Generación del 98, Novecentismo y Generación del 27: Un recorrido por la literatura española

Generación del 98

La Generación del 98, grupo de escritores de finales del siglo XIX opuestos al Modernismo, estuvo compuesta por Unamuno, Maeztu, Baroja, Valle-Inclán y Antonio Machado. Mientras que los modernistas cultivaban un espíritu lúdico, la Generación del 98 se caracterizó por:

Características de la Generación del 98

  • Un talante ético: Tomaron conciencia de la crisis política, social y moral del país, buscando soluciones. En su juventud, algunos como Unamuno, Maeztu y Baroja militaron en partidos políticos de izquierda, y Azorín, Baroja y Maeztu firmaron el «Manifiesto de los Tres» como protesta social. Con la madurez, adquirieron temas más contemplativos, nostálgicos y líricos (excepto Machado y Valle-Inclán).
  • Una especial atención a las tierras de España: Describieron pueblos, paisajes atrasados y decadentes, comparándolos con la gloria pasada, en contraste con la huida en el tiempo y espacio de los modernistas. Se les considera creadores del paisaje español, expresándolo con sus sentimientos.
  • Un espíritu pesimista: Influenciados por filósofos como Nietzsche y Schopenhauer, expresaron la angustia de la crisis europea de finales de siglo. Abordaron temas como el paso del tiempo, el escepticismo religioso y la ineficacia de la acción social. Unamuno, en ensayos como «La agonía del Cristianismo» y «Del sentimiento trágico de la vida», expuso el deseo de inmortalidad y la imposibilidad racional de creer en ella.
  • Un estilo literario antirretórico: Buscaron la sencillez y precisión, fijándose en autores medievales y clásicos como Bécquer o Larra, utilizando un lenguaje tradicional. Antonio Machado, el poeta más importante de esta generación, con influencias de Bécquer, empleó un estilo directo y sencillo con rima asonante, contrario a la estética modernista. En su poesía, como en «Campos de Castilla», fusionó la preocupación por España con el análisis de la vida humana.
  • Innovación en los géneros: Unamuno renovó el ensayo e intentó un nuevo tipo de novela, la «nivola», con personajes que anhelan ser desde la conciencia de su falta de vida propia. Valle-Inclán creó el «esperpento» teatral. Azorín, en «La Voluntad», presentó una novela casi sin argumento, una miscelánea de escritos.

Antecedentes de la Generación del 98

Los antecedentes de la Generación del 98 son el Krausismo (desde mediados del siglo XIX) y el Regeneracionismo (finales del siglo XIX). El Krausismo, movimiento de renovación intelectual, se basó en las ideas de Krause, cuya obra influyó en profesores que buscaban renovar la sociedad española desde un catolicismo liberal. Figuras importantes fueron Julián Sanz del Río, Francisco Giner de los Ríos (elogiado por Machado), entre otros. Giner de los Ríos, apartado de la Universidad de Madrid por motivos políticos, fundó la Institución Libre de Enseñanza. El Regeneracionismo, surgido tras el desastre del 98, destacó con Joaquín Costa y su obra «Oligarquía y Caciquismo», que señalaba el atraso español debido al régimen caciquil.

La novela de la Generación del 98

En la etapa del Realismo, la novela fue el género más desarrollado. Las nuevas novelas minimizaban el argumento y desarrollaban la intimidad de los personajes y la descripción de ambientes. Unamuno («Niebla», «Abel Sánchez», «San Manuel Bueno, mártir»), Azorín («La Voluntad», «Doña Inés») y Valle-Inclán, escribieron novelas innovadoras. Pío Baroja («El árbol de la ciencia», «La busca», «Camino de Perfección»), considerado maestro, transmitía una observación de la vida con un estilo claro, preciso y rápido.

El Novecentismo (Generación del 14)

Los jóvenes del Novecentismo defendieron nuevos valores intelectuales, considerando a la Generación del 98 decimonónica. Figuras como José Ortega y Gasset, Eugenio d’Ors, Gregorio Marañón y Azaña, con una visión menos pesimista, se abrieron a las nuevas corrientes europeas. Ortega y Gasset, en su ensayo sobre el nuevo arte, anunció la llegada de las vanguardias. Rechazaron el tono emocional y subjetivo de sus predecesores, buscando un mayor rigor intelectual y una visión universal. Destacó Ramón Pérez de Ayala con su novela intelectual «Belarmino y Apolonio».

Las Vanguardias

Las Vanguardias (Dadaísmo, Futurismo, Cubismo, Surrealismo, Creacionismo, Ultraísmo) se desarrollaron en Europa tras la Primera Guerra Mundial. Defendieron lo irracional, la provocación y la ruptura. Ortega y Gasset, en «La deshumanización del arte», calificó este nuevo arte como deshumanizado, un juego trivial percibido por la inteligencia. Ramón Gómez de la Serna organizó actos vanguardistas e inventó la greguería.

Juan Ramón Jiménez

Juan Ramón Jiménez, comenzó con poemas modernistas («Diario de un poeta recién casado»), influyó en la Generación del 27 y definió la «poesía pura». Buscó la esencia de las cosas, rehaciendo sus poemas y acercándose a la filosofía.

La poesía de la Generación del 27

Tras la Primera Guerra Mundial, el vanguardismo renovó el panorama artístico. En España, llegó con Vicente Huidobro y el Creacionismo, y el Ultraísmo en poesía. La Generación del 27, con autores como Jorge Guillén, Pedro Salinas, Federico García Lorca, Gerardo Diego, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, alcanzó la madurez en los años 20. Conmemoraron a Góngora, viendo en él un ejemplo de creación de un mundo literario propio. Integraron la tradición con la vanguardia, reivindicando la tradición literaria española sin renunciar a la modernidad. Admiraban a clásicos españoles (Manrique, San Juan de la Cruz, Garcilaso, Góngora, Quevedo), a Bécquer y Rubén Darío. Utilizaron formas métricas clásicas y el verso libre, combinando poesía popular e intelectual. Se les conoce como la Edad de Plata de la literatura.

Etapas de la Generación del 27

  • Hasta 1929: Poesía pura, influencia de Góngora y Juan Ramón Jiménez.
  • 1929 a Guerra Civil: Surrealismo y rehumanización, inquietud existencial, crítica social.
  • Guerra Civil y exilio: Exilio para la mayoría, poesía de un humanismo angustiado o solidario, nostalgia de la patria perdida, temas de vejez y soledad.

Tendencias estéticas de la Generación del 27

  • Neopopularismo: Atracción por la poesía popular, uso del octosílabo y la rima asonante.
  • Vanguardismo: Ruptura de la sintaxis, eliminación de signos de puntuación, imágenes irracionales.
  • Poesía pura: Expresión de la plenitud del presente.

Temas de la Generación del 27

Abordaron temas universales como el amor, la muerte, la soledad, y nuevos como el juego intranscendente y la preocupación social.

Teatro anterior a 1939

El teatro comercial se dividió en tendencias como el realismo de Jacinto Benavente («Los intereses creados»), el teatro en verso de Eduardo Marquina («En Flandes se ha puesto el sol»), el costumbrismo cómico de Carlos Arniches («La señorita de Trevélez») y los Hermanos Quintero, y el astracán de Pedro Muñoz Seca («La venganza de Don Mendo»). El teatro innovador, con autores como Jacinto Grau, Casona, Azorín y Alberti, buscó la renovación. Valle-Inclán creó el esperpento («Luces de Bohemia») y Lorca un teatro poético («La zapatera prodigiosa», «Yerma», «Bodas de sangre», «La casa de Bernarda Alba»).

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