Explorando el Romancero Gitano: Personajes, Vanguardismo y Tradición

Personajes del Romancero Gitano: Un Mundo de Ideologías y Rasgos Tradicionales

Personajes: Los personajes del Romancero son caracterizados por ser gitanos, manteniendo sus ideologías y rasgos. El tratamiento de los hombres y mujeres de la obra es muy tradicional, condicionado a la época en que se ubican. En la obra encontramos los siguientes personajes:

  • El hombre: Mantiene una actitud generalmente pasiva, debido a que las que se quejan o lamentan en la obra son las mujeres. Los hombres representan rasgos de madurez, sensatez, y capacidad de reacción. Se destaca la ausencia casi total de descripciones físicas de los hombres.
  • La mujer: Aparece descrita detalladamente tanto física como psíquicamente. En la obra son personajes débiles ante las dificultades, haciendo con ello que el personaje masculino cobre más fuerza. En la obra Lorca las describe con melena de pelo negro, tratándolas como algo muy sensual y erótico. Soledad Montoya o la monja gitana son las representaciones de lo que significa la mujer para los gitanos.

También podríamos añadir otros dos personajes más, uno colectivo y los otros dos alegóricos:

  • El cuarto personaje, colectivo y opresor, es la guardia civil, la antagonista inevitable del gitano, la servidora de la ley y el orden de la cultura paya.
  • El quinto personaje, alegórico, es la naturaleza personificada, que actúa y cobra fuerza en los poemas lorquianos.
  • El sexto personaje, alegórico, es Andalucía entera, la tierra natal del poeta. Andalucía es un espacio a la vez real y alegórico en el poemario. Es el espacio que refleja el alma del poeta y que él quiere poetizar. Lorca quiere describir esa pena negra que habita en el modo de ser de los gitanos, médula del sentimiento andaluz. Los olivares, los bosques, el río y sus orillas pasan de lo real a lo sobrenatural.


El Vanguardismo en el Romancero Gitano: Innovación y Experimentación

El vanguardismo: El carácter vanguardista del “Romancero” se muestra en la abundancia y en la novedad de las imágenes: desplazamientos calificativos (“yunques ahumados sus pechos, /gimen canciones redondas”); comparaciones (“La iglesia gruñe a lo lejos / como un oso panza arriba); metáforas (“Las piquetas de los gallos/ cavan buscando la aurora”; “Lloras zumo de limón”; “trescientas rosas morenas / lleva tu pechera blanca”; “su luna de pergamino /Preciosa tocando viene”; algunas muy atrevidas, en las que se pone en relación un término real y uno irreal muy alejados “La luz juega al ajedrez/ alto de la celosía” en la que se identifica el enrejado de la ventana del convento con un tablero de ajedrez, a lo que se une la personificación de la luz; algunas tienen forma de aposición: “bronce y sueño, los gitanos”); símbolos (“El toro de la reyerta /se sube por las paredes”; hipérboles, personificaciones (“en las tejas de pizarra / el viento furioso muerde”); sinestesias (“rumores calientes”; “viento verde”; “el agrio verde”)… Algunas metáforas recuerdan las “greguerías” de Gómez de la Serna (la media luna soñaba / un éxtasis de cigüeña), otras el barroquismo de Góngora (Los densos bueyes del agua/embisten a los muchachos /que se bañan en las lunas /de sus cuernos ondulados), en otras destaca su carácter surrealista y su dificultad para “explicarlas” (como en los versos del “Romance sonámbulo”: ¡dejadme subir! Dejadme / hasta las verdes barandas. / Barandales de la luna / por donde retumba el agua). Otro rasgo vanguardista es el hermetismo de muchas imágenes. La influencia de Góngora explicaría este hermetismo y la densidad metafórica que aparece en muchos poemas. Quizás los poemas más herméticos sean el Romance sonámbulo (que ha dado lugar a múltiples interpretaciones), los tres romances dedicados a los arcángeles, y el Romance con lagunas. El amontonamiento de recursos tradicionales y nuevos hace del Romancero gitano uno de los libros más brillantes de nuestras letras. Incluso, al parecer de algunos, excesivamente: la imagen por la imagen, el ingenio por el ingenio, el arte por el arte. A veces, momentos tan dramáticos como el de la muerte violenta resultan llamativos por una deshumanización siempre en aras del lenguaje.


Rasgos del Romancero Tradicional: Hilo Argumental y Métrica

Rasgos del romancero tradicional: hilo argumental. Son composiciones lírico-narrativas, mezclan una historia narrativa, una historia que se puede contar, con la creación de una atmósfera lírica, en la que existe un sentimiento predominante. En palabras de Lorca: “Yo quise fundir el romance narrativo con el lírico sin que perdieran calidad”; en efecto, la fusión de lo narrativo, lírico y dramático en el romancero lorquiano es un hecho de primera magnitud por el perfecto entrelazado de los tres géneros.

  • mezcla de narración y diálogo, en ocasiones sin verbo introductor, ni indicación de quién habla. Los diálogos confieren un tono de dramatización al poema.
  • fragmentarismo: comienzo súbito de la historia narrada y el final, a veces, abierto y misterioso. Se observa en rasgos como: comienzo con la conjunción “y” o “que” (como si fuera el fragmento de una composición previa: “Y que yo me la llevé al río” de “LA CASADA INFIEL”), comienzo abrupto o “in media res” (ej. Muerte de Antoñito el Camborio); final truncado, sin que sepamos qué fue lo que pasó (por ejemplo, en “Thamar y Amnón”).
  • métrica: el verso utilizado es el octosílabo, sólo es sustituido en contadas ocasiones (primer verso de “La casada infiel”: ‘y que yo me la llevé al río’ (10) y el romance “Burla de don Pedro a caballo”: hay versos octosílabos, pero la mayoría de los versos son heptasílabos y hexasílabos; también los hay trisílabos, tetrasílabos, pentasílabos y endecasílabos); con la estructura métrica del romance tradicional: a-a-a-a… con rima asonante.
  • utilización de figuras de repetición: paralelismos, anáforas, epanadiplosis (“verde que te quiero verde”), paronomasias (“el niño la mira, mira/ le niño la está mirando”), reduplicaciones…
  • uso de fórmulas narrativas tradicionales o de preguntas dirigidas a un supuesto auditorio (“Pero, ¿quién vendrá? ¿Y por dónde…?) La combinación en un mismo romance de verbos en diferentes tiempos; son llamativos los cambios de tiempo del presente al pretérito o viceversa: “la luna vino a la fragua”, “mueve los brazos”.

Otros rasgos que destacan en la obra:

  • Realismo: se desarrollan acontecimientos de base realista que Lorca transforma a través de la imaginación libre; pero detrás de cada imagen hay una realidad identificable.
  • Antropomorfización de lo inerte o animal: consiste en humanizar animales, animalizar objetos, accidentes atmosféricos o situaciones (siempre de acuerdo con el estado de ánimo de los personajes).
  • Sensualismo y atención a lo concreto: hay una captación del entorno, de lo concreto a través de los cinco sentidos. Consigue convertir conceptos, ideas o sentimientos en algo visible o palpable.
  • Simbolismo: la poesía de Lorca es radicalmente simbólica; muchos de los símbolos utilizados proceden de antiquísimas tradiciones, muchos están basados en creencias populares.

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