La Generación del 98: Renovación de la Novela Realista
La Generación del 98 representó una renovación de la novela realista, dando más importancia al contenido que a la forma. Influenciada por el desastre del 98 y el auge del irracionalismo europeo, esta generación revitalizó la novela. En 1902, se publicaron cuatro obras clave:
- Amor y pedagogía, de Unamuno
- Camino de perfección, de Baroja
- La voluntad, de Azorín
- Sonata de otoño, de Valle-Inclán
Estos autores coincidieron en el rechazo al Realismo decimonónico y en la angustia existencial, propia de una época de crisis. Se impuso la temática existencial, social y filosófica. Los noventayochistas huyeron del costumbrismo y la retórica antigua, adoptando un estilo sobrio, sencillo y natural.
Otros temas recurrentes fueron la preocupación por España y la historia, buscando las raíces del «alma española», especialmente en Castilla. Los libros de viaje se cultivaron mucho, criticando aspectos negativos de los pueblos con intención reformista. Azorín publicó La ruta de Don Quijote (1905), Castilla (1912) y El paisaje de España visto por los españoles (1917).
Son comunes el uso de palabras tradicionales, la técnica impresionista y los diálogos densos. Cada autor mantuvo su individualidad:
- Valle-Inclán: Buscaba la belleza.
- Azorín: Destacaba por su minuciosidad.
- Unamuno: Se centraba en la reflexión.
- Baroja: Se caracterizaba por la rapidez.
Autores Destacados de la Generación del 98
Valle-Inclán evolucionó desde el modernismo de sus Sonatas, llenas de melancolía y evasión espacio-temporal, hasta el expresionismo degradante de sus esperpentos. En estos, deforma grotescamente la realidad con personajes fantoches para retratar una sociedad sin virtudes. En obras como Tirano Banderas critica las dictaduras, y también destacan El ruedo ibérico y la trilogía La Guerra Carlista.
José Martínez Ruiz, alias Azorín, presenta obras como Antonio Azorín y La Voluntad. En esta última, a través del personaje de Yuste, defiende la novela. En las obras de Azorín, el tiempo se detiene debido a sus profundas descripciones. Sus novelas tienen mucho de ensayo y, en algunas, de autobiografía. Presta especial atención al paisaje (Castilla, Los pueblos), a los clásicos como Cervantes y a la reinvención de personajes (Don Juan y Doña Inés). Sus temas preferidos son la angustia por el paso del tiempo, el hastío y la angustia vital.
Unamuno destaca por sus «nivolas», novelas cortas con poca acción y pocos personajes. Su estilo es propio y su preocupación, metafísica, especialmente la inmortalidad. Destacan Niebla y San Manuel Bueno, mártir.
Baroja fue un novelista por excelencia. Destacan La raza, La Tierra Vasca y Memorias de un hombre de acción. En El árbol de la ciencia, parece buscar una felicidad que no encuentra.
La Generación del 14 o Novecentismo
La Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos, influyó en esta generación. Además de ensayos y cuentos, destacan dos tendencias narrativas: la lírica y la intelectual.
La novela lírica: Prosa poética caracterizada por la melancolía y lo sensorial, que recuerda la prosa modernista, pero con una búsqueda de la perfección formal novecentista. Obras interesantes: Nuestro Padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926), de Gabriel Miró.
La novela intelectual: Destaca Ramón Pérez de Ayala, que escribe novelas generacionales como A.M.D.G. (siglas del lema jesuístico Ad Maiorem Dei Gloriam), donde critica a los jesuitas. En Belarmino y Apolonio, plantea el problema de la incomunicación. Otras obras interesantes son Tigre Juan y El curandero de su honra, donde vincula el honor del hombre a la fidelidad.
También existen novelas humorísticas, como las de Wenceslao Fernández Flórez (Las siete columnas) y Ramón Gómez de la Serna (El torero Caracho y El bosque animado). Se resucita la novela corta, y Felipe Trigo escribe novelas vitalistas.
A fines de los años 30, época de la República y la Guerra Civil, la novela se politiza, surgiendo las llamadas novelas sociales de preguerra. Estas grandes generaciones se truncan con la muerte de varios autores, mientras otros permanecen en el exilio.
El Género Narrativo y la Novela
El género literario narrativo comprende varios subgéneros, entre los que se encuentra la novela. En todos ellos, un narrador desarrolla una historia o hechos ficticios que les suceden a unos personajes en un tiempo y espacio determinados. La novela es una narración extensa en prosa, como El Quijote de Cervantes. Suele dividirse en capítulos.
Características de la Novela Moderna
En las novelas modernas, además del héroe, aparece el antihéroe, como en Lazarillo de Tormes y Don Quijote de La Mancha. Hoy en día es difícil dar una descripción precisa, ya que se hacen novelas de todo tipo. Existen subgéneros novelescos con temas como aventuras, acción, caballerías, terror, sentimental, etc., y según la intencionalidad, satírica, burlesca, etc.
Elementos de la Narración
- El narrador: Puede no coincidir con el autor.
- El receptor: No siempre coincide con el lector. A veces encontramos un narrador interno llamado narratario.
- Tipos de narrador:
- Interno: Participa en la historia, como protagonista o personaje secundario (primera persona).
- Externo: Suele ser omnisciente, es decir, que todo lo ve, o un simple espectador (tercera persona).
- Niveles narrativos:
- Narración enmarcada: Una historia dentro de otra (El Conde Lucanor de Don Juan Manuel).
- Narrador-editor: Finge que no ha creado la historia, sino que la encontró escrita (La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela).
- Los personajes:
- Protagonista: Personaje principal.
- Secundarios.
- Redondos: Evolucionan.
- Planos: No tienen muchos rasgos.
- El espacio: Lugar donde se realiza la acción.
- El orden de la narración y el tiempo narrativo:
- Orden cronológico o lineal: Propio de la novela del siglo XIX.
- Orden no lineal: In medias res (la acción comienza en medio) o uso de flashbacks.