Exploración Temática, Formal y Estilística en Textos Literarios Clave

FRAGMENTO DE TEXTO:

«La catedral de Vetusta, majestuosa y sombría, se alzaba en el corazón de la ciudad como un símbolo del poder de la Iglesia y de la tradición. Sus altas torres góticas se perdían en el cielo, y su interior, oscuro y laberíntico, evocaba un sentimiento de misterio y solemnidad. […] En el altar mayor, la imagen de la Virgen, vestida de terciopelo y oro, presidía la ceremonia con su mirada serena y enigmática.»

Características temáticas, formales y estilísticas de acuerdo a la tendencia a la que pertenece.

En el fragmento proporcionado, podemos apreciar claramente las características definitorias del **Realismo literario**, tanto en sus aspectos temáticos como formales y estilísticos, y su conexión con las diversas influencias que moldearon la obra de Leopoldo Alas «Clarín». Podemos afirmar que se trata de la obra maestra *La Regenta*. INTRODUCCIÓN

En el plano temático, el fragmento se centra en la descripción de la catedral de Vetusta, un espacio que trasciende su función religiosa para convertirse en un símbolo del poder eclesiástico y la tradición arraigada en la sociedad vetustense. La majestuosidad y solemnidad de la catedral, así como su ubicación en el corazón de la ciudad, reflejan la centralidad de la religión en la vida de los habitantes de Vetusta y su influencia en la configuración social. En cuanto a las características formales, el fragmento se distingue por la presencia de un **narrador omnisciente** que conoce los pensamientos y sentimientos de los personajes, así como el ambiente que los rodea. Esta figura narrativa, característica del Realismo, permite al lector adentrarse en la complejidad de la sociedad vetustense y comprender las motivaciones de sus miembros. La descripción detallada de la catedral, un elemento distintivo de la estética realista, se logra a través de un lenguaje cuidado y preciso que evoca una atmósfera de misterio y solemnidad, sumergiendo al lector en el universo de la novela. Desde el punto de vista estilístico, el fragmento se caracteriza por el uso de metáforas y símbolos, donde la catedral se erige como una metáfora del poder de la Iglesia y la opresión social. La imagen de la Virgen, ricamente ataviada, simboliza la riqueza y el lujo asociados a la institución eclesiástica, así como su influencia en la sociedad.


La profusión de adjetivos calificativos («majestuosa», “sombría”, “oscura”, “laberíntica”) contribuye a crear una atmósfera envolvente que transporta al lector al corazón de Vetusta.

La conexión con la tendencia realista se evidencia en la descripción minuciosa de la realidad, la crítica social implícita en la representación de la catedral como símbolo de poder y opresión, el determinismo presente en la descripción de un ambiente opresivo que moldea a los personajes, y el uso de un narrador omnisciente que conoce todos los entresijos de la sociedad.

En resumen, el fragmento de *La Regenta* analizado refleja la maestría de Clarín en la construcción de una narrativa realista que trasciende la mera descripción de la realidad para ofrecer una profunda reflexión sobre la sociedad española de finales del siglo XIX, marcada por el poder de la Iglesia, las convenciones sociales y la opresión.


RETRATO:

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero; mi juventud, veinte años en tierras de Castilla; mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido —ya conocéis mi torpe aliño indumentario—, mas recibí la flecha que me asignó Cupido, y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, pero mi verso brota de manantial sereno; y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; mas no amo los afeites de la actual cosmética, ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos y el coro de los grillos que cantan a la luna. A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada: famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo —quien habla solo espera hablar a Dios un día—; mi soliloquio es plática con ese buen amigo que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. A mi trabajo acudo, con mi dinero pago el traje que me cubre y la mansión que habito, el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último vïaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar.

Características temáticas, formales y estilísticas de acuerdo a la tendencia a la que pertenece.

En el plano temático, el poema se centra en la descripción del propio poeta, tanto en su aspecto físico como en su trayectoria vital y sus ideas. El autor realiza un ejercicio de introspección y se muestra a sí mismo de manera sincera y sin idealizaciones. El poema se caracteriza por la sencillez y la sobriedad, alejándose de la retórica y la grandilocuencia. Se centra en los aspectos más profundos y trascendentales de la existencia humana, como el amor, la soledad, el paso del tiempo y la muerte. Además, el poema refleja la preocupación por los valores éticos y


su compromiso con la justicia y la solidaridad.En cuanto a las características formales, el poema está compuesto por diez cuartetos alejandrinos (versos de catorce sílabas) con rima consonante ABAB. Esta estructura clásica y regular contribuye a la sobriedad y contención del poema. El lenguaje es sencillo, claro y preciso, con un léxico cotidiano y expresivo. Se evitan los adornos retóricos y las figuras literarias complejas, buscando la naturalidad y la comunicación directa. El tono del poema es reflexivo, melancólico y, a veces, irónico. El protagonista se muestra a sí mismo con humildad y sencillez, sin caer en la grandilocuencia ni el autobombo.Desde el punto de vista estilístico, el poema se caracteriza por el uso de la metáfora, aunque el lenguaje es sencillo, Se utilizan algunas metáforas para expresar sus ideas y sentimientos, como la referencia a la «flecha de Cupido» para hablar del amor o la imagen del «capitán» que deja su espada para referirse a su poesía. También se observa la antítesis, +el poema presenta algunas antítesis que reflejan las contradicciones y dualidades de la vida humana, como la contraposición entre «infancia» y «juventud» o entre «sangre jacobina» y «manantial sereno». La ironía es otro recurso utilizado en algunos momentos para hablar de sí mismo y de la sociedad de su época, como cuando se refiere a su «torpe aliño indumentario» o cuando menciona a los «tenores huecos» y el «coro de grillos».En cuanto a la tendencia literaria, el poema «Retrato» se enmarca en la transición del **Modernismo al Novecentismo**, más concretamente al **grupo del 98**. El autor de dicho poema es Antonio Machado, que conserva algunos elementos modernistas, como la preocupación por la belleza y la musicalidad del lenguaje, se aleja del exotismo y la retórica modernista para centrarse en temas más profundos y trascendentales, con un lenguaje sencillo y directo. El poema refleja la búsqueda de una nueva estética, más sobria y esencial, que caracteriza al Grupo del 98.En resumen, el «Retrato» de Antonio Machado es un poema que refleja las características propias de la poesía de su época, enmarcada en la transición del Modernismo al Novecentismo y más concretamente del Grupo del 98. En él se encuentran características temáticas, formales y estilísticas que lo vinculan a esta tendencia, como el intimismo y la reflexión personal, la sencillez y sobriedad, la preocupación por lo esencial, el compromiso ético, la estructura clásica y regular, el lenguaje sencillo y preciso, el tono reflexivo y melancólico, el uso de la metáfora y la antítesis, y la ironía.


A José María Palacios:

Palacio, buen amigo,¿está la primaveravistiendo ya las ramas de los choposdel río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, Primavera tarda,¡pero es tan bella y dulce cuando llega!…¿Tienen los viejos olmosalgunas hojas nuevas?Aún las acacias estarán desnudasy nevados los montes de las sierras.¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,allá, en el cielo de Aragón, tan bella!¿Hay zarzas florecidasentré las grises peñas,y blancas margaritasentre la fina hierba?Por esos campanariosya habrán ido llegando las cigüeñas.Habrá trigales verdes,y mulas pardas en las sementeras,y labriegos que siembran los tardíoscon las lluvias de abril. Ya las abejaslibarán del tomillo y el romero.¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?Furtivos cazadores, los reclamos de la perdiz bajo las capas luengas,no faltarán. Palacio, buen amigo,¿tienen ya ruiseñores las riberas?Con los primeros liriosy las primeras rosas de las huertas,en una tarde azul, sube al Espino,al alto Espino donde está su tierra…

Características temáticas, formales y estilísticas de acuerdo a la tendencia a la que pertenece.

El poema aquí presente pertenece a Antonio Machado, dirigido a su amigo José María Palacios, es un claro exponente de la transición del **Modernismo al Novecentismo**, y en él se pueden apreciar características temáticas, formales y estilísticas que lo vinculan a esta tendencia.

En el plano temático, el poema se centra en la descripción del paisaje castellano en primavera, un tema recurrente en la obra de Machado. La naturaleza se presenta como un elemento vivo y dinámico, que evoca sentimientos de melancolía y esperanza. El poeta se interroga sobre los cambios que se producen en el paisaje con la llegada de la primavera, y a través de estas preguntas expresa su preocupación por el paso del tiempo y la fugacidad de la vida. Un ejemplo de esta temática es la pregunta sobre si «la primavera / vistiendo ya las ramas de los chopos / del río y los caminos», donde se evoca la imagen de la naturaleza en transformación./Formalmente, el poema se estructura en una serie de preguntas retóricas dirigidas al amigo Palacio. Esta forma dialógica crea un tono intimista y cercano, y permite al poeta expresar sus sentimientos de manera más directa.


El lenguaje es sencillo y natural, con un léxico preciso y evocador. Machado utiliza un lenguaje descriptivo y sensorial para transmitir la belleza del paisaje castellano, pero sin caer en la retórica ni la grandilocuencia. Un ejemplo de esta forma dialógica es la pregunta «¿Tienen los viejos olmos / algunas hojas nuevas?», que sugiere una reflexión sobre el paso del tiempo./Estilísticamente, el poema se caracteriza por la sobriedad y la contención. Machado evita los adornos retóricos y las figuras literarias complejas, buscando la naturalidad y la comunicación directa. La musicalidad del poema se logra a través de la combinación de versos de diferentes medidas y la rima asonante. La presencia de elementos sensoriales, como los colores, los olores y los sonidos, contribuye a crear una atmósfera evocadora y sugerente. Un ejemplo de esta sobriedad es la descripción de «mulas pardas en las sementeras» o «labriegos que siembran los tardíos»./En cuanto a la tendencia literaria, el poema se enmarca en la transición del Modernismo al Novecentismo. Aunque Machado conserva algunos elementos modernistas, como la preocupación por la belleza y la musicalidad del lenguaje, se aleja del exotismo y la retórica modernista para centrarse en temas más profundos y trascendentales, con un lenguaje sencillo y directo. El poema refleja la búsqueda de una nueva estética, más sobria y esencial, que caracteriza al Novecentismo./En resumen, el poema de Machado es un ejemplo de la poesía de esta época, enmarcada en la transición del Modernismo al Novecentismo. En él se encuentran características temáticas, formales y estilísticas que lo vinculan a esta tendencia, como la descripción del paisaje castellano, la forma dialógica, el lenguaje sencillo y natural, la sobriedad y la contención, la musicalidad y la presencia de elementos sensoriales.


El limonero lánguido suspende…

El limonero lánguido suspende una pálida rama polvorienta, sobre el encanto de la fuente limpia, y allá en el fondo sueñan los frutos de oro… Es una tarde clara, casi de primavera, tibia tarde de marzo que el hálito de abril cercano lleva; y estoy solo, en el patio silencioso, buscando una ilusión cándida y vieja: alguna sombra sobre el blanco muro, algún recuerdo, en el pretil de piedra de la fuente dormido, o, en el aire, algún vagar de túnica ligera. En el ambiente de la tarde flota ese aroma de ausencia, que dice al alma luminosa: nunca, y al corazón: espera. Ese aroma que evoca los fantasmas de las fragancias vírgenes y muertas. Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara, casi de primavera tarde sin flores, cuando me traías el buen perfume de la hierbabuena, y de la buena albahaca, que tenía mi madre en sus macetas. Que tú me viste hundir mis manos puras en el agua serena, para alcanzar los frutos encantados que hoy en el fondo de la fuente sueñan… Sí, te conozco tarde alegre y clara, casi de primavera..

Características temáticas, formales y estilísticas de acuerdo a la tendencia a la que pertenece.

El poema se centra en la descripción de un paisaje melancólico y en la expresión de un sentimiento de tristeza profunda. El limonero lánguido, la fuente que resbala y el ambiente dulce y tibio crean una atmósfera de quietud y paz que invita a la reflexión y a la introspección. El yo poético se identifica con el paisaje y expresa su alma melancólica a través de él. El texto presenta una descripción que se puede dividir en tres partes. En la primera estrofa aparece un limonero que no es el objeto real de la descripción, sino la excusa para el verdadero anclaje: la tarde. En las tres siguientes estrofas se observa una descripción de la tarde del presente (se usa la 1ª y la 3ª persona) -la última de estas tres funciona de enlace con la siguiente parte; en las dos últimas, la descripción se sume en un diálogo( o monólogo) con la tarde del pasado (se usa la 2ª persona). En cuanto a la estructura externa, el poema es una silva arromanzada o asonantada (estrofa compuesta de versos endecasílabos y heptasílabos ordenados libremente por el autor con rima asonante en los versos pares).


Además, podemos hablar de otros recursos como la rima interna que se produce entre flota, aroma, luminosa o en aroma que evoca.

El léxico del texto es sencillo y claramente connotativo. Así encontramos la tarde como gran símbolo. El momento anterior a la noche, la madurez antes de la vejez. Desde ahí, desde ese lugar se visita el pasado (Sí te recuerdo, tarde alegre y clara) y se produce la nostalgia que invade todo el poema. La tarde del presente solo es clara, ya no es alegre. Además de este símbolo, aparecen metáforas: agua estancada y limpia para la vida del poeta o la metáfora sinestésica frutos de oro para los limones que se funde con la personificación los frutos de oro sueñan. Es, precisamente, este limón el que funciona como la magdalena de Proust y transporta al poeta a un mundo de sensaciones. No se pueden olvidar todos los recursos basados en la repetición que se dan en este poema. Por un lado, existen anáforas: ese aroma o alguna sombra/algún recuerdo. También se observan estructuras paralelas como Sí te recuerdo o Sí te conozco.

El poema pertenece a la primera etapa de la producción poética de Antonio Machado, en la que se aprecia una clara influencia del **Modernismo**. Esta corriente literaria se caracteriza por su gusto por la belleza, la musicalidad y la expresión de sentimientos íntimos y personales. Sin embargo, en este poema ya se pueden apreciar algunos rasgos que anticipan la evolución posterior de la poética de Machado hacia un estilo más sobrio y reflexivo.


FRAGMENTO DE TEXTO:

MAX: ¡Traigo detenida una pareja de guindillas! Estaban emborrachándose en una tasca y los hice salir a darme escolta.SERAFÍN EL BONITO: Corrección, señor mío.MAX: No falto a ella, señor Delegado.SERAFÍN EL BONITO: Inspector.MAX: Todo es uno y lo mismo.SERAFÍN EL BONITO: ¿Cómo se llama usted?MAX: Mi nombre es Máximo Estrella. Mi seudónimo, Mala Estrella. Tengo el honor de no ser Académico.SERAFÍN EL BONITO: Está usted propasándose. Guardias, ¿por qué viene detenido?UN GUARDIA: Por escándalo en la vía pública y gritos internacionales. ¡Está algo briago!SERAFÍN EL BONITO: ¿Su profesión?MAX: Cesante.SERAFÍN EL BONITO: ¿En qué oficina ha servido usted?MAX: En ninguna.SERAFÍN EL BONITO: ¿No ha dicho usted que cesante?MAX: Cesante de hombre libre y pájaro cantor. ¿No me veo vejado, vilipendiado, encarcelado, cacheado e interrogado?SERAFÍN EL BONITO: ¿Dónde vive usted?MAX: Bastardillos. Esquina a San Cosme. Palacio.UN GUINDILLA: Diga usted casa de vecinos.Mi señora, cuando aún no lo era, habitó un sotabanco de esa susodicha finca.MAX: Donde yo vivo, siempre es un palacio.EL GUINDILLA: No lo sabía.MAX: Porque tú, gusano burocrático, no sabes nada. ¡Ni soñar!

Características temáticas, formales y estilísticas de acuerdo a la tendencia a la que pertenece.

Este fragmento de texto pertenece a la obra *Luces de bohemia* de Valle-Inclán en el que se nos presenta un **esperpento** de la sociedad española de la época, donde la crítica social es el eje central. La obra, y este fragmento en particular, reflejan la realidad de una España marcada por la pobreza, la corrupción y la desigualdad, denunciando la ineficacia de la justicia y la arbitrariedad del poder. Un claro ejemplo de esta crítica social lo encontramos en la interacción entre Max Estrella y Serafín el Bonito, donde se evidencia la corrupción y la burocracia ineficiente. Max, un poeta ciego y bohemio, es detenido por «escándalo en la vía pública», un cargo que cuestiona la propia autoridad de Serafín y la legitimidad de su poder. La escena se convierte en una burla de la justicia y del sistema establecido. La identidad de los personajes también es un tema recurrente en la obra. Max Estrella, cuyo nombre y seudónimo («Mala Estrella») ya sugieren su destino, se define a sí mismo como un


«cesante de hombre libre y pájaro cantor», reivindicando su libertad y su espíritu creativo en contraposición a la sociedad que lo oprime.

El lenguaje utilizado en la obra es coloquial y expresivo, adaptado a la condición social de cada personaje. Valle-Inclán utiliza el humor negro y la ironía para denunciar la realidad social, creando situaciones grotescas y absurdas que invitan a la reflexión. Un ejemplo de este humor negro lo encontramos en la conversación entre Max y el Guindilla, donde se ridiculiza la burocracia y la falta de imaginación. Max, a pesar de vivir en un edificio de vecinos, afirma que vive en un «palacio», mientras que el Guindilla, un «gusano burocrático», no es capaz de extrañar ni de entender la metáfora.

En cuanto a las características formales, el fragmento está escrito en forma de diálogo teatral, con intervenciones de varios personajes y acotaciones que indican la acción y el tono. La estructura es dinámica y ágil, lo que contribuye a crear la atmósfera de esperpento.

En resumen, el fragmento de *Luces de bohemia* analizado pertenece a la corriente literaria del esperpento: esta corriente se caracteriza por la deformación de la realidad, el uso del humor negro y la crítica social, elementos que encontramos presentes en el fragmento analizado. Se identifica en la tendencia renovadora teatral de antes de 1936.


FRAGMENTO DE TEXTO:

Bernarda: Quietas, quietas. ¡Qué pobreza la mía no poder tener un rayo entre los dedos!

Martirio: (Señalando a Adela.) ¡Estaba con él! ¡Mira esas enaguas llenas de paja de trigo!

Bernarda: ¡Esa es la cama de las mal nacidas! (Se dirige furiosa hacia Adela.)

Adela: (Haciéndole frente.) ¡Aquí se acabaron las voces de presidio! (Adela arrebata el bastón a su madre y lo parte en dos.) Esto hago yo con la vara de la dominadora. No dé usted un paso más. ¡En mí no manda nadie más que Pepe! (Sale Magdalena.)

Magdalena: ¡Adela! (Salen la Poncia y Angustias.)

Adela: Yo soy su mujer. (A Angustias.) Entérate tú y ve al corral a decírselo. Él dominará toda esta casa. Ahí fuera está, respirando como si fuera un león.

Angustias: ¡Dios mío!

Bernarda: ¡La escopeta! ¿Dónde está la escopeta? (Sale corriendo.) (Aparece Amelia por el fondo, que mira aterrada con la cabeza sobre la pared. Sale detrás Martirio.)

Adela: ¡Nadie podrá conmigo! (Va a salir.)

Angustias: (Sujetándola.) De aquí no sales tú con tu cuerpo en triunfo, ¡ladrona!, ¡deshonra de nuestra casa!

Magdalena: ¡Déjala que se vaya donde no la veamos nunca más! (Suena un disparo.)

Bernarda: (Entrando.) Atrévete a buscarlo ahora.

Martirio: (Entrando.) Se acabó Pepe el Romano.

Adela: ¡Pepe! ¡Dios mío! ¡Pepe! (Sale corriendo.)

Poncia: ¿Pero lo habéis matado?

Martirio: ¡No! ¡Salió corriendo en la jaca!


El fragmento pertenece a la obra *La casa de Bernarda Alba* de Federico García Lorca, claro ejemplo del **teatro del siglo XX**, específicamente del **realismo dramático** con toques de **simbolismo**. La obra, escrita en 1936, se inspira en la sociedad rural española de la época, marcada por la represión, las tradiciones y el papel de la mujer. El tema central del fragmento es el conflicto y la represión que se vive en la casa de Bernarda Alba. La autoridad de Bernarda y la rebeldía de sus hijas, atrapadas en un ambiente opresivo y restrictivo, generan una tensión constante. La obra explora la lucha por la libertad y el deseo, frente a la imposición de normas sociales y morales. Un ejemplo de esto es la escena en la que Adela se rebela contra su madre y le arrebata el bastón, símbolo de su poder.Otro tema importante es el papel de la mujer en la sociedad rural española. Las hijas de Bernarda representan distintas actitudes ante esta situación, desde la sumisión hasta la rebeldía. La obra muestra cómo las mujeres son sometidas a la autoridad masculina y a las convenciones sociales. Un ejemplo de esto es la obsesión de Bernarda por la honra y el «qué dirán», que la lleva a preocuparse más por la apariencia que por el bienestar de sus hijas. La muerte y la fatalidad también están presentes en la obra. El destino de las hijas de Bernarda parece estar marcado por la imposibilidad de escapar de su situación. La muerte de Pepe el Romano, el hombre que Adela ama, es un ejemplo de cómo la fatalidad puede truncar los sueños y las esperanzas.En cuanto a las características formales, el fragmento se presenta en forma de diálogo, con intervenciones de varios personajes que reflejan la tensión y el conflicto. El lenguaje es conciso y expresivo, con frases cortas y contundentes que reflejan la intensidad de las emociones. Las acotaciones indican la acción y el tono de los personajes, así como el ambiente y la puesta en escena.En cuanto a las características estilísticas, la obra se caracteriza por el realismo, ya que refleja la realidad social y cultural de la época, con personajes y situaciones reconocibles. Sin embargo, también hay elementos de simbolismo, como el bastón de Bernarda, que representa su poder y autoridad, o la casa cerrada, que simboliza la opresión y la falta de libertad. La obra también tiene elementos de tragicomedia, ya que combina elementos trágicos, como la represión y la muerte, con momentos de humor y de crítica social.


¡Qué gran víspera el mundo!

¡Qué gran víspera el mundo! No había nada hecho. Ni materia, ni números, ni astros, ni siglos,… nada. El carbón no era negro ni la rosa era tierna. Nada era nada, aún. ¡Qué inocencia creer que fue el pasado de otros y en otro tiempo, y airrevocable, siempre! No, el pasado era nuestro: no tenía ni nombre. Podíamos llamarlo a nuestro gusto: estrella, colibrí, teorema, en vez de así, “pasado”; quitarle su veneno. Un gran viento soplaba hacia nosotros minas, continentes, motores. ¿Minas de qué? Vacías. Estaban aguardando nuestro primer deseo, para ser en seguida de cobre, de amapolas. Las ciudades, los puertos flotaban sobre el mundo, sin sitio todavía: esperaban que tú les dijeses: “Aquí”, para lanzar los barcos, las máquinas, las fiestas. Máquinas impacientes de sin destino, aún; porque harían la luz si tú se lo mandabas, o las noches de otoño si las querías tú. Los verbos, indecisos, te miraban los ojos como los perros fieles, trémulos. Tu mandato iba a marcarles ya sus rumbos, sus acciones. ¿Subir? Se estremecía su energía ignorante. ¿Sería ir hacia arriba “subir”? ¿E ir hacia dónde sería “descender”? Con mensajes a antípodas, a luceros, tu orden iba a darles conciencia súbita de su ser, de volar o arrastrarse. El gran mundo vacío, sin empleo, delante de ti estaba: su impulso se lo darías tú. Y junto a ti, vacante, Por nacer, anheloso, Con los con los ojos cerrados, Preparado ya el cuerpo Para el dolor y el beso, con la sangre en su sitio, yo, esperando ¡ay, si no me mirabas! a que tú me quisieses y me dijeras: “Ya”.


Características temáticas, formales y estilísticas de acuerdo a la tendencia a la que pertenece.

El poema pertenece a Pedro Salinas, perteneciente a su libro *La voz a ti debida*, se centra en la concepción del amor como fuerza creadora, capaz de transformar el mundo y darle sentido. La persona amada, el “tú” del poema, se convierte en el origen de todo, el centro del universo con el poder de crear y dar forma a la realidad. El poema exalta la potencialidad del ser humano para construir su propia realidad a través del amor y la voluntad. Salinas utiliza versos libres, sin métrica regular ni rima definida, lo que le da un ritmo libre y flexible al poema. Las imágenes poéticas evocan la creación del mundo y la capacidad transformadora del amor, mientras que el lenguaje es sencillo y directo, pero cargado de emoción y significado.

En cuanto a las características estilísticas, el poema se enmarca en el **expresionismo**, mostrando una visión subjetiva y apasionada del amor y del mundo. El yo poético se centra en sus propios sentimientos y experiencias, idealizando el amor como una fuerza capaz de superar cualquier obstáculo y dar sentido a la existencia. Encontramos ejemplos de estas características a lo largo del poema. El amor como fuerza creadora se refleja en versos como “Las ciudades, los puertos flotaban sobre el mundo, sin sitio todavía: esperaban que tú les dijeses: ‘Aquí’, para lanzar los barcos, las máquinas, las fiestas”. El “tú” amado como origen de todo se manifiesta en versos como “Los verbos, indecisos, te miraban los ojos como los perros fieles, trémulos. Tu mandato iba a marcarles ya sus rumbos, sus acciones”. La potencialidad del ser humano se expresa en versos como “El gran mundo vacío, sin empleo, delante de ti estaba: su impulso se lo darías tú”. Las imágenes poéticas se muestran en versos como “Un gran viento soplaba hacia nosotros minas, continentes, motores. ¿Minas de qué? Vacías”, y el lenguaje directo se aprecia en versos como “¿Subir? Se estremecía su energía ignorante. ¿Sería ir hacia arriba “subir”? ¿E ir hacia dónde sería “descender”?”.

En resumen, el poema de Salinas es una muestra de su poesía amorosa, caracterizada por su tono personal y apasionado, su lenguaje directo y sus imágenes evocadoras.


Romance de la luna, luna

La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. —Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. —Niño, déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. —Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. —Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. Cómo canta la zumaya, ¡ay cómo canta en el árbol! Por el cielo va la luna con un niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la está velando.


Características temáticas, formales y estilísticas de acuerdo a la tendencia a la que pertenece.

El fragmento nos introduce de lleno en el contexto de la Guerra Civil española, un conflicto que marca profundamente la vida de los personajes. La conversación entre Carmela y Paulino revela la tensión y el peligro que se respira en el frente, así como la desconexión de Paulino ante la gravedad de la situación. Carmela, en cambio, es consciente de la realidad de la guerra y de sus consecuencias, lo que se refleja en su fragilidad física y emocional. La obra, en su conjunto, aborda temas como la memoria histórica, el papel de los artistas en tiempos de conflicto, la resistencia y la dignidad humana frente a la barbarie.


El texto se presenta en forma de diálogo teatral, con intervenciones breves y concisas que reflejan la urgencia y la tensión del momento. El lenguaje es directo y coloquial, adaptándose al nivel cultural de los personajes y a la situación que viven. La acotación inicial («(Con un hilo de voz)») y las intervenciones de Paulino («(Sin dejar de cavar)», «(Con sorna)») ofrecen información sobre la actitud y el estado físico de los personajes, elementos fundamentales para la puesta en escena. La exclamación final de Carmela («¡Pues sí, Paulino! ¡En la guerra! ¡Y tú, como siempre, sin enterarte de nada!») refleja su desesperación y frustración ante la actitud de su compañero.El fragmento se caracteriza por su sencillez y expresividad. El lenguaje es natural y cercano, pero a la vez cargado de significado y emoción. La ironía de Paulino («¡Para plantar geranios!») contrasta con la gravedad de la situación y la fragilidad de Carmela. La oposición entre la actitud despreocupada de Paulino y la angustia de Carmela genera un conflicto dramático que anticipa el desarrollo de la obra. La referencia a la guerra como un elemento presente y opresivo. La importancia del contexto histórico en la obra. En definitiva, el fragmento muestra un estilo directo, emotivo y comprometido con la realidad social y política que representa.Por lo tanto, estamos delante de un fragmento de la obra ¡Ay Carmela! De José Sanchís Sinisterra, procedente del teatro a partir de 1975.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *