Explorando la Generación del 98: Un Legado de Reflexión y Estilo

La Generación del 98: Un Movimiento de Renovación y Crítica

G.98: La revolución estética y literaria que supuso el Modernismo, procedente de América, caracterizada por su espíritu innovador e iconoclasta y su búsqueda de la belleza y el refinamiento formal en mundos alejados de la vulgaridad contemporánea, pronto adquirió en España una conciencia crítica frente a las circunstancias políticas, sociales y culturales del momento. La influencia de las corrientes irracionalistas del pensamiento europeo (Freud, Nietzsche, Schopenhauer…), del regeneracionismo (que criticaba el parlamentarismo burgués como base del caciquismo, la corrupción y el inmovilismo antimodernizador) y sobre todo el desastre del 98, sacude las conciencias de los autores que serán conocidos como Generación del 98, que antepondrán las ideas sociales a las puramente estéticas. Ellos se sienten enraizados en las tierras y la historia de España y comprometidos con la renovación social, en el afán de derribar los falsos valores tradicionales y de encontrar otros que sirvan para modernizar el país.

El tema de España ocupa buena parte de la obra noventayochista. En una actitud aparentemente contradictoria, se mezcla la visión crítica del atraso, la decadencia y la falta de ideales con el amor a las gentes humildes enraizadas en los pueblos. La visión crítica predomina en los primeros tiempos, cuando se ataca el carácter grosero y ramplón de las costumbres desde una perspectiva regeneracionista y europeísta.

La mirada de los autores del 98 se dirige, más que hacia fuera, hacia dentro: en los paisajes del alma se reflejan un desasosiego y una angustia vital, que encuentran su mejor escenario en las viejas ciudades y en los paisajes yermos de Castilla. Su literatura es un examen de conciencia, del que brotan la inquietud, la melancolía, el hastío o el pesimismo. Esta actitud de raíz romántica lleva a la reflexión intelectual sobre los grandes problemas del ser humano: el paso del tiempo, el sentido de la vida, el misterio de la muerte; o bien a plantearse el valor de las creencias religiosas desde el agnosticismo o el sentimiento trágico de la fe.

Los autores del 98 poseen una acusada personalidad que se traduce en un estilo literario personal. Y esa variedad se enriquece si tenemos en cuenta que muchos de ellos experimentaron una transformación estilística progresiva.

Miguel de Unamuno: La Búsqueda de la Verdad Interior

Miguel de Unamuno y Jugo nació en Bilbao en 1864. Estudió Letras en Madrid, y tras un viaje por Europa consiguió la cátedra de griego en la Universidad de Salamanca, de la que sería nombrado rector en 1901. A partir de entonces se convirtió en una figura pública de creciente importancia, y en el líder intelectual de la oposición. Durante la dictadura de Primo de Ribera se exilió a Francia, y a su regreso se unió a quienes pedían la abdicación del rey. Ocupó algunos cargos en la República, pero pronto volvió a su trabajo en Salamanca, donde murió en 1936, poco después de empezar la guerra.

Toda su obra gira en torno a la búsqueda de la verdad interior del ser humano. Para ello, utilizó diversos caminos literarios, entre los que también está la poesía (El Cristo de Velázquez, Cancionero) y el teatro (Fedra, El otro).

Antonio Machado: Poesía de Sentimiento y Paisaje

Antonio Machado: Nació en Sevilla en 1875, pero a los 8 años se trasladó a Madrid. Estudió en la Institución Libre de Enseñanza. Viajó como diplomático a París en 1900, donde conoció a Rubén Darío. A su regreso ejercerá como profesor de francés en Soria, donde conocerá a Leonor, una joven con la que se casó en 1909 y que murió tres años después. Firme defensor de la República, se vio obligado a exiliarse a Francia al término de la guerra, donde muere en febrero de 1939.

Su trayectoria poética se inicia en la estética modernista con Soledades (1903), obra que reelaborará (añade más poemas y suprime los elementos más externos del modernismo) en 1907 bajo el título de Soledades, Galerías y otros poemas. Machado proclama una poesía llena de emociones y sentimientos. Con Campos de Castilla (1912 y 1917) abandona la línea intimista y se adentra en la geografía castellana y andaluza. Es una recopilación de diversas poesías, de ahí su heterogeneidad de materiales y temas.

Machado expuso sus preocupaciones filosóficas y estéticas en otras obras posteriores, como Nuevas canciones (1924) o Juan de Mairena (1936). Habla de temas como el ser y la realidad, la crítica poética y las relaciones entre poesía y filosofía, etc. a través de dos personajes creados por él: Abel Martín y Juan de Mairena. También cabe mencionar su teatro popular (Desdichas de la fortuna, La Lola se va a los puertos, El hombre que murió en la guerra…), escrito en colaboración con su hermano Manuel, y que gozó de gran éxito.

Valle-Inclán: Del Modernismo al Esperpento

Ramón José Simón Valle Peña nació en Vilanova de Arousa (Pontevedra) en 1866, en el seno de una familia distinguida venida a menos. Estudió derecho y tras residir sin fortuna en Madrid, se marchó a México, donde adquirió el aspecto que a su vuelta, y junto con su rebeldía, le hizo famoso en el ambiente bohemio de Madrid. Fue un progresista convencido y apoyó el carlismo hasta la I Guerra Mundial. Más tarde se opondría al régimen de Primo de Rivera y por último fue partidario de la República. Murió en su Galicia natal en 1936.

En cuanto a su producción novelística, llega al éxito con las Sonatas, publicadas entre 1902 y 1905. Son cuatro novelas, cada una de ellas referida a una estación, un paisaje y una edad de la vida. El protagonista, el marqués de Bradomín (feo, católico y sentimental) narra desde la vejez su vida amorosa y una tardía aventura política, con una visión artística y poética de la existencia, y en una prosa musical y refinada.

Pero quizá se le recuerda más por su teatro. Su primera obra dramática de gran envergadura fue la trilogía Comedias bárbaras (1907-1922) en la que recrea la decadencia de un mundo viejo y caduco. La preocupación creciente por la situación política y social se ve ya aquí, y con el tiempo le llevará a postular su teoría del esperpento. En Luces de bohemia (1920), Max Estrella, el protagonista, hace las famosas afirmaciones de que España es una deformación grotesca de la civilización europea, y de que, por tanto, el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada, deformación que compara con la imagen de los héroes clásicos reflejada en los espejos cóncavos del madrileño callejón del Gato. Esta distorsión constante y sistemática produce el esperpento.

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