Cadalso (1741-1782) y las Noches Lúgubres (1789)
La obra más singular de Cadalso quizás sea Noches lúgubres, tanto por la complicada historia textual que originó (con un éxito extraordinario durante la primera mitad del siglo XIX y una secuela de plagios, imitaciones y versiones) como por las encontradas interpretaciones críticas que ha tenido.
- Obra breve y enteramente dialogada
- Dividida en tres partes o noches. Cada noche comienza con un largo monólogo de Tediato, sigue con una ligerísima acción y da paso a diálogos sobre el destino del hombre y la condición humana
- Participan escasos personajes: TEDIATO, el protagonista, quiere desenterrar el cadáver de su amada para llevarlo a su casa y suicidarse junto a él (incendiándolo todo). LORENZO, el sepulturero que ayuda a Tediato. La JUSTICIA, ordena el encarcelamiento del protagonista por una confusión. También aparecen el CARCELERO y un NIÑO, que es hijo de Lorenzo.
La obra se escribe en 1771, cuando murió María Ignacia Ibáñez [el 22-4-1771, a la edad de 25 años], según se especifica en las Cartas marruecas, carta 67, pp. 301-302. (Las Cartas fueron rematadas en 1774). El estado de ánimo de Tediato es muy cercano al que debió sufrir Cadalso inmediatamente después de la muerte de la actriz. En la carta que escribió a Meléndez, en abril o mayo de 1775, que se ha considerado su testamento literario, dice: «Las leyó Vmd. en Salamanca y le expliqué lo que significaban: la parte verdadera, la de adorno y la de la ficción»
Además, Cadalso compuso un poema titulado “Sobre las Noches lúgubres que he compuesto con motivo de la muerte de Filis, imitando el estilo y los pensamientos de tristeza de las que compuso en inglés el doctor Young.
Cadalso estaba profundamente enamorado. En la Memoria descubierta en 1967 habla de la honestidad de María Ignacia.
Difusión Manuscrita y Éxito Editorial
La 1ª edición es del Correo de Madrid o de los ciegos (del 16-2-1789 al 6-1-1790). Pero sabemos que anteriormente se difundió ms. en círculos restringidos: Meléndez Valdés y el marqués de Astorga disponían de copias ms (la primera en paradero desconocido, y la segunda es la del M. Británico). Se conocen varios manuscritos (M. Británico, RAHistoria, Gayangos BN, Hispanic Society, Museo Lázaro Galdiano, Osuna BN, B Catalunya), pero ninguno es el autógrafo. Tras la edición del Correo, posteriormente fueron reeditadas, reelaboradas e imitadas. La segunda edición apareció en la Miscelánea erudita de piezas escogidas (1792); la edición príncipe en libro es de la Imprenta de Sancha (1793), y más tarde las de Sastres (1789). TOTAL: 32 ediciones en la primera mitad del XIX.
El libro cobró vida propia. Se estiró y encogió, según los deseos de sus editores, cambió su sentido primitivo, hizo legendario a su creador y originó toda una secuela de plagios. Hubo incluso adiciones apócrifas:
- Repullés (1803) cree que el borrador está incompleto, y por eso añade (en 1815) el final apócrifo de la Noche tercera
- Cabrerizo (1817) también agrega este final apócrifo e ilustra la edición con preciosos grabados.
- La adición de la «Carta de un amigo de Cadalso» (Madrid, 1822, sin nombre de editor) es el origen de la identificación Tediato-Cadalso. La edición se suplementa con una apócrifa Noche cuarta.
- El impresor José María Marés (1852) publica la obra como un folletín, Historia de los amores de-l coronel Don José Cadalso, escrita por él mismo, y la reimprime durante cuarenta años con la curiosa Noche cuarta.
Imitadores
Que conocieron la importancia de las NL:
- Tristemio, diálogos lúgubres a la muerte de su padre, de Meléndez Valdés. Imitación ahora perdida. Su biblioteca de Salamanca fue saqueada por los soldados franceses. El título refleja la deuda contraída con la obra de Cadalso.
- Noches de Manuel Rincón (Colección de poesías póstumas, Madrid, 1805). En deuda con las NL.
- Noches tristes (México, 1818) de José Joaquín Fernández de Lizardi (autor del Periquillo Sarniento). El autor confiesa que ha querido imitar el estilo de Cadalso. Imitación estilística.
- Noches lúgubres (1828) de José Cagigal.
- Días fúnebres (Madrid, 1832) de Francisco de Paula Mellado.
- Las Noches lúgubres, de Patricio de la Escosura. Que dejó inéditas.
Aparece muy temprana la estética de lo sublime: luna, noche, cárcel, cementerio, muerte, sombras, suicidio, escenario de pasiones. No es de extrañar que Azorín, El romanticismo español, 1926, insistiese en la profunda novedad del libro: «¿Cuál es la primera obra romántica española? Las Noches lúgubres de Cadalso… La obra de Cadalso es puramente romántica».
El carácter lírico no llega a borrar cierto didactismo que se desprende de las conversaciones de los dos personajes principales. Abundan las reflexiones pesimistas sobre el destino del hombre, aunque también se afirma que la amistad es lo único que puede consolar al hombre.
Argumento
Noche primera: desde las 2 h. de la madrugada hasta el amanecer Tediato y Lorenzo, sepulturero del templo. Primera intentona de desenterramiento Escenografía: oscuridad, relámpagos, temblores del sepulturero, diálogo. En el momento que van a abrir la sepultura se hace de día; quedan para la noche siguiente. Su amigo Virtelio le ha instado a tomar algún bocado («mojado con lágrimas») pero se fue, sin duda cansado de la tristeza de su amigo: POR FIN, Tediato da la bienvenida a la noche. Él se ha puesto el vestido más lúgubre y ha tomado el acero para suicidarse junto al cadáver de su amada: Enamorado de la muchacha ya no tiene ningún apego a la vida:
En la noche 2ª tampoco pueden verificar el desenterramiento, porque, cuando Tediato esperaba a su compañero, unos asesinos aparecen en la calle en persecución de un infeliz a quien logran herir, y se alejan. La víctima moribunda se acerca a Tediato buscando amparo, y se aferra a sus rodillas, en cuya situación expira. Llega la Justicia, y sorprende a Tediato con el puñal desenvainado para auxiliar al perseguido y las ropas manchadas de sangre; en la oscuridad de la noche Tediato es prendido y acusado de un delito que no ha cometido. En la cárcel dialoga con el Carcelero. Todos los presos tiemblan en los dominios del Carcelero, pero a Tediato no le espanta la tiniebla (p. 395). Oye voces en el calabozo inmediato. Voces que son indicios de tortura y de muerte. Tediato siente envidia de su compañero. muestra su desprecio a la vida. Ya de la madrugada Tediato queda libre por haberse descubierto los criminales. A la salida se encuentra con un niño que se ha quedado dormido (es hijo de Lorenzo, el sepulturero). Su historia de dolor despertará la compasión de Tediato. Acompaña al niño a su casa. Aprovecha para ponerse de acuerdo con Lorenzo, el sepulturero, para la siguiente noche.
Noche tercera: Lorenzo y Tediato están a punto de coger el pico y el azadón para ir otra vez al sepulcro (donde está enterrada la doncella de cabellos de oro). El final es abierto («Andemos, amigo, andemos», p. 410) y parece que intentarán desenterrarla otra vez. El carácter abierto algunos lo entendieron como inacabado. La ed. de 1815 (Madrid, Repullés) inserta una apócrifa conclusión de la noche III y la ed. de Madrid, 1822, inserta una noche IV y una Carta de un amigo de Cadalso sobre la exhumación clandestina del cadáver de la actriz M. I. Ibáñez. SEBOLD cree que es mejor hablar de desenlace abierto que de obra inconclusa. Lo sorprendente es que Tediato se compadece de las desdichas de Lorenzo (muerte del padre, de la mujer, enfermedad de los hijos y muerte de la hija). Piensa que la muerte todo lo iguala.
Es posible que Bécquer se inspirase en las Noches lúgubres para una de sus rimas.
El protagonista sufre una interesante EVOLUCIÓN, que va desde el egoísmo inicial a la comprensión y solidaridad con sus semejantes.