Federico García Lorca, Rafael Alberti y Ramón del Valle-Inclán: Tres Pilares del Teatro y la Poesía Española del Siglo XX

Federico García Lorca

Federico García Lorca es el dramaturgo español más conocido. Su producción se inicia con El maleficio de la mariposa. Lorca cree que el teatro debe servir para elevar la sensibilidad del pueblo y confía en la fuerza del poeta para transformar la realidad con la palabra. El lenguaje, aprendido en Valle-Inclán, es también poético. En su obra hay mucha poesía y simbolismo, pero también contribuyen el texto, la escenografía, la música y la danza a hacer del teatro lorquiano un espectáculo total. Su obra se clasifica en:

Farsas

  • Tragicomedia de Don Cristóbal y la señá Rosita y Retablillo de don Cristóbal (ambas de guiñol) y, para actores: La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. Funde lo lírico y lo grotesco.

Comedias imposibles

Denominadas así por Lorca. Son dos obras simbólicas, surrealistas y difíciles de interpretar y representar: El público y Así que pasen cinco años, que está incompleta.

Tragedias de tema social

Son las más representadas. Bodas de sangre, escrita a partir de un suceso real, recoge la tragedia de la novia raptada el mismo día de la boda por un antiguo amante y se adentra en un mundo de símbolos: el caballo, la luna, el cuchillo. La casa de Bernarda Alba es «el drama de las mujeres de los pueblos de España», tal y como reza el subtítulo de la obra. La acción transcurre en el interior de la casa de Bernarda, donde se desarrolla el conflicto de las hijas, que acaban de perder al padre y se les impone un luto de ocho años. En ese espacio cerrado solo hay dos salidas: la muerte o la locura.

Rafael Alberti

Rafael Alberti refleja en su teatro las inquietudes de su poesía. En la etapa anterior a la Guerra Civil, vanguardista, escribió El hombre deshabitado. En el exilio escribe El adefesio, cercano al esperpento, y Noche de guerra en el Museo del Prado.

Ramón del Valle-Inclán

Ramón del Valle-Inclán es un genial innovador del teatro español. Valle-Inclán rechaza el realismo burgués del teatro anterior y propone una total renovación de la escena española.

Ciclo mítico

Se sitúa en una Galicia intemporal, arcaica y supersticiosa, con personajes faltos de moral, sacrílegos y feroces, y un mundo de pasiones donde conviven lo sobrenatural, lo misterioso y la muerte. Divinas palabras es una tragicomedia rural: su protagonista es un enano hidrocéfalo al que su madre exhibe por las ferias a cambio de dinero.

Ciclo de la farsa

En esta etapa, Valle contrapone lo sentimental y lo grotesco para afrontar de otra manera la realidad y desmitificar la sociedad tradicional con un lenguaje cada vez más esperpéntico.

Ciclo del esperpento

El esperpento nace de una determinada situación histórica y sigue la tradición española representada por Quevedo o Goya. Intenta una deformación de la realidad para ofrecer una imagen grotesca. Es una nueva estética, una nueva manera de ver el mundo desde una posición crítica de protesta contra la sociedad burguesa, ya que muestra sus aspectos más corruptos e inauténticos, mientras renueva el lenguaje y las formas literarias. Se mezcla la forma discreta y refinada con las expresiones más vulgares o la jerga más mundana.

El ciclo del esperpento se inicia con Luces de Bohemia. La acción se sitúa en Madrid, y su protagonista (Max Estrella), junto a Don Latino, recorre la ciudad hasta morir en su propia casa. Aparecen gentes a las que la vida ha zarandeado como a muñecos. La obra es una crítica a la situación de España y una denuncia a la falsedad y la hipocresía.

Poesía

Rafael Alberti

Rafael Alberti: su obra en verso se caracteriza por el perfecto manejo del ritmo y la musicalidad enraizados en la tradición española. Tres etapas:

  • Formas tradicionales y populares en Marinero en tierra, La amante y El alba del alhelí.
  • Una segunda etapa que empieza con Cal y canto y culmina con Sobre los ángeles, un libro surrealista motivado por una crisis personal, ideológica y religiosa.
  • En un tercer momento, humaniza sus versos durante la República, la Guerra Civil y el exilio, al servicio de las ideas o de la solidaridad: Sermones y moradas, Entre el clavel y la espada, Coplas de Juan Panadero.

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