1. CONTEXTO SOCIO-POLÍTICO, IDEOLÓGICO Y CULTURAL
El crecimiento socioeconómico de la burguesía es, socialmente, el punto de partida de una serie continuada de cambios en el pensamiento, concepto y valoración de la realidad, que darán origen a un importante movimiento intelectual: la Ilustración. La Ilustración se definiría, pues, por el deseo de saber, sapere aude (atrévete a saber) de Kant o el pensez par vous même (piensa por ti mismo) de Voltaire. De este modo, rasgos típicamente ilustrados son: el krausismo, el utilitarismo de Hobbes, el progreso, lo natural y el reformismo. Este movimiento ideológico se asienta en tres claves:
a) Racionalismo: la supremacía de la razón en todas las manifestaciones humanas lleva a la crisis de conceptos como jerarquía, autoridad, dogma y tradición.
b) Empirismo: Se produce un replanteamiento de los límites del conocimiento racional cuyo punto de arranque es Kant, con su monumental Crítica de la Razón Pura, que marca el paso al Pensamiento moderno.
c) Enciclopedismo: el símbolo por excelencia de la Ilustración es la Enciclopedia o Diccionario razonado de las Ciencias, Artes y Oficios (1751-1782), que trataba de compilar todos los conocimientos adquiridos hasta la fecha. La ingente labor es dirigida por D’Alembert y Diderot fundamentalmente.
2. EL SIGLO XVIII ESPAÑOL
Ámbito político
El siglo XVII acaba con el reinado de Carlos II el Hechizado, que encarna la decadencia española del momento. Se produce un cambio de dinastía, los Borbón sustituyen a los Austria, tras la Guerra de Sucesión (1701-1714). Con la proclamación de Felipe de Anjou como Felipe V de España después de la firma del tratado de Utrecht (1713), se marca la entrada de las nuevas corrientes del pensamiento europeo y las normas del «buen gusto», dictadas por Francia.
Ámbito socio-cultural
Durante el XVIII se crearon diversas instituciones culturales: en 1712, la Biblioteca Nacional, en 1713 la Real Academia Española de la Lengua quien publicó entre 1726 y 1739 el Diccionario de Autoridades, en 1741 la Ortografía y en 1771 la Gramática consolidando el proceso de fijación de la lengua.
3. LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII
Frente al decadentismo posbarroco, que explotaba una magnífica imaginación viviendo a expensas de los hallazgos estilísticos e ingenios gongorinos, se impone la contención y el utilitarismo en el arte.
Periodos estéticos
Postbarroquismo. Pretende continuar el estilo, las técnicas y los temas que fueron característicos del movimiento barroco y de los autores más significativos durante el siglo XVII.
Neoclasicismo. Consiste en una vuelta a la tradición clásica que encuentra sus modelos en el Renacimiento hispánico y en el Clasicismo francés e italiano.
Prerromanticismo. Es característico de esta corriente la ambientación de las obras en una naturaleza estridente, macabra o desbordada.
3.1. LÍRICA
En la primera mitad de siglo, la tendencia poética característica es el postbarroquismo. La tendencia conceptista se advierte en autores como Torres Villarroel o en El Desenfado, de Eugenio Gerardo Lobo. En cuanto a los derroteros de la poesía en la segunda mitad de siglo destacamos:
a) La poesía ROCOCÓ busca la miniaturización de los objetos y las escenas decorativas. Todo ello se expresa con un léxico refinado, a veces arcaizante, donde predomina el diminutivo → José Cadalso (1741-1782) se erige en maestro de la poesía anacreóntica. Su tono es suave, con una ingenuidad picaresca de ritmo vivaz y saltarín. Publica en 1773 Ocios de mi juventud.
b) La poesía NEOCLÁSICA. Al mismo tiempo se propone una concepción utilitaria del arte, al servicio del enaltecimiento de la patria, de los héroes, del bien y del mal. Es el marco de desarrollo de la poesía neoclásica o ilustrada → Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), escribe en 1776 La carta de Jovino a sus amigos salmantinos, Meléndez Valdés (1754-1817) se ha considerado el mejor representante de este siglo. En su poesía se resumen las distintas tendencias anunciadas. Escribió numerosas anacreónticas cultivando su vertiente sensual y erótica, caracterizándose por un estilo jovial, donde tienen su representación más tópica los símbolos del amor y la alegría.
La fábula. Resultó ser un género que se prestaba perfectamente a los propósitos neoclásicos del didactismo en el arte → Félix de Samaniego (1745-1801) y Tomás de Iriarte (1750-1791).
c) El PRERROMANTICISMO: El prerromanticismo supone una anticipación del Romanticismo. Recrea un sentimiento filantrópico y una nueva sensibilidad humanitaria y social, aquí destaca Meléndez Valdés con poemas como «La tempestad».
3.2. EL TEATRO
Son tres las tendencias que existen en la actividad dramática:
a) La tendencia neoclásica →
1) La comedia sentimental.
Teatro rococó, moral, afectado por la ola sentimental del XVIII y de imitación de la llamada comedia lacrimosa francesa. Tiene su arranque en La Petimetra de Nicolás Fernández de Moratín.
2) La tragedia neoclásica.
Representa el puente entre la comedia tradicional española y la tragedia romántica. Es un género artificial que surge por imitación de lo extranjero, principalmente lo francés.
3) La comedia ilustrada.
Tiene como máximo representante a Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), que innova en el terreno de la comedia. Es el único autor que consigue una cierta evolución del teatro a lo largo del siglo ilustrado. En 1806 publica El sí de las niñas en tres actos y escrita en prosa, su obra más conseguida. Otro autor destacado en este tipo de comedias ilustradas es Tomás de Iriarte con títulos como Hacer que hacemos, El señorito mimado o La señorita malcriada.
b) La tendencia popular → Representada por un género dramático menor como el de los sainetes de Ramón de la Cruz (1731-1794).
3.3. PROSA
Podemos distinguir dos tendencias:
a) La prosa didáctica y personal. Prosa destinada a servir de vehículo para la divulgación de las ideas ilustradas y contribuir así a la reforma de la sociedad. Los principales ensayistas del siglo XVIII fueron: El padre Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764)–> teatro critico universal, José Cadalso (1741-1782) es uno de los talentos críticos primordiales del siglo. Su andadura como literato en prosa se inicia con Los eruditos a la violeta, su obra maestra fue cartas marruecas. Melchor Gaspar de Jovellanos (1744-1811) encarna el modelo de ilustrado del momento y sintetiza sus condiciones de intelectual polifacético y culto. b) La prosa de ficción. Diego de Torres Villarroel (1694-1770) posee una variadísima obra literaria
con una marcada filiación quevedesca en cuanto al estilo. Su fama se la ha granjeado la publicación de su supuesta autobiografía, Vida, ascendencia,
nacimiento, crianza y aventuras del doctor Don Diego de Torres Villarroel. José Francisco de Isla, El Padre Isla (1703-1781) Jesuita, profesor de teología y predicador poseía una disposición natural para el ejercicio de la sátira, ridiculizando las ideas anticuadas y disparatadas.