Figuras retoricas del Barroco

1. CarácterÍSTICAS GENERALES DE LA LITERATURA BARROCA
Los escritores pretenden satisfacer los gustos de todos. Se dirigen a un público muy amplio y heterogéneo. Por eso, la oferta literaria del Siglo XVII es muy amplia:
poesía popular y culta;
Teatro religioso y de acción; drama filosófico y bailes.
1.1 TEMAS
En el Barroco perviven los temas y tópicos del Renacimiento pero estos temas a menudo carecen del optimismo renacentista y adoptan un tono pesimista o burlesco.
Los temas carácterísticos del Barroco son el desengaño y la angustia surgidos de la certeza de que la vida humana, la belleza o el poder están destinados a desaparecer y que sólo cabe esperar la ruina y la muerte. A partir de esta actitud pesimista surge la reflexión moral: ¿Qué hacer ante la fugacidad de la vida?
1.2 ESTILO LITERARIO
Los escritores barrocos tienen el objetivo de sorprender y, como consecuencia, divertir a lectores y espectadores. Por lo tanto, no les vale la sencillez del lenguaje renacentista. El escritor Barroco aspira a ser original e ingenioso. Sus obras son juegos verbales muy elaborados que sorprenden y retan la capacidad de comprensión del receptor. Los recursos literarios que se utilizan en el Barroco ya se empleaban en el Renacimiento, pero ahora se acumulan y se exageran.
2. POESÍA BARROCA.
El ansia de originalidad y el enfrentamiento personal entre escritores tan señeros como Góngora y Quevedo llevó a la crítica a separar en dos tendencias el estilo Barroco: la conceptista de Quevedo y sus seguidores y la culterana de Góngora y su escuela. Tradicionalmente se han definido del modo siguiente:
A. El conceptismo se preocupó más del contenido y recurríó a figuras retóricas del pensamiento como antítesis, paradojas, juegos de palabras, metáforas racionales y, sobre todo, agudezas de ingenio.
B. El culteranismo persiguió la belleza y la expresión de la forma, por lo que ocultó los contenidos y recurríó a la importancia de los valores sensoriales a metáforas sensibles, hipérbatos, perífrasis, cultismos y alusiones mitológicas.
No se puede trazar una frontera insalvable entre ambas corrientes. Los dos movimientos parten de la concepción barroca del arte y se encuentran unidos por un denominador común: el de la dificultad y el del concepto que consiste en relacionar, por un acto del ingenio poético, cosas muy dispares.
Góngora tuvo una base conceptista, utilizó ‘conceptos’ –antítesis, paradojas, etc.– como los conceptistas, aunque dio preferencia a las percepciones sensoriales, a los cultismos y a las alusiones mitológicas.
Los conceptistas, por su parte, junto al mayor afecto por las figuras de pensamiento, también recurrieron a los cultismos y a las alusiones mitológicas siempre que les fueron útiles.
2.1. TEMAS DE LA POESÍA.
En cuanto a los temas, pueden distinguirse dos apartados:
A. Los grandes temas del Renacimiento: el amor, la naturaleza y la mitología, con su lógica evolución.
B. Los temas moralizantes, que reflexionaron sobre la brevedad de la vida y la fugacidad de las cosas terrenales y contemplaron la existencia de forma alegórica como sueño, engaño y falsedad.
Los temas renacentistas evolucionaron de acuerdo con la actitud barroca:
• El amor adquiríó un sentido trascendente. Conservó la visión cortesana de la amada enemiga y las imágenes petrarquistas de «luz, llama, ardor…», pero no como algo efímero, sino como sentimiento eterno que debía perdurar más allá de la muerte.
• La naturaleza se transformó en objeto moralizador: la pérdida de su belleza, sobre todo la de la rosa, simbolizó la fugacidad de la condición humana.
• La mitología fue un punto de referencia en dos sentidos: o como asunto noble que podía convertirse en belleza, o como juego retórico que por contradicción expresiva podía convertirse en parodia.
Los temas propios del Barroco fueron fruto de la desilusión y el pesimismo:
• El tiempo y su fugacidad, la brevedad de la vida y la presencia de la muerte, fueron eficaces motores creativos y encontraron en el reloj, en las ruinas –ubí sunt?– y en el carpe diem, que invita a atrapar la fugacidad de la vida y la hermosura, sus símbolos más precisos.
• El sueño se convirtió en símbolo de la vida y de la muerte, de la doble concepción de la existencia como realidad y apariencia.
• El espejo, por su parte, se convirtió en símbolo del desengaño, en signo de la sabiduría estoica que contemplaba y desdeñaba la vida como engaño y falsedad.
• El problema de España, que resumíó el ambiente político y se presentó desde la gravedad crítica o desde la sátira corrosiva.
2.2. ESTILO.
La poesía culta barroca continuó con los metros heredados del Renacimiento y la poesía italianizante, y mantuvo sus logros, entre los que se han de destacar el verso endecasílabo, apto para la expresión lírica, y el soneto y la canción, como poemas estróficos más peculiares. Los poetas, por su parte, formaron dos grupos muy distintos:
A. Los que rompieron el equilibrio clásico entre el contenido y la expresión, es decir, los culteranos, los conceptistas y los que, como Lope de Vega, armonizaron ambas tendencias.
B. Los que mantuvieron el ideal estético de naturalidad y selección propio del clasicismo renacentista.
Suelen distinguirse en la poesía barroca, por lo tanto, tres tendencias: culterana, conceptista y clasicista.
2.3. Luis DE GÓNGORA. En él se aprecian dos tipos de poesía:
• Poesía de inspiración popular, en la que destacan sus romances y en la que realiza una recreación culta de la poesía popular. Es una poesía sencilla.
• Poesía culta, encontramos al poeta más Barroco, oscuro y hermético. Sus poemas Soledades y Fábula de Polifemo y Galatea son su obra cumbre en esta dirección de su poesía.
2.4. Francisco DE Quevedo.
Fue el escritor en quien mejor se encarna el sentimiento de desengaño y pesimismo del Barroco. Su obra está presidida por una gran variedad de registros: cultivó distintos géneros (poesía culta y popular, ensayo filosófico, novela, teatro…), distintos temas (religioso, metafísico, político, amoroso…) y distintos tonos (serio, burlesco…). Heterogeneidad que, en definitiva, hace de él un digno ejemplo del contraste Barroco. 

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