Federico García Lorca
Es uno de los escritores más representativos de su generación y de la literatura del siglo XX. En su obra armoniza la tradición española culta y popular con innovaciones vanguardistas.
Obra poética
Entre 1921 y 1924 compone versos de tipo popular, presenta temas trágicos y expresa la añoranza del mundo infantil. En 1928 publica su obra cumbre, el Romancero gitano, donde mitifica el mundo de los gitanos.
Obra dramática
Obras ambientadas en Andalucía. Bodas de sangre, una tragedia en verso; Yerma, sobre la maternidad frustrada, y La casa de Bernarda Alba, acerca de la represión y la autoridad de una madre que aplasta la libertad de sus hijas.
La Poesía de 1939 a 1975
La poesía en el exilio
El tema de España ocupa un lugar primordial en sus versos. Con un tono amargo, evocan la lucha, sus ideales, la derrota… Paulatinamente, se abre camino la nostalgia y, con ella, los recuerdos, la evocación de los paisajes españoles y el deseo de retornar a la patria. Asimismo, cultivan temas como el amor, el paso del tiempo, la muerte o la angustia existencial.
La poesía hasta los años 50
Hasta los años 50 se observan varias tendencias poéticas, que suponen diversas formas de hacer frente a las secuelas de la Guerra Civil:
- Poesía arraigada: Los poetas, vinculados al régimen de Franco, cantan al amor, al paisaje y al sentimiento religioso, que impregna el enfoque de temas cotidianos, familiares o vitales. Garcilaso de la Vega constituye su modelo estético, por ello predominan las formas clásicas y se persigue la perfección formal.
- Poesía desarraigada: Muestra un mundo caótico invadido por el dolor y la angustia. De ahí que sus versos reflejen la angustia existencial y que la religiosidad adopte un tono de desesperanza y duda. Conceden más importancia al contenido que a la forma y emplean el verso libre. Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso establece el punto de partida de esta tendencia poética.
- Poesía social: A finales de los años 40 y hasta mediados de los 50, se escribe una poesía de compromiso que denuncia las miserias e injusticias de la posguerra. Las obras que inauguran esta vertiente poética son Cantos iberos, de Gabriel Celaya, y Pido la paz y la palabra, de Blas de Otero. El tema de España, las injusticias, el anhelo de libertad, la alienación del mundo del trabajo son los ejes temáticos de esta poesía, en la que el contenido se impone a la forma. Con un tono coloquial y un lenguaje claro se dirigen a la inmensa mayoría.
La Novela de 1939 a 1975
La novela en el exilio
El tema de España, ya sea el recuerdo, la interpretación de la guerra o la recreación de la España del primer tercio del siglo XX, acapara una buena parte de las novelas escritas en el exilio.
La novela de los años 40
En la inmediata posguerra surge la novela existencial, en la que los autores apuestan por un enfoque realista que refleje la situación de incertidumbre, desesperanza y amargura de la vida cotidiana. Protagonizada por personajes marginales, desarraigados, desorientados o angustiados, estas novelas versan sobre la falta de esperanza y la muerte. La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, inaugura el tremendismo. Nada, de Carmen Laforet, está protagonizada por una joven llena de ilusiones que se traslada a Barcelona a vivir con unos familiares. Sus sueños pronto se desvanecen en el ambiente asfixiante, vacío y mezquino que la rodea.
La novela de los años 50
En los años 50 los narradores manifiestan su disconformidad ante la sociedad española del momento, denunciando en sus obras la situación de injusticia y penuria de la realidad social y política de la época y expresando su anhelo de cambios sociales. Los escritores se solidarizan con los humildes y los oprimidos. Surgió así la novela social:
- Temas: la vida dura en el campo, el mundo del trabajo…
- Enfoque: objetivismo y realismo crítico.
- Personajes: protagonismo colectivo.
- Técnica y estilo: estructura lineal, reducción espacial y temporal y predominio del diálogo.
- Lenguaje: estilo vivo y directo.
La novela de los años 60
El agotamiento de la novela social, la influencia de los novelistas europeos y el impacto de la narrativa hispanoamericana contribuyeron a la renovación de las técnicas y del lenguaje narrativo. La publicación en 1962 de Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, abre el camino a la novela experimental.