La Narrativa del Siglo XX: Modernismo y Transformación en la Literatura

La Narrativa del Siglo XX: Crisis del Realismo y Nuevas Formas

En la primera mitad del siglo XX, la narrativa realista entra en crisis. La fe en la razón y en las verdades absolutas se debilita, y surge la necesidad de una narrativa que refleje la realidad percibida como un caos. Este nuevo tipo de narrativa aborda historias complejas mediante formas narrativas más sofisticadas, exigiendo al lector una participación activa para reconstruir la historia a partir de los datos que se ofrecen.

Nuevas Técnicas Narrativas

  • El personaje colectivo
  • El monólogo interior
  • El contrapunto: presentación de planos narrativos distintos
  • El perspectivismo: ofrecer diferentes puntos de vista

Características

  • Los argumentos cerrados son sustituidos por historias con inicios in media res o in extrema res, con finales abiertos o ambiguos. Son frecuentes las novelas sin un argumento claro.
  • Se abandona el tiempo lineal. Abunda la cronología discontinua, las elipsis y los saltos cronológicos.
  • El protagonista individual es sustituido por un protagonista colectivo.
  • La narración en tercera persona convive con el uso del monólogo interior.
  • Frente al narrador omnisciente realista, en la narrativa del siglo XX los puntos de vista se multiplican mediante el perspectivismo y el contrapunto.

La Novela Estadounidense de Principios del Siglo XX

Antecedentes: La Novela del Siglo XIX

La narrativa estadounidense comienza en la primera mitad del siglo XIX con autores como E. A. Poe, entroncando con la cultura europea. Sin embargo, pronto surgen autores con aportaciones originales que reflejan una realidad diferente.

Características

  • Personajes aislados y solitarios en espacios inmensos, característicos de la realidad americana.
  • Valoración del presente, la energía, el dinamismo, la capacidad de acción y el valor.
  • En la narrativa confluyen la herencia religiosa puritana y la herencia política y filosófica racionalista, generando en los personajes conflictos entre la libertad y la tradición.
  • Convivencia de la tradición cultural europea y los nuevos temas propios de la realidad americana.
  • Se configura el mito del ‘sueño americano’: el ‘hombre hecho a sí mismo’ que logra el éxito superando dificultades.

El Siglo XX

Tras su participación en la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se consolida como potencia mundial. La prosperidad económica lo convierte en la primera potencia mundial. La tradición puritana marca una mentalidad conservadora y, a partir de 1917, se acentúa un sentimiento nacionalista.

La crisis de 1929 evidencia la desigualdad social. En 1933, Roosevelt inicia el ‘New Deal’ para afrontar la crisis. A partir de 1941, EE. UU. participa en la Segunda Guerra Mundial. El final de la guerra revela dos bloques enfrentados: el socialista, liderado por la URSS, y el capitalista, liderado por EE. UU. Esto da lugar a la guerra fría y a una escalada armamentista.

La Novela en la Primera Mitad del Siglo XX: La Generación Perdida

Se denomina ‘Generación Perdida’ a un grupo de novelistas afectados por la Primera Guerra Mundial. Comparten un sentimiento de decepción que intentan combatir mediante la aventura, la entrega a diversas causas o el alcohol y la bohemia.

Características
  • Crisis moral y desesperanza
  • Visión crítica de la guerra y de las ventajas obtenidas por EE. UU.
  • Falta de fe en los valores tradicionales y en la sociedad burguesa
  • Rechazo a la retórica y a la falsedad de los políticos
  • Objetivismo
  • Uso del perspectivismo, el fragmentarismo y el contrapunto
William Faulkner

El autor más influyente de la Generación Perdida. Nacido en Mississippi, en una familia sureña, sus orígenes inspiraron su obra. Vivió brevemente en Europa, pero pasó la mayor parte de su vida en su estado natal.

Recibió una gran influencia de autores como Joyce, Proust y Virginia Woolf. A través de Faulkner, la renovación técnica de estos autores llega a la novela americana y, especialmente, a la literatura hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX.

Su estilo y la estructura de sus novelas son complejos. Sus frases largas y cuidadas, con abundante subordinación, se oponen al estilo sencillo de otros autores de la Generación Perdida. La estructura es compleja: rompe la linealidad cronológica, multiplica los puntos de vista y utiliza el monólogo interior.

Sus novelas se ambientan en el condado ficticio de Yoknapatawpha, creando un mundo mítico. En esta creación encontramos un precedente del Macondo de García Márquez, la Comala de Rulfo, Santa María de J. C. Onetti o la Región de Juan Benet.

Sus obras más conocidas son El sonido y la furia (1929) y Santuario (1931).

La Literatura Hispanoamericana: La Novela

En la evolución de la narrativa hispanoamericana del siglo XX se distinguen tres etapas:

  • Hasta 1940-45: Predomina la novela realista.
  • Entre 1945 y 1960: Se renuevan las técnicas narrativas.
  • A partir de 1960: Se consolida la nueva narrativa con un florecimiento de grandes novelistas.

Primeras Décadas del Siglo: La Novela Realista

En las primeras décadas del siglo, la novela realista, con toques naturalistas y románticos, aborda temas como:

  • La naturaleza grandiosa que condiciona la vida humana (Doña Bárbara)
  • Problemas políticos derivados de la inestabilidad, las dictaduras y las revoluciones (Los de abajo, de Mariano Azuela)
  • Problemas sociales, reflejando las desigualdades y la explotación de las riquezas naturales

A partir de 1940: Nuevos Temas y Formas

Aparecen nuevos temas y formas de tratarlos. Surge el mundo urbano. Las preocupaciones sociales se combinan con los problemas existenciales. Irrumpe la imaginación. Se desarrollan los conceptos de realismo mágico y lo real maravilloso, ampliando el concepto de realismo para incluir lo insólito de la realidad hispanoamericana.

Los novelistas de este periodo reciben la influencia de autores como Joyce, Kafka y Faulkner, y de corrientes como el surrealismo. Destacan autores como Borges, Rulfo y Miguel Ángel Asturias.

La Década de 1960: El Boom de la Novela Hispanoamericana

En la década de 1960 se inicia el ‘boom’ de la novela hispanoamericana, con obras como La ciudad y los perros (1962) de Vargas Llosa y Cien años de soledad (1967) de Gabriel García Márquez.

Características

  • Ampliación temática
  • Consolidación del realismo mágico
  • Renovación de las técnicas narrativas: ruptura del tiempo cronológico, cambios de punto de vista, etc.
  • Renovación del lenguaje

Esta renovación no busca abandonar la realidad, sino abordarla de forma novedosa. Los autores son conscientes de la insuficiencia del realismo para reflejar una realidad compleja. Julio Cortázar afirma que ‘el primer deber del autor revolucionario es ser revolucionario como escritor’.

La preocupación estética se une a la preocupación social, buscando ser un instrumento de testimonio y denuncia.

Autores Más Representativos

Julio Cortázar

Argentino (1914-1984). Cultivador del cuento fantástico con Bestiario (1951). Su novela Rayuela (1963) lo sitúa entre los renovadores de la novela contemporánea. Obra de gran complejidad estilística, con una estructura innovadora que permite al lector recrearla de diversas formas. Narra la peripecia de personajes profundamente humanos.

Carlos Fuentes

Mexicano (1928). Autor que experimenta con diversas técnicas y critica a la burguesía de su país. La región más transparente (1958) es una novela urbana ambientada en México, con una estructura caleidoscópica. La muerte de Artemio Cruz (1962) reconstruye la vida de un hombre poderoso agonizante, utilizando saltos cronológicos, cambios de punto de vista y alternancia de narradores. Otras obras: Cambio de piel, Terra nostra.

Gabriel García Márquez

Colombiano (1928). Considerado el mejor ‘contador de historias’ de la novela hispanoamericana. En 1967 publica Cien años de soledad, una de las novelas más brillantes en castellano. Reconstruye la historia de Macondo a través de la familia Buendía, creando una ‘gran saga americana’. Aborda temas como la naturaleza, los problemas sociales, el amor y el sexo, con elementos maravillosos y mágicos, en un estilo lírico e intenso. Otras obras: Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985).

Mario Vargas Llosa

Peruano (1936). Alcanzó el reconocimiento con La ciudad y los perros (1962), ambientada en un colegio militar en Lima, retratando la corrupción y la violencia. Otras obras: La casa verde (1966), La guerra del fin del mundo (1981), La fiesta del Chivo (2000).

K. P. Kavafis: Decisión de ser Alejandrino

Kavafis y Alejandría

Kavafis, de familia griega, nació en Alejandría. Su lengua y cultura eran griegas, pero hablaba inglés, árabe, italiano y francés. Vivió en Alejandría, Liverpool, Constantinopla y de nuevo Alejandría. Pudo trasladarse a Grecia, pero adoptó la nacionalidad griega y vivió en Alejandría como extranjero, en una comunidad griega en decadencia. Su decisión de ser griego en Alejandría no fue fácil, pero nunca se planteó otra opción. Alejandría fue su ciudad y ligó su destino a ella.

El Peso de la Historia

A los 17 años, Kavafis comenzó un diccionario histórico que nunca terminó. Era un hombre culto que difundía los ideales de la cultura griega helenística. Se orientaba a la idealización y la belleza, con un realismo que no renunciaba a la belleza. Buscaba la expresión de sentimientos íntimos, en contraste con la serenidad del arte clásico.

La historia de Alejandría está ligada a la decadencia. En su obra, los persas pueden representar a los ingleses, los bárbaros a los rebeldes del Sudán, o los defensores de las Termópilas a quienes mantenían vivo el espíritu griego en Alejandría.

En sus poemas históricos, el estilo de Kavafis es sobrio, con predominio de lo narrativo. No busca glorificar la nueva patria griega, sino mostrar que los seres humanos se alimentan de pasiones, esfuerzos e ideales que la muerte arrasa. Escoge personajes insignificantes, arrastrados por fuerzas que no controlan.

Estilo

Kavafis comenzó a escribir poemas en 1884, a los 20 años. Sometía su obra a un proceso de corrección constante. Escribía unos 60 poemas al año, de los que conservaba 5 o 6, que repartía entre amigos y familiares. Publicó en revistas como Nea Zoe y Ta Grammata. En 1904 publicó una selección de 14 poemas que distribuyó gratuitamente. Tras su muerte se publicaron los 154 poemas que había corregido.

En sus poemas encontramos temas como la soledad, la evocación del pasado, la fatalidad, la ausencia de dioses, la incomunicación y el viaje interior, característicos de la modernidad.

Fue un innovador, en contraste con sus contemporáneos griegos apegados al Romanticismo. Su poesía se despoja de elementos formales hasta convertirse en narración pura, con un tono conversacional.

En su época, la intelectualidad griega se dividía entre los defensores del griego culto y los del griego hablado (‘demótico’). Kavafis se acercó a los segundos, pero en su poesía usó griego clásico, helenístico o bizantino, junto con el demótico. Elegía las palabras por su poder de evocación.

El tono es objetivo. El lirismo no surge de las emociones del poeta, sino de la historia y la descripción. El distanciamiento es tal que algunos críticos calificaron sus poemas de ‘antipoemas’, ya que el lirismo no es una efusión del alma del poeta, sino que éste, distanciándose, muestra momentos de profundo lirismo con aparente simplicidad, crudeza y nitidez.

De la Historia extrae su mitología personal, con personajes reales o ficticios de las cortes helenísticas o la época bizantina.

A menudo, Kavafis inventa una voz madura que conoce el futuro y aconseja, recuerda o dialoga con personajes del pasado o del presente.

Es el cronista de Alejandría, de sus cafés, tabernas y burdeles, donde jóvenes se buscan y ancianos evocan el pasado. En estos poemas mantiene un tono objetivo y distante.

El Retrato de la Decadencia

Se ha criticado a Kavafis por ser un poeta sin fe, un poeta de la negación. Se le juzgó egoísta y desinteresado por los problemas sociales. Es un error calificarlo de poeta decadentista. Describe la decadencia de una cultura, pero era un hecho objetivo: la cultura helenística se desmoronaba bajo la presión de las ocupaciones occidentales y los nacionalismos.

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