-Acto I:
Don Juan, un joven noble español desterrado en Nápoles, tras seducir a la duquesa Isabela, suplantando la identidad de su novio, es descubierto, pero consigue escapar sin ser conocido, con la complicidad de su tío.
De regreso a España, el barco en el que viajaba, naufraga, y en las costas de Tarragona, Don Juan vuelve a seducir a una doncella, en este caso, una humilde pescadora llamada Tisbea, bajo promesa de matrimonio.
Una vez que ha gozado de ella, la abandona y vuelve a Sevilla.
-Acto II:
El Rey de Castilla, que ya se ha enterado del incidente ocurrido en Nápoles, pretende aplacar los ánimos de las víctimas, casando a la Duquesa con Don Juan, y al Duque Octavio, el novio engañado, con Doña Ana de Ulloa, hija del Comendador de Calatrava.
Estando Don Juan ya en Sevilla, sucede, que Doña Ana, hace llegar un papel a su primo por medio de Don Juan, para que la rapte y la despose; Don Juan, amigo del Marqués, le traiciona y repite el engaño de Nápoles, pero es descubierto por el Comendador. Don Juan lo mata, y consigue hacer aparecer al Marqués como culpable. Acto seguido huye hacia Dos Hermanas, donde tiene lugar una boda de aldeanos, Arminta y Batricio.
-Acto III:
Con otro engaño Don Juan convence a Batricio de que Arminta es amante del propio Don Juan desde hace tiempo, y bajo promesa de matrimonio y, con la aprobación del padre de Arminta, la seduce y abandona. Entre tanto, la Duquesa Isabela y la pescadora llegan a Sevilla, tras haber descubierto la argucia de Don Juan; el Duque Octavio y el Marqués claman venganza. Marisa ya veras que primos y se bajan este.
El Rey ya ha decidido una solución, pero Don Juan, en Sevilla, sigue haciendo de las suyas: entra en una iglesia, se burla de la Estatua del Comendador ante su sepulcro, y la invita a cenar. La Estatua acepta la invitación y se presenta en la posada, donde requiere a Don Juan que a su vez vaya a cenar a la iglesia. Don Juan acepta el reto y al día siguiente, en vez de asistir a las bodas preparadas por el Rey, cumple su palabra y devuelve la visita al Comendador.
-Personajes principales
Don Juan Tenorio (Hijo)
Don Juan Tenorio, hombre de la nobleza de pensamientos impuros. Aunque hay varios aspectos de este personaje, hay dos cosas en su carácter que llaman la atención. Primero, engaña a las mujeres para seducirlas. Esencialmente las deja sin honor y sin otras posibilidades salvo casarse con otro (pero sin la virginidad) o entrarse en un convento. El segundo aspecto es que a él no le importa que Dios vaya a castigarle. Las dos acciones demuestran la falta de honor personal y respeto para las reglas morales y de la sociedad. Don Juan tiene un temperamento rebelde que se niega a seguir un mínimo de orden en su vida. El mundo de Don Juan es él fuera de ello no existe nada más que su voluntad, su soberbia, y su orgullo, demostrando que los sentimientos de otras personas no valen para él y no le importan.
El rey de Castilla
Gobernador de los personajes que intervienen y a migo del padre de Juan Tenorio. Es la persona que ordena los casamientos y también la que condena los diversos críMenes.
Don Juan Tenorio (Padre)
Es un hombre mayor, padre de Don Juan que se siente avergonzado de lo malvado que es su hijo y admiten que lo condenen para que Dios no le tenga en cuenta las acciones de su hijo.
Catalinón:
Personaje que acompaña a Don Juan durante casi toda la obra y esta al servicio de este. Fue él quien le recomendó a Don Juan no asistir a la cena de su muerte y el que informó de los acontecimientos al rey.
El Duque Octavio:
Personaje condenado injustamente por las acciones de Don Juan ante Isabela, mujer a la que ama.
El Marqués de la Mota:
Personaje que llega para casarse con Ana de Ulloa, esta le cita en su casa y cuando va acompañado de Don Juan este la deshonra y mata a su padre, acciones por las que culpan al Marqués.
Don Gonzalo de Ulloa
Es el padre de Doña Ana que fue asesinado por Don Juan y que vuelve tras morir a por este matándole finalmente en el nombre de Dios.
Tisbea:
Joven moza que salva a Don Juan de las aguas del mar y este se lo agradece gonzándola y deshonrándola.
-Personajes secundarios:
-La Duquesa Isabela: Es una señorita enamorada que fue engañada por Don Juan al querer ella consumar el su amor con el Duque Octavio.
-Don Pedro Tenorio: Embajador de España y tío de Don Juan. Es una persona de la ley pero a pesar de esto deja escapar a su sobrino echándole y culpando a otro por la burla del mismo pero como es una persona justa deja escapar al culpado.
-El Rey de Nápoles: Un hombre justo que al final pone justicia casando a las burladas con sus amores. Solo confía en Don Pedro Tenorio.
-Tisbea: Pescadora que no creía en el amor y se burlaba de los hombres. Termina siendo burlada por Don Juan, se hunde en una tristeza inmensa y trata de quitarse la vida.
-Aminta: Pescadora y esposa de Patricio. Fue engañada por Don Juan cuando este le dice que Patricio desistíó del matrimonio y que él será su esposo. Ella ingenua cree hasta el final que es la prometida de Don Juan.
-Gaseno: Labrador y padre de Aminta. Es engañado por Don Juan cuando este le promete casarse con su hija.
-Patricio: Labrador que desposa a Aminta y luego por mentiras de Don Juan la abandona creyendo que ella se le había entregado a Don Juan.
-Doña Ana: Prima del Marqués de la Mota e hija del Comendador Don Gonzalo de Ulloa. Fue la única mujer que no fue engañada por Don Juan ya que ella si pudo reconocer que este no era su amor.
-Don Diego Tenorio: Padre de Don Juan, hermano de Don Pedro y el hombre de confianza del rey.
-Coridón y Anfriso: Pescadores de las aguas en las que casi se ahoga Don Juan.
-Fabio y Ripio: Criados, respectivamente de la Duquesa Isabela y el Duque Octavio.
-Belisa: Amiga de Aminta.
Tirso de Molina [fray Gabriel Téllez]:
(Madrid, h. 1584-Almazán, España, 1648) Dramaturgo español. Su biografía es un tanto incierta. Se le ha querido identificar como hijo bastardo del duque de Osuna, aunque no está probado. De lo único que se tiene noticia cierta es de sus movimientos: se ordenó en 1601 en el convento de Guadalajara, y entre 1616 y 1618 vivíó en Santo Domingo. Dos años después de su vuelta, fue condenado a destierro por la Junta de Reformación, acusado de escribir comedias profanas que podían considerarse amorales. En 1626 terminó el destierro y fue nombrado comendador del convento de Trujillo, aunque acabó, de nuevo por causa de su obra literaria, confinado en el convento de Cuenca. Sin embargo, en 1632 fue designado cronista general de la Orden de la Merced. Los últimos años de su vida los pasó como comendador del convento soriano de Almazán, donde murió. Su producción literaria es amplia y abarca diversos géneros. Como religioso, escribíó autos sacramentales, comedias hagiográficas y piezas bíblicas. Entre sus obras profanas se encuentran numerosas comedias construidas a partir de leyendas y tradiciones castellanas, entre las que cabe distinguir las comedias de carácter (Marta la piadosa o El vergonzoso en palacio) y las de intriga (La villana de Vallecas, Desde Toledo a Madrid, Por el sótano y el torno y Don Gil de las calzas verdes). Fueron publicadas en cinco partes entre los años 1627 y 1636, sin incluirse, sin embargo, una de sus obras más importantes, El burlador de Sevilla y convidado de piedra, con la que se consolidó de forma definitiva el mito de Don Juan en la tradición literaria española, así como El condenado por desconfiado, esta última de atribución no demostrada. Su teatro siguió el camino marcado por Lope de Vega, de quien Tirso toma el cetro, con una constante mezcla de humor y sentido trágico y sin regla fija para la unidad de tiempo y lugar. Se distingue de Lope por la profundidad psicológica que supo dar a sus personajes, en especial los femeninos, a quienes parecía conocer bien, quizá por su actividad de confesor, y que ocupan un lugar importante en su obra. Escribíó también dos obras en prosa de estructura novelada: Los cigarrales de Toledo y Deleitar aprovechando.
Corrientes literarias:
La obra de Tirso es mucho más barroca, inserta en la tradición de exageración de adornos y verso florido. Los personajes son complejos y representan tendencias extremas de los seres humanos, como el desinterés religioso y la capacidad de abuso de don
Juan. Por otro lado, es muy claro cómo se rompen las unidades dramáticas clásicas, un rasgo típico del Barroco. Si bien hay una acción dramática única identificable, esa acción se desarrolla en diferentes lugares, Nápoles, Tarragona, Sevilla… Y en tres jornadas diferentes.
Zorrilla tampoco respeta las tres unidades. Podemos ver por ejemplo que la unidad de acción no existe, porque existen dos acciones dramáticas paralelas: la primera gira en torno a la apuesta y a la consecución de la misma, y la segunda gira en torno a la salvación de don Juan. Además no hay unidad de tiempo, pues la acción se lleva a cabo en dos jornadas, separadas por cinco años. Los lugares también varían: taberna, convento, cementerio, etc.
Pero esto no significa que la obra de Zorrilla pertenezca a la corriente del Barroco. En realidad Don Juan Tenorio es una típica representante del Romanticismo. Una de sus carácterísticas es el afán de trasgresión, de tal modo que se mezclan géneros cómicos y trágicos. Esta obra, al principio, no parece tener un gran carácter trágico, pero al final alcanza su mayor esplendor. Además, sitúa la acción en ambientes alejados en el tiempo. Otros elementos ROMánticos de la obra son la Luna, en el famoso pasaje de “No es verdad ángel de amor…”, como símbolo del Romanticismo, el convento como lugar misterioso y sagrado, el mar, etc. Y no olvidemos que el protagonista al final de la obra se salva por amor, un amor que le gana a la muerte y a la perdición de las almas, un amor tan fuerte como los más famosos del teatro renacentista.
Un joven noble español llamado Don Juan Tenorio seduce en Nápoles a la duquesa Isabela haciéndose pasar por su novio, el duque Octavio, lo que ella descubre al querer alumbrarle con el farol. Tras esto, en la huida va a parar a la habitación del Rey, quien encarga al guardia Don Pedro Tenorio (pariente del protagonista) que atrape al hombre que ha deshonrado a la joven. Al entrar Don Pedro en la habitación y descubrir que el burlador es su sobrino, decide escucharle y ayudarle a escapar, alegando más tarde que no pudo alcanzarlo debido a su agilidad al saltar desde la habitación a los jardines.
Tras esto, Don Juan viaja a España y naufraga en la costa de Tarragona; Catalinón (su criado) consigue llevarlo hasta la orilla, donde les aguarda la pescadora Tisbea, que ha oído su grito de socorro. Tisbea manda a Catalinón a buscar a los pescadores a un lugar no muy lejano y en el tiempo que están ellos solos Don Juan la seduce y esa misma noche la goza en su cabaña, de la que más tarde huirá con las dos yeguas que Tisbea había criado.
Cuando Don Juan y Catalinón regresan a Sevilla, el escándalo de Nápoles llega a oídos del rey Alfonso XI, quien busca solucionarlo comprometíéndolo con Isabela (el padre de Don Juan trabaja para el rey). Mientras, Don Juan se encuentra con su conocido, el Marqués de la Mota, el cual le habla sobre su amada, doña Ana de Ulloa, tras hablar de burlas, “ranas” y mujeres en todos los aspectos; y como el Marqués de la Mota dice de Ana que es la más bella sevillana llegada desde Lisboa, Don Juan tiene la imperiosa necesidad de gozarla y, afortunadamente para él, recibe la carta destinada al Marqués, al que luego informará de la cita pero con un retraso de una hora para así él gozar a Ana. Por la noticia de la carta de Ana de Ulloa, Mota le ofrece una burla a Don Juan, para lo cual éste ha de llevar la capa del Marqués, que se la presta sin saber que la burla no iba a ser la estipulada, sino la deshonra de Ana al estilo de la de Isabela.
Don Juan consigue engañar a la dama, pero es descubierto por el padre de esta, Don Gonzalo de Ulloa, con quien se enfrenta en un combate en el que Don Gonzalo muere. Entonces Don Juan huye en dirección a Lebrija.
Mientras se encuentra lejos de Sevilla, lleva a cabo otra burla, interponiéndose en el matrimonio de dos plebeyos, Aminta y Batricio, a los que engaña hábilmente: en la noche de bodas, Don Juan llega a parecer interesado en un casamiento con Aminta, quien lo cree y se deja poseer.
Don Juan vuelve a Sevilla, donde se topa con la tumba de Don Gonzalo y se burla del difunto, invitándole a cenar. Sin embargo, la estatua de éste llega a la cita («el convidado de piedra») cuando realmente nadie esperaba que un muerto fuera a hacer cosa semejante. Luego, el mismo Don Gonzalo convida a Don Juan y a su lacayo Catalinón a cenar a su capilla, y Don Juan acepta la invitación acudiendo al día siguiente. Allí, la estatua de Don Gonzalo de Ulloa se venga arrastrándolo a los infiernos sin darle tiempo para el perdón de los pecados de su “Tan largo me lo fiais”, famosa frase del Burlador que significa que la muerte y el castigo de Dios están muy lejanos y que por el momento no le preocupa la salvación de su alma.
Tras esto se recupera la honra de todas aquellas mujeres que habían sido deshonradas, y puesto que no hay causa de deshonra, todas ellas pueden casarse con sus pretendientes.