Nino: Un Retrato de la Resistencia en la Posguerra
El Protagonista: Nino
Nino, inspirado en Cristino, un amigo de Almudena Grandes, es un niño cuyo futuro es incierto. Está predestinado a seguir los pasos de su padre y ser guardia civil, pero sus condiciones físicas y su forma de pensar hacen que esto sea inviable. Es la primera vez que la novelista sitúa a un niño como protagonista y narrador de su obra. Con ello, la autora reivindica el derecho a opinar de los niños, visibilizando su papel dentro de la sociedad y evidenciando su importancia. Nino es un caso especial entre los niños de la casa cuartel por la elección final de su destino. Pronto, al entender el deseo de su padre sobre su futuro, se siente culpable por no haber crecido tanto como este esperaba. Aunque crece físicamente tan despacio que no puede dar la talla para ser un guardia civil, su mente se presenta más precoz que la de los amigos de su edad. Este niño tiene un destino asignado, está preso en una realidad odiosa, mientras desea una forma de vida totalmente diferente, como la de Cencerro o la de Pepe, el Portugués. Por eso, al final elige independientemente luchar contra la dictadura —como sus amigos y los del monte— con la finalidad de hacer avanzar el país. Por otro lado, tiene el corazón dividido entre el amor por su padre y su admiración por los guerrilleros, aun a sabiendas de que es una pasión prohibida porque son los enemigos de su padre. Este dilema marcará toda su infancia.
Almudena Grandes ha creado más figuras de niños con diferentes caracteres; algunos sirven para caracterizar al protagonista por contraste. Por un lado, Paquito, como hijo de guardia civil, siempre piensa las cosas igual que los adultos de la casa cuartel, dejándose influir por ellos. Por otro lado, Elenita, la nieta de doña Elena, aspira a vivir en la ciudad y a ascender de clase social. Elenita y Nino se alejan gradualmente a pesar de que al principio parecen sentir algo el uno por el otro.
Otros Personajes Principales
Pepe el Portugués
Es un hombre misterioso del que no se revela directamente su condición de miembro de la clandestinidad hasta que se despide para siempre de Fuensanta de Martos, y no sabemos su nombre real hasta el fin de la novela, a pesar de que se trata de uno de los protagonistas. Él no existió en verdad, pero pesa mucho en El lector de Julio Verne. Ante todo, como cualquier persona en la clandestinidad, Pepe el Portugués ha hecho sus trabajos perfectamente sin que los guardias civiles sospechen de él. Transmite la información a los guerrilleros, utiliza su casa como un punto de apoyo, desorienta a los guardias civiles, y cuando acaba el franquismo se presenta como candidato a las elecciones democráticas. Como amigo y modelo de Nino, establece buenas relaciones con él, e influye mucho en el pequeño, tanto en su carácter cuando sea adulto como en la elección de su camino. Al chico le sorprende lo diferente que es de los demás hombres del pueblo, alguien totalmente libre de ataduras; y, sin dejar de admirarlo, se convierte en su amigo. Para el pequeño, representa la independencia en su estado más puro.
Doña Elena
Es la profesora de Nino, una maestra jubilada que destaca por su humanidad y por anteponer la amistad a la mera transmisión de conocimientos. Se narra en la novela que Elena se casó, tuvo dos hijas y que en la actualidad del relato vive con su nieta en Fuensanta de Martos. Posee una amplia biblioteca que hace las delicias de Nino. Además, es una mujer con una vasta cultura. Da clases de mecanografía, taquigrafía, francés e inglés, pero también habla con el niño sobre temas de historia y acerca de la situación actual. Entre los libros existentes en la biblioteca, se encuentra la obra de Benito Pérez Galdós, que Nino lee ávidamente, para escándalo de su profesor, Don Eusebio, que considera al autor demasiado revolucionario. Don Eusebio es un cobarde, mientras que Doña Elena es una de las heroínas de la novela. Ella y sus libros serán un elemento fundamental en la evolución de Nino.
Otros Personajes Importantes
Los Guardias Civiles
La mayoría obedecen órdenes, pero no sienten ningún placer en ello, al contrario. Ejercen su poder y siguen el mandato de Franco, pero una parte de ellos se rebela contra las torturas, las persecuciones y los escarmientos que ejercen sobre los «enemigos». Aunque se dicen a sí mismos que la culpa no es de ellos, en el fondo sí se sienten culpables. Aparecen como instrumentos de la represión, pero al mismo tiempo como otras víctimas más del régimen opresivo vigente. Algunos miembros relevantes de este grupo son:
- Don Salvador, conocido por el sobrenombre de Michelín, es teniente del Ejército de Tierra, y la máxima autoridad militar en el pueblo. Para Nino, el origen de la mayoría de los actos llevados a cabo en el cuartel, y especialmente los de Michelín, es la cobardía.
La Doble Vida: Sanchís y Antonio, el Padre de Nino
Son los dos guardias civiles que presentan mayor complejidad porque a través de ellos es difícil distinguir la legalidad de la clandestinidad. Aquel es un republicano que actúa perfectamente como guardia civil fiel y de fuerte carácter, mientras que éste es un guardia civil que durante esos años no deja de vacilar sobre lo que debe hacer. Sanchís, a pesar de su buena apariencia, no es una persona agradable para los vecinos. Todos le tienen más miedo que a cualquier otro guardia y no les gusta su actitud soberbia y su mal carácter. Sin embargo, Nino descubre en él un lado tierno y humano en la escena en que le está pintando la uñas a su mujer. Más adelante se desvela que es él quien tiene contacto con los del monte y que protege los intereses de los maquis. Como cualquier antifranquista durante la posguerra, Sanchís se disfraza tan exitosamente que nadie duda de su fidelidad al gobierno franquista. Cuando es descubierto, opta por suicidarse, en vez de entregarse o huir. El padre de Nino, Antonio, también forma parte de los guardias civiles “amables” y tiene sus propias contradicciones, pero solo de forma interna, porque no se atreve a manifestar lo que opina más que a su mujer. Se ha convertido en guardia civil por casualidad en esa época convulsa, a pesar de que algunos de sus familiares son duros luchadores antifranquistas. La decisión tomada le resulta cada vez más dolorosa. Nino admira a su padre porque se da cuenta de que no es feliz, de que está de alguna manera atrapado en un destino que no es el que él ha querido y, junto con su admiración por Cencerro, toma la determinación de que no va a seguir sus pasos y de que nunca va a ser guardia civil.
Mercedes Ríos, la Madre de Nino
Señalar la novedad que supone el personaje de la madre de Nino, Mercedes Ríos, ya que es la primera vez en la obra de Almudena Grandes que la figura de la madre es presentada con características positivas. Es una madre cariñosa y preocupada por el bienestar de sus tres hijos. El inmenso amor que siente por sus hijos la llevan a enfrentarse con el teniente para proteger a Nino, aunque, ante sus amenazas, tiene que acabar sometiéndose a él. En este microuniverso que es la casa-cuartel debe mencionarse también a Pastora, ejemplo de la mujer relativamente emancipada. Casada con Miguel Sanchís, no se cohíbe en manifestar públicamente su amor. Su sensualidad es observada por todos, incluso por Nino.
La Guerrilla. Los Maquis
Algunos miembros importantes de este grupo:
- Cencerro. Como líder más famoso de los guerrilleros de Jaén Oriental, también aparece en la novela. Se plasma más indirectamente a través de los relatos legendarios, que dejan gran huella en el pequeño Nino y provocan que sienta una fuerte admiración por él. Tomás Villén Roldán, el verdadero Cencerro, era un hombre muy inteligente y muy audaz que tuvo en jaque a toda la guardia civil de Jaén. La escena de su dramática muerte el 17 de julio de 1947 es impresionante.
- Al contrario de la veracidad histórica de Cencerro, Elías, el Regalito fue creado por la autora como el sucesor de Cencerro. Antes, había sido un buen estudiante que le gustaba mucho a su profesor y en el que había puesto muchas esperanzas. Por razones familiares —los suyos eran de ideología republicana—, se va al monte. En realidad, a pesar de la muerte física de Cencerro, las leyendas y el espíritu de este líder sobrevivieron para estimular a sus compañeros a seguir luchando. Elías solo es uno de los numerosos hombres que prosiguen su lucha contra el régimen franquista.
Las Sufridas Gentes del Pueblo
Reflejan las condiciones de vida en la España de posguerra en muchos pueblos de España. Además de a la miseria tuvieron que sobrevivir heroicamente al miedo, a la tortura y a la permanente amenaza de muerte. Aun así son capaces de pequeños actos heroicos como cantar una canción prohibida, ayudar a los guerrilleros o, en el caso de las mujeres, tender ropa negra cuando un guerrillero era asesinado. Aunque la obra presenta un universo esencialmente masculino, es importante resaltar que las mujeres de Fuensanta de Martos resisten heroicamente a todo; en especial, las mujeres de los “rojos”, que tienen prohibida cualquier tipo de actividad que les permita vivir dignamente (la recova, el esparto o la pleita). Un grupo de mujeres víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura de características muy variopintas son las Rubias. Catalina, una mujer de cincuenta años, madre de nueve hijos, que vive en compañía de tres de sus hijas. Aunque la tragedia vivida la convirtió en una mujer amargada, mantiene su valentía. De entre sus hijas sobresale la pequeña, Filo, que acabará escapándose de España con Elías, el Regalito, tras quedarse embarazada de él sin estar casada.
Tiempo y Espacio
El Tiempo
La historia transcurre en una época trágica de la historia de España, una época de represión feroz del primer franquismo contra los vencidos en la guerra civil española. El ambiente que se respira en la novela está impregnado de miedo, sufrimiento, disimulo y del esfuerzo de unas familias por sobrevivir ante el terror impuesto por el bando vencedor. La narración se sitúa en el Trienio de Terror, entre 1947 y 1949. Aunque la historia se alarga más allá de la dictadura y abarca hasta 1977 gracias a la 4ª parte.
En cuanto al orden del discurso, toda la novela constituye una extensa analepsis (“flash back”) o vuelta atrás en la que el personaje protagonista, ya adulto, recuerda tres años de su infancia. Las tres primeras partes siguen un orden cronológico, se sitúan en años consecutivos: la 1ª parte, en 1947, cuando Nino tiene 9 años; la 2ª, en 1948 y la 3ª, en 1949. Pero, aunque la narración es lineal, son frecuentes las analepsis para aclarar sucesos o presentar antecedentes de los personajes; por ejemplo, cuando se relata la historia de Sanchís o la de doña Elena o cuando José, el Portugués, le cuenta en 1948 a Nino la historia de la familia de su padre y de su madre: se vuelve atrás 9 años: el asesinato de su abuelo o de sus tíos durante la guerra civil. También hay abundantes prolepsis (anticipaciones de hechos que van a ocurrir posteriormente); por ejemplo, cuando Nino avanza que el hecho de saber escribir a máquina le será más productivo en el fututo de lo que su padre podía sospechar o cuando hace referencia en 1947 a doña Elena, cuando no la conoce hasta 1948, aspectos que solo puede saber Nino cuando es mayor y no cuando los está narrando. Otro recurso presente en la obra es el de las escenas yuxtapuestas, aquellas en las que de forma paralela nos ofrecen dos narraciones que ocurren al mismo tiempo; es el caso de la escena en la que se mezclan los gritos de los detenidos que Nino y Pepa escuchan con la canción que él le canta. De la 3ª parte a la 4ª se produce una elipsis (salto temporal) de 11 años, de 1949 en que se sitúa la 3º parte cuando Nino tiene 11 años se salta a 1960 cuando está a punto de cumplir 23. Se inicia con el encuentro entre Nino y Maribel, una camarada del partido que acabará siendo su mujer. Conocemos los hechos más importantes de la vida de Nino durante esos 11 años gracias a una nueva analepsis en la que él se los resume a Maribel. Los acontecimientos posteriores se van narrando mediante nuevas elipsis: 1964: boda; 1973: encarcelamiento; 1976: amnistía; 1977: reportaje en televisión con la liberación de presos entre los que reconoce a Pepe, el Portugués (ahora, Camilo) y su 1ª conversación después de 28 sin saber de él. Por último tienen lugar las 1as elecciones democráticas a las que se presentan Nino y Pepe (cuyo nombre real era José Moya) por el Partido Comunista, aunque ninguno de los dos consigue escaño. Con respecto al ritmo temporal, la 4ª parte es muy diferente a las otras tres: es mucho más rápida debido a los constantes saltos temporales que hacen que se cuenten en muy pocas páginas 17 años de la vida de Nino; mientras que cada parte de las anteriores relataba un solo año de forma mucho más detallada y más amplia, con muchas otras tramas vinculadas a la trama principal protagonizada por el niño. Tampoco hay demasiados fragmentos descriptivos ni digresiones que contribuirían a ralentizar el ritmo de la narración como ocurre en las otras partes.
El Espacio
El relato de los hechos en los tres primeros capítulos se ambienta en Fuensanta de Martos, un pequeño pueblo de la Sierra Sur de Jaén, en plena represión de los guerrilleros que poblaban estos lugares. La autora reconstruyó el espacio rural con unas bellísimas descripciones, pero lo hizo tomando como referencia lo que su amigo Cristino, persona en la que se basa el personaje de Nino, le contó de su infancia. Ella, en realidad, no conocía Fuensanta. El capítulo 4º se desarrolla en un ambiente urbano (Granada), pero los espacios físicos no se describen con el detalle que se muestra en las tres primeras partes y tiene menor importancia. El espacio en la novela nos es presentado por el narrador de la historia, en este caso por Nino, el protagonista, que reconstruye desde el presente los escenarios de su vida en unos años precisos de su infancia, y en un contexto temporal muy difícil en un pueblo andaluz en el que podrían estar representados todos los pueblos de España reprimidos por la dictadura franquista. Fuensanta de Martos se parece a un micromundo en el que ocurren las incidencias típicas de la posguerra, mezclando lo ficticio y lo real de la historia; por ello, en lugar de este pueblo podría ser otro cualquiera y las situaciones que se desarrollarían serían muy similares a las que se relatan en la obra. Por otro lado, muchos de los espacios adquieren un valor simbólico y se presentan de manera subjetiva a través de la mirada del protagonista. De esta forma existe una contraposición entre dos mundos: el monte, símbolo de la libertad al margen de la norma establecida, donde le gustaría vivir a Nino y el pueblo, donde está el cuartel en el que viven los represores, pero también los habitantes del pueblo, algunos de los cuales protegen a los maquis. Ambos están íntimamente relacionados. El aprendizaje de la vida, la vivencia del monte en el que tiene que sobrevivir, marcan para siempre a Nino, como afirma en la 4ª parte, ya adulto, y viviendo en Granada. De los espacios interiores que contribuyen decisivamente a la evolución que experimenta Nino destacan dos que contrastan en muchos aspectos: uno situado en el pueblo, la casa cuartel donde vive, y otro situado más allá del cruce, la casa de doña Elena.
La Casa-Cuartel
Para los guardias civiles y sus familias es el único lugar en el que pueden sentirse seguros; pero Nino la siente como una cárcel, sobre todo aquellos días que, por haber ocurrido algo grave, sus padres los mantienen encerrados impidiéndoles incluso salir al patio. Las condiciones de la casa cuartel, sus paredes como papel, permiten a Nino descubrir conversaciones que no debería haber oído, como cuando su padre expresa su decepción por lo poco que crece su hijo, pues así no podrá ingresar en la guardia civil; este hecho condicionará su niñez porque le atormenta decepcionar a su padre y por otro le angustia tener un destino prefijado que él no quiere. Además en la casa cuartel es imposible no escuchar y no saber lo que un niño nunca debería conocer, porque son demasiadas las noches en las que los gritos de los detenidos no dejan dormir a Nino y a su hermana pequeña. Noches en las que él le contará, al igual que Dulce, su hermana mayor, hiciera con él antes, que es una película, que esos gritos no son reales, y la dejará que se acurruque a su lado mientras canta para ella hasta que se quede dormida. Vivir en este lugar le permite conocer la realidad de lo que ocurre en su pueblo, tomar partido por los que sufren y rechazar la represión y a aquellos que la ejercen; por eso este espacio, condicionará en gran medida el bando al que pertenecerá y el tipo de vida que elegirá Nino en el futuro.
La Casa de Doña Elena
Todo lo contrario ocurre con la casa de doña Elena, que representa el territorio de la libertad, de la rebeldía y del conocimiento. Nino quedará maravillado al descubrir el tesoro guardado en la humilde vivienda: una biblioteca de más de trescientos volúmenes, algo realmente extraordinario en esa época y en ese lugar, y que para el chico equivale a la felicidad. Los libros de esta biblioteca abrirán ante él nuevos caminos y le ofrecerán la posibilidad de decidir su propia vida, muy distinta a la que parecía aguardar al hijo de un guardia civil. A los contrastes entre espacios que han aparecido hasta ahora (rural en las tres primeras partes/urbano en la 4ª; entre espacios con alto valor simbólico – el monte/el llano, la casa cuartel/la cosa de doña Elena y el molino donde vive Pepe, el Portugués), habría que añadir el contraste entre la Andalucía interior (la sierra sur de Jaén) / y la Andalucía costera, tal como se muestra al comienzo de la novela, contrastando el monte —la Andalucía de la sierra— y la costa. Frente al frío del invierno en la sierra, la costa conserva la luz, las flores y la belleza, pero también la miseria en la que viven sus gentes, que no pueden recurrir a todo lo que el monte ofrece para sobrevivir.
Estructura y Punto de Vista Narrativo
La Estructura
La estructura interna de la obra es bastante compleja ya que alrededor de la trama principal, la protagonizada por Nino, hay otras muchas historias que no por ser secundarias dejan de tener vital importancia en el cambio que se opera en el protagonista, en la pérdida de su inocencia y en los pasos que le llevan a ser el hombre que quiere ser. Junto con la historia de Nino y la de su pequeño núcleo familiar en una casa cuartel de la Guardia Civil, se cuenta la de todos esos hombres que se echaron al monte, como Cencerro, y, ligada a ellos, la de esas víctimas silenciosas, sus mujeres, que tuvieron que sacar a sus familias adelante, completamente solas, como Catalina, la Rubia. La estructura externa es aparentemente más sencilla ya que la obra consta de 4 partes claramente diferenciadas; un análisis del contenido de las mismas nos permite agruparlas en dos grandes bloques:
Bloque I
Formado por las 3 primeras partes situadas en años consecutivos de la inmediata posguerra – 1947, 1948 y 1949, fechas que figuran como títulos de cada parte- y en la infancia de Nino: cada una de ellas recoge un año de su vida, según va cumpliendo 9, 10 y 11 años, y la evolución que va experimentado al abrigo de la lectura y de sus relaciones de amistad con Pepe y doña Elena. Este bloque es el que constituye una auténtica novela de aprendizaje o Bildungsroman.
Parte I: 1947
En 1947 se producen algunos hechos decisivos para su crecimiento físico y moral. Conoce a Pepe, El Portugués. Al chico le sorprende lo diferente que es de los demás hombres del pueblo, alguien libre de ataduras, y, sin dejar de admirarlo, se convierte en su amigo. Para el pequeño, que en este punto de la novela no sabe la verdad sobre él, representa la independencia en su estado más puro. La influencia de este personaje será decisiva en la vida de Nino; así como la lectura, a partir de la obra de Julio Verne que encuentra en su casa, Los hijos del capitán Grant. Enfrentamientos entre guerrilleros y guardias civiles que Nino, como hijo de guardia civil, conoce por el gesto y los comentarios que oye de su padre. Se suceden las persecuciones, los asesinatos, las detenciones, las torturas en la casa-cuartel que les llegan a Nino y a su hermana Pepa a través de las finas paredes de la casa cuartel. Conoce la historia de un guerrillero mítico, Cencerro, que despierta su admiración, aunque piense que está traicionando a su padre. Dada la baja estatura de Nino, tiene pocas posibilidades de entrar en la guardia civil; por ello su padre toma la determinación de que aprenda a escribir a máquina. Este hecho le cambiará la vida. Otras historias que se mezclan con la trama principal: la de Filo, la Rubia; la de Miguel Sanchís y Pastora; la de don Eusebio y Elías, el Regalito, el nuevo Cencerro.
Parte II: 1948
Algunos hechos destacados que ocurren este año: Siguen las represalias y las torturas en la casa cuartel (a Filo y a Fernanda, la Pesetilla), de las que Nino y su hermana Pepa son testigos indirectos. Conoce a doña Elena. El padre de Nino decide que sea ella quien le dé clases de mecanografía en secreto dado su pasado de “roja” y su relación con las Rubias. Este personaje es decisivo para la evolución de Nino; a través de las lecturas que ella le propone y de sus conversaciones con ella, el muchacho aprenderá a pensar con libertad y se cuestionará muchas cosas, algunas le llevarán a enfrentarse con el maestro, don Eusebio. Además Elena le enseñará taquigrafía y francés. Descubre que su padre ha matado a Fernando, el Pesetilla, aplicando la ley de fugas. Pepe, el Portugués, con sus explicaciones, conseguirá que llegue a entenderlo y a perdonarlo. Además lo empuja para que reflexione sobre la clase de persona que quiere ser él de mayor. Otras historias que se desarrollan: la de las hijas de Michelín, Marisol y Sonsoles, las Mediomujer; la de Catalina, la Rubia, y su familia; la de doña Elena y sus hijas; la de la familia del padre, de la madre de Nino y del alcalde Vitalicio.
Parte III: 1949
Se inicia en las navidades de 1948. El 14 de enero se celebra el undécimo cumpleaños de Nino: cuando su padre lo mide, descubre que ha crecido; aun así le confiesa que no quiere ser guardia civil. Se descubre que Miguel Sanchís, uno de los guardias civiles más temidos, es, en realidad, un guerrillero; después de asesinar a un delator, se suicida. La versión oficial nada tiene que ver con la realidad: celebran el funeral con todos los honores y extienden la noticia de que murió en defensa de la patria. Nino se indigna ante este hecho y le dice la verdad a Pepe para que se la transmita a Pastora. Nino decide ayudar a los guerrilleros que intentan huir a Francia engañando al teniente Michelín con la colaboración de su padre y de Curro. Despedida entre Nino y Pepe, quien le llama “camarada”, con todo lo que esto significa. Otras historias que enriquecen la trama principal: la de Joaquín Fingenegocios y Antonio Cuelloduro; la de Elías y Filo; la de Pastora.
Bloque II
Actúa a modo de epílogo y se observan muchas diferencias con respecto al bloque I: es mucho más breve; se desarrolla en los últimos años de la dictadura y los primeros de la democracia cuando Nino ya es adulto, está cerca de cumplir 23 años. Se centra en una única trama, la de Nino, que al final conecta con la de Pepe, el Portugués. Ya no hay aprendizaje, ni evolución del protagonista. La historia se cuenta con un ritmo vertiginoso gracias a los constantes saltos temporales y a la analepsis (flash-back) con la que se resumen de forma muy rápida los acontecimientos de la vida de Nino que se han saltado.
4ª Parte: Esto es una guerra y no se va a acabar nunca
Se desarrolla 11 años después del final de la 3ª parte. La historia que se cuenta abarca desde 1960 hasta 1977, cuando se producen las primeras elecciones democráticas; aunque se amplíe el tiempo para contar hechos sucedidos antes de 1960. Hechos principales: Encuentro de Nino con una camarada del partido con la que acabará casándose. Trabajo en la universidad y vida en la clandestinidad. Años de encarcelamiento y salida de la cárcel. Reconocimiento de Pepe, el Portugués, como uno de los prisioneros que sale tras la proclamación de una amnistía ya muerto Franco. Ese mismo día contacta con su amigo de la infancia. 1977: ambos se presentan a las elecciones, pero no resultan elegidos.
El Punto de Vista de la Narración
La historia está contada en 1ª persona por un narrador protagonista; se cuenta a través de los ojos de un niño con todos los inconvenientes y todas las ventajas que puede tener un narrador infantil. Ese fue el gran reto que se encontró la autora, como ella misma reconoce. La de Nino es una mirada inocente, desnuda de todo prejuicio, como la de cualquier niño; por eso su voz es la de un testigo fiable y de excepción, pues no manipula ni distorsiona lo que ve; y hace que la dura realidad que vive nos llegue de una forma más cruda y conmovedora. La historia se cuenta desde la perspectiva que tenía Nino de niño, pero desde la edad adulta, como lo muestran algunas anticipaciones de acontecimientos futuros que encontramos a lo largo de las tres primeras partes de la novela. Solo así se puede comprender la omniscencia de Nino, el que conozca muchos sucesos, que en el momento en que ocurren no podría haber conocido; por ejemplo, la historia final de Pastora. El hecho de que el narrador sea el hijo de un guardia civil resulta bastante original y da una dimensión más dramática a la historia porque se convierte en testigo indirecto de los gritos y lamentos de los torturados conviviendo diariamente con la violencia que, como niño, no entiende y rechaza.
Otros Recursos Relacionados con el Punto de Vista que se Utilizan
- Diálogos, con voces de otros personajes, insertos en la narración sin seguir las fórmulas tradicionales (verbos dicendi, uso de la raya,…): «Y cuando la señorita Ascensión nos pagó por fin, hay que ver, Pepe, qué caro te vendes, no sé cómo puede gustarte vivir tan solo, en el molino, sin alternar en el pueblo, no sé, sin venir al baile ni cultivar amistades, con la cantidad de solteras guapas y agradables que hay por aquí…, seguí riéndome con él»
- Soliloquios reflexivos en 1ª persona: se usan para reflejar algunos pensamientos de Nino con palabras textuales que no se atreve a formular en voz alta, a su padre por ejemplo: » Eso tendríais que hacer, matar a tanta gente que sus cadáveres lo cubrieran todo, lo pudrieran todo, y en España no se pudiera respirar, nadie podría volver a andar por las calles ni a cultivar los campos, y cuando las aguas de los ríos tiñeran el mar de rojo, y sólo entonces, por fin estaría claro, pero de momento aquí estamos todos, ellos y nosotros, de momento, aquí vivimos todos, ellos y nosotros, aquí vives tú y aquí vivo yo, que ya no sé de quién soy, pero sé que haré lo que me parezca.» O inmersos en el diálogo, en el que se mezcla lo que dice con lo que realmente piensa: “- Muy bien, padre -adiós a los coches de carreras, adiós a una casa como el molino viejo, adiós a los trucos de los hombres solos que no se casan nunca -. Me parece una idea buenísima. (…)”