LA NARRATIVA EN EL Siglo XX
Nuevos modelos narrativos. La novela anterior al 36: la novela del 98, novecentista y vanguardista. Novela posterior al 36. La novela en los años setenta: principales autores.
La novela anterior al 36
La primera mitad del Siglo XX es muy rica desde el punto de vista literario.
Los autores de la Generación del 9
8 utilizan la novela como vehículo fundamental de expresión y lo convierten en el género por excelencia de la literatura del Siglo XX.
Posteriormente, los autores pertenecientes al Novecentismo o Generación del 14 lo cultivan con profusión, junto con el ensayo, y en ambos se proponen buscar nuevas vías narrativas.
En los años cuarenta, tras la Guerra Civil Española, la literatura se ve condicionada por la ideología, y la novela no es una excepción. Los autores exponen su punto de vista en sus novelas a la vez que pretenden ser originales y experimentar con nuevas técnicas narrativas. Se buscan nuevos ángulos narrativos que reflejen una mayor riqueza de perspectiva y de visión para el lector. Además, nacen nuevas editoriales y colecciones, lo cual, unido al incremento de las traducciones, contribuye al desarrollo pleno de la novela.
Novela del 98
La novela es el género más importante de cuantos cultivaron los miembros de este grupo. Los temas principales de los autores de esta generación, además de los relacionados con la regeneración del país y el problema de España, serán dos:
la reflexión sobre el sentido de la vida y de la muerte y el paso del tiempo.
Estas preocupaciones existenciales estarán representadas fundamentalmente por Unamuno, aunque los demás autores también dan muestras de ellas en su obra. Y el otro gran tema es la religión, aunque no hay unanimidad entre ellos: desde los católicos fervorosos como Azorín y Maeztu, los agnósticos como Baroja, pasando por los dubitativos como Unamuno, vemos representadas en la Generación del 98 posturas muy diversas en relación con la religión.
Su amor a España les llevó a analizar las causas de tanto declive a través de tres contenidos fundamentales:
-El paisaje:
Viajaron por España y la describieron, especialmente Castilla, como una re-creación del paisaje.
Había que empezar de cero, y esto no era otra cosa que mirar con ojos nuevos lo que les rodeaba. Castilla simbolizaba a toda España.
-La historia:
No se interesan por la Historia con mayúscula, es decir, la de los grandes hombres y las grandes batallas, sino por la historia del pueblo, de las personas que trabajan día a día, la de los hechos cotidianos, la del trabajo, la de las costumbres, la de “los millones de hombres sin historia”, calificada por Unamuno como intrahistoria.
-La literatura:
Las fuentes literarias que influyen están muy claras, ya que son un referente histórico y literario. Los autores del 98 se interesan por los clásicos de nuestra literatura, como el Poema de Mío Cid, Gonzalo de Berceo, el Arcipreste de Hita, Jorge Manrique, Fray Luis de León, Cervantes, Góngora, etc.
Estos autores evolucionan desde el compromiso social y político de su juventud hasta la evasión por medio de la literatura a medida que van envejeciendo.
Azorín poseía de joven una ideología anarquista radical para, posteriormente, evolucionar a posturas conservadoras; Baroja se mostraba contrario a todo –era anticlerical, antimilitarista, anticristiano, antijesuita, antimasón, antisocialista y anticomunista–; Unamuno estuvo afiliado al partido socialista; Maeztu se consideraba anarco-socialista. Todos asistían a las mismas tertulias o a los mismos actos como elemento ideológico común: realizaron una visita en común a la tumba de Mariano José de Larra (considerado por algunos como un precedente de su Generación), fueron de excursión a Toledo en 1902, asistieron al estreno de la obra de teatro Electra, de Galdós. Antonio Machado y Valle-Inclán fueron más bien modernistas en su juventud (Valle-Inclán, además, simpatizaba con el carlismo tradicionalista) y poco a poco fueron evolucionando hacia compromisos de tipo progresista en su madurez.
En cuanto a la forma, estos autores se basan en la simplicidad y la claridad.
Huyen de la retórica vacía y de los largos periodos oracionales.
Lo más importante es el argumento, el fondo, y la forma no debe ser un obstáculo para la comprensión del mensaje implícito en la novela.
Entre los miembros de la Generación del 98, los principales novelistas son:
Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Pío Baroja, Valle Inclán y Azorín
Estos autores publicaron sus novelas durante las tres primeras décadas del Siglo XX, es decir, hasta el comienzo de la Guerra Civil, con lo que desempeñaron una especie de magisterio sobre los autores más jóvenes que se iniciaban en la narrativa.