La Novela Bizantina: Un Género de Aventuras Entrelazadas
En varias ocasiones, y en distintos géneros, hemos mencionado la estructura como marca definitoria fundamental de ciertas novelas. La novela bizantina se distingue precisamente por una estructura propia, común a lo largo de este género. Pero, ¿qué es lo que la aísla y la coloca bajo este nombre? Fundamentalmente, una estructura marcada por el entrelazamiento de aventuras, que permite la maravilla, el viaje y el alejamiento temporal-espacial de las historias que se van contando y reorganizando continuamente dentro de una estructura extremadamente dinámica. Se trata de un trenzado de historias con un desarrollo paralelo de relatos que se cruzan y entrecruzan de principio a fin.
El principio, in media res, ya marca toda la estructura posterior. El relato comienza con un acontecimiento cuyo origen descubriremos más adelante por azar. Esta estructura permite una variedad —concepto importante en la retórica de la época— de historias enlazadas en un solo trazo, en el que los personajes no pueden alcanzar la felicidad debido a múltiples acontecimientos que los separan.
Orígenes y Modelos de la Novela Bizantina
La novela bizantina europea del siglo XVI se construye a imitación directa del modelo griego, que se compone de las primeras novelas en prosa de ficción narrativa. Estas novelas son complejas, retóricas y estilísticamente muy elaboradas, con una sensibilidad exacerbada. Algunas presentan ingredientes eróticos, mientras que otras se inclinan hacia temas mitológicos o legendarios, siempre atados a un mundo reconocible, como una Grecia muy literaturizada.
Una de estas novelas, que entronca con la novela pastoril, es Dafnis y Cloe de Longo. Esta obra narra la historia de dos enamorados con un contenido erótico que describe la sensualidad de la naturaleza y el encuentro de los amantes en un entorno primitivo pero refinado, influencia que llega hasta la novela pastoril.
Otra obra fundamental es Teágenes y Cariclea de Heliodoro, obispo de finales del siglo III o principios del IV. Considerada el modelo principal de la novela bizantina española, es una obra refinada, culta y elaborada estilísticamente, con una gran cantidad de historias que se cruzan y marcan la pauta del género. Su influencia fue tal que, en el siglo XVI, Marcel Bataillon, en su obra Erasmo y España, afirma que «siguiendo esta línea que parte de la crítica de los libros de caballerías para llegar al elogio de la novela bizantina, fue como se ejerció la influencia más profunda del erasmismo sobre la novela española».
Hasta ahora, hemos visto que todos los modelos narrativos han sido influidos por la crítica. Incluso, algunos textos pueden ser y son anticristianos en ciertos puntos, con una ignorancia de los problemas religiosos y del respeto hacia otras ideas que llaman la atención de los moralistas, lo que margina a estas obras dentro de la literatura y las priva de preceptiva.
Rasgos Distintivos de la Novela Bizantina
- La acción gira en torno a uno o varios viajes. El viaje es el eje del relato (peregrinatio: palabra renacentista cristiana que alude a una peregrinación de perfeccionamiento, donde el viaje sirve como imagen de perfeccionamiento espiritual).
- Presencia de episodios marítimos: naufragios, cautiverios por parte de piratas, separación de los amantes, etc.
- Construcción del relato como una búsqueda, especialmente la búsqueda de la amada por parte del personaje masculino.
- Posibilidad de integrar una multitud de historias secundarias, que a veces se cuentan de forma entrecruzada y no de forma seguida y completa.
Obras Representativas: Clareo y Florisea y Selva de Aventuras
Clareo y Florisea es una obra clave en la evolución del género. En ella, se puede encontrar un mensaje oculto relacionado con autores judíos, conversos o falsos conversos, entre otros. El autor fue capturado cuando intentaba viajar y posteriormente se trasladó a Italia, a la corte de Ferrán. La obra está dedicada a Juan Micas y a su tía Doña Gracia Nasi, personajes judíos muy ricos e influyentes en la política del Mediterráneo, que aparecen dentro de la novela. Así, podemos encontrar una parte del texto en clave, a partir de la cual se pueden interpretar ciertas incoherencias.
Selva de aventuras de Jerónimo de Contreras es menos aventurera que la anterior. Narra la historia de un personaje español llamado Lucimán, enamorado de una muchacha llamada Alvolea, quien lo rechaza. Él emprende un viaje que, en este caso, sí es un viaje compacto de perfeccionamiento espiritual. A lo largo del viaje, se encuentra con una serie de personajes secundarios. La novela contiene una gran cantidad de elementos anecdóticos e incluye varias obras de teatro que el protagonista contempla y que se reproducen en el texto. El recorrido ocurre principalmente en Italia, España y Francia, y no hay naufragios. Aunque se desvía del modelo en este aspecto, se puede seguir considerando una novela bizantina por su núcleo fundamental: el recorrido permite al escritor narrar un proceso de periferia espiritual, una transformación del amor humano en un amor místico.
La Influencia de Clareo y Florisea en Lope de Vega y Cervantes
Clareo y Florisea es importante porque influyó directamente en Lope de Vega y Cervantes, al continuar de forma explícita, clara y, hasta cierto punto, novedosa en el género, la cristianización de elementos. Lope sigue esta indicación en El peregrino en su patria, cuya acción ocurre prácticamente toda en España. El motivo profundo de Lope al escribir esta obra fue la experimentación y la dialéctica literaria. La escribió para demostrar que se podía crear un héroe de ficción español distinto de la degradación del modelo alternativo y único del personaje picaresco. Es, por tanto, una propuesta narrativa para la construcción de un héroe con todos los ingredientes del idealismo y la mejora espiritual del personaje español, demostrando que no solo se construían personajes picarescos. Lope elimina ciertos rasgos característicos de la novela bizantina, como los viajes por mar y los naufragios, ya que casi todo ocurre en la península, en tierra firme. Es una novela perfectamente integrada en el catolicismo, pero no es una moralina permanente.
Reflexiones Finales sobre la Novela Bizantina
Algunas obras son valiosas no por su cualidad intrínseca, sino por otras razones, como su carácter pionero o la experimentación con elementos diversos que se recombinan durante estos años. La novela bizantina, como punto de partida, muestra una relación entre distintos modelos que debemos comparar. Según Marcel Bataillon, con la novela bizantina se avanzaba y se creaba un modelo de ficción aceptable por el erasmismo, por esa intelectualidad que intentaba dotar a la cultura europea de nuevas bases del mundo real, lo que implicaba el valor de estas obras.
El modelo estructural de la novela bizantina, con su extrema preocupación por parte del autor, implica la preocupación del lector. Estamos ante un público exigente que corresponde a una relación especular entre autor y lector. Hay un cierto cansancio de formas narrativas que basan su avance en la yuxtaposición de historias de manera coordinada y no tanto subordinada. La novela bizantina coordina y enlaza, lo que responde a una presentación de los temas que aparecen en el texto. Este entrelazamiento es más apto para el relato de una o varias historias de superación de conflictos de manera graduada, de perfeccionamiento.
Encontramos en todas ellas un recorrido ascendente, de conocimiento del mundo, de profundización de los valores presentados al principio, etc. Los protagonistas no están tan definidos desde el principio como en los libros de caballerías o los relatos de pastores, sino que son personajes más dinámicos que sufren un proceso que los lleva a un final superior. Esto traza un modelo ideológico del relato, considerándolo con un fondo de enseñanza y seriedad, lo que explica el aprecio por este tipo de novela y el desprecio por otras.
Toda novela bizantina tiene en su núcleo un viaje. La diferencia entre el viaje del caballero andante, el que pueda haber en un libro de pastores o en una novela sentimental, y la peregrinación del relato sentimental es lo que gusta tanto a los moralistas: pasamos del viaje de aventuras al viaje de aventuras más representación de la vida humana como recorrido simbólico. Esto marca cambios profundos. Uno de los temas recurrentes en los géneros anteriores es la relación entre representación alegórica y representación real. El concepto de la peregrinatio cristiana se encuentra en la base del siglo XVI, dentro de la novela bizantina y de su estructura. También encontramos una idea católica del matrimonio cristiano, como en El Persiles y Clareo y Florisea, donde hay varias bodas imposibles hasta que los protagonistas finalmente se casan. El tema del amor se trata de manera extrema, pero también alrededor de un conjunto de pruebas que los amantes deben superar, una nueva forma de presentar este tema tan importante y central en los relatos.
En resumen, la novela bizantina, con su estructura compleja, sus influencias griegas y su enfoque en el viaje como metáfora de perfeccionamiento, representa un hito importante en la evolución de la narrativa europea del siglo XVI. Obras como Clareo y Florisea, Teágenes y Cariclea y Dafnis y Cloe no solo ofrecen una rica tapestry de aventuras entrelazadas, sino que también reflejan las inquietudes intelectuales y morales de su tiempo, dejando una huella indeleble en autores posteriores como Lope de Vega y Cervantes.