LA NOVELA DESGRACIA(petrus es culpable)

La crisis existencial en El astillero,

De Juan Carlos Onetti


Ed. Seix Barral 1983

Autor:


 Emilio Piqueras

El astillero es la obra cumbre del uruguayo Juan Carlos Oneti y una de las más prestigiadas de toda la literatura hispanoamericana. Una novela lúgubre, oscura y triste que trasluce un trasfondo de angustia, de falta de motivación o carencia de expectativas de futuro que sitúan la propuesta dentro de la línea existencialista, siguiendo los pasos a otros literatos como Sastre, Heidegeber, Camus … Con el fin de poder realizar una reflexión sobre las profundas raíces existencialistas de la obra voy a ahondar en tres distintas líneas: una primera, donde se analizará el tema de la obra; una segunda que se ocupará de estudiar el perfil de los personajes -ya que en la novela no es solo Larsen quien se ve inmerso en la crisis existencial-; y una tercera, en donde se analizarán los factores que evidencian esa crisis existencial.

Uruguay a comienzos de los 80, momento en que se escribíó la obra, es un país gris, hundido en la miseria a que les había llevado la dictadura militar. Onetti refleja en su obra esa decadencia que se extendía a todas las parcelas, regiones y estamentos del país. La obra comienza con la descripción de Santa María y de la empresa El Astillero, con su puerto, a pocos kilómetros de la localidad, que serán los lugares en donde va a transcurrir la trama. Todos los paisajes y estructuras que se describen son oscuros, degradados y solitarios, y allí, la miseria es la protagonista. Larsen retorna al lugar de donde fue desterrado unos años atrás, y es reconocido por los asombrados ojos de los vecinos. Petrus, el dueño del Astillero, le propone un absurdo trabajo como Gerente de la fábrica, cargo que acepta tras una, no menos absurda, discusión sobre los términos de su sueldo con dos que se suponen serán sus subordinados, Khun y Gálvez. La trama girará alrededor de la mentira del empleo, de la soledad del gerente, del irrealismo de la situación… y se complica un poco al aparecer un documento falsificado por el propietario, que puede llevar a la cárcel a Petrus y que Gálvez posee. Cuando el encarcelamiento se produce, Larsen visita al dueño en la prisión, enterándose después de la muerte por suicidio del administrativo en el río. El desenlace comprende su regreso a Puerto Astillero, la noche de amor con la criada de su idiota novia, y el abandono definitivo del lugar que acarrea la muerte del protagonista a los pocos días. La obra es una auténtica tragedia de principio a fin, una historia de fracaso en un ambiente de degradación en donde no se salva nadie. La obra contiene muchos componentes filosóficos, Onetti pone los anteojos en la realidad de la existencia humana. Dibuja, al igual que Sastre, a los personajes como seres solitarios, angustiados, desilusionados… hombres cuya vida no tiene sentido y que, al no anhelar ningún horizonte, esperan la muerte sin más. En la obra se nos presenta la realidad de una sociedad pobre, en declive, que se ha denigrado hasta límites insospechados; pero no la inventa, quizás solo la extrapola, pues parece un espejo de la realidad uruguaya de la década de los 80, una sociedad en donde el pesimismo reina impregnándolo todo, porque, sin duda, la crisis económica se refleja en la miseria, en los lugares degradantes, insalubres… Por todo ello hay que afirmar que el tema principal de la obra es esa vida sin sentido de los protagonistas, que no solo se desenvuelven por lugares sucios y decadentes, sino que nos muestra que también sus acciones son miserables, signo de la degradación y desesperación, lo cual nos sugiere el carácter incierto y precario del hombre en el mundo. Y todo lo expuesto, en su conjunto, es lo que demuestra ese vacío existencial y convierte la obra en un auténtico tratado novelado sobre la crisis existencialista.

En cuanto a los personajes, casi todos ellos aparecen -y no solo Larsen, como ya he adelantado antes- marcados por una vida desnortada, insatisfecha y falta de esperanza. Así, si hacemos un repaso de los protagonistas, vemos a un Larsen, individualista y depresivo, que tuvo que irse expulsado del pueblo y que vuelve queriendo sacarse la espina, que acepta rápidamente un cargo que podría ser el icono de su triunfo, pero que cuando descubre de qué se trata, ante la visión de la realidad, reacciona de manera fantasiosa e irrealista y muestra sus artes de manipulador; en fin, una persona que, en pocos meses que dura la trama, se degrada en todos los niveles -físico, moral y anímico- hasta acabar destrozándose. Petrus, el dueño, es mentiroso, muy manipulador e irrealista, capaz de estar afirmando en cada momento que ya han llegado las ayudas del gobierno, que se 

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