Quinta parte: La experiencia en el pueblo[editar]
De viaje
Andrés consigue un puesto de médico titular de Alcolea del Campo, un pueblo entre Castilla y Andalucía. Andrés decidió ir en primera clase en el tren de ida, en su vagón estaba un hombre americano y un chico alto. Al entrar el revisor, este pidió los billetes, y advirtió al americano que el suyo era de segunda. El americano empezó a gritar y explico que había avisado en la estación su deseo de cambiar de clase, empezó a decir que España era un país sin civilización, sin la menor atención al extranjero, siguió así insultando a los españoles y a España hasta que el joven alto se le enfrentó y defendió su patria. El tren se paró y entró una compañía de cómicos. Andrés llegó a la estación y esperó a que llegase el coche hacia Alcolea.
Llegada al pueblo
Al llegar a Alcolea, Andrés decidió quedarse en Fonda de la Palma, un hotel en el centro de la ciudad. Allí conoció a un catalán, un riojano y un andaluz. Con los que comió y luego fue al casino de la ciudad. Luego marchó a ver al Secretario y con él, al médico compañero, el Doctor Sánchez. Éste le dijo que no pensase en ganar mucho dinero porque a los ricos los trataba el doctor Don Tomas Solana. Mientras que el doctor Sánchez se marchó, el Secretario y Andrés subieron a un cerro desde donde se veía el pueblo con viñedos y alguna higuera. Bajaron al pueblo y Andrés cenó en la fonda y luego dio una vuelta por el pueblo, que le parecía un inmenso sepulcro.
Primeras dificultades
El doctor Sánchez y Andrés se dividieron el pueblo en dos. Los primeros días resultaron muy tranquilos. Se cansó de la fonda, decidió abandonarla y el doctor Sánchez le buscó una casa en las afueras, en un barrio llamado Marrubial. Le pidió una tinaja y un mozo que la llenara a la patrona. Andrés estaba harto de la comida de la Fonda, únicamente a base de carne y especias. Pidió de comer legumbres, por pedir esto le tomaron por loco. La patrona de la casa se llamaba Dorotea, era una mujer guapa y elegante. Su marido se llamaba José, pero le llamaban Pepinito, era un hombre estúpido y feo. Tenían una hija llamada Consuelo de unos 12 años.
La hostilidad médica
A Sánchez le gustaban demasiado los toros. Se ausentaba de vez en cuando para ver corridas. Una tarde Sánchez se fue a Baeza y vino un hombre a avisar a Andrés de que la hija del molinero estaba muy enferma. Esta estaba en un estado crítico y debía ser operada de inmediato. Andrés la operó y todo salió bien. Después de la operación Andrés le explicó a la madre que esto se iba a reproducir, les aconsejó de ir a ver un especialista en Madrid. Al día siguiente, Sánchez se enfadó con Andrés, pensaba que Andrés quería hacerle perder clientes a Sánchez. Mientras la gente se ponía del lado de Andrés, Sánchez hablaba mal de él para desacreditarle. Andrés, con su escepticismo iba ganando prestigio.
Alcolea del Campo
Andrés se informa sobre el estado económico y político de Alcolea. Aprende que años atrás, esta no tenía problemas de dinero. España había firmado un tratado de vinos por culpa de una enfermedad que arrasó los viñedos franceses. El pueblo se especializó en la confección del vino, ganando así mucho dinero. Al acabar el tratado, nadie en el pueblo decidió de cambiar el cultivo, el pueblo se arruinó por falta de instinto colectivo. Sobre política, el pueblo estaba dividido en dos bandos: los ratones (liberales) y los Mochuelos (conservadores), como el alcalde. En Alcolea los ricos defraudaban a Hacienda y no se les tomaba por ladrones, eso ponía de los nervios a Andrés. Andrés de aburría en el pueblo, el tiempo se hacía eterno. Pepinito era un petulante que trataba fatal a su mujer y a la niña. Era de Tomelloso y le gustaba contar historias de muertos, sus historias que no tenían sentido, además era siempre la misma historia pero transformada. Andrés empezó a tenerle manía a Pepinito. Andrés, junto con Dorotea, la niña y los dos criados, bajaron a la bodega y a la Cueva de los Enanos (vasijas de vino). Llegó la vendimia y Andrés vio a varios hombres sudando haciendo el vino: fue entonces cuando le dio la razón a Iturrioz en que lo artificial era lo bello.
Tipos de Casino
En invierno Andrés comenzó a ir a La Fraternidad, el casino de Alcolea. Conoció a dos personajes pintorescos, el pianista y el hidalgo, Don Blas Carreño. Don Blas era la reencarnación de Don Quijote, Le gustaba hablar con citas, utilizar expresiones de los libros y llamar a los pueblos por su nombre antiguo, un hidalgo como en los libros de aventuras. Este invitó a Andrés a ir a su casa y le enseñó su librería, llena de libros de historia, astronomía y de aventuras, ofreciéndosela para cuando quisiera. Había un joven en el casino, abogado, hijo de usurero que le parecía imbécil
Sexualidad y Pornografía
Vio en la librería unas revistas pornográficas y llegó a la conclusión de que cuando había una vida sexual activa, la pornografía no se necesita (como en Londres) y en sitios, como Alcolea, donde la vida sexual es pobre, la pornografía estaba en todo.
El dilema
Andrés comenzó a tener mala reputación, se le consideraba violento, orgulloso, mal intencionado. Decidió dejar de ir al casino y empezó a pasar todo su tiempo libre leyendo en su cuarto. Alcolea le amargaba. Pensaba que leer tanta filosofía le hacia ser pesimista. Intentó dejar los libros de filosofía y probó los libros de historia y de astronomía. También probó a escribir. Pero nada eso le soluciono su problema. Comenzó a padecer dolores articulares y a caérsele el pelo, ya que él era neuro-artrítico. Andrés llegó a la conclusión que la solución era encontrar una mujer, pero sólo conocía a la hija de Sánchez, y la del Secretario. Ninguna de ellas le gustaba. Se puso a dieta y mejoró.
La mujer del tío Garrota
Una noche de invierno una mujer había caído a la calle y estaba muriéndose. Era la mujer del Tío Garrota y sufría una conmoción cerebral. Andrés la asistió pero estaba en un estado muy grave, al poco tiempo llegó el juez y dos guardias; interrogaron a todo el mundo y preguntaron si se podía interrogar a la vieja a Andrés. La vieja, tenía una lesión cerebral y estaba en estado de afasia y por ello no podía responder a las preguntas. Al rato, murió y se pensó al principio que había sido el marido quien la había asesinado. Al hacer la autopsia, en la que intervinieron los 3 médicos ( Andrés, Sánchez y Solana ) no dijeron nada convergente, cada uno daba una versión. Andrés defendía que había sido un suicidio. Sánchez, al igual que la actitud popular defendía que había sido el Tío Garrota que la había tirado por el balcón. Don Tomas Solana, en su informe hacia equilibrios, y en conjunto no decía nada.
Despedida
Debido a esto, los pobres del pueblo no le querían. Así que decidió presentar la dimisión, despedirse de Don Blas Carreño y del juez, y hacer las maletas. La última noche, aprovechando que estaban solos Dorotea y Andrés, éste se declaró y pasaron la noche juntos. A la mañana siguiente, Andrés se marchó camino de Aranjuez.