, que muestra la miseria y las tensiones de la posguerra en un pequeño pueblo controlado por un cacique.
  • Ignacio Aldecoa: Novelista y gran escritor de cuentos, destacó por la verosimilitud de sus historias y su capacidad para retratar ambientes laborales (pescadores, mineros…). Obras notables son El fulgor y la sangre y Gran Sol.
  • Rafael Sánchez Ferlosio: Su primera novela, Industrias y andanzas de Alfanhuí, protagonizada por un niño que aprende a sobrevivir corriendo diversas aventuras, se considera un precedente del realismo mágico en España. Posteriormente, con El Jarama, obra cumbre del objetivismo, reflejó la conversación banal y la falta de horizontes de un grupo de jóvenes madrileños que pasan un domingo de verano en las orillas del río Jarama.
  • Carmen Martín Gaite: Se inició con Entre visillos (Premio Nadal), novela que critica la monotonía y las limitaciones de la vida de las jóvenes en una ciudad de provincias. Otra obra fundamental, posterior y más experimental, es El cuarto de atrás.
  • Juan Goytisolo: Se inició en el realismo social con Juegos de manos y Duelo en el Paraíso. Posteriormente evolucionó hacia una profunda renovación formal y temática, con obras como Señas de identidad.
  • Ana María Matute: Alternó el realismo crítico con perspectivas más líricas y fantásticas, a menudo centradas en el mundo infantil y adolescente y en la Guerra Civil. Destacan novelas como Los Abel y Primera memoria. Entre sus obras de carácter fantástico sobresale Olvidado Rey Gudú.

La renovación narrativa (años 60)

Los años sesenta trajeron importantes cambios sociales y culturales en el mundo occidental: el movimiento hippie, el feminismo, las protestas estudiantiles (Mayo del 68), etc. Autores europeos (como los del Nouveau Roman francés) y norteamericanos renovaron el panorama literario internacional. Además, se dieron a conocer en España los grandes novelistas del Boom hispanoamericano (García Márquez, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes), cuya influencia fue decisiva.

Contexto y características

En España, la publicación en 1962 de Tiempo de silencio de Luis Martín-Santos supuso el inicio de la renovación narrativa, marcada por la experimentación formal y la utilización de nuevas estructuras y técnicas, superando los límites del objetivismo anterior. Principales elementos formales renovadores:

  • Multiperspectivismo: Incorporación de varios narradores o puntos de vista sobre la misma historia.
  • Contrapunto: Narración simultánea o alternante de historias paralelas.
  • Monólogo interior: Transcripción directa del flujo de conciencia del personaje, a menudo caótico y sin aparente lógica. Uso frecuente del estilo indirecto libre.
  • Desorden temporal: Ruptura de la linealidad cronológica mediante el uso de técnicas como flashbacks (saltos al pasado) o flashforwards (anticipaciones).
  • Estructura externa basada en secuencias o fragmentos, en lugar de capítulos tradicionales.
  • Inclusión de materiales heterogéneos: informes, anuncios, artículos periodísticos, fragmentos ensayísticos, etc.
  • Hibridación de géneros y presencia de largas digresiones reflexivas o ensayísticas por parte del narrador.
  • Uso de diferentes registros lingüísticos (culto, coloquial, técnico, etc.). Experimentación con la puntuación (a veces supresión) y la sintaxis (frases largas y complejas).

Autores

  • Luis Martín-Santos: Psiquiatra y novelista (nacido en Larache, Marruecos español). Su temprana muerte en un accidente de circulación truncó una prometedora carrera literaria. Dejó inconclusa la novela Tiempo de destrucción. El tema central de Tiempo de silencio es el fracaso existencial de su protagonista, Pedro, un joven médico investigador, en el Madrid mísero y opresivo de la posguerra. La novela se estructura en 63 secuencias. La trama argumental sirve como pretexto para realizar una profunda crítica y un complejo retrato de la España de la época. Martín-Santos empleó magistralmente las nuevas técnicas narrativas, con un lenguaje rico y variado, plagado de cultismos, tecnicismos (especialmente médicos) y registros coloquiales.
  • Juan Marsé: Novelista catalán. En su obra critica a menudo a la burguesía catalana y retrata los barrios populares de Barcelona y la figura del ‘pijoaparte’. Su consagración llegó con Últimas tardes con Teresa, donde contrasta el mundo de la burguesía barcelonesa (representada por Teresa, que juega a ser progre) y el de los marginados (representado por Manolo Reyes, el ‘Pijoaparte’, que busca ascender socialmente). La renovación formal prosigue en obras como Si te dicen que caí, que reconstruye la memoria de la posguerra a través de múltiples voces y fragmentos.
  • Juan Benet: Ingeniero y escritor, es uno de los autores más radicalmente renovadores y complejos. Creó el espacio mítico de Región (trasunto de una zona minera asturleonesa), escenario de muchas de sus novelas, como Volverás a Región, donde recrea las secuelas de la Guerra Civil con un estilo muy personal, denso y elíptico.

La experimentación extrema (años 70): La antinovela

La tendencia renovadora iniciada en los sesenta llevó progresivamente a una experimentación extrema en los años setenta, a veces denominada antinovela. A ello contribuyeron tanto los autores españoles ya citados como, muy especialmente, la continua influencia de los novelistas hispanoamericanos del Boom (Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes). El experimentalismo se llevó a tales extremos que se llegó a proclamar la ‘muerte de la novela’ tradicional. Esta tendencia buscaba destruir los elementos novelísticos tradicionales: el personaje coherente, la acción lineal, la trama definida e incluso el argumento reconocible. En algunos casos, esto llevó a textos de difícil comprensión y provocó un cierto alejamiento de los lectores. No obstante, algunas novelas importantes de esta corriente experimentalista, como Si te dicen que caí de Marsé o La saga/fuga de J.B. de Torrente Ballester, han perdurado como obras clave de la literatura española contemporánea.

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