Explorando la Narrativa Hispanoamericana y el Teatro del Siglo XX: Autores Clave y Tendencias

El Auge de la Narrativa Hispanoamericana

Alrededor de 1960, la novela hispanoamericana consolidó su reconocimiento internacional, debido tanto a la abundante creación de novelas de gran calidad como a la promoción editorial de estas por parte de España. Los nuevos novelistas continuaron con las innovaciones de sus antecesores, como Alejo Carpentier, Juan Rulfo, Miguel Ángel Asturias

Entre sus características destacan:

  • La ampliación temática, con la novela urbana.
  • Los problemas existenciales como el tiempo, la identidad, la muerte.
  • El sexo con intención trascendente.
  • El mundo indígena.
  • La injusticia social.
  • La figura del dictador.

Además, se consolida el realismo mágico, integrando lo real y lo fantástico. Respecto a las técnicas narrativas, se experimenta con la estructura, se rompe la línea argumental, aparecen cambios del punto de vista, distintas personas narrativas, monólogo interior, etc.

Destacan autores como Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Augusto Roa Bastos, Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez.

Gabriel García Márquez

Escritor colombiano nacido en 1928, es uno de los autores principales del boom con su novela Cien años de soledad. Anteriormente ya había escrito sobre Macondo, imaginario pueblo, en obras como La hojarasca, El coronel no tiene quien escriba, o Los funerales de Mamá grande. Pero donde adquiere cuerpo este pueblo es en la gran novela Cien años de soledad, en la que se narra la historia de la saga de los Buendía y su mundo de alrededor. Todos los elementos característicos del boom hispanoamericano se conjugan en esta obra magnífica: la naturaleza, los problemas sociales y políticos, la realidad humana, las fuerzas sobrenaturales y la alternancia del humor con lo trágico. Detrás de una apariencia lineal, la realidad adquiere una estructura circular para plasmar una parábola de la historia y la idiosincrasia colombiana, hispanoamericana, o incluso universal. Macondo es una pequeña población comunitaria en sus comienzos, que tras alcanzar un aparente esplendor, es abandonada por la compañía bananera y tiene que sufrir una sangrienta represión política. El narrador es omnisciente, pero se acaba revelando que todo el relato está escrito desde el punto de vista de uno de los personajes. Premio Nobel en 1982, murió en México en 2014.

Mario Vargas Llosa

Nació en Perú en 1936, y obtuvo el Premio Nobel en 2011. Su gran obra con la que se reveló fue con La ciudad y los perros, que contiene una feroz crítica del ambiente de un colegio militar de Lima, que exalta la violencia y el machismo aplastando la individualidad. Trata sobre la actitud violenta con la que los individuos responden a una sociedad violenta también. Contiene las innovaciones de estructura y lenguaje del boom, como estructura compleja, mezcla de narradores y de planos temporales, con un narrador externo, omnisciente, y varios internos, aunque no aparecen elementos mágicos. Refleja la corrupción y brutalidad de su sociedad y reflexiona sobre la condición humana.

Ernesto Sábato

Novelista intelectual, escribió una novela sobre la incomunicación y la angustia existencial, El túnel. Una visión apocalíptica del mundo aparece en Sobre héroes y tumbas.

Julio Cortázar

Argentino, cultivó el cuento fantástico urbano y su gran novela es Rayuela con una lectura lineal y otra al modo del tablero, asistimos a un protagonista, Oliveira, enamorado de la creativa la Maga, con el juego como forma de existencia libre y reflexión sobre la creación literaria.

Carlos Fuentes

Mexicano, crítico severo de la sociedad burguesa, con su obra La muerte de Artemio Cruz sobre un hombre agonizante, utiliza los recursos de saltos temporales, cambios de puntos de vista y personas narrativas.

Augusto Roa Bastos

De Paraguay, escribió dos imprescindibles, Yo, el supremo, sobre el dictador paraguayo, e Hijo de hombre, sobre la dignidad indígena y ambientada en la terrible guerra del Chaco que enfrentó a Paraguay con Bolivia.

El Teatro del Siglo XX

Frente al teatro comercial y burgués de los años 40, el teatro renovador apunta algunos cambios en el teatro de humor de los primeros años de postguerra que continuará con el teatro de los 60.

El teatro de humor introduce un humor disparatado y poético que se considera precedente del teatro de lo absurdo. Los renovadores son Jardiel Poncela y Miguel Mihura; Este último rompe con el teatro cómico anterior con Tres sombreros de copa. Su teatro se caracteriza por elementos absurdos, diálogos aparentemente convencionales pero inverosímiles, mezcla de ternura y humor.

El realismo social, con Buero Vallejo y Historia de una escalera, comienza con un nuevo drama basado en un compromiso de la realidad inmediata, en la búsqueda de la verdad y en la renuncia de la evasión pero también del tremendismo. Buero Vallejo sintetiza realismo y simbolismo oponiendo personajes contemplativos a personajes activos con relaciones conflictivas. Se respiran en sus obras el deseo de realización humana en su choque con sus dolorosas imitaciones.

En una primera época hay un enfoque existencial y de época realista como en Historia de una escalera cuyo tema es la frustración de la clase media que por su debilidad no se mantiene.

En La ardiente oscuridad también está presente el tema de las limitaciones que se imponen al hombre por su condición social.

En su segunda época destaca El tragaluz.

En su tercera época destaca La fundación.

Otros autores destacados son Alfonso Sastre, autor muy comprometido políticamente y con un teatro que es mezcla de didactismo marxista, libertad imaginativa y expresionismo y burla corrosiva. Algunas de sus obras son Drama y Sociedad, Escuadra hacia la muerte.

También destaca José Martín Recuerda con un teatro renunciador, desnudo y sincero.

Lauro Olmo, con el tema de la pobreza y el paro; Antonio Gala, autor de éxito; Carlos Muniz y José María Rodríguez Méndez.

El teatro experimental, se trata de una vanguardia teatral que a partir de 1970 desecha el realismo y se enfoca hacia lo alegórico.

Fernando Arrabal crea el teatro pánico, caracterizado por la confusión, humor, terror y euforia con la incorporación de elementos surrealistas y búsqueda de lo formal (sexualidad, amor, muerte…)

Francisco Nieva con su «teatro furioso» conecta con el teatro de lo absurdo pero sin pesimismo. Plantea el problema del obre regazado por la sociedad represiva con un lenguaje popular mediante técnicas surrealistas y de lo absurdo. Destaca: Carroza de plomo candente.

El teatro independiente, a finales de los 60, surge un teatro que rechaza el drama conservador y se autofinancia. Lo inició Els joglars realzando la expresión corporal y el silencio con la sátira social y política, dirigido por el carismático Albert Bohadeya. Junto con otros grupos cómo es Els Comediants o Los Goliarddos que llevaron a cabo una síntesis entre lo experimental y lo popular aunando tendencias muy innovadoras con actuaciones dirigidas a amplios sectores de público. Síntesis entre enfoques críticos y aspectos lúdicos al espectáculo.

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