Cara a:En los años 40 y 50 la literatura hispanoamericana da las primeras muestras de superación de los modelos narrativos que habían dominado el panorama literario en las décadas anteriores.
El Regionalismo, comenzaba a agotarse. Además, , surge una nueva concepción de la realidad que ponía en duda la capacidad del hombre para entender el mundo por medio de la observación y la razón. Así mismo, las transformaciones en la vida y la influencia que ejercían los renovadores de la literatura europea y norteamericana favorecerán el nacimiento de la llamada nueva novela.
Esta nueva supondrá la aparición, junto a los espacios rurales, del nuevo mundo urbano y la atención a los problemas humanos, junto a los sociales. Del mismo modo, lo local irán dejando paso poco a poco a los temas de alcance universal. Aunque la carácterística que se ha señalado como más definitoria de la nueva tendencia es la incorporación de elementos fantásticos o maravillosos: lo mítico, lo legendario, lo irracional y lo mágico irrumpirán en las historias a través de dos técnicas principales: la poetización de la realidad y la naturalización narrativa de lo maravilloso.
La temática de estas novelas es muy variada, pero destacan en todas ellas dos compromisos: con el ser humano y sus problemas y con la historia convulsa del continente americano. Del primero destacan las novelas existenciales, en las que predomina la soledad, la incomunicación, la pérdida del sentido de la vida, la muerte y los personajes en conflicto con su entorno; en esta línea habría que situar a los personajes de y de Sábato Del segundo compromiso, derivan las novelas sociales, entre las que destacan las “novelas del dictador”, tendencia iniciada por Miguel Ángel Asturias en El señor presidente.
La reflexión sobre el proceso creativo dentro de la obra-es también motivo recurrente como Rayuela de Cortázar
Las innovaciones afectarán, así mismo, al discurso y a las técnicas narrativas. La más evidente es la ruptura de la estructura tradicional de la novela.
Destacaremos la ruptura de la linealidad temporal, la introducción de un tiempo subjetivo y puntos de vista diferentes. Otra constante es la preocupación por el lenguaje, Los autores experimentan con el idioma.
Es difícil hacer una cronología exacta de la nueva novela, pero suele señalarse a tres autores como aquellos que abrirán el camino de esta nueva narrativa: el guatemalteco
Cara b:
Miguel Ángel Asturias (cuya obra El señor presidente, el cubano Alejo Carpentier con su obra Los pasos perdidos, y el argentino Jorge Luis Borges, cuya obra El Aleph (1949) cuestiona los límites de la realidad
La obra de estos primeros autores revelaba tempranamente la existencia de dos tendencias principales en la nueva novela: el Realismo mágico y el Realismo fantástico.
Lo que distinguiría ambas corrientes es el modo en el que se integran los elementos fantásticos y reales en la narración. En la primera, ambos mundos –real y maravilloso- conviven en el discurso narrativo; mientras que en la segunda, los dos mundos resultan irreconciliables y la realidad se vuelve incomprensible y caótica.En los años 60 se produce ese fenómeno que se ha llamado boom de la novela hispanoamericana.
Se trata del periodo de máximo esplendor de esta narrativa y supone la integración definitiva de lo fantástico y lo real. Algunos autores han señalado como factor determinante del boom la coincidencia en pocos años de muchas novelas magistrales:
La ciudad y los perros (Vargas Llosa, 1961), El astillero (Onetti, 1961), Sobre héroes y tumbas (Sábato, 1961), Son estas novelas las que despertarán la atención de Europa y del mundo en general hacia la narrativa hispanoamericana.
De todas ellas, quizás sea Cien años de soledad la que ha alcanzado mayor visibilidad internacional. A los 70-80 se le ha llamado mayoritariamente postboom, o novísima narrativa.
, ésta se vincula a la época de desilusión ante el fracaso de los proyectos democratizadores. En cuanto a la temática, destaca la denuncia social, ideológica o política. El exilio interior y exterior La recuperación del tema del amor, como (El amor en los tiempos del cólera, García Márquez). Por último, hay que señalar la presencia del humor.
En lo que se refiere a las técnicas narrativas, hay dos tendencias principales. La primera de ellas está representada por novelas realistas, de fácil lectura, con predominio de la trama, preferencia por la linealidad temporal y ausencia de discursos metaficcionales. La segunda tendencia se caracteriza, contrariamente, por la exacerbación de la experimentación, la ausencia de trama argumental, la presencia de metaficción y una gran preocupación por la elaboración del lenguaje.Podemos destacar al chileno Luis Sepúlveda (1949):
Un viejo que leía novelas de amor (1992),