Explorando la Poesía de Whitman y Dickinson: Voces Fundamentales de la Literatura Estadounidense

Walt Whitman y Emily Dickinson: Dos Visiones Poéticas en la Era Posromántica

Walt Whitman y Emily Dickinson escribieron en la época posromántica, cuando los grandes autores en lengua inglesa del periodo propiamente romántico (Wordsworth, Coleridge, Shelley, Keats…) habían concluido ya su obra, y los que seguían su estela eran continuadores de segunda. Tampoco en los EEUU había surgido un poeta verdaderamente grande, salvo el inclasificable Edgar Allan Poe, a quien recordamos más por sus relatos fantásticos y sus incursiones en la angustia, que por la elevación de sus versos. En aquella época, pues, lo natural era ser artificioso, seguir practicando los tópicos románticos y entregarse a sentimentalismos ya manidos. Había que poseer un genio original para abandonar el camino trillado. Y es aquí donde surgieron en el este norteamericano, sin conocerse el uno a la otra, Whitman y Dickinson, quienes abrieron senderos que se bifurcan: -Walt, el de una exultante épica popular y democrática, -y Emily el de una poesía meditativa, serena y en voz baja.

Walt Whitman: El Poeta de la Democracia y la Celebración de la Vida

Walt Whitman es el primer poeta norteamericano, el que funda una tradición poética característica de un país nuevo y joven, que es los EEUU. Este título de poeta nacional lo comparte, por supuesto, con Emily Dickinson.

  • Salvo la lengua, nada tenían que ver sus versos con ninguno de los compuestos por los románticos ingleses, que eran el referente para los poetas norteamericanos. Incluso la lengua era muy distinta, puesto que no se trataba del elegante registro culto que se consideraba propio de las obras poéticas, sino que respondía al inglés norteamericano popular.
  • Whitman es un poeta de hoy: sus versos son tan actuales que podrían haber sido escritos esta mañana. Además, suscita emociones genuinas en lectores de todo el mundo, es decir, que trasciende lo local o nacional.

Podemos empezar a vislumbrar su originalidad ya en el nombre de pila con que firma, “Walt”. A diferencia de todos los poetas de su tiempo, que se presentaban con kilométricos nombres compuestos para dar la sensación de origen noble y aristocrático, Walt sale a escena como un hombre común, un average man. He aquí la primera gran revolución: el poeta no se distingue de sus congéneres sino que, bien al contrario, se define a sí mismo como un simple ser humano estadounidense. Su voz poética, el personaje expresado en primera persona que iremos conociendo a lo largo de sus versos, no se nos presenta como un profeta, ni como un vate, ni siquiera como un ser excepcional dotado de una sensibilidad o una inteligencia insólitas, sino como un hombre común.


Este hombre común no es vulgar: Walt nos muestra que ningún ser humano lo es, por el simple hecho de existir, que ya de por sí es algo milagroso y admirable. Los primeros versos de su poema más conocido, Canto a mí mismo, lo afirman con rotundidad: “Me celebro y me canto, / Y aquello que yo me apropio habrás de apropiarte, / Porque todos los átomos que me pertenecen también te pertenecen”. El hombre común representa a la humanidad desde su individualidad, y lo hace con un tono afirmativo y convencido. Ha surgido una poesía democrática, muy distinta de la aristocrática tradicional que había predominado hasta el romanticismo. Las palabras de este hombre común expresan la experiencia compartida del ser humano (“Soy inmenso, contengo multitudes”): a través de él cobran vida hombres y mujeres, campesinos y obreros, prostitutas, niños y ancianos, blancos, nativos norteamericanos y negros. Su mensaje está dirigido a la gente corriente, los desposeídos, los débiles, los marginados…

  • Su poesía es celebratoria: la vida es un milagro y la poesía nos hace ser conscientes de ello. La influencia del trascendentalismo de R. W. Emerson se observa en la identificación panteísta entre naturaleza, divinidad y yo.

Todo, los prados inmensos y los sinuosos arroyos, el crepúsculo matutino y el vespertino, las múltiples etnias, la comunidad global y la amistad singular, la vida pública y privada, el cuerpo y el alma, el yo y el tú, todo es cantado y ensalzado por la voz de Walt Whitman, incluso lo doloroso y lo inaceptado. El sexo, manifestación de la energía vital, es omnipresente en estos versos, y en sus más diversas variedades: el amor heterosexual, el homosexual y el acto autosexual. El sexo se plantea, pues, como hecho emblemático, en un doble plano: en el metafísico, como realidad primordial, y en el político, como liberación democrática. Este tratamiento sincero de un tema tabú ha escandalizado a muchas mentalidades bienpensantes. Whitman deseaba crear el gran poema de y para la democracia. La poesía de Whitman, la del hombre común que se canta a sí mismo y a sus semejantes, a su sociedad, a su tiempo y al universo, es una épica democrática en la que el hombre moderno encuentra una posición nueva en el cosmos. Igual que Shakespeare y unos pocos más, le descubre al ser humano lo que es en realidad. Walt Whitman publicó a lo largo de su vida nueve ediciones de Hojas de hierba (1855) la obra unitaria que contiene todos sus versos.

Rasgos de estilo de Whitman

  • El tono es declamatorio, profético…
  • Presencia de usos coloquiales de la lengua.
  • El poeta utiliza una métrica muy distinta a la tradicional. La necesidad de exponer su credo sobre el ser humano le lleva a emplear el verso largo y el verso libre (versículo), que recuerda a la Biblia.
  • El uso de este verso confiere al poema un ritmo muy regular y en él la repetición es frecuente.
  • Aparecen numerosas enumeraciones caóticas, que sugieren la diversidad inabarcable de la realidad.
  • Uno de sus símbolos preferidos es la “hierba”, que puede representar la naturaleza, la sensualidad (a través del tacto) o la visión democrática del poeta (la libertad para el poeta es poder reafirmarte en tu individualidad, lo cual favorece el sentimiento de fraternidad hacia la humanidad, que se canaliza a través de la democracia; la hierba representa una multitud que es la suma de las individualidades).
  • La naturaleza simboliza el igualitarismo democrático que persigue el poeta. La naturaleza no es solo el marco donde el ser humano libre, individualista y fraternal se mueve, sino que representa una realidad armónica, no jerarquizada, en la que todos los elementos son igualmente importantes.
  • Todos los temas trascendentales tienen cabida en Hojas de hierba: el amor, la vida y la muerte.
  • La muerte no es vista como algo terrible, sino como la consecuencia de la vida, lo que la completa. Es vista con optimismo.

Poesía de Emily Dickinson: La Intimidad y la Profundidad en la Observación

POESÍA DE EMILY DICKINSON Apenas publicó algunos textos en vida. Tras su muerte, su hermana encontró un arcón con centenares de poemas manuscritos.

  • Es una poesía de repliegue y de rincón, pero de un rincón con ventana que da a un vergel, al campo, a un horizonte lejano. Se fija en los detalles de la naturaleza (una rosa, una abeja, el alba, un rayo de sol…) y capta toda su significación y trascendencia.
  • También es una poesía de exploración de interioridades. Sabe observar en su interior los tenues movimientos de su espíritu, las leves oscilaciones emocionales, o esperar a que la pasión amaine para evocarla. Toca aspectos fundamentales de la condición humana.
  • No rehúye lo sublime, se enfrenta a los grandes temas (el amor, la muerte, la inmortalidad, Dios…), pero con palabras sencillas y tono pausado.

Rasgos de estilo de Dickinson

  • La mayoría son poemas breves, con una gran concentración de conceptos y sugerencias. Abunda lo ambiguo o lo esbozado.
  • El lenguaje es coloquial y crea formas fragmentarias, no exposiciones o discursos cerrados y acabados: los poemas están abiertos, aguardan la lectura para completar su sentido.
  • Usa caprichosamente los signos de puntuación, a menudo sustituidos por guiones, y las mayúsculas.

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