Prosa en el Siglo XVII: Auge y Diversificación de la Novela
El siglo XVII marca un hito en la literatura española con la consolidación de la novela moderna, caracterizada por su realismo y profundidad psicológica. Miguel de Cervantes, con su obra cumbre El Quijote, alcanza la plenitud en este género. La obra, que inicialmente se presenta como una parodia, evoluciona hasta convertirse en un reflejo de la España de la época. Cervantes introduce innovaciones técnicas, como la transición de un narrador omnisciente a una ficción histórica, ocultando bajo una narrativa aparentemente sencilla una gran complejidad.
La Novela Corta Italiana y su Influencia
Cervantes también inaugura la novela corta en España con sus Novelas Ejemplares, inspiradas en el modelo italiano, pero adaptadas al ambiente cortesano español. Estos relatos breves, protagonizados por personajes de la alta sociedad (damas, galanes, soldados), se desarrollan en grandes ciudades.
El Resurgimiento de la Novela Picaresca
Tras un período de silencio de cincuenta años después de El Lazarillo de Tormes, la novela picaresca resurge con fuerza. Autores como Francisco de Quevedo cultivan este género, aunque con diferencias significativas respecto a la obra precursora. Quevedo, por ejemplo, destaca por su capacidad para describir lo grotesco, pero sin mostrar empatía hacia sus personajes.
El Relato Lucianesco: Sátira y Desintegración del Género Picaresco
El relato lucianesco surge como una derivación de la novela picaresca, caracterizado por una serie de escenas satíricas y caricaturescas, a menudo presentadas como una colección de casos.
La Novela Pastoril: Idealismo y Estética Neoplatónica
La novela pastoril, un subgénero narrativo épico configurado durante el Renacimiento, se caracteriza por su contenido idealizante y su estética neoplatónica. Narra las desventuras amorosas de pastores idealizados en un entorno natural idílico.
La Novela Bizantina: Aventuras y Didactismo
La novela bizantina, un relato de aventuras que tuvo gran auge con autores como Lope de Vega y Cervantes, evoluciona hacia una finalidad didáctica o doctrinal. Típicamente, narra la historia de dos jóvenes enamorados que se ven separados y deben emprender un largo viaje lleno de peligrosas aventuras para reencontrarse.
La Dorotea: El Último Vestigio del Género Celestinesco
Aunque el género celestinesco prácticamente desaparece en el siglo XVII, La Dorotea de Lope de Vega representa un último destello. Esta novela dialogada presenta similitudes con La Celestina, mostrando a jóvenes que dedican su tiempo a recitar, debatir sobre la lengua y comparar sus vidas con los grandes mitos, mientras se ven envueltos en situaciones de prostitución y engaño.
Otros Géneros en Prosa
- Prosa didáctica: Busca la perfección del ser humano y la reforma social a través del diálogo y la exposición de ideas. Sebastián Covarrubias es un autor destacado.
- Prosa histórica: Se centra en sucesos particulares, crónicas locales y biografías. Destacan los cronistas de Indias, como el Inca Garcilaso de la Vega, y autores como Sánchez Alonso, valorados por la calidad estética de su prosa.
- Diálogos misceláneos: Recopilan advertencias morales y a menudo incluyen poemas u otros trabajos del autor.
- Textos costumbristas: Resultado de la desintegración de la novela, presentan una crítica a las actitudes de los personajes. Juan de Zabaleta destaca por su prosa concisa y precisa.
Épica Medieval Española: Leyendas y el Cantar de Mio Cid
Leyendas Épicas
- Los Siete Infantes de Lara: Relato casi completamente ficticio que narra rencillas familiares, traiciones y venganzas, incluyendo la pasión amorosa de una doncella por un rehén. La acción se sitúa en un contexto histórico-político real.
- La Condesa Traidora: Narra los infortunios del conde Garci Fernández, incluyendo el adulterio de su primera esposa, una venganza y la traición de su segunda esposa, que le cuesta la vida.
- El Romanz del Infant García: Relata la muerte del último conde de Castilla en León.
El Cantar de Mio Cid: Realismo, Mesura y Honor
El Cantar de Mio Cid se distingue por su optimismo, realismo y mesura. Presenta una conciencia de la realidad material, mostrando la necesidad de ganarse la vida, y un cuidadoso retrato psicológico de los personajes. La obra se caracteriza por una mesura narrativa, donde los personajes actúan de forma verosímil.
A diferencia de otras obras épicas de la época, que presentaban venganzas sangrientas, el Cid busca una venganza judicial que no implica la muerte. El tema central del poema es el honor del Cid, y la estructura se basa en la pérdida y recuperación de este honor (pérdida: destierro; recuperación: conquista de Valencia y perdón del rey).
La ironía juega un papel importante en la estructura, ya que en los momentos clave las intenciones de los personajes fallan, produciendo resultados opuestos a los deseados. El contraste es un factor constante en la obra, presente en los personajes, en los desastres iniciales y en el triunfo final.
El poeta expresa sus opiniones sobre los personajes de forma sutil, pero evidente. La repetición de frases, tanto exactas como con variantes, es un recurso que evidencia el componente oral de la obra.