Contextualización:
Antonio
Buero Vallejo de ideas republicanas y miembro de la RAE (1917), recibió el
premio Cervantes en 1986 y el premio de las letras en 1996, siendo la primera
vez que se otorga este premio en un liderato dramático.
Es un autor que rompe con el teatro de evasión y humor característico de la época para evolucionar hacia uno realista y social, tiene su origen en la obra “Historia de una escalera” (1949). En ella vemos como, a través de una crítica escondida tras una historia de amor que se repite, Buero plasma sus preocupaciones sociales, políticas y humanas en una época marcada por la dictadura.
Este fragmento, pertenece al tercer acto; En él, Fernando hijo y Carmina hija prometen luchar por su amor, haciéndose promesas y proyectos idealistas al igual que hicieron sus padres veinte años antes, quienes observaban la escena llenos de melancolía por su amor frustrado.
En cuanto a la relación del autor con su época literaria se pone de manifiesto la búsqueda de la felicidad, tan propio de su autor como de la literatura surgida tras la guerra civil española y la II guerra mundial. Fernando hijo no hace proyectos para ser feliz, sino que busca la conquista de la felicidad en hechos cotidianos.
Otro tema fundamental en la obra es la defensa de la libertad personal frente a las circunstancias más adversas. Y es que sin libertad el individuo, pierde la conciencia de vivir humanamente; Por ello, renunciar a la libertad equivale a morir.
Resumen:
Fernando hijo
convence a Carmina hija de que pueden vivir su noviazgo a pesar de los
estrictos impedimentos de sus respectivos padres. Además, le promete estudiar y
obtener la cualificación de aparejador e ingeniero, que les permitirá a ambos
abandonar ese bloque y ser protagonistas
de su propia vida.
Tema:
El tema del fragmento
está en la necesidad de luchar contra todos los obstáculos familiares y
sociales para ser verdaderamente felices.
Estructura:
En cuanto a la
estructura distinguimos dos partes, unidas de modo muy coherente.
La primera parte se extiende desde el comienzo del dialogo hasta el final de la tercera intervención de Fernando hijo (dime que si, por favor. ¡Dímelo!) En la que intenta convencer a la chica de que si es posible consolidar su amor. En esta parte contrastan los verbos en pasado (han dejado, han pasado) haciendo referencia al mundo miserable de sus padres, con verbos en futuro (nos marcharemos, me ayudaras) aludiendo al nuevo mundo que han de construir.
La segunda parte abarca el resto del fragmento; en ella Fernando hijo intenta convencer a su novia de que el futuro será para ellos mejor que el de sus padres y por ello menciona algunos proyectos concretos.
Personajes:
En cuanto a los
personajes, Buero nos muestra a Carmina hija, como un personaje pasivo que
contempla la vida con la esperanza de un mundo mejor, al igual que su madre, es
una romántica que se deja llevar por la situación y no
lucha por sus sueños. Fernando hijo, es un personaje valiente que quiere
cambiar el destino, como demuestra a través de valores connotativos (ellos se
han dejado vencer por la vida) donde hace referencia a la situación del momento
y su afán por superarla (me ayudarás a subir, a dejar para siempre esta casa
miserable).
Es sensible, romántico y apasionado pero vago e idealista como su padre.
Por lo que el autor deja un final abierto donde queda en el aire si podrán cumplir sus sueños o si su vida será igual a la de sus padres.
Tiempo:
La acción se
desarrolla en una ciudad española de posguerra, concretamente en una escalera
en la que hay cuatro pisos y por las que pasa la vida de tres generaciones,
aunque en este texto nos situamos ante la última de ellas.
Espacio:
Hay que destacar
que el espacio adquiere un gran valor simbólico, pues la escalera representa el
destino inalterable a pesar del paso de los años y la miseria económica y
social de España por lo que podría establecerse un paralelismo entre la
escalera y el país, siempre igual sin salida sin poder avanzar y entre los
personajes y la sociedad española.
Rasgos lingüísticos:
En
cuanto a los rasgos lingüísticos comenzaremos por el comunicativo o textual,
donde la cohesión con el texto está asegurada por la repetitiva referencia a
los nombres de los personajes que dialogan. Las funciones del lenguaje son la
apelativa y la expresiva.
En cuanto a la técnica del autor vemos que le da importancia a las acotaciones, ya que no solo aporta información “aun que esperaba su presencia ella no puede…”, sino que retratan a los personajes tanto física como psicológicamente “él se detiene, estupefacto al entrar en escena”.
En el aspecto morfosintáctico mostrar la brevedad de oraciones, unos registros coloquiales “son viejos y torpes”, al contrario que en las acotaciones que usa un vocabulario culto.
Las oraciones son mayoritariamente simples y coordinadas copulativas. Estas últimas, muchas veces carecen de nexos y aparecen yuxtapuestas «Dejaré a mis padres. No los quiero» o «Primero me haré aparejador ¡No es difícil!» Los sustantivos que aparecen son abstractos (estrecheces, rencores, brutalidad…).
Las clases de palabras que predominan son los adjetivos valorativos, como (viejos, torpes, mezquinos…), aplicados a sus padres, y los verbos en pasado y en futuro. La modalidad predominante es la exclamativa que tiende a llamar la atención del interlocutor o a fortalecer sus sentimientos comunes.
Además del campo semántico de las cualidades morales, , predominan el relacionado con los afectos, tanto en los diálogos como en las acotaciones (cariño, pequeña, besarse, adorada…).
Entre los recursos estilísticos, resulta muy expresivas las bimembraciones que consisten en agrupar por parejas, distintos elementos de un enunciado (entre ellos y nosotros, viejos y torpes, por ti por mí, subiendo y bajando…) observando que las palabras de cada pareja a veces expresan contraste y otras unidad.
Otra figura de repetición que encontramos es el paralelismo de la estructura sintáctica (estas casas miserables, estas estrecheces…): También vemos metáforas como “Abandonaremos este nido de rencores y brutalidad…”.
Para terminar, mencionar la hipérbole que aparece justo al final haciendo referencia a los padres: “sus miradas, cargadas de una infinita melancolía…”. Esa máxima intensidad de la melancolía se hace aún más expresiva al contrastar con el estilo, seguro y satisfecho de Fernando Hijo que se refuerza con una antítesis posterior, donde la melancolía de los padres antecede al grupo ilusionado de los hijos.
Conclusión:
En conclusión,
refleja mediante una escalera, la dramática situación en la que se encuentra
una gran parte de la población española, debido a los problemas de desempleo,
desigualdades, frustraciones y falta de esperanza para el futuro. En
definitiva, el realismo, la objetividad, los personajes, y el espacio utilizados
por Buero Vallejo convierten la obra en un hito de la literatura española.