García Márquez y el Boom de la Narrativa Hispanoamericana
1. La Novela Hispanoamericana durante el Siglo XX
A pesar de las dificultades que entraña resumir en pocas páginas la historia de la narrativa hispanoamericana a lo largo del siglo XX, nos referiremos a la tradicional división que se establece en los diversos manuales y estudios existentes. De este modo, podríamos hablar de tres grandes etapas:
- La narrativa de principios de siglo, hasta 1940.
- La nueva novela, también conocida como realismo mágico, entre 1940 y 1960.
- El Boom de las décadas de los sesenta y setenta.
En una rápida síntesis de la narrativa anterior al realismo mágico, durante las primeras décadas del siglo XX, predomina una literatura de marcado carácter realista, dentro de la cual se pueden distinguir algunas variantes:
- La novela de la tierra: Se concede especial protagonismo a la pampa o a la selva. Obras como Don Segundo Sombra (1926), del argentino Ricardo Güiraldes; Anaconda (1923), del uruguayo Horacio Quiroga o Doña Bárbara (1929), del venezolano Rómulo Gallegos, son ejemplos de esta corriente.
- La novela indigenista: Presente en los países andinos (Ecuador, Bolivia, Perú), destaca el protagonismo de las distintas tribus indias.
1.1. La Renovación a partir de los años 40: El Realismo Mágico
A partir de 1940, se observa un cambio en las formas y técnicas narrativas hispanoamericanas. Se abandona progresivamente la literatura realista tradicional y perviven elementos vanguardistas de los años veinte. La renovación procede de una doble vertiente: la incorporación de temas e historias fantásticas y la influencia de la novelística europea y norteamericana. La originalidad de esta etapa reside en el realismo mágico o la “realidad maravillosa”, como la denominó el escritor cubano Alejo Carpentier en su novela El reino de este mundo (1949). Este realismo incorpora elementos míticos de las culturas hispanoamericanas e incluso latinoamericanas (Brasil, Jamaica y Haití), junto con lo misterioso, lo maravilloso, lo que escapa a la razón. Entre 1940 y 1960 surgen escritores como Miguel Ángel Asturias (El señor presidente), Alejo Carpentier (Los pasos perdidos, El reino de este mundo), Jorge Luis Borges (Ficciones), Ernesto Sábato (El túnel), Juan Carlos Onetti (La vida breve) y Juan Rulfo (Pedro Páramo).
1.2. El Boom de la Narrativa Hispanoamericana
Durante los años sesenta y setenta, la literatura hispanoamericana experimentó un auge conocido como el Boom. Dos factores extraliterarios lo explican: la promoción editorial desde España, Argentina y México, y la influencia de la Revolución cubana (1959), que invitó a numerosos escritores y promocionó a jóvenes autores como Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y Gabriel García Márquez, considerados los principales exponentes del Boom. A ellos se suman Mario Benedetti, Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Juan Carlos Onetti. Hispanoamérica se convirtió en una potencia literaria. Las dictaduras militares posteriores obligaron a muchos escritores al exilio en Europa, lo que contribuyó al conocimiento de sus obras y a la revalorización de su componente social y político, crítico con las dictaduras. La internacionalización de escritores y obras, impulsada por editoriales españolas como Seix Barral (creadora del premio Biblioteca Breve), fue clave para el Boom. En 1963, Mario Vargas Llosa ganó el premio con La ciudad y los perros. Rayuela (1963), de Julio Cortázar, renovó las técnicas narrativas. En 1967, Miguel Ángel Asturias recibió el Premio Nobel y García Márquez publicó Cien años de soledad, un éxito mundial. Plaza-Janés publicó obras como El otoño del patriarca, de García Márquez, con gran éxito de ventas. El Boom se nutrió del apoyo editorial, que atrajo a un público fascinado por las novedades y las técnicas de los novelistas hispanoamericanos:
- Realismo mágico: Mezcla de elementos reales y fantásticos.
- Influencia de las vanguardias europeas y la literatura criolla: El magisterio de Jorge Luis Borges es fundamental.
- Nuevos temas: Temática social, naturaleza, elementos míticos, misterio y sobrenatural.
- Ruptura de la narración lineal: Retrospección (analepsis o flash-back) y anticipación (prolepsis o flash-forward).
- Perspectivismo: Distintos puntos de vista sobre los mismos hechos.
- Monólogo interior: También llamado fluir de la conciencia.
- Riqueza léxica: En ocasiones, un auténtico barroquismo literario.
Algunos representantes del Boom y sus obras más representativas:
- Mario Vargas Llosa (Perú): La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1965), Conversación en la Catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973).
- Carlos Fuentes (México): La muerte de Artemio Cruz (1962).
- Julio Cortázar (Argentina): Rayuela (1963).
- Ernesto Sábato (Argentina): Sobre héroes y tumbas (1961).
- Manuel Mújica Láinez (Argentina): Bomarzo (1962).
- José Donoso (Chile): El obsceno pájaro de la noche (1970).
- Alejo Carpentier (Cuba): El siglo de las luces (1962).
- Guillermo Cabrera Infante (Cuba): Tres tristes tigres (1967).
- Juan Carlos Onetti (Uruguay): El astillero (1961), Juntacadáveres (1965).
- Augusto Roa Bastos (Paraguay): Hijo de hombre (1960).
El Boom declinó a partir de los años ochenta, dando paso a escritores que triunfan de forma más individual.
2. Gabriel García Márquez y su Aportación a la Narrativa Hispanoamericana
Gabriel García Márquez, junto con Mario Vargas Llosa, es uno de los escritores más relevantes del Boom. Nacido en Aracataca (Colombia), su abuela materna lo introdujo en la cultura oral colombiana. En 1940, se trasladó a Bogotá para estudiar Derecho, pero pronto se inclinó por el periodismo, publicando en El Espectador. Su amistad con Fidel Castro y Felipe González generó controversia. Residió en Barcelona y, tras ser expulsado de Bogotá, en México (1975). Recibió el Nobel en 1982. Aunque comenzó a escribir a los 20 años, Cien años de soledad (1967) lo catapultó a la fama mundial. Vargas Llosa la calificó como el Amadís de Gaula de América, con una repercusión comparable a la del Quijote. Cien años de soledad narra la fundación de Macondo, un paraíso que se transforma en infierno, reflejando la ruina del mundo americano, envuelto en un ambiente mágico que potencia el realismo. Es considerada una obra maestra del realismo mágico. Previamente, publicó La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1962), Los funerales de la Mamá Grande (1962) y La mala hora (1963), que conforman su narrativa breve. Posteriormente, publicó El otoño del patriarca (1975), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985), El general en su laberinto (1989), Doce cuentos peregrinos (1992), Del amor y otros demonios (1994), Noticia de un secuestro (1996), Vivir para contarla (2002) y Memoria de mis putas tristes (2004). En 1981, recibió la Legión de Honor francesa y, en 1982, el Premio Nobel, siendo invitado a regresar a Colombia.