Explorando la Poesía de Machado y Juan Ramón Jiménez: Amor, Sociedad y Búsqueda de la Esencia

La Poesía de Antonio Machado: Un Viaje del Amor a la Reflexión Social

El amor también llega a la vida del poeta en Soria, donde se enamora y se casa con Leonor Izquierdo. Pero el amor dura poco, porque a los dos años de casados Leonor enferma y muere de tuberculosis con 17 años. Machado, absolutamente hundido, pide el traslado a Baeza. Allí escribirá sus versos más desolados.

Compromiso Social y Reflexión en Baeza

En lo relativo a la injusticia social y la apatía, observamos que la situación que encuentra Machado en Baeza es distinta de la castellana; el contraste entre el latifundio y la pobreza, entre el señorío andaluz y el jornalero, le llevan a escribir poemas tan duros como los titulados: “Del pasado efímero” y “El mañana efímero”. Serán las expresiones máximas de ese compromiso, cada vez mayor, que Machado adquiere con la sociedad de su tiempo. Destaquemos aparte el largo romance “La tierra de Alvargonzález”, en el que el poeta consigue revitalizar la vieja versificación, en un intento de escribir un nuevo romancero que fuera expresión popular de lo elemental humano.

Se trata de un estremecedor poema narrativo, cuya sombría historia gira entorno a la codicia, fruto de la dureza y miseria de aquellas tierras. Por otra parte, en *Campos de Castilla* inicia Machado un aspecto de su creación que más tarde cultivará copiosamente: ese tipo de poemas brevísimos que integran la serie *Proverbios y Cantares*. Son, unas veces, chispazos líricos; otros, filosóficos.

*Nuevas Canciones*: Un Freno Creativo y un Interés Creciente por la Filosofía

Doce años tarda Machado en publicar su siguiente libro: *Nuevas canciones* (1924). Su impulso creador parece haberse frenado. Sin embargo, por esos años se incrementa su interés por la filosofía.

El poeta sevillano se encuentra de vuelta en tierras andaluzas y, en el terreno de la poesía descriptiva, es evidente que las tierras andaluzas no sacuden su sensibilidad como lo hicieron las de Castilla. Pero lo más característico de este ciclo es el centenar de nuevos *Proverbios y cantares*. En ellos lo lírico cede el paso definitivamente a lo conceptual: son ahora más proverbios que cantares. Consisten en sentencias o pensamientos, frecuentemente paradójicos, a veces oscuros, en ocasiones triviales, aunque algunos encierran también intuiciones profundas. Las inquietudes filosóficas de Machado han pasado a primer término.

Últimos Poemas y el Compromiso Cívico en la Guerra Civil

En los años posteriores, su producción poética es más bien escasa y cultiva más la prosa. La poesía española de entonces va por caminos muy distintos de los que él había recorrido.

Cuando estalla la guerra civil, Machado quiere ser poeta cívico y bélico de la España republicana. Surgen así sus poesías de guerra, una veintena de composiciones. Entre ellas hay composiciones breves, como el dedicado a la defensa de Madrid, otros con tono de arenga, algunas coplas, romances y nueve sonetos. Pero la pieza más hermosa es “El crimen fue en Granada”, desgarradora elegía a Federico García Lorca.

Juan Ramón Jiménez: La Búsqueda de la Poesía Pura

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ Juan Ramón Jiménez nació en 1881 en Moguer, Huelva. Al estallar la guerra civil abrazó la causa republicana y, posteriormente, se exilió. Tras pasar algún tiempo en Cuba, Miami y Washington, en 1951 se instaló en Puerto Rico. En 1956 obtuvo el Premio Nobel de literatura y dos años más tarde falleció en San Juan de Puerto Rico. De personalidad egocéntrica e hipersensible, Juan Ramón Jiménez fue un poeta profundamente volcado en su actividad creativa. Buscaba constantemente la belleza y el conocimiento a través de la poesía, o ambas cosas simultáneamente.

Él concibió sus escritos como una obra en marcha para conseguir captar la esencia de la poesía: la búsqueda de la poesía pura. La poesía era para él un género minoritario y su expresión poética, aparentemente sencilla, escondía una densidad que le valió la fama de hermético y elitista. La crítica suele dividir su trayectoria poética en tres etapas:

  • Etapa sensitiva
  • Etapa intelectual
  • Etapa suficiente o verdadera

Etapa Sensitiva (1896-1915): Influencia Romántica y Modernista

En esta etapa se observa una importante influencia romántica y modernista. Predomina la descripción del paisaje como reflejo del alma del poeta, los parques otoñales y los jardines al atardecer. Los sentimientos vagos, la tristeza, la melancolía, la música y el color, los recuerdos y los sueños amorosos. Se trata de una poesía emotiva y sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través de una estructura formal perfecta. Sin embargo, su poesía no llega a ser tan fastuosa como la de Rubén Darío. Típicamente modernistas son, sí, la utilización del color y de otros elementos sensoriales, la adjetivación brillante, ciertas imágenes, así como la aparición de ritmos amplios.

Con todo, el modernismo de Juan Ramón es del tipo intimista. Son de esta etapa *Arias tristes* (1903), *Jardines lejanos* (1903), *Pastorales* (1905) y una obra en prosa de esta etapa será para muchos la cumbre de su creación poética: *Platero y yo* (1914). En 138 breves capítulos escritos en prosa poética manifiesta un amor fresco e ingenuo por la naturaleza, la vida, el amor, la fraternidad humana sin dejar, por ello, de manifestar cierta crítica hacia las formas de vida miserables e insolidarias de la sociedad rural que le rodea y que también conoce. La figura del burro, Platero, es un interlocutor idealizado con el que dialoga y que le ayuda a vencer la soledad y la tristeza y que le facilita la confesión íntima y delicada del poeta. La obra supone un cierto giro hacia el realismo y lo descriptivo.

Etapa Intelectual (1916-1936): Ruptura con el Modernismo y Búsqueda de la Esencia

La ruptura definitiva con el modernismo lleva una fecha: 1916. En ese año, durante un viaje a Nueva York con motivo de su boda, Juan Ramón escribe *Diario de un poeta recién casado*, publicado en 1917. El poeta lo consideraría siempre su mejor libro. El cambio es notable: han desaparecido el léxico modernista, la adjetivación sensorial, los ritmos sonoros; y surgen la mezcla de verso y prosa, el verso libre, la búsqueda muy exigente de un lenguaje claro, preciso y directo, y la expresión de lo vivido y lo visto más que los sentidos.

En efecto, es una poesía desnuda, en la que se elimina lo anecdótico para dejar paso a la concentración conceptual y emotiva. Surgen otros libros: *Eternidades* (1918), *Piedra y cielo* (1919), *Poesía* (1923)… Es notoria la creciente dificultad de su poesía. Y es que Juan Ramón apunta a la realidad escondida y profunda de las cosas, a las esencias. Y llevado por su sed de conocimiento su palabra quiere ser el instrumento para penetrar en la realidad. De ahí que él mismo calificara de ‘intelectual’ esta etapa de su creación. Esta etapa se corona con un libro escrito entre 1923 y 1936: *La estación total*. Su título alude a lo que es ya la obsesión dominante del poeta: el anhelo de abolir el tiempo y de llegar a una posesión total de la belleza, de la realidad y del propio ser. En suma, ansia de eternidad.

Etapa Suficiente o Verdadera (1936-1958): El Exilio y la Identificación con lo Divino

Abarca el exilio americano. Juan Ramón continúa replegado en sí mismo en busca de la belleza y la perfección. Su ansia por la trascendencia lo lleva a identificarse con Dios. A este periodo pertenecen:

  1. *En el otro costado* (1936-1942), donde escribe el poema en prosa “Espacio”. Es un extensísimo poema sin tema concreto, con visión panteísta de la naturaleza con la que acaba fundiéndose. Destaca el ritmo y la metáfora constante para exhibir cómo la plenitud del hombre equivale a ser sucesivamente lo vivido hasta la muerte.
  2. *Dios deseado y deseante* (1948-1949). Llevado por la nostalgia y el temor a la muerte, Juan Ramón evoca su infancia en Moguer y el dios primero y perdido. Su dios no es el dios cristiano, sino el creado y recreado por su conciencia.
  3. *Animal de fondo* (1949). El poeta busca a Dios sin descanso ni tregua. Pero ese Dios no es una realidad externa al poeta, sino que se halla en él y en su obra, es causa y fin de la belleza.

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