Gustavo Aschenbach: Disciplina, Arte y Obsesión en La Muerte en Venecia

CAPÍTULO I

El protagonista principal de la obra, Gustavo Aschenbach, que residía en Múnich y rondaba los cincuenta años de vida, sintió una vibración interna que despertaba en él un impulso creador. No era que Gustavo fuera un mediocre, pues era un escritor públicamente reconocido; era la insatisfacción con su propia creación literaria lo que lo impulsaba a viajar, buscando, tal vez, el remedio para su descontento personal.

CAPÍTULO II

Gustavo Aschenbach, hijo de padre alemán y madre extranjera, representaba una síntesis entre una vida disciplinada y sobria (herencia paterna) y una sangre más viva y sensual (herencia materna). Gustavo era un artista singular; su genio no era ni vulgar ni excéntrico. Era un escritor acostumbrado al esfuerzo intenso, sin haber vivido los años juveniles plenamente. Gozaba de una extremada disciplina para acometer sus obras literarias, compaginando la dedicación y el esfuerzo con inspiraciones breves.

Gustavo pensaba que su trabajo literario debía reflejar el carácter general de su generación. Era un escritor que, aunque a veces abatido, conservaba su firmeza. Recibió una educación casera, sin tener amigos cercanos, y anhelaba llegar a ser viejo para poder crear obras literarias que abarcaran todas las etapas de la vida humana.

Era un escritor que necesitaba una disciplina extrema. Sus inspiraciones, aunque breves, le permitían, a la larga, crear obras extensas sin perder el hilo conductor de estas.

Gustavo trataba de acercarse, y lo lograba con éxito, a las tendencias de la literatura contemporánea; estaba a la vanguardia de su generación. Había logrado ascender a la dignidad literaria.

Aunque fue irreverente en su juventud, esta actitud le había traído problemas. Sin ser vicioso ni un gran pecador, tendía a rechazar cierto conocimiento y a aislarse con sus dolores y luchas internas. Este aislamiento, sin embargo, le confirió poder y la consideración de la gente.

El talento de Gustavo se forjó en la soledad y el aislamiento. Incluso sus obras eran recomendadas en las escuelas públicas y utilizadas como material didáctico. Su arte le deparaba más placer que una vida llena de pasiones y goces violentos.

CAPÍTULO III

El protagonista decide viajar buscando un entorno exótico, eligiendo una isla en el Adriático, cerca de la costa de Istria. Emprendió el viaje, tal vez esperando que el destino le reservara nuevos entusiasmos y emociones, o quizás una tardía aventura sentimental.

Los sentimientos y observaciones de Gustavo, como hombre solitario, eran más confusos e intensos que los de las personas sociables. La soledad engendra lo original, lo atrevido y lo extraordinariamente bello (la poesía), pero también engendra lo desagradable, lo inoportuno, lo absurdo y lo inadecuado.

Gustavo conoció por primera vez a Tadzio en el Hotel Excelsior de Venecia. Vio en él a un muchacho de unos catorce años, de cabellos largos y cabeza perfecta. Su rostro pálido y preciosamente austero, enmarcado por cabellos color miel, su nariz recta, su boca fina y una expresión de deliciosa serenidad divina le recordaron al escritor los bustos griegos de la época más noble. Era un muchacho encantador, cuya forma poseía una perfección clásica y un encanto personal extraordinario.

Gustavo amaba el mar por el ansia de reposo que busca el artista. ¿Acaso la nada no es una forma de perfección?

En cuanto a Tadzio, el joven polaco, le recordaba a Gustavo las reflexiones platónicas sobre el amor y la belleza, y la tensión entre lo espiritual y lo sensible. El escritor se dio cuenta de que su reticencia a abandonar Venecia por segunda vez era dolorosa únicamente por causa del joven Tadzio.

CAPÍTULO IV

A Gustavo Aschenbach no le gustaba el placer fácil o superficial. (Nota: El texto original parece referenciar incorrectamente un diálogo platónico). Según Platón, el amante es más divino que el amado, porque en aquel alienta un dios.

La dicha del escritor reside en la posibilidad de transformar completamente la idea en sentimiento y el sentimiento en idea. Gustavo sentía la necesidad de trabajar en presencia de Tadzio, tomarlo como modelo, elevar su belleza al plano espiritual. Sin embargo, no siempre conviene hacer públicas las fuentes de inspiración de los literatos.

El enigma de la naturaleza del artista reside en una fusión instintiva de disciplina y desenfreno. El deseo, a su vez, se engendra por un conocimiento defectuoso.

CAPÍTULO V

Este capítulo narra cómo la peste de Oriente llega a Venecia. A Gustavo, lo único que le importaba respecto a la peste era que Tadzio se marchara de Venecia. ¿Qué se podría decir de la vida de Gustavo Aschenbach al juzgarla?

Gustavo, al contemplar a Tadzio, a menudo pensaba que el joven no llegaría a viejo, un sentimiento que lo llenaba de pura compasión y, a la vez, de una malsana satisfacción.

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