Feijoo y jovellanos

LITERATURA DEL Siglo XVIII. ENSAYO Y TEATRO


La decadencia con la que finaliza el Siglo XVII desemboca en un movimiento renovador que transforma todos los ámbitos de la vida social. A lo largo del siglo XVIII se afianza en Europa, especialmente en Francia, la Ilustración, el movimiento que renueva la ideología y la cultura cuya base es la defensa de la razón como fuente de conocimiento, de ahí el sobrenombre “el Siglo de las Luces” a este periodo de la Historia. Este espíritu afectó a todos los campos del saber: la filosofía, la política, el arte y la literatura.
Como reflejo de este espíritu, se crearon numerosas instituciones culturales en España, como la Real Academia Española, la Biblioteca Nacional o la Real Academia de la Historia. Sus principales carácterísticas son: Racionalismo: la razón permite desarrollar el pensamiento científico. La consecuencia de esta atención a la razón es el olvido de los aspectos no racionales del hombre (emociones, imaginación, fantasía…); reformismo: el Estado crea nuevas leyes que reforman diversos sectores como la economía, la educación o la cultura; idealismo: el progreso económico y cultural provoca la creencia en la posibilidad de crear un mundo más justo; didactismo: el conocimiento de la realidad debe acompañarse de su divulgación. Este planteamiento se recoge en la creación de la Enciclopedia, diccionario compilado por Diderot y D’Alembert en el que se reunía todo el saber de la época. Esta obra se convirtió en el principal medio de difusión de las ideas ilustradas. En este Siglo XVIII se producen tres corrientes literarias:

Posbarroquismo

Recoge las carácterísticas del Barroco que pervive hasta la mitad del siglo; Prerromanticismo:
corriente estética que tiende a la expresión sensible de los sentimientos, como respuesta al olvido de éstos por la Ilustración; el Neoclasicismo, corriente carácterística de este movimiento ilustrado. Con esta tendencia neoclásica, muy influida por la cultura francesa, los autores se someten a la autoridad de los preceptistas quienes, basándose en el respeto a los autores clásicos, promueven un arte ajustado a las normas. Uno de los preceptistas más destacados de la época fue Luzán con su creación Poética en la que recogía las normas que regirían la creación literaria. Este afán normativo impidió el desarrollo de una literatura imaginativa. Las principales reglas descritas son: la obra debe tener alcance universal y poseer un aire de verosimilitud; se debe mantener la separación estricta de géneros y la unidad de estilo; la obra debe tener una finalidad moral y educativa. El género que mejor representa la ideología de este movimiento es el ensayo. La finalidad pedagógica y moralizante van cambiando a lo largo del siglo: en un principio trataban de enseñar sin atacar a la sociedad, más tarde se deriva en una crítica intensa de dicha sociedad, especialmente sus costumbres y leyes. Los ensayistas españoles más destacados son: Fray Benito Jerónimo Feijoo (1676- 1764), sus polémicas publicaciones gozaron de reconocido prestigio y protección real. Su obra más importante, titulada Teatro crítico universal, está recogida en ocho volúMenes que tratan diversas materias (medicina, ciencias naturales, literatura, geología, geografía e historia
) Su objetivo era, mediante el conocimiento de los avances culturales europeos, destruir las supersticiones todavía vigentes. Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), representa la síntesis de las corrientes de pensamiento de la época. Dedicó toda su vida a estudiar y resolver de modo práctico los problemas del momento, por lo que escribíó un sinfín de informes sobre cuestiones muy variadas. Se centra en la preocupación por los problemas de España, como el progreso material del país, la instrucción pública, la política o la historia cultural. Considera la cultura como base del progreso del pueblo. En sus obras, como Plan general de instrucción pública, prima la intención didáctica. José Cadalso Vázquez (1741- 1782), su obra más destacada es Cartas marruecas, publicada póstumamente. En ella pone de manifiesto los defectos de la sociedad española utilizando el género epistolar. Así, un ficticio ciudadano árabe describe sus impresiones sobre España por carta a dos amigos. El autor emplea este recurso para destacar los vicios que, en su opinión, han sumido al país en la decadencia. Escribe, de este modo, sobre las continuas guerras, la pereza de los ciudadanos, el atraso científico, las supersticiones y las malas costumbres. Su propuesta para mejorar la nacíón se basaba en seguir el ejemplo de otras naciones europeas más desarrolladas. Cabe destacar que Cadalso es también representante del movimiento prerromántico mediante su obra Noches lúgubres. La poesía, a partir de la segunda mitad del siglo se ve también sometida a la preceptiva de Luzán, que impone una poesía de formas correctas alejada de la fantasía y el sentimiento.

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