1. EL AMOR EN LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
El tema del amor en un primer momento en la poesía de Miguel Hernández
está ligado al erotismo vivido a través de la naturaleza.La primera obra en la que surge el tema es Perito en lunas, etapa gongorinacon influencias de Jorge Guillén y Federico García Lorca. Las imágenes que emplea el poeta son herméticas ya que sigue la trayectoria de los del 27. M.H. queda impactado por una conferencia que pronunció F.G.L. en Murcia sobre la poesía de Góngora, el poder de la metáfora y el hermetismo de este poeta barroco.El poeta oriolano también se hace eco del poderoso atractivo de los EEUU sobre los intelectuales (García Lorca regresa de Nueva York en 1930, recordemos
su obra Poeta en Nueva York). Las vanguardias, el Surrealismo principalmente,
son las novedades que impactan al poeta de Orihuela, precisamente
porque en su entorno rural no sería frecuente dedicar una poesía a los entretenimientos sensuales de Perito en lunas
higueras, granados, limoneros…
naturaleza levantina llena de vitalidad humana y sensualismo, imágenes sugeridoras pero que hay que descifrar.
El conocimiento del amor y, más concretamente, la dependencia exterior
de un ser al que se necesita produce en Miguel una profunda crisis de identidad. Ha pasado del amor divino al amor humano con todo lo que esto supone. En El rayo que no cesa poemario amoroso de 1936 (coincide su publicación con Razón de amor de Pedro Salinas y Cántico de Jorge Guillén), desarrolla explícitamente este sentimiento. Dicha crisis ya se advierte en la serie de sonetos que le anteceden. El poema Me llamo barro aunque Miguel me llame es elocuente al respecto. El poeta se define en él como un ser desprovisto de identidad por la ausencia absoluta de la amada. Por el amor ha perdido su nombre y su oficio para reducirse a lo elemental y primitivo del ser: su condición de barro. Con ello nos remite a esa materia primigenia y noble cuyo fin es ser pisado por la mujer amada para acabar convertido en su huella.
2. VIDA Y MUERTE EN LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
Existe una estrecha relación entre la creación poética de M.H. y su biografía,todos los acontecimientos de su vida van determinando su creación lírica. En sus obras es fácil descubrir un proceso que es el propio discurrir de una realidad, y esta realdad está ligada a la pena, a un discurrir dramático que termina en tragedia. M.H. vive para la poesía, para su obsesión estética.
El poeta es de carácter callado, retraído, impredecible pero también espontáneo, dicharachero, capaz de animar a sus propios vecinos de cárcel.
Juan Cano Conesa afirma que M.H. tiene un extraordinario mensaje lírico y
humano para el hombre de hoy. Es capaz de levantar oleadas de entusiasmo, lo sentimos muy cerca de nosotros….su sensibilidad artística sigue siendo la nuestra y su poesía respira esa hombría y sinceridad que impregna toda su creación y que embriaga a todo hombre de espíritu joven, limpio y sensible.
Nacido el poeta en Orihuela, vive en contacto con la naturaleza, contempla
maravillado sus misterios: la luna y las estrellas, la lluvia, las propiedades de diversas hierbas, los ritos de fecundación de los animales. Estudia gramática, aritmética, geografía, religión, destaca por su talento. A los quince años debe conducir rebaños de cabras por las cercanías de Orihuela pero sabe embellecer esta monotonía con la lectura de libros de Gabriel y Galán, Zorrilla, Miró, Rubén Darío,…es aficionado a jugar, a decir misa, pues es muy religioso al principio (como García Lorca) por su amistad con los hermanos Sijé, sobre todo con Ramón. A veces escribe sencillos versos a la sombra de un árbol realizando sus primeros experimentos poéticos. Estos poemas están impregnados de vitalismo, optimismo natural, sueños de dedicación a la poesía y constituyen un homenaje a la naturaleza, a lo vivo, a lo natural, a
la alegría. Es una vida entregada a la lectura y escritura, a vivir, a leer los clásicos y a sentir la armonía de la naturaleza. En este periodo identifica la muerte con la llegada de los atardeceres y expresa su cariño a la naturaleza exaltando lo insignificante de ésta Ahora la pena es una pena más literaria que vivida, ficticia, la poesía es una bella mentira fingida, sus
poesías son alegaciones bucólicas, literarias, virgilianas. La vida es una vida contemplada, ajena, un puro sentimiento literario. La muerte es también ficticia hasta que vive la muerte de personas cercanas, en una ocasión escribe un poema a un amigo suyo, futbolista, que ficticiamente muere por la herida de un partido; parece que después coincidirán en la realidad en la cárcel.
Si avanzamos en su biografía y la lectura de sus poemas es fácil constatar
cómo el poeta va incorporando vivencias a su poesía, la melancolía y la tristeza
aparecen ya unidas a esa complejidad formal de Perito en lunas escrito con voluntad de exhibición, para dejar clara su capacidad.
A partir de aquí su poesía es ya una poesía vivida, su vida es dramáticamente poética.
Con su poesía oscurece o ilumina lo que trata, nos muestra las luces y lassombras de su realidad. Aunque conoce tempranamente el dolor le gusta cantar,contar chistes…Cada poema lleva un jirón de vida y de muerte: llevo al cuello unvendaval sonoro; el fracaso amoroso es grito, mugido, presagio de destrucción, todoes sino sangriento, signo fatalista.