Literatura Española de Posguerra al Siglo XXI
La Novela Española de Posguerra al Siglo XXI
Tras la Guerra Civil, la novela española sufre una ruptura con la tradición anterior, cuyo desarrollo se ve drásticamente interrumpido por el aislamiento internacional que impide la entrada de las nuevas corrientes europeas.
Dos fechas marcan el inicio de la nueva narrativa:
- 1942: Camilo José Cela publica La familia de Pascual Duarte, dando paso al tremendismo, corriente que selecciona los aspectos más crueles de la realidad.
- 1945: Carmen Laforet publica Nada, una visión nada triunfalista de la situación familiar de Andrea, donde se reflejan sus limitaciones morales y materiales.
El tema principal de las novelas de esta época es el reflejo amargo de la vida cotidiana, con énfasis en la soledad, la frustración y la muerte, siempre en personajes desarraigados.
En el exilio destacan:
- Ramón J. Sender, cuya producción se centra en la Guerra Civil (Réquiem por un campesino español).
- Francisco Ayala (Muertes de perro), que aborda el tema de la dictadura.
- Arturo Barea, con La forja de una rebelde, trilogía que narra sus experiencias en Madrid, Marruecos y la Guerra Civil.
En los años 50 surge la novela social, que denuncia las injusticias. La Colmena de Cela es pionera. La Generación del 55 muestra su disconformidad con la sociedad y el deseo de cambios. Priorizan el contenido y el diálogo, reflejando el habla de distintas clases sociales. Reflejan tres mundos: el urbano, el rural y el burgués. Predominan el realismo testimonial (enfoque objetivo) y el realismo crítico (visión subjetiva). Autores destacados: Sánchez Ferlosio (El Jarama), Juan Goytisolo (Señas de identidad), Ana María Matute (Primera memoria) y Carmen Martín Gaite (Entre visillos).
Los años 60 traen una renovación narrativa y experimental, donde el argumento queda relegado a un segundo plano. Se incorporan elementos oníricos e irracionales. Técnicas como el contrapunto (varias historias) y la caleidoscópica (muchos personajes) marcan la estructura. El tiempo se manipula con flashbacks y flashforwards. El diálogo disminuye, dando paso al monólogo y al estilo indirecto libre. Se difuminan las fronteras entre prosa y verso. Autores destacados: Martín Santos (Tiempo de silencio), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa) y Juan Benet (Volverás a Región).
La Poesía Española de Posguerra al Siglo XXI
Después de la Guerra Civil, la poesía se ve afectada por la muerte de grandes maestros como Machado y Lorca, el exilio de otros, y la permanencia de algunos en España. Miguel Hernández, el principal poeta de la Generación del 36, destaca por temas como la naturaleza, el toro y el amor (Viento del pueblo).
En el exilio, destacan poetas de la Generación del 14, como Juan Ramón Jiménez, y de la Generación del 27 (Alberti, Salinas, Guillén…), con la patria perdida como tema principal.
En los 40, encontramos dos tendencias: la poesía arraigada (visión ordenada del mundo, con Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo) y la desarraigada (mundo caótico y lleno de sufrimiento, con Dámaso Alonso –Hijos de la ira– y Blas de Otero –Ancia-).
En los 50, domina la poesía social, que denuncia las injusticias. Gabriel Celaya (Cantos Íberos) y José Hierro (Cuanto sé de mí) son figuras clave.
La poesía de los 60 muestra inconformismo y escepticismo, conocida como poesía de la experiencia personal. Destacan Gil de Biedma (Poemas póstumos) y Claudio Rodríguez (Don de la ebriedad).
Los Novísimos, en los 70, incorporan referencias a la cultura popular (TV, cine, cómics). Autores como Pere Gimferrer, Félix de Azúa y Guillermo Carnero exploran temas como la infancia, el amor y la sociedad de consumo.
A partir del 75, la poesía se diversifica. José Miguel Ullán experimenta con el vanguardismo y el surrealismo. Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena y Antonio Colinas recuperan el clasicismo y el barroquismo. El conceptualismo busca la esencia (Juan Antonio Valente y Sánchez Robayna). La poesía de la experiencia, con Luis García Montero y Justo Navarro, se centra en lo cotidiano y el desencanto social.
En el siglo XXI, la poesía muestra un mayor compromiso social y preocupaciones existenciales, utilizando discursos multimodales. Poetas como Elvira Sastre, Ana Merino y Juan Antonio González Iglesias llegan a los lectores a través de las redes sociales.
El Teatro Español de Posguerra al Siglo XXI
Tras la Guerra Civil, el teatro español se ve condicionado por la censura, la política empresarial, el público y la crítica. El teatro cómico, intrascendente, triunfa (teatro visible), mientras que el teatro innovador (teatro soterrado) apenas se muestra.
Destaca el teatro cómico de Miguel Mihura (Tres sombreros de copa) y Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro).
En los 50, surge el teatro realista y social con Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera) y Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte), que aborda la realidad española, la injusticia y la angustia del proletariado.
Los 60 traen dramaturgos experimentales como Francisco Nieva (Pelo de tormenta) y Fernando Arrabal (Pic-nic), que exploran la destrucción del personaje y temas como la injusticia, la pobreza y la incomunicación.
En los 70, grupos independientes como Els Joglars y Els Comediants combinan lo popular y lo experimental, con temas sociales.
Tras el 75, coexisten diversas tendencias. La comedia burguesa renovada, con Ana Diosdado (Los ochenta son nuestros), Alonso Millán y Antonio Gala, busca el entretenimiento. El realismo renovado, con José Luis Alonso de Santos (La estanquera de Vallecas) y Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!), aborda temas sociales con humor crítico.
En los 90, Juan Mayorga reflexiona sobre la dominación y el abuso (El chico de la última fila).
En la actualidad, Mayorga convive con autores como Alfredo Sanzol (La Ternura), herederos de los dramaturgos de los 90.
Crónica de una Muerte Anunciada
Crónica de una muerte anunciada, novela de Gabriel García Márquez publicada en 1981, relata el asesinato de Santiago Nasar por los hermanos Vicario para vengar el honor de su hermana Ángela. La obra se presenta como una reconstrucción periodística de hechos reales.
El tema principal es el fatalismo. Los personajes no pueden escapar a su destino. La novela explora el tema del honor, presente en la cultura hispanoamericana. Santiago Nasar, de origen árabe y rico, aparenta nobleza, pero es acusado de violar a Ángela. Los hermanos Vicario, brutales, pregonan su intención, buscando ser detenidos. Ángela desencadena la tragedia al no negarse a un matrimonio no deseado. Bayardo San Román, prepotente y orgulloso, avasalla a Ángela y su familia. El narrador, en primera persona, investiga los hechos años después. La historia se presenta con ambigüedad, a través de diferentes perspectivas.
La narración presenta un caos temporal, con prolepsis (anticipaciones) y analepsis (retrocesos). La acción se sitúa en un pueblo colombiano del Caribe. El estilo es experimental, con distintos registros lingüísticos (coloquial, vulgar, culto) y lenguaje poético, propio del realismo mágico.