Generación del 14 o Novecentismo
El Novecentismo, también conocido como Generación del 14, es un movimiento intelectual y artístico que tuvo su auge en España durante los años veinte y comenzó a declinar en la década de 1930. Esta generación reaccionó ante la visión pesimista y subjetiva de los autores del 98 y propuso un acercamiento a la cultura europea como modelo a seguir. El tema de España les preocupaba profundamente: «Hay que rehacer la Historia de España hasta en sus últimos postulados». Su meta principal era la transformación del individuo a través de la razón y el arte.
Características del Novecentismo
Al igual que los autores de la Generación del 98, los novecentistas mostraron una gran inquietud por el problema de España. Sin embargo, adoptaron una postura menos sentimental y más intelectual. El valor estético de la literatura era fundamental para ellos, buscando la «obra bien hecha» y huyendo de la superficialidad. Se empleó una narrativa innovadora para crear una novela intelectual que proporcionara placer estético.
Autores y Obras del Novecentismo
José Ortega y Gasset
José Ortega y Gasset fue un filósofo y ensayista español que fundó la Revista de Occidente. En su libro La deshumanización del arte, expone sus teorías estéticas y realiza un análisis del vanguardismo en España. Divide a los receptores del arte en dos grupos: una minoría-élite capaz de entenderlo y apreciarlo, y una mayoría incapacitada para ello. Busca un arte puro, deshumanizado y alejado del sentimentalismo.
Wenceslao Fernández Flórez
Wenceslao Fernández Flórez se caracterizó por su visión humorística e irónica de la moral del hombre. En Las siete columnas, los hombres consiguen que el demonio destruya los siete pecados capitales, pero los efectos son terribles: sin avaricia no se trabaja, sin lujuria bajan los niveles de natalidad… Ante esto, se le pide al diablo que devuelva los pecados. El bosque animado es otra de sus obras más conocidas, ambientada en un bosque gallego donde destaca la belleza de la naturaleza. Esta obra se considera un precedente del realismo mágico hispanoamericano.
Gabriel Miró
Gabriel Miró poseía una gran capacidad para captar sensaciones y un gran dominio del lenguaje. La belleza formal prevalece en sus obras, entre las que destacan Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso. La acción es mínima, lo fundamental es la creación de atmósferas y personajes. Miró busca captar la vida monótona y asfixiante de una comunidad cerrada, mostrando el enfrentamiento entre aquellos dominados por el pecado y los que están abiertos a la felicidad y al disfrute humano.
Ramón Pérez de Ayala
Ramón Pérez de Ayala es considerado el máximo representante de la novela intelectual. Su obra se divide en tres etapas:
- Primera etapa (Tetralogía): narra la vida de un personaje que actúa como alter ego del autor. Troteras y danzaderas es la obra más destacada de esta etapa.
- Segunda etapa (Novelas poemáticas de la vida española): son novelas de transición entre las dos etapas principales.
- Tercera etapa: los personajes encarnan ideas o actitudes vitales y se presentan dos visiones de los acontecimientos. Belarmino y Apolonio, por ejemplo, cuenta la historia del amor frustrado entre dos jóvenes que se reencuentran años después, cuando él es sacerdote y ella prostituta. Sin embargo, los verdaderos protagonistas son los padres de los amantes.
Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón Jiménez se definió a sí mismo como el «andaluz universal». Desde joven se dedicó a la poesía y la muerte de su padre lo sumió en una profunda depresión. En 1956 obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Estaba completamente dedicado a su mundo literario, ajeno a la vida cotidiana: «Yo tengo escondida en mi casa, por su gusto y por el mío, a la Poesía. Y nuestra relación es la de dos enamorados». Su poesía fue siempre minoritaria y él creía que la poesía debía perseguir la Belleza, el Conocimiento y la Eternidad: la Belleza mezclada con melancolía y dolor, el Conocimiento como camino hacia la verdad, y la Eternidad como una forma de atrapar la Belleza y la verdad, convirtiendo al poeta en un Dios. Su obra poética se divide en cuatro etapas:
- Poesía romántica: Escribe obras como Ninfas y Almas de violeta, siguiendo la línea romántica de Bécquer. Su primer gran libro es Arias tristes, lleno de sentimientos de soledad y melancolía, que trata el paso del tiempo y la muerte en un tono becqueriano, intimista y simbolista.
- Poesía modernista: Escribe Elejías y La soledad sonora, adoptando características del modernismo intimista. También escribe Platero y yo en esta etapa.
- Poesía intelectual: Rompe con el modernismo y escribe Diario de un poeta recién casado, que él mismo consideró su mejor libro. Es una poesía «desnuda», sin los «ropajes» del modernismo. También escribe La estación total, donde predomina el anhelo de abolir el tiempo y llegar a una posesión total de la belleza y del conocimiento, y Eternidades.
- Poesía metafísica: Se encierra en sí mismo y escribe En el otro costado y Dios deseado y deseante, donde se siente un dios capaz de crear con su palabra un mundo nuevo de belleza.
Juan Ramón Jiménez encarna la búsqueda de la Belleza absoluta e influyó en los miembros de la Generación del 27 y en otras generaciones posteriores de poetas españoles.