Explorando los Gigantes de la Generación del 27: Salinas, Alonso, Aleixandre, Alberti y Cernuda

Pedro Salinas

Profesor en diversas universidades españolas y extranjeras. Además de poeta, fue traductor y ensayista, con prestigiosos títulos sobre la historia de la literatura española. Su poesía, basada en la mirada interior, equilibra sentimiento e inteligencia; se le ha denominado «conceptismo interior». Sus títulos más representativos son La voz a ti debida (1933) y Razón de amor (1936). Los recursos habituales de la poesía de Salinas incluyen: juegos de palabras, enumeraciones caóticas llenas de significado e ingeniosas sorpresas léxicas.

Dámaso Alonso

Profesor universitario. Miembro de la Real Academia Española, de la que fue director entre 1968 y 1982. Recibió el Premio Cervantes en 1978. Reconocido investigador y estudioso, uno de sus primeros trabajos es precisamente de 1927, La lengua poética de Góngora. Sus páginas sobre el conjunto de la literatura española son incontables. Como poeta, cuenta con un libro esencial, Hijos de la ira (1944), estremecedora visión existencial de la posguerra, que se abre con la pieza titulada «Insomnio». En ella se aprecia el tono desgarrado, de angustia ante lo que el poeta contempla, pero también de rebelión contra la injusticia y la crueldad, todo presentado en versículos.

Vicente Aleixandre

Aunque sus estudios no tienen que ver con las letras, su precaria salud le aparta de la actividad laboral, dedicándose por entero a la poesía. Ha sido uno de los poetas más influyentes en las nuevas generaciones. Recibió el Premio Nobel en 1977. Considerado una de las cumbres del surrealismo en España (Pasión de la tierra, 1929). Su poesía se distingue sobre todo por las metáforas visionarias, portentosas imágenes presentadas en largos y cadenciosos versos. Sus títulos más significativos son La destrucción o el amor (1935) y Sombra del paraíso (1944).

Rafael Alberti

Activista político, se afilió al Partido Comunista en 1931. Su participación en la Guerra Civil y su largo exilio en Argentina e Italia lo convirtieron en un símbolo. Regresó a España en 1977. En su variada producción literaria destaca la perfecta combinación de lo popular y lo culto. Claro exponente de esa cualidad es su primer poemario, Marinero en tierra (1925), que obtiene el Premio Nacional de Literatura. Se adhiere al surrealismo en Sobre los ángeles (1928), escribe poesía de combate durante la República y la Guerra, y evoca magistralmente la patria perdida en el libro Retornos de lo vivo lejano.

Luis Cernuda

Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, pero se dedicó siempre a la literatura, como poeta, crítico y profesor. Antes de la guerra había sido lector en Toulouse y, tras exiliarse, impartió clases en Inglaterra, Estados Unidos y México. Poeta de la insatisfacción y la amargura, reuniría sus once libros bajo un solo título, La realidad y el deseo (ampliado hasta la edición definitiva de 1964), título que explica bien el choque entre el anhelo de felicidad y los límites del entorno. Uno de los libros centrales es Donde habite el olvido (1933).

La Generación del 27: Tradición y Vanguardia

La Generación del 27 cumple con uno de los ritos característicos de la poesía moderna: la rebelión contra los maestros. Algunos desplantes y cierto desprecio hacia Juan Ramón Jiménez son típicos de esta actitud. Además, la necesidad de romper con los modelos establecidos es una de las exigencias de los movimientos vanguardistas. El Surrealismo, seguido ampliamente por este grupo, incluso propone una auténtica liberación del hombre. Sin embargo, esta voluntad de innovación y de rebeldía encuentra en la poesía tradicional un aliado: paradójicamente, los jóvenes poetas del 27 reivindican a Góngora (cuyo centenario dará nombre al grupo) como ejemplo de poeta revolucionario. Muchos de ellos utilizan la copla, el romance y la canción tradicional como ejemplo de purificación del lenguaje poético. Son, en definitiva, grandes conocedores de la tradición literaria española.

En definitiva, la búsqueda de una nueva poesía se orienta hacia dos caminos aparentemente contradictorios: por un lado, el impulso rompedor de las vanguardias que llegaba desde el resto de Europa; por otro, el regreso a la tradición española olvidada, desde el folklore hasta los poetas más cultos.

Los ocho poetas más conocidos:

  • Pedro Salinas (Madrid, 1892 – Boston, 1951)
  • Dámaso Alonso (Madrid, 1898 – Madrid, 1990)
  • Vicente Aleixandre (Sevilla, 1898 – Madrid, 1984)
  • Rafael Alberti (Puerto de Santa María, Cádiz, 1902 – Puerto de Santa María, 1999)
  • Luis Cernuda (Sevilla, 1902 – México, 1963)

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