La Poesía y la Prosa Barrocas: Temas y Formas de la Lírica Barroca
La poesía alcanza gran calidad y variedad en el siglo XVII. Como todo el arte barroco, la poesía presenta fuertes contrastes en temas (graves o intrascendentes), en tonos (reflexivos o burlescos) y en formas (culta y popular). Quevedo y Góngora son los poetas que mejor representan esta variación. En cuanto a la métrica, alcanzan gran perfección el soneto y el romance, que se emplean ahora para cualquier tema, y aparecen la décima (abab:ac:cdcd) y la silva, combinación libre de heptasílabos y endecasílabos consonánticos.
Conceptismo y Culteranismo
Ambos pretenden una expresión complicada mediante asociaciones ingeniosas y tienen una voluntad minoritaria, ya que obligan al lector a un esfuerzo interpretativo.
Conceptismo
Refleja la estética barroca centrada en el ingenio, en el juego de ideas o conceptos, a través de paradojas, antítesis, polisemias… Tiende a la concisión expresiva, a la brevedad, al lenguaje elíptico, y suele emplear metáforas, a menudo despectivas. Se cultivó sobre todo en prosa y menos en poesía. Quevedo y Gracián son los escritores más claramente conceptistas, si bien todos los autores de la época lo son en mayor o menor medida.
Culteranismo
Es el nombre despectivo que se dio al estilo de Góngora, a quien se acusaba de oscuro y difícil. La poesía culterana seguía la tendencia iniciada por Fernando de Herrera, en la segunda mitad del siglo XVI, que aspiraba a crear un lenguaje poético diferente de la lengua común. Lo que caracteriza el culteranismo es la intensificación y acumulación de los recursos que empleaban los poetas barrocos. Los culteranos persiguen la brillantez formal, y presentan una realidad embellecida mediante abundantes metáforas e imágenes hiperbólicas de difícil interpretación. Incorporan un léxico cultista (neologismos, muchas veces esdrújulos), imitan la sintaxis latina (la frase larga y el hipérbaton), y hacen numerosas alusiones mitológicas, en general a través de perífrasis. El culteranismo se cultivó en poesía más que en prosa, y Góngora, que defendía una poesía minoritaria, es quien mejor representa esta tendencia. En el siglo XVII, junto a estos dos estilos, se da otro modelo de poesía más sencilla, representada por Lope de Vega y por la lírica meditativa y horaciana de los hermanos Argensola.
Luis de Góngora (1561-1627)
Fue un poeta respetado, temido, famoso en su tiempo y seguro de sí mismo, que inventó un lenguaje poético brillante, culto y elitista. Su poesía no pretende representar la realidad, sino transformarla, mediante las metáforas, en un mundo nuevo de belleza.
Romances y Letrillas
No se publicaron, solo se transmitían cantados, pero más tarde aparecieron en los Romanceros. Los romances gongorinos tratan sobre todos los temas: pastoriles, líricos, moriscos, mitológicos, de cautivos… A veces mezcla, en un romance, un tema clásico mitológico con un tono burlesco, como ocurre en la Fábula de Píramo y Tisbe. En los romances y letrillas satíricos suele predominar el conceptismo, conciso e ingenioso.
Poesía Culta
Desde sus inicios, Góngora escribe una poesía muy culta en sus Sonetos, pero esta tendencia se intensifica a partir de 1609, cuando se retira a Córdoba desengañado del ambiente de la corte. Entonces escribe sus grandes poemas cultos, que despiertan reacciones extremadas entre el público y en los otros poetas: una enorme admiración, o bien un absoluto rechazo. Se empieza a hablar de culteranismo que se caracteriza por los siguientes rasgos:
- Intensificación de los cultismos léxicos y sintácticos: hipérbaton, frase larga, oraciones subordinadas complicadas…
- Acumulación de metáforas embellecedoras.
- Abundancia de alusiones mitológicas y de juegos conceptistas.
Fábula de Polifemo y Galatea
Es un extenso poema en octavas reales, sobre un tema mitológico que aparece en las Metamorfosis de Ovidio. Góngora parte de un tema clásico; sin embargo, la novedad del poema estriba en el tratamiento del lenguaje: la creación de una lengua poética muy alejada de lo común, que exige del lector un esfuerzo interpretativo y unos conocimientos mitológicos previos para descifrar las perífrasis mitológicas o ciertas metáforas.
Las Soledades
Góngora proyectaba un extenso poema en cuatro partes, pero solo acabó la primera y casi concluyó la segunda. Lo que menos interesa es el argumento, ya que se convierte en una excusa para elevar un canto a la naturaleza, a la vida sencilla y a los objetos humildes y cotidianos, que alcanzan una nueva belleza a través de las metáforas gongorinas. Sorprende el contraste entre el tema (lo natural, sencillo y humilde) y la brillantez y riqueza del lenguaje.
Francisco de Quevedo (1580-1645)
Quevedo escribió abundante poesía y prosa, en casi todas sus formas y géneros. Combina lo culto y lo popular, el tono grave y el burlesco. Tradujo algunos poetas clásicos y escribió en prosa obras burlescas, políticas, morales, sátiras alegóricas y la novela picaresca Vida del Buscón don Pablos.
Poesía
Quevedo fue un autor muy conocido en su época. Aunque sus obras no se publicaron hasta después de su muerte, sus composiciones circularon en manuscritos, y los romances y letrillas, como canciones. Los temas de la poesía de Quevedo reflejan el contraste típico barroco. Trata sobre los motivos característicos del momento, junto a temas triviales, anecdóticos, en los que pone a prueba su ingenio. La poesía de Quevedo puede clasificarse en:
- La poesía grave, reflexiva, en la que el poeta expresa sus sentimientos o ideas con un tono desgarrado. Este apartado incluye los poemas metafísicos, morales, religiosos, y amorosos. Los primeros son composiciones de tono ascético, reflexiones sobre el sentido de la vida, la muerte, el paso del tiempo. Los poemas morales plantean temas como el poder o la fortuna, desde una perspectiva estoica, y en ellos predomina el tono pesimista y desengañado. En las composiciones amorosas Quevedo logra una hondura extraordinaria. Destacan los poemas del ciclo dedicado a Lisi.
- La poesía como juego de ingenio se da en los poemas satíricos, en los que predomina el gusto por la experimentación lingüística. Esta poesía muestra una visión crítica de la sociedad desde una perspectiva burlesca muy típica de Quevedo. Los temas que trata son muy variados, aparecen médicos, jueces, etc., y sobre todo Góngora.
Estilo de la poesía de Quevedo
Tiende al conceptismo, ya que pretende sorprender mediante la asociación nueva de conceptos. Entre los rasgos típicos de la poesía de Quevedo podemos señalar los siguientes:
- Las metáforas originalísimas, embellecedoras o deformadoras; personificando objetos y cosificadoras de seres humanos.
- La creación de nuevas palabras, a veces derivadas o compuestas.
- El uso especial de las categorías gramaticales.
- Los abundantes juegos de palabras conceptistas, muchas veces basados en la hipérbole o exageración, en antítesis, paradojas y polisemias.