Exploración de Movimientos Literarios Españoles: Del Realismo a las Vanguardias

Movimientos Literarios en España: Un Recorrido desde el Realismo hasta las Vanguardias

El Realismo y el Naturalismo: Reflejo de la Sociedad

El realismo es un movimiento artístico y cultural que se desarrolló en Europa en la segunda mitad del siglo XIX. En la literatura, la novela se convirtió en el género realista más desarrollado, gracias a la observación de la realidad para la exacta descripción del medio y de los personajes. Su estilo es sencillo y es frecuente la crítica social. El naturalismo nació en Francia con Émile Zola y nos presenta los personajes y aspectos más degradados de la sociedad (prostitutas, hambre, miseria).

Ambos movimientos comparten rasgos comunes, como descripciones detalladas de los ambientes y personajes; el tema central es el conflicto entre el individuo y la sociedad; renace la idea de un «arte útil» que contribuye al cambio social, y es frecuente el uso de un narrador omnisciente y un estilo indirecto. Asimismo, la condición humana está definida por la herencia genética, el medio y la clase social.

Autores destacados del Realismo y Naturalismo

  • Benito Pérez Galdós: Destaca por su gran producción literaria con obras como Doña Perfecta (donde denuncia las ideas conservadoras y los prejuicios de pequeñas poblaciones), Los Episodios Nacionales (que narran la historia española desde la batalla de Trafalgar hasta la Restauración), Fortunata y Jacinta (desarrollada en Madrid), y Misericordia (donde presenta personajes idealizados cuya vida está determinada por la voluntad humana).
  • Emilia Pardo Bazán: Defensora del naturalismo, escribió novelas, cuentos y artículos periodísticos. Destacan La tribuna, considerada la primera novela social española, Los pazos de Ulloa y La madre naturaleza, ambientadas en entornos rurales gallegos.
  • Leopoldo Alas «Clarín»: Mezcló aspectos realistas y naturalistas. Destaca su novela La Regenta.

El Posromanticismo: Bécquer y Rosalía de Castro

En España, el Romanticismo, que expresaba la rebeldía y los sentimientos más íntimos, llegó tarde y revivió con el Posromanticismo de Bécquer y Rosalía de Castro. Bécquer publicó leyendas, caracterizadas por la subjetividad, y rimas, que tratan temas como el amor, el desengaño o la muerte. Rosalía contribuyó al Rexurdimento y escribió en castellano En las orillas del Sar y en gallego Follas Novas.

La Poesía Realista

La poesía realista exalta valores familiares, religiosos, el progreso y la ciencia, y predomina la prosa. Ramón de Campoamor destacó por su uso del tono coloquial y la ironía. De sus obras destacan Doloras, Pequeños poemas y Humoradas.

El Teatro Realista

El teatro realista se adaptó a las demandas de la sociedad burguesa, mostrando cierta inclinación clasista. Se distinguen varias etapas: la alta comedia, que tiene un carácter moralizante donde predominan el orden y la paz (como en Un drama nuevo de Tamayo y Baus); el drama neorromántico, con situaciones inverosímiles, versos declamatorios y amores adúlteros que conducen a la deshonra o la muerte (destacó José Echegaray con O locura o santidad); el drama social, que refleja los problemas sociales de la época; y el teatro menor, popular y realista, que incorpora música, elementos folclóricos y lo cómico (destaca La verbena de la Paloma de Ricardo de la Vega).

El Modernismo y la Generación del 98: Nuevas Sensibilidades

El modernismo, entendido como un movimiento estético, nació en Hispanoamérica. Fue una reacción individual contra la sociedad utilitaria de finales de siglo. Los autores modernistas manifestaron su descontento con la realidad evadiéndose en sus obras hacia épocas y lugares remotos (Edad Media, Oriente…). El poeta por excelencia es Rubén Darío. En sus primeras obras Azul… y Prosas profanas podemos distinguir las distintas características: el cultivo de una literatura esteticista preocupada por la perfección formal, aparición de elementos exóticos y amorales. Su influencia se percibe en autores como Antonio Machado (Soledades) o Valle-Inclán (Sonatas). Estos poetas terminaron formando la generación del 98.

Los autores del 98 nacieron en años cercanos, marcados por un evento generacional significativo: el Desastre del 98. Podemos identificar varios elementos comunes entre ellos: una inclinación hacia corrientes irracionalistas, una preocupación por España y un gran amor por Castilla.

Autores destacados del Modernismo y la Generación del 98

  • Rubén Darío: Evolucionó hacia una poesía cargada de preocupaciones sociales, destacando poemas como «A Roosevelt» y «Lo fatal».
  • Antonio Machado: Conocido por obras como Soledades y Campos de Castilla.
  • Manuel Machado: A menudo queda en la sombra de su hermano.
  • Juan Ramón Jiménez: Sus obras más destacadas son Arias Tristes, Diario de un poeta recién casado y Eternidades.

La Novela de la Generación del 98

La novela refleja un propósito de alejarse de la estética del realismo, buscando evitar los párrafos largos para lograr una prosa más natural. Cuatro autores destacan en la novela:

  • Pío Baroja: Reconocido por su obra más famosa El árbol de la ciencia, que contiene elementos autobiográficos y expresa el pesimismo existencial y social del autor.
  • Miguel de Unamuno: Sus novelas son un buen reflejo de sus preocupaciones existenciales, destacando Niebla y San Manuel Bueno, mártir.
  • Azorín: Se enfocó en descripciones subjetivas.
  • Valle-Inclán: Cultivó el modernismo en las Sonatas.

El Teatro anterior a 1939

En el teatro anterior a 1939 podemos distinguir dos tendencias:

  1. El teatro tradicional se adaptó a los gustos del público burgués sin intentar innovaciones estéticas. Destacaron Jacinto Benavente con La malquerida y Los intereses creados, y los hermanos Álvarez Quintero, quienes recurrieron a los tópicos andaluces.
  2. El teatro renovador es el que mejor ha resistido el paso del tiempo y ha dado lugar a las dos grandes figuras del teatro español contemporáneo:
    1. Valle-Inclán, autor de Comedias bárbaras, obras que presentan un mundo violento, y Divinas palabras. Además, es el creador del esperpento, cuya técnica se prolongó en los tres títulos que integran Martes de carnaval.
    2. Federico García Lorca, autor de Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba. Sus personajes son víctimas tanto de la colectividad como de los prejuicios de una sociedad conservadora. La casa de Bernarda Alba, su obra maestra, se desarrolla en el clima de una Andalucía tradicional. Tras la muerte del padre, Bernarda Alba impone un luto de ocho años durante el cual sus cinco hijas permanecen encerradas en casa. Adela se rebela contra esta situación y mantiene relaciones nocturnas con Pepe el Romano. El intenso ambiente de opresión y erotismo culmina con el suicidio de Adela y la afirmación del poder de su madre.

La Generación del 14 o Novecentismo

En torno a 1914, comienza a fraguar una nueva generación literaria e intelectual a la que pertenecen los escritores nacidos aproximadamente entre 1880 y 1890. No se trata de un grupo homogéneo, pero sí que comparten ciertas características comunes:

  • Parten de la idea del reformismo burgués, lejos del inicial radicalismo de la generación anterior.
  • No pierden el interés por los problemas de España, pero se acercan al ideal del europeísmo.
  • Introducen las nuevas formas literarias de vanguardia que triunfan en Europa.
  • Reaccionan contra las tendencias irracionalistas. Defienden el ideal del clasicismo.
  • Cultivan una estética difícil, un arte para minorías cultas.

El ideal de los novecentistas es un arte puro, no contaminado por los problemas sociales, que tuvo auge en los años 20. No obstante, con el comienzo de la década siguiente, triunfó la literatura impura. El poeta más relevante fue Juan Ramón Jiménez, quien comenzó su obra bajo la influencia del modernismo, como demuestra Arias tristes. Pronto evolucionó hacia una poesía muy personal en la que buscaba alcanzar una expresión desnuda. Fue defensor de la poesía pura y obsesionado por la corrección continua. Se convirtió en el maestro de los jóvenes poetas del 27, de los cuales se alejó cuando comenzaron a abordar temas sociales y políticos. Tras su primera época, su poesía se desprende de una estética modernista y abre su segunda época que se extiende hasta 1936 con obras como Diario de un poeta recién casado y Eternidades. En el exilio, se desarrolla su última época en la que alcanza la máxima depuración. Murió en Puerto Rico en 1958, dos años después de recibir el Premio Nobel.

A los novecentistas también pertenecen ensayistas y pensadores como Manuel Azaña, Gregorio Marañón o Américo Castro. Mención aparte merece José Ortega y Gasset, el pensador español más influyente del siglo XX. De su obra destacan los ensayos de carácter estético, en los cuales defiende un arte nuevo para minorías, como La deshumanización del arte. Por otro lado, sobresalen sus ensayos de carácter sociológico y político, como La rebelión de las masas. Entre los novelistas, destacan Ramón Pérez de Ayala (Troteras y danzaderas) y Gabriel Miró (El obispo leproso). Fuera de cualquier clasificación queda Ramón Gómez de la Serna, animador e impulsor del clima estético de su época (creó la greguería, que él mismo definía como metáfora más humor). Fue un impulsor de las vanguardias en España y su novela más conocida es El caballero del hongo gris.

La Generación del 27: Poesía y Vanguardia

Bajo la generación del 27 se agrupan los poetas que comparten los siguientes rasgos: nacieron en la última década del siglo XIX o en los primeros años del siglo XX, se mantuvieron fieles a un pensamiento republicano, y participaron en el homenaje tributado a Góngora. Colaboraron en revistas como La Revista de Occidente. Demostraron una gran admiración por escritores de generaciones anteriores y por las vanguardias. Muchos de ellos tuvieron que exiliarse (Cernuda) y otros murieron (Lorca).

Los poetas de esta generación, en sus primeras obras, parten de una sensibilidad romántica que tiene sus raíces en Bécquer. A medida que avanzan los años 20, se acercan a un arte puro, ajeno a las preocupaciones humanas. Hacia 1930, abandonan la poesía pura y en sus obras reflejan la intensa agitación política y social que culminará en la Guerra Civil (1936-1939). A esta generación pertenecen las Sinsombrero (Rosa Chacel, María Teresa León y María Zambrano).

Autores destacados de la Generación del 27

  • Pedro Salinas: Sus versos destacan por la experimentación.
  • Dámaso Alonso: Destacó Hijos de la ira (1944), que se alejaba de la propaganda franquista y presentaba un mundo dominado por la miseria y el dolor.
  • Federico García Lorca: Lorca fusiona elementos opuestos: lo popular y lo culto, la tradición y la vanguardia, los metros clásicos y el verso libre. En su obra poética distinguimos dos etapas. La primera, a la que pertenece el Romancero gitano, y la segunda, plenamente surrealista, representada por Poeta en Nueva York. También, compuso un teatro simbólico en el que destacan Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba, todas ellas de los años 30. Sus personajes son víctimas de los prejuicios de una sociedad conservadora. La casa de Bernarda Alba, su obra maestra, se desarrolla en el asfixiante clima de una Andalucía tradicional. Tras la muerte del padre, Bernarda Alba impone un luto de ocho años durante el cual sus cinco hijas permanecen encerradas en casa. Adela se rebela contra esta situación y mantiene relaciones nocturnas con Pepe el Romano. El intenso ambiente de opresión y erotismo culmina con el suicidio de Adela y la afirmación del poder de su madre.
  • Rafael Alberti: Se caracteriza por la extraordinaria variedad en obras como Marinero en tierra, donde domina la añoranza de su tierra natal, Sobre los ángeles y Entre el clavel y la espada.
  • Vicente Aleixandre: Escribió poemarios complejos en los que predominan versos largos sin rima. Destacan Espadas como labios, La destrucción o el amor y Sombra del paraíso. El tema central es el amor que conduce al dolor, a la angustia y a la muerte.
  • Luis Cernuda: Antes de la guerra cultivaba un cierto surrealismo en Los placeres prohibidos. El tono pesimista coincide en el exilio y destacan obras Desolación de la Quimera y La realidad y el deseo.

Las Vanguardias: Ruptura y Experimentación

Las vanguardias surgen en el primer tercio del siglo XX en el que se produjeron acontecimientos relevantes como la Primera Guerra Mundial, la Revolución rusa, el crac de la Bolsa de Nueva York o la Guerra Civil (1936-1939).

Este movimiento se inició en las artes plásticas y acabó llegando a la literatura. Asimismo, existe una apreciación intelectual del arte. Comparte con el novecentismo el discurso antirromántico y la necesidad de una profunda renovación estética. Gracias a la labor difusora de Ramón Gómez de la Serna (creador de la greguería, que él mismo definía como metáfora más humor), a través de la revista Prometeo y de la tertulia que encabezaba en el café Pombo, en España se tuvo muy pronto noticia de los movimientos de vanguardia.

Principales Movimientos de Vanguardia Europeos

Los principales movimientos de vanguardia europeos se originaron entre 1909 y 1916, y entre ellos destacan los siguientes:

  • El cubismo surge como corriente pictórica y pretende reproducir la realidad por medio del empleo de líneas y de figuras geométricas. El cubismo literario se inicia con los Caligramas de Apollinaire y el empleo de la técnica del collage.
  • El futurismo exalta la energía, el progreso, la industrialización y las máquinas. En Rusia tiene éxito entre poetas como Maiakovski.
  • El expresionismo admite la subjetividad creadora del artista para captar la realidad. Predomina la acumulación de elementos medievales, barrocos y románticos. Este movimiento tuvo gran influencia en el esperpento de Valle-Inclán.
  • El dadaísmo, creado por Tristan Tzara, propone el nihilismo como forma de vida y el balbuceo infantil como literatura más sublime. Defiende el lenguaje como un fin en sí mismo y la experimentación.
  • El surrealismo comienza con André Breton. Apuesta por la creación y busca descifrar el significado último de la realidad. Los surrealistas defienden el papel del subconsciente y el mundo de los sueños, y buscan expresarse a través de la «escritura automática». Otros surrealistas destacados son Louis Aragon y Paul Éluard.

Las Vanguardias en Lengua Española

En lengua española se desarrollaron el ultraísmo y creacionismo, que crean un arte alejado de la realidad (arte puro) lleno de metáforas e imágenes atrevidas. Entre los ultraístas destacan Guillermo de Torre, Vicente Huidobro y Jorge Luis Borges; y entre los creacionistas, Gerardo Diego, miembro de la generación del 27. En el ámbito hispánico, el surrealismo tuvo una gran influencia. Rompió con la lógica para revelar una realidad oculta a los ojos y demostrar el absurdo de la vida y de la sociedad humana. Las obras surrealistas a menudo se aproximan en su discurso al de los sueños, pero dejan una profunda impresión y representan un estado de ánimo. Además, el surrealismo español se alejó del ideal de un arte puro y se acercó al arte comprometido. Entre las diferentes obras maestras destacan Poeta en Nueva York de García Lorca, Sobre los ángeles de Rafael Alberti y Espadas como labios de Vicente Aleixandre. También destacaron poetas hispanoamericanos como César Vallejo (Trilce y Poemas humanos) y la «poesía impura» de Pablo Neruda.

La Poesía y el Teatro Después de la Guerra Civil

Acabada la Guerra Civil, con buena parte de los poetas españoles exiliados, surgen dos tendencias en la poesía española de los años cuarenta. La poesía arraigada agrupa a los partidarios del bando vencedor que cultivan una literatura ajena a las preocupaciones políticas y sociales, destacando poetas como Leopoldo Panero y Luis Rosales. En la poesía desarraigada, destaca Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso, junto con otras composiciones pesimistas. Caso aparte lo constituye Miguel Hernández muerto en la cárcel en 1942. Por edad pertenece a la generación del 36 y publicó parte de su obra antes y durante la guerra.

En los años cincuenta apareció la poesía social, destacando obras como Pido la paz y la palabra (1955) de Blas de Otero, donde se hace una continua denuncia de las injusticias sociales y la falta de libertades. También sobresalen autores como Gabriel Celaya. De la generación del 50 destaca la obra Moralidades (1966), de Jaime Gil de Biedma. Durante esta época, parte de la poesía española se escribió en el exilio. Por ejemplo, León Felipe cultivó un verso combativo y apasionado, mientras que Juan Gil-Albert produjo una obra más cercana al vanguardismo.

En 1970, la publicación de Nueve novísimos poetas españoles, una antología de José María Castellet, dio a conocer a una serie de poetas: Pere Gimferrer, Ana María Moix, Leopoldo María Panero y Manuel Vázquez Montalbán. La poesía española de las últimas décadas del siglo XX se caracteriza por la abundancia de tendencias y autores, lo que hace muy difícil la clasificación. No obstante, podemos distinguir dos corrientes: la del silencio (filosófica) y la de la experiencia (realista e inspirada en la vida cotidiana), destacando a Luis García Montero.

Las consecuencias de la guerra, la censura y la falta de autores (debido a la muerte de Valle-Inclán, García Lorca y Miguel Hernández, así como al exilio de jóvenes dramaturgos como Max Aub) afectaron al teatro. Durante los años cuarenta, en España se estrenaron obras de poca o ninguna calidad literaria. Sin embargo, en 1949 se produjo el estreno de la obra Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo. En los años 50, con Buero Vallejo y Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte), triunfa el drama realista y existencial. El teatro de los exiliados tuvo una particular importancia, destacando dramaturgos como Rafael Alberti y Alejandro Casona (La dama del alba).

En los años 60, se desarrolla el realismo social. Surgió un nuevo público: joven y crítico con la dictadura franquista. También surgió una red de compañías independientes que representaban las obras en escenarios alternativos (Els Joglars). Destacaron Lauro Olmo (La camisa) y Carlos Muñiz (El tintero). Entre los cultivadores del teatro de humor destacaron Miguel Mihura (Tres sombreros de copa, Maribel y la extraña familia) y Buero Vallejo (El tragaluz o La fundación). En los años setenta aparecieron varios autores de éxito, como Antonio Gala, inclinado hacia un teatro de corte comercial. En las últimas décadas del siglo XX destacaron Fermín Cabal, José Sanchis Sinisterra o Paloma Pedrero. Asimismo, a finales del siglo sobresalieron compañías independientes como Els Joglars o La Cubana. Una mención merece la creciente importancia de las salas alternativas, como «La Cuarta pared», en Madrid.

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