El Maestro de Esgrima: Intriga y Corrupción en el Madrid Decimonónico
Argumento
Jaime Astarloa, un veterano maestro de esgrima, se ve envuelto en una trama de intrigas y corrupción política. Imparte clases de esgrima cuando este arte está llegando a su final y se conforma con su existencia ritual y monótona en un momento de especial convulsión política. Astarloa, ajeno a los acontecimientos, busca la estocada perfecta para añadir al «Tratado sobre el arte de la esgrima» que está escribiendo.
Una mujer enigmática, Adela de Otero, se acerca al maestro siguiendo un plan perfecto que persigue una doble finalidad: conocer a Luis de Ayala, que forma parte de su aristocrática clientela, y aprender la estocada de los doscientos escudos con la que asesinará al Marqués. Consigue vencer las reticencias del maestro sobre enseñar a una mujer gracias al dominio y conocimientos que posee y, al mismo tiempo, inicia su propio combate, el de la seducción, en el que aventaja claramente a su maduro adversario. El misterio rodea a este personaje y fascina al veterano esgrimista: elude hablar de su maestro y su procedencia, y confiesa tener, como Astarloa, identificándose con Eneas, «una Troya ardiendo a sus espaldas» (p.126). Da por finalizadas las clases de forma precipitada tras conocer al Marqués, alegando falta de tiempo, y aparece alarmada cuando Astarloa la sorprende charlando con un enigmático caballero.
Luis de Ayala, marqués de los Alumbres y cliente del maestro, en quien cree ver su «conciencia dormida», le hace entrega de un legajo misterioso para que lo custodie, pero don Luis aparece muerto poco tiempo después por la estocada de los doscientos escudos. El maestro recuerda entonces el legajo, lo lee buscando respuestas y es entonces cuando una hoja cae, quedando separada del resto sin que el protagonista se percate de ello. Incapaz de entender lo que allí se expone, busca ayuda de un compañero de tertulia, Agapito Cárceles, conocedor de los avatares políticos del momento, y cuando este halla la clave y está a punto de dársela, la policía reclama al protagonista, que tiene que marcharse dejando a Cárceles concentrado en su tarea. Todos los hechos apuntaban a la autoría de Adela, pero esta aparece muerta en el río Manzanares, con el rostro totalmente desfigurado. A su regreso, Agapito ha desaparecido y con él, el legajo.
Marcha en su busca y descubre que ha sido salvajemente torturado y que ha confesado que Astarloa custodiaba esos papeles. Aunque la policía no puede facilitarle protección oficial, en lugar de huir, decide enfrentarse al enigmático asesino y vender cara su vida. Adela reaparece entonces, pues ha hecho asesinar a la criada para fingir su propia muerte, y confiesa sus crímenes motivados por la gratitud al hombre que le salvó la vida y le dio todo sin esperar nada a cambio, Bruno Cazorla, y que estaba siendo chantajeado por Ayala; después también lo intentaría el propio Agapito. Los papeles probaban que había colaborado con Prim por intereses comerciales y que posteriormente había decidido colaborar con Narváez para ponerse a salvo y conseguir beneficios económicos, pero aunque el legajo había sido recuperado, faltaba una carta, la más importante, aquella que se le había caído al maestro y en la que figuraba el nombre del traidor. Astarloa la lee y Adela intenta seducirlo para asesinarlo posteriormente. La alarma cunde en el maestro tras observar en ella el mismo gesto fiero que adquiría antes de la estocada final en los duelos, con lo que se consigue detenerla a tiempo. Tras el duelo final, Adela muere y Astarloa consigue al fin hallar la estocada perfecta.
Espacios
La obra se desarrolla en el espacio real de la ciudad de Madrid de finales del siglo XIX (calle Riaño, Plaza Mayor, Paseo del Prado…). Podemos hablar también de espacios interiores:
- La casa del maestro: En ella tienen lugar los duelos con Adela, los juegos de seducción, y se encuentra la carta extraviada, clave para resolver el enigma. Como el propio Astarloa, parece de otra época (p.157). Destacan su galería de esgrima, decadente pero bella (p.83), y su biblioteca (p.62, 63).
- El café «El Progreso»: Con veladores de mármol desportillado, sillas centenarias, cortinas polvorientas… (p.41), es decir, lo opuesto a su nombre. En él tienen lugar frecuentes discusiones de carácter político.
- El domicilio de Adela: En la calle Riaño, elegantemente amueblado (p.55).
- El palacio de Villaflores: En el que vivía y es encontrado muerto el Marqués.
- La casa de Agapito Cárceles: En la que el maestro debe defenderse a oscuras (p.212).
- La morgue: En la que se halla el cadáver de Adela/Lucía (p.200).