Futurismo – Encabezado por Filippo Tomasso Marinetti
Dadaísmo – Encabezado por Tristán Tzara
Surrealismo – Encabezado por André Breton
Características Clave de las Vanguardias
Expresionismo
Escoge entre los movimientos de vanguardia, el que corresponde al postulado:
Es más un rechazo de lo establecido que un postulado creativo: Dadaísmo
Exaltan la velocidad, lo deportivo: Futurismo
En nuestros días aún pervive, especialmente en Alemania: Expresionismo
Pide cambiar la sintaxis, verbos en infinitivo: Futurismo
La belleza del movimiento, la velocidad: Futurismo
La opinión pública no representaba un factor importante para el desarrollo del Dadaísmo
Buscan el mundo de lo maravilloso, lo imaginativo, lo fantástico: Surrealismo
Tiene mucha influencia del Dadaísmo: Surrealismo
Se le conoce como Superrealismo: Surrealismo
Posee un tono ético debido a la protesta social que realiza: Expresionismo
Sostenía que no debía haber relación entre la idea y la palabra: Dadaísmo
Gusto por la escritura automática: Surrealismo
Las Vanguardias: Un Nuevo Paradigma Artístico
Nuevas consideraciones artísticas que surgen a principios del siglo XX e identifican a esta centuria como una etapa completamente distinta a lo anterior.
La denominación de vanguardia se relaciona definitivamente con el conflicto bélico de 1914 a 1918, ya que es un término que viene del francés avant-garde, expresión de origen militar que se refiere a las fuerzas armadas que marchan al frente del cuerpo principal. Las literaturas que se acreditan con este nombre pretenden ir a la cabeza del desarrollo literario. Se integran los distintos «ismos», las nuevas actitudes estéticas, como son el Futurismo, el Dadaísmo, el Expresionismo y el Surrealismo, rechazan los principios establecidos y buscan de una manera franca el sentido de originalidad, provocando un verdadero cisma para la preceptiva y los estilos reconocidos.
Estas corrientes literarias (o ismos) presentan una necesidad de renovación muy propia del hombre del siglo XX. Las nuevas tendencias resultan delirantes cuando juzgan como incompatible la intimidad del ser humano con las maneras de expresión naturalista.
El artista se desliga de la realidad logrando una ruptura con la objetividad inmediata. La independencia vanguardista quiere la conformación de un universo particular en donde la naturaleza se deforma hasta el absurdo. Los movimientos de vanguardia se remiten inevitablemente a la concepción platónica, pues la idea de belleza se presenta por medio del lenguaje simbólico que sólo obedece a las leyes que él impone, o sea, la idea del arte por el arte.
Se manifiesta entre ellos una serie de condiciones que los unifican definitivamente, como el deseo de internacionalización, la búsqueda incesante por una libertad expresiva, la necesidad de un nuevo concepto estético, el rechazo a una tradición anquilosada y el anhelo por alcanzar una significativa originalidad.
Rechazan los formulismos retóricos por considerarlos caducos, lanzando manifiestos determinantes que rehuían las leyes del verso rimado y las sujeciones de la gramática tradicional. Contradicen cualquier planteamiento que no sea el que ellas mismas postulan, tratando de estremecer a la sociedad imperante con sus proclamas. Critican las convicciones morales y sociales. Así como los románticos, necesitan remover los cimientos sociales; los primeros contra una burguesía sustentada en el desarrollo industrial, y los segundos contra una colectividad afianzada en el poder económico.
Futurismo: La Adoración de la Velocidad y la Modernidad
Es el primer movimiento que se ofrece en el panorama cultural europeo del siglo XX y es encabezado por el poeta italiano Filippo Tomasso Marinetti, quien se pronuncia contra la veneración del pasado al proclamar las maravillas de la revolución estética, basada en un arte tecnológico y en la mecanización de la vida moderna.
Es el más vigoroso, el más combativo y el más devastador en cuanto a los modelos tradicionales. Su primer manifiesto aparece el 20 de febrero de 1909, y sus postulados llegan a pedir la quema de bibliotecas y museos como una forma de rechazo a los principios culturales establecidos.
Entre los más destacados principios que plantea el movimiento originario de Italia se encuentran los siguientes: la abominación al pasado, el rechazo a la perennidad, el gusto por la violencia, la temeridad y la revolución como elementos de la nueva lírica; la exaltación de lo deportivo en contra de la meditación y el ensueño, la belleza del movimiento y la velocidad; y la necesaria provocación del escándalo.
El Futurismo quería modificar la literatura, el arte en general, la política, las formas de ver la vida, las costumbres, la sintaxis, la concepción tipográfica. Así el verbo se utilizaría siempre en infinitivo, la puntuación sería sustituida por signos matemáticos, las páginas se imprimirían en distintos colores y los signos tipográficos se usarían según los estado de ánimo que presentara el texto: las cursivas para las sensaciones, las negritas para las onomatopeyas y las versalitas para las pasiones.
Dadaísmo: El Arte del Caos y la Negación
Surge en 1916 con la figura del escritor Tristán Tzara, quien inició su grito de protesta en el Cabaret Voltaire de Zúrich, en Suiza. El término dadaísmo proviene del vocablo «dadá», denominación con la que se pretendían identificar los primeros balbuceos emitidos por los recién nacidos. Dadá fue el nombre de una revista donde se publicaban los textos de nuevos escritores, como Guillaume Apollinaire, Pablo Picasso, Vassily Kandinsky, Filippo Tomasso Marinetti y Tristán Tzara.
El Dadaísmo se muestra más como un rechazo contra lo establecido que como un claro postulado creativo. Sus principios sostenían que no debería darse una relación entre la idea y la palabra, que la significación racional carecía del valor, que el realismo y la imaginación deberían ser repudiados y que la opinión pública no representada un factor importante para el desarrollo del Dadaísmo. Dadá fue escándalo, triunfo, sorpresa y consternación, aunque luego se convirtió en olvido. Sin embargo, los surrealistas tuvieron muchos que agradecer a este movimiento, pues la liberación de ataduras planteada por los dadaístas les dejó preparado el terreno.