La novela española anterior a 1939

Tema 5.  Novela española de la 1ª mitad del siglo XX: Baroja y Unamuno


En España, el siglo XX queda dividido en dos partes desiguales por la guerra civil. Para los miembros de la generación del 98 el género narrativo se con­vierte en instrumento idóneo para la tarea de regeneración del país que figuraba entre sus principales objetivos. Por otra parte, la atención se va desplazando del “qué” al “cómo”. Destacan en esta generación:

Azorín como gran renovador de la prosa descriptiva; escribió La voluntad, donde trata la abulia como una de las principales lacras de la sociedad. Es característica su sintaxis simple pero de gran riqueza y precisión léxica, apto para la descripción minuciosa de la realidad cotidiana, pero no tanto para la narración novelística.

Ramón del Valle-Inclán
La producción narrativa de Ramón del Valle-Inclán sigue la misma evolución que su creación dramática. A la primera fase modernista corresponde el ciclo de las Sonatas, cuatro novelas que se presentan como las memorias galantes del Mar­qués de Bradomín en representación de una aristocracia rural en trance de desaparición. En la segunda etapa denominada “primitivismo” (exaltación de un mundo tradicional, rural y violento) se sitúa la trilogía narrati­va de La guerra carlista. El estilo es igualmente trabajado, pero ahora hacia lo bronco y desgarrado.

A partir de 1920 llega el esperpento (deformación sistemática y grotesca de la realidad con intención crítica), al que pertenece Tirano Banderas, grotesca aproximación a una república hispanoamericana gobernada por un tirano esperpéntico.

La novela del novecentismo y del 27


Los novecentistas incorporan a la novela elementos propios de las vanguardias poéticas con una especial aten­ción al lenguaje. El empeño dio lugar a textos de alto valor artístico pero alejados de la mayoría de los lectores, a causa del escaso valor concedido al argumento o de dejar las emociones en un segundo plano. Dentro del grupo del 27 hubo también narradores importantes. Es el caso de Francisco Ayala o Rosa Chacel, aunque casi todos ellos publicarían lo mejor de su obra a partir de los años 40. La novela del 27 muestra una evolución que va del vanguardismo inicial a un realismo narrativo al servicio de la lucha social según se acercaba la guerra civil y a un recuerdo de la misma una vez pasada ésta.

La novela en los años 40


Una vez terminada la guerra aparecen en un primer momento las novelas en las que los vencedores dan su entusiástica versión de la misma, o novelas de corte tradicional como la larga serie en torno a la historia de una familia de industriales catalanes en los comienzos del siglo XX cuyo título más significativo es Mariona Rebull, de Ignacio Agustí. Pero pronto va a predominar un ambiente existencialista, común a toda Europa y matizado en España por los resultados de la guerra, con personajes desamparados y perdidos en un mundo hostil que no comprenden y al que no importan. Es el caso de Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte, con la que se inauguró un efímero género llamado tremendismo, por la acumulación de escenas de una violencia exagerada y lenguaje crudo. También Nada de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes.

Miguel de Unamuno fue Catedrático de griego en la Universidad de Salamanca, de la que fue rector. Escritor de fuerte personalidad, polémica y contradictoria, filósofo de pensamiento vitalista. Sus obras son la expresión de la lucha entre su ansia de eternidad, que puede dar un sentido a la vida, y  la razón, que se lo niega. Aunque el medio natural de expresión de estas preocupaciones es el ensayo Unamuno las trasladó también  a la novela y a sus tentativas dramáticas. San Manuel Bue­no, mártir, publicada en 1931 cuyo protagonista es un cura de aldea que ha perdido la fe, pero que actúa como si la tuviera para evitar a sus feligreses la angustia de vivir sin esperanza. Y Niebla, en la que Augusto Pérez, ente de ficción, se enfrenta con el propio autor, Unamuno, que había previsto su muerte. Las novelas de Unamuno se construyen en torno al protagonista que representa la idea que el autor quiere someter a debate; como la envidia, la maternidad o los inconvenientes de una educación exclusivamente racionalista. Lo importante es el conflicto íntimo, la interioridad de los personajes.

Se reducen al mínimo las descripciones, centrándose la acción en debates o monólogos de gran densidad conceptual, con un lenguaje seco, directo y preciso. No busca con ello la elegancia, sino la intensidad, la expresividad.     

 Pío Baroja estudió Medicina pero se dedicó desde muy pronto a la literatura. Es un pesimista irascible que muestra continuamente su desconfianza ante el hombre y su futuro y ante la acción política. Para Baroja el arte es inferior a la vida, así que la novela debe basarse en una observación de ésta y contarla de una manera breve, directa y sencilla con la intención de entretener. Se caracteriza por:

– Predominio de un personaje – activo y dominador o pasivo y sin voluntad- a través del que nos introducimos en los distintos ambientes. Este personaje, con frecuencia al margen de la sociedad o enfrentado a ella, suele ser un trasunto del autor.

 – Descripciones a base de unos pocos detalles físicos y  psicológicos para describir a los personajes. Diálogos abundantes.

– Fuerte presencia del autor en comentarios que expresan sus ideas personales ideas

– Búsqueda de la amenidad (estilo natural y espontáneo) sin plan previo, lo que le da cierto desaliño expresivo. Sencillez sintáctica, frases cortas y párrafos breves.

Su obra novelística es muy extensa. Los títulos principales pertenecen a su primera época (PreWW1). Camino de perfección, El árbol de la ciencia, Zalacaín el aventurero…

Una segunda época va desde 1914 hasta la guerra civil. De esta época son las Memorias de un hombre de acción, veintidós novelas sobre el fondo de las Guerras Carlistas y la historia española en el siglo XIX, basadas en la vida de un antepasado suyo.

La tercera etapa, desde el fin de la guerra civil hasta su muerte, es ya de menor importancia literaria. A ella pertenecen, sin embargo, sus interesantes  memorias personales con el título de Desde la última vuelta del camino.

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