Relatos Realistas
Los relatos realistas son aquellos en los que no interviene el factor mágico o maravilloso; es decir, aquellos que nos cuentan una historia que podría haber ocurrido en el ámbito que habitualmente aceptamos como real o posible.
Dentro del realismo, podemos observar dos corrientes: el realismo de tono idealista y el realismo crítico.
- Realismo de tono idealista: Engloba todas aquellas narraciones de vida cotidiana que nos muestran un mundo no excesivamente conflictivo, donde los pequeños problemas planteados se resuelven por el camino de la buena voluntad, el diálogo, la cooperación o la casualidad. Los protagonistas, habitualmente niños, suelen ser respetuosos con las normas, y, si las rompen, es siempre por un motivo altruista. Sus diabluras son anecdóticas. La mayoría de los adultos son comprensivos y se prestan al diálogo y al razonamiento. Hay siempre implícito un mensaje de tono positivo, orientado hacia valores como la solidaridad, la responsabilidad social y la autonomía personal.
- Realismo crítico: Parte de un planteamiento diferente. Intenta hacer llegar al niño la problemática social y humana que nos envuelve, sin edulcorantes. Plantea que el único camino para transformar la realidad es el de conocerla y tomar conciencia de ella. La dificultad que presentan estas obras radica en el hecho de que el autor sepa tocar estos temas sin caer en el peligro del didactismo.
Relatos Fantásticos
La segunda tendencia básica entre 1960 y 1990 es la fantasía. Tenemos que mencionar, en primer lugar, la revitalización del cuento popular. Los cuentos tradicionales, que con el auge del realismo y de las nuevas corrientes pedagógicas habían sido criticados hasta el absurdo, siendo considerados nocivos, acusados de reproducir sociedades clasistas y de propugnar un modelo social de carácter feudal, de ser machistas, sádicos, morbosos, etc. Muchos autores la tienen en cuenta a la hora de crear sus obras, naciendo así una nueva tendencia o corriente: la recreación, o renovación, de los cuentos populares.
Muchos escritores recrean los cuentos populares y se publican nuevas versiones en las que predomina el intercambio de papeles y la modificación de los contenidos ideológicos más conservadores de la narración. A veces también se tergiversan las coordenadas de espacio y de tiempo, y los cuentos tienen lugar en la época actual o en el futuro; se cambia el bosque por la ciudad, el castillo por el rascacielos, el caballo por la motocicleta, etc. A menudo estos cuentos llevan implícito un mensaje claro de denuncia del sexismo, de la división del mundo en buenos y malos, del militarismo, etc.
En los países anglosajones, la literatura de fantasía se revaloriza de un modo notable a partir de los años 50, donde la denominan fantasy y su obra El señor de los anillos es un exponente muy representativo. El mundo fantástico de Ende presenta como característica destacada la introducción de personajes recreados del acervo maravilloso tradicional.
El Realismo Fantástico
La tercera tendencia es el realismo fantástico. Hablar de realismo fantástico puede parecer en principio una contradicción, ya que son dos términos que no se complementan, sino que parece que se excluyen. Por realismo fantástico en la literatura infantil entendemos la corriente literaria que, a partir de un tiempo y un espacio concreto, y sin salirse de ellos totalmente, incluye en el relato elementos (personajes, poderes, lugares, etc.) maravillosos o mágicos no necesariamente relacionados con la tradición popular (Valriu, 1998). Un vistazo a la historia de la literatura nos haría ver que muchos libros considerados clásicos pueden ser incluidos en el realismo fantástico: algunos cuentos de Andersen, Pinocho, Alicia, Peter Pan, Mary Poppins y un largo etcétera.
Pero hay que señalar que, generalmente, los cuentos actuales que usan los dos planos de realidad y fantasía, presentan una imbricación entre ellos mayor que en épocas anteriores. Son muchos los autores que han cultivado este género, y algunos de ellos han conseguido mucho renombre en la historia de la literatura, ya que han creado escuela y se han convertido en clásicos contemporáneos, leídos en todos los países.
Libros Adecuados para la Etapa de Infantil
Según Colomer (2010) y Ceballos (2016), los libros adecuados para la etapa infantil son:
- Los primeros libros, que suelen ser para identificar y nombrar.
- Los libros participativos, que posibilitan la llamada a otros sentidos como el tacto, el olfato o el oído, o que ofrecen formas tridimensionales, etc.
- Los libros informativos. Antes estaban restringidos a los alfabetos y los libros de contar. Actualmente se han ampliado en dos direcciones: los libros de conceptos y los libros de conocimiento.
- Las historias sin palabras.
- Los libros que ayudan a leer.
- Los libros de la literatura popular.
Valor Educativo del Cuento Maravilloso
Tradicionalmente, los cuentos maravillosos clásicos han ocupado, y siguen ocupando (a través de la narración oral «cara a cara», la lectura del adulto, las narraciones mediante soportes electrónicos, las versiones cinematográficas, los dibujos animados de la televisión, etc. en el ambiente familiar, en la escuela) un lugar fundamental en la vida de la infancia, y tienen una gran importancia, unánimemente reconocida, en el futuro desarrollo emotivo-afectivo, intelectual y lingüístico.
Espejo de la vida y de la dificultad de la existencia, así como expresión de permanentes aspiraciones humanas, los cuentos de hadas nutren y enriquecen la fantasía, amplían el mundo de la experiencia infantil, favorecen y aceleran el proceso de maduración global de la personalidad, potencian el patrimonio lingüístico y los medios expresivos, satisfacen profundas necesidades de tipo afectivo, refinan el sentido estético e inducen al aprecio de los valores positivos. Al ofrecer un rico repertorio de personajes, ambientes y situaciones, presentan de forma simplificada y conceptualmente accesible, una versión articulada de la existencia, sitúan a la infancia ante los principales problemas humanos y favorecen su toma de contacto con el mundo.
Por sus contenidos habituales, los cuentos maravillosos constituyen una fuente inagotable de valiosas enseñanzas; establecen y refuerzan, con la recompensa final y mediante la identificación con el héroe protagonista, virtudes como el valor, la honestidad, la lealtad, la humanidad, la buena educación, el respeto a los ancianos, el espíritu de iniciativa, el dominio de las propias pasiones, el freno de la curiosidad, el rechazo de la villanía y la avaricia, así como de la inercia y la pusilanimidad, con la exaltación de la inteligencia y el ingenio.
Finalmente, asumen, debido a las características de la personalidad infantil, una rica función catártica, ampliamente ilustrada por los estudios psicoanalíticos, ayudando al niño a descargar ansiedad y agresividad y a eliminar tensiones y miedos, especialmente si se realizan una serie de actividades inmediatamente después de oír la narración, como charlas con el adulto, representaciones pictóricas, dramatizaciones, discusiones en común, etc.